habitantes del mundo abandona su hogar contra su voluntad
millones de desplazados forzosos en 2019
el porcentaje que Espa?a registra de los nuevos solicitantes de asilo
34 a?os | Caracas, Venezuela
Residente en Espa?a por razones humanitarias
Dos delincuentes le pegaron un tiro al jugador profesional de tenis de mesa Efra¨ªn Ca?izales a la salida de un banco en Caracas (Venezuela) en 2015. Quer¨ªan el dinero que acababa de sacar y la moto que ten¨ªa aparcada. Y las dos cosas se llevaron.
Uno de los choros (ladrones) temi¨® que les identificaran y, alterado, dispar¨® a los pies de este venezolano de 34 a?os, que se revolv¨ªa en el suelo junto a su bast¨®n. La bala no le alcanz¨®.
El atraco y un robo posterior de 400 euros en su casa aceleraron la huida a Espa?a de este deportista que aspira a competir en los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio en 2021. Paral¨ªmpicos porque un accidente de coche en 2007 le inutiliz¨® la pierna izquierda. ¡°Vendimos el carro de mi mujer y mi camioneta y nos fuimos a Espa?a. Cre¨ªamos que el dinero que hab¨ªamos reunido [4.000 euros] era mucho y result¨® no ser nada¡±, cuenta Ca?izales en el colegio Batalla de Brunete, en Brunete (a 35 kil¨®metros al oeste de Madrid), donde ense?a tenis de mesa a ni?os y adultos del pueblo.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.
La experiencia de Ca?izales como deportista de ¨¦lite le acredita para dar clases. Amante de la competici¨®n, encontr¨® dificultades en Venezuela en algunas ocasiones. ¡°Tuve problemas con la Federaci¨®n Venezolana de Tenis de Mesa. Me apartaban de los torneos a pesar de ser yo el campe¨®n. Cuestiones pol¨ªticas. Corrupci¨®n¡±, relata vestido con ropa de marcas espec¨ªficas del deporte que practica. Ca?izales lleg¨® a Madrid junto a su mujer embarazada y su hijo de 11 a?os en julio de 2016. Venezuela ha perdido el 65% de su riqueza entre 2014 y 2019, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional. Este pa¨ªs caribe?o que entre 1920 y 1980 experiment¨® la mayor tasa de crecimiento de Latinoam¨¦rica cuenta con 4,5 millones de desplazados (refugiados, solicitantes de asilo o en situaci¨®n irregular), de acuerdo al informe 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019' que Acnur publica todos los a?os. ¡°Me llamaron para extorsionarme. Como era deportista profesional sal¨ªa en los medios de comunicaci¨®n. Pensaban que ten¨ªa dinero¡±, narra.
Una prima de su esposa instalada en el pueblo de al lado, Villanueva de la Ca?ada, les ayud¨® a asentarse en la zona. A los seis meses consigui¨® el trabajo que a¨²n conserva en la lavander¨ªa de una residencia con 80 discapacitados. Al poco tiempo pas¨® de ayudar a recoger las mesas de pimp¨®n del colegio a convertirse en entrenador de los chavales. No sin antes haber vendido arepas y empanadas a sus futuros alumnos y a los padres de estos. ¡°Todo lo he conseguido gracias al deporte¡±, cuenta. Ca?izales, que recibi¨® el permiso de residencia por razones humanitarias en agosto de 2019, ha formado en Madrid un equipo de s¨®ftbol (un deporte popular venezolano parecido al b¨¦isbol pero que se juega con una pelota m¨¢s grande y ligera).
Sophie Muller es la representante de Acnur en Espa?a. Criada en Montpelier (Francia), ocupa el m¨¢ximo cargo de la agencia para los refugiados desde el pasado octubre. Muller, que atiende por tel¨¦fono, explica por qu¨¦ Espa?a otorga permisos de residencia por razones humanitarias a los venezolanos. ¡°Fue una decisi¨®n pragm¨¢tica. El volumen de llegada de solicitantes de asilo de este pa¨ªs era tan grande que era la manera m¨¢s r¨¢pida de garantizar su protecci¨®n y de no ser devueltos¡±. El permiso de residencia y trabajo tiene un a?o de duraci¨®n y es renovable.
A Efra¨ªn Ca?izales le habr¨ªa gustado competir como refugiado bajo la bandera de Acnur en los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio 2021. Al conseguir el permiso de residencia no le va a ser posible. ¡°Es decisi¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional. Hay que entender que Espa?a ha decidido otorgar esta categor¨ªa a los venezolanos para agilizar su protecci¨®n¡±.
A Ca?izales le llaman profesor por la calle, los ni?os y los paisanos. ¡°Me gusta. Eso no se gana de la noche a la ma?ana¡±. Una se?al de respeto que a veces tiene que recordar a su hijo adolescente Breiner, cuando se comporta como lo que es. Al espa?olete, como le llama con cari?o por el acento local que adopt¨® a los pocos d¨ªa de instalarse en Brunete, le compara la vida de antes en el complicado barrio caraque?o de Artigas con la de ahora. ¡°All¨¢ en Venezuela los barrios son fuertes y peligrosos. Son barrios, barrios. T¨² no sabes lo que es la calle¡±, cuenta que le dice a su hijo. ¡°Me he codeado con gente muy mala¡±, explica este venezolano que curs¨® la carrera de Educaci¨®n F¨ªsica y la de Administraci¨®n, si bien no las termin¨®. ¡°No veas c¨®mo la gente del pueblo me respeta. Soy reconocible por c¨®mo camino y por lo que he logrado en el deporte¡±.
La familia de Efra¨ªn Ca?izales al completo.
Efra¨ªn con la moto que le robaron.
El equipo de s¨®ftbol que lidera Ca?izales.
En el patio del colegio Batalla de Brunete (Brunete, Madrid).
Breiner es buen estudiante y su padre, como todos los del mundo, solo quiere lo mejor para ¨¦l. ¡°Le gusta la educaci¨®n f¨ªsica y la computaci¨®n. Querr¨ªa mandarle a EE UU con una beca¡±, a?ade Ca?izales, que antes del accidente ten¨ªa un acuerdo con una universidad de Iowa (EE UU) para progresar en su carrera de jugador profesional de b¨¦isbol y jugar alg¨²n d¨ªa en la Major Baseball League (MBL). Su hijo practica este mismo deporte en Madrid. Los fines de semana Ca?izales entrena a un equipo de kicking ball (como el b¨¦isbol pero se juega con los pies) formado por mujeres. ¡°Mi esposa se viene conmigo a los partidos. Brenda estuvo conmigo cuatro meses a mi lado en el hospital tras el accidente de coche de 2007. Es la mujer que no me ha dejado nunca¡±, afirma este obstinado deportista, que ha habilitado una bici con un solo pedal para dar vueltas por Brunete.
Ca?izales no quiere volver a su pa¨ªs. Est¨¢ a gusto en ¡°su pueblo¡±. ¡°Claro que me gustar¨ªa ir a Venezuela. Pero una semana a la playa o a la casa del pueblo¡±, cuenta. ¡°Nos iba bien all¨ª. Hab¨ªamos alcanzado el nivel de vida que quer¨ªamos. Pero la situaci¨®n es dif¨ªcil. Algunos chicos de mi barrio a los que entren¨¦ se convirtieron en delincuentes. Esos mismos que robaron en mi casa¡±, describe este aficionado del Bar?a ¡ªpor Messi¡ª y del Atleti ¡ªpor ser rival del Madrid¡ª.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.
27 a?os | Ibb, Yemen
Refugiado que huy¨® de la guerra
El vuelo que tom¨® el refugiado yemen¨ª Ghazi Naser para abandonar su pa¨ªs hace dos a?os le cost¨® 700 d¨®lares, un 75% de la renta per c¨¢pita anual de este Estado de 29 millones de habitantes ubicado en el sur de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga. La tierra f¨¦rtil de Yemen es el lugar donde se libra desde 2015 una guerra subsidiaria (dos o m¨¢s potencias utilizan a un tercero en vez de enfrentarse directamente) entre Arabia Saud¨ª, que impuls¨® la llegada de un nuevo mandatario tras la deposici¨®n de Ali Abdal¨¢ Saleh en la Primavera ?rabe de 2011, e Ir¨¢n, que est¨¢ del lado de los rebeldes huthis, una minor¨ªa de origen chi¨ª. ¡°El problema no es la religi¨®n, sino el petr¨®leo, el dinero¡±, explica Naser, que no se posiciona ni con unos ni con otros y se limita a contar que ¡°de un d¨ªa para otro comenzaron los bombardeos, incluso en el estadio de f¨²tbol¡±. Cinco a?os despu¨¦s la cuenta asciende a 24,4 millones de yemen¨ªs que necesitan ayuda humanitaria, seg¨²n la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) para el Yemen.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.
Naser reside en Jerez de la Frontera (C¨¢diz) desde principios de 2019. El viaje comenz¨® hace dos a?os en su ciudad natal Ibb, donde cogi¨® un autob¨²s hasta la oriental Seiyun con el pretexto de ir a renovar el pasaporte. Tras 24 horas de camino y de riesgo se subi¨® a un avi¨®n con destino Jartum (Sud¨¢n), la primera de la decena de paradas que ten¨ªa por delante. Hoy vive en Jerez con el estatus de refugiado a la espera de reunir a su mujer e hijo de siete a?os, que aguardan para acudir desde Malasia.
El concepto t¨¦cnico se conoce como extensi¨®n familiar del derecho de asilo. Sophie Muller, representante de Acnur en Espa?a, se?ala la importancia de indicar con rigurosidad desde que una persona llega a Espa?a y pide asilo, quienes son sus familiares para facilitar los tr¨¢mites de reunificaci¨®n en el futuro. La protecci¨®n del asilo se puede hacer extensible al c¨®nyuge, a los hijos menores de edad y a dependientes. Cuando los hijos cumplen los 18 a?os, se valora la dependencia econ¨®mica para decidir sobre la reagrupaci¨®n, pero Acnur considera fundamental que se valore tambi¨¦n la dependencia afectiva.
Amparados por la ley, a¨²n enfrentan muchas dificultades burocr¨¢ticas porque intervienen distintas autoridades en un proceso que puede alargarse m¨¢s de un a?o. A esto se suma la dificultad de los refugiados para demostrar el parentesco cuando no cuentan con toda la documentaci¨®n que se requiere. ¡°En ocasiones se pide a los refugiados que presenten pruebas de ADN para demostrar los v¨ªnculos biol¨®gicos¡±, comenta Muller. Aprobada la solicitud, como en el caso de Naser, los costes del traslado los asumen los propios refugiados o las ONG con fondos gubernamentales.
Este activista por los Derechos Humanos cursaba Tercero de Derecho en la capital, San¨¢, cuando comenz¨® el conflicto. En los a?os anteriores hab¨ªa gestionado una web en la que denunciaba la corrupci¨®n del pa¨ªs y participado en varias manifestaciones en contra de la excesiva presencia de militares. ¡°Las milicias armadas me arrestaron. Dej¨¦ de pronunciarme por mi familia. Ten¨ªa miedo de que les pasara algo¡±, relata por tel¨¦fono Naser, ahora convertido en una especie de youtuber al montar un peque?o estudio en su casa para grabar v¨ªdeos en los que explica la situaci¨®n de Yemen a la comunidad ¨¢rabe.
Un selfi con su padre.
Con su madre, que vive en Malasia.
Con su hijo de siete a?os.
Ghazi Naser con uno de sus mejores amigos, que murio asesinado en Yemen.
El estudio que ha montado en su casa.
En una protesta en Yemen.
¡°Todo el mundo tiene all¨ª un arma ahora. Puedes ir a la tienda a comprar y no volver. No hay Gobierno¡±, afirma Naser, que antes de huir perdi¨® a un amigo que sali¨® a hacer un recado. Seg¨²n la OCHA, 20.000 civiles han muerto en esta guerra. 3,6 millones han abandonado sus casas, seg¨²n Acnur.
Yemen, territorio donde se ubicaba el preisl¨¢mico reino de Saba, casi toca con el cuerno de ?frica: 28,5 kil¨®metros de mar Rojo lo separan de Yibuti. En esa misma regi¨®n, golpeada por el hambre y la guerra, se encuentran Etiop¨ªa, Eritrea y Somalia. Parad¨®jicamente, Yemen cuenta con 255.343 refugiados y solicitantes de asilo somal¨ªs (el 90,5% del total). ¡°Se trata de una regi¨®n que sufre inestabilidad desde hace 20 a?os¡±, afirma Muller, que ha trabajado en contextos complicados tambi¨¦n como en Burundi, un Estado que iniciaba el retorno de sus desplazados por la guerra desde Tanzania y que aun as¨ª acog¨ªa a refugiados del Congo. Muller habla con frecuencia de regiones en lugar de Estados y advierte: ¡°Cuando un pa¨ªs est¨¢ desbordado se debilita la regi¨®n entera, en ocasiones hasta el punto de afectar al propio sistema de protecci¨®n y de derechos sociales que tiene ese Estado con sus ciudadanos¡±. Un ejemplo: L¨ªbano cuenta con un refugiado por cada siete libaneses.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.
El padre de Naser, hoy exiliado con su mujer, su nuera y su nieto en Malasia, era un hombre de negocios en Ibb. Ten¨ªa una inmobiliaria y una agencia de viajes, que vendi¨® cuando el aeropuerto se cerr¨® por la guerra. Para costear la salida de sus hijos, este yemen¨ª de 55 a?os vendi¨® una de las cuatro viviendas que pose¨ªa. El hermano mediano de Naser es el que m¨¢s lejos est¨¢. Trabaja en el manejo de una gr¨²a en Michigan (EE UU). El menor de los tres, que lleg¨® a Espa?a seis meses despu¨¦s de Naser, vive en Murcia. ¡°Todav¨ªa tengo alg¨²n problema con el idioma pero me siento como en mi pa¨ªs. La gente es amable¡±, afirma Naser, que habla un ingl¨¦s salpicado de expresiones en espa?ol de las que est¨¢ cansado de usar, como estado de alarma o petr¨®leo. La primera explica casi todo en el ¨²ltimo trimestre; la segunda, en el ¨²ltimo siglo.
Antioquia, Colombia
Desplazada interna en Colombia/Refugiada en Espa?a
El Ej¨¦rcito colombiano, al que Luisa Mar¨ªa ¨Cnombre ficticio¨C hab¨ªa denunciado por raptos y asesinatos, era el que ir¨®nicamente le brindaba protecci¨®n en la puerta de su casa para evitar represalias. Esta campesina pr¨®xima a cumplir 60 a?os nacida en la zona boscosa de Antioquia (noroeste de Colombia) acusaba a algunos miembros de las fuerzas estatales de reclutar a gente pobre y desvalida para ejecutarlos y hacerlos pasar por bajas en combate de miembros de grupos ilegales, lo que se conoce como falsos positivos. Una manera que ten¨ªa el Ej¨¦rcito de conseguir gratificaciones en el conflicto armado contra la guerrilla que comenz¨® en 1960 y que ahora llega a su fin con los Acuerdos de Paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Amenazada por denunciar la instalaci¨®n de minas antipersona o la introducci¨®n de material de guerra en la zona, esta l¨ªder social sufri¨® un intento de asesinato en 2011. Los militares que la ten¨ªan que proteger se hab¨ªan marchado sospechosamente del lugar ese mediod¨ªa. ¡°Casi siempre pasa lo mismo. Se retira el Ej¨¦rcito y atacan los paramilitares¡±, narra. El caso lo lleva la fiscal¨ªa de Medell¨ªn. Los hechos no se han esclarecido.
Luisa Mar¨ªa huy¨® con su marido y sus tres hijos a la ma?ana siguiente. Un mes antes hab¨ªan asesinado al vicepresidente de la Junta de Acci¨®n Comunal, una organizaci¨®n democr¨¢tica que promueve el desarrollo econ¨®mico y social en estas zonas rurales a las que no llega el Estado. Luisa Mar¨ªa era la presidenta de esta Junta, afanada en mejorar las condiciones de vida de la zona para que no se fuera ¡°m¨¢s gente a las ciudades a vivir en la miseria¡±. Desde principios de 2010, un a?o antes del asesinato todav¨ªa impune del vicepresidente, esta mujer que lleg¨® a liderar a 2.500 vecinos cambiaba con frecuencia de ubicaci¨®n. ¡°Me iba al pueblo de al lado, a otras casas¡±, cuenta. El conflicto armado colombiano ha causado 262.197 muertes, seg¨²n un informe del Centro Nacional de Memoria Hist¨®rica colombiano. El caso del vicepresidente de la Junta est¨¢ en manos de la fiscal¨ªa especializada en Derechos Humanos de Bogot¨¢.
El Estado colombiano se encarg¨® de su cuidado a trav¨¦s de la Unidad Nacional de Protecci¨®n y la traslad¨® a Medell¨ªn, la capital de Antioquia, y m¨¢s tarde a Bogot¨¢. Ella y su familia se hab¨ªan convertido en lo que se conoce como desplazados internos. Los movimientos forzosos dentro de Colombia por conflictos o violencia ascendieron a 139.000 en 2019, seg¨²n el informe de Acnur. ¡°No pod¨ªamos aparecer en ning¨²n registro p¨²blico para que no nos encontraran. Nuestros tres hijos estaban sin escolarizar, ten¨ªamos que recurrir a m¨¦dicos privados¡±, explica por tel¨¦fono esta ingeniera forestal. Buscados a¨²n en Bogot¨¢, deciden salir.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.
Luisa Mar¨ªa y su familia abandonaron Colombia en 2013 gracias a un programa de protecci¨®n de Amnist¨ªa Internacional. Recalaron en Valencia y despu¨¦s se asentaron en un pueblo peque?o en otro lugar de la geograf¨ªa espa?ola. Al poco de llegar accedi¨® a un puesto en el castillo del municipio, que dej¨® por una lesi¨®n en la rodilla, y desde hace dos a?os regenta un colmado. Su marido cuida de un reba?o de vacas en una finca y sus dos hijas mayores, ya en la veintena, estudian en la capital de la provincia.
Luisa Maria oculta su identidad porque sigue amenazada.
Una lesi¨®n de rodilla le obligo a abandonar su puesto de administrativa.
Tras su accidente, Luisa Mar¨ªa regenta una tienda de comestibles.
La colombiana, en el interior de su colmado.
La representante de Acnur en Espa?a, Sophie Muller, explica por qu¨¦ los desplazados internos se mantienen en un segundo plano o trascienden menos que los refugiados. ¡°Al no tener consecuencias inmediatas en los pa¨ªses de la regi¨®n se quedan un poco en el olvido de la atenci¨®n internacional¡±. Y a?ade: ¡°Algunos reciben protecci¨®n nacional y se mueven de un lado para otro. Es un problema de derechos humanos, con v¨ªnculos pol¨ªticos y econ¨®micos importantes. Las consecuencias para el sistema de protecci¨®n del Estado hacia sus ciudadanos hacen que personas necesitan moverse de un lado para otro¡±. Colombia, con un problema de desplazados internos acuciante, es sin embargo el segundo pa¨ªs del mundo que m¨¢s refugiados acoge: 1,8 millones, en su mayor¨ªa procedentes de la vecina Venezuela, seg¨²n el ¨²ltimo informe de Acnur.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.
Algunos de los desplazados forzosos como Luisa Mar¨ªa se instalan en Espa?a, que aglutin¨® el 6% de las nuevas solicitudes de asilo el a?o pasado. ¡°Amnist¨ªa Internacional nos ofreci¨® trasladarnos a Pa¨ªses Bajos o Canad¨¢. Pero preferimos Espa?a por el idioma y la cultura¡±, cuenta esta colombiana. Luisa Mar¨ªa solicit¨® la nacionalidad espa?ola en marzo de 2018, pero a¨²n est¨¢ en tr¨¢mite.
¡°Una vez ac¨¢ nuestra intenci¨®n era no perder la identidad campesina¡±, a?ade esta ingeniera forestal, que estudi¨® a distancia en la Universidad de Medell¨ªn. Un d¨ªa entero le llevaba cada vez que ten¨ªa que asistir a una clase presencial. La carretera m¨¢s cercana en la que tomar un transporte motorizado se encontraba a tres horas a caballo de su casa. Entusiasta al tel¨¦fono, Luisa Mar¨ªa extra?a su tierra, a sus vecinos. ¡°A lo mejor ¨¦ramos 40 o 50 apellidos diferentes pero nos comport¨¢bamos como una familia. Resistimos mucho porque somos muy comunitarios¡±, afirma. En esa zona de clima h¨²medo tropical cultivaban ma¨ªz, yuca, caf¨¦, frijol¡ Todo para todos. En el pueblo de Espa?a en el que residen siembran lechugas, tomates, cebollas... Por suerte le encanta el gazpacho, o esa ¡°sopa fr¨ªa¡± como le gusta decir por lo inusual que le resultaba al principio.
Acnur cuenta con programas de acompa?amiento a refugiados que quieren retornar a sus pa¨ªses de origen y brinda protecci¨®n a ap¨¢tridas, que no tienen acceso a una nacionalidad por ley
La vuelta de refugiados a sus pa¨ªses que abandonaron de manera forzosa es complicada. 317.200 retornaron el a?o pasado, seg¨²n el informe de Acnur. Sophie Muller, representante de la Agencia en Espa?a, apunta la falta de estabilidad de los pa¨ªses de origen. ¡°Primero se necesita seguridad f¨ªsica. Pero luego es necesaria una seguridad econ¨®mica y que se cumplan los derechos sociales¡±. Y hace un llamamiento. ¡°El sector privado se tiene que involucrar. Cuanto m¨¢s apoye las causas humanitarias m¨¢s paz habr¨¢ y por lo tanto ser¨¢ m¨¢s beneficioso econ¨®micamente para ellos¡±.
Muller trabaj¨® en Burundi durante tres a?os en un programa para ayudar a retornar a refugiados que se hab¨ªan exiliado en Tanzania por la guerra. La problem¨¢tica de la zona, con muchos desplazados congole?os que recalaban precisamente en Burundi, complic¨® el retorno de los burundianos. ¡°Acompa?ar y guiar ha sido una funci¨®n tradicional de Acnur. Algunos no pudieron integrarse por el debilitamiento del pa¨ªs¡±.
Sophie Muller, representante de Acnur en Espa?a.
La nacionalidad otorga protecci¨®n. Justo lo que los ap¨¢tridas no tienen. ¡°Esta situaci¨®n a veces acarrea la falta de acceso a otros derechos como la educaci¨®n, la protecci¨®n o una seguridad econ¨®mica. Frecuentemente hay cierta persecuci¨®n¡±, afirma Muller. Seg¨²n el informe de Acnur de 2019, 754.500 ap¨¢tridas consiguieron una nacionalidad en la ¨²ltima d¨¦cada.
Acnur describe la razones por las que se puede ser ap¨¢trida: discriminaci¨®n contra determinados grupos ¨¦tnicos o religiosos (algunas minor¨ªas encuentran problemas para demostrar su vinculaci¨®n con el pa¨ªs, como en el caso de los albaneses residentes en Macedonia del Norte); motivos de g¨¦nero (las leyes de ciudadan¨ªa en algunos pa¨ªses discriminan a la mujer por lo que presentan un mayor riesgo de resultar ap¨¢tridas); aparici¨®n de nuevos Estados y transferencias de territorio entre los Estados existentes. La ap¨¢tridia debido a la disoluci¨®n de Estados afecta en Europa a 600.000 personas. Los Estados con m¨¢s ap¨¢tridas son Banglad¨¦s, Myanmar, Tailandia y Costa de Marfil. Este ¨²ltimo registr¨® 955.400 el a?o pasado.
Fuente: 'Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019', Acnur.