Tom¨¢s Harris, el esp¨ªa-pintor que reclut¨® a Garbo
Un documental e informes desclasificados del MI6 y del Gobierno Thatcher desmienten que el agente hispanobrit¨¢nico fuera un topo del KGB
Nunca nadie en Camp de Mar (Mallorca) sospech¨® que uno de sus elegantes vecinos, un pintor medio ingl¨¦s, medio espa?ol, rico, en¨¦rgico y persuasivo, con cierto aire enigm¨¢tico, pudiera ser protagonista del ¨¦xito m¨¢s trascendental del espionaje brit¨¢nico y, a la vez, de su mayor esc¨¢ndalo. La historia de Tom¨¢s Harris centra un documental, dirigido por Emili Manzano y Claire Roquigny, que se estren¨® el viernes en el festival Atl¨¤ntida (en Palma, y en streaming en Filmin). El filme, junto a los documentos recientemente desclasificados por el MI5 y MI6 y otros que hab¨ªan sido obviados, desm...
Nunca nadie en Camp de Mar (Mallorca) sospech¨® que uno de sus elegantes vecinos, un pintor medio ingl¨¦s, medio espa?ol, rico, en¨¦rgico y persuasivo, con cierto aire enigm¨¢tico, pudiera ser protagonista del ¨¦xito m¨¢s trascendental del espionaje brit¨¢nico y, a la vez, de su mayor esc¨¢ndalo. La historia de Tom¨¢s Harris centra un documental, dirigido por Emili Manzano y Claire Roquigny, que se estren¨® el viernes en el festival Atl¨¤ntida (en Palma, y en streaming en Filmin). El filme, junto a los documentos recientemente desclasificados por el MI5 y MI6 y otros que hab¨ªan sido obviados, desmiente que fuera un agente doble sovi¨¦tico, como a¨²n se mantiene hoy.
Tom¨¢s Harris Rodr¨ªguez (Londres, 1908-Llucmajor, Mallorca 1964) hered¨® la galer¨ªa londinense de anticuarios de su padre. Era un avispado olfateador de obras en casas de arist¨®cratas en apuros o de eclesi¨¢sticos espa?oles que, como ha estudiado Mar¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz, se prestaron a vender sin muchos escr¨²pulos tesoros patrimoniales, hoy en museos de Estados Unidos. Su dominio del espa?ol, su gusto por el arte (era experto en Goya) y el encanto de su mujer, Hilda, como anfitriona de cenas exquisitas en su casa de Chesterfield Gardens le dieron un perfil id¨®neo para que los cultos y sibaritas esp¨ªas que dirig¨ªan el MI5 brit¨¢nico, formados en Cambridge, pensaran en ¨¦l para la escuela de operaciones especiales Station 17 (1940), que fue acusada de ser un centro de tortura, y despu¨¦s, hasta 1945, para la Secci¨®n Ib¨¦rica.
?l fue quien capt¨® en Cascais (Portugal) a Joan Pujol, Garbo, el agente infiltrado en la Abwerh (inteligencia militar) nazi, con quien ide¨® la trama de desinformaci¨®n que permiti¨® el ¨¦xito del desembarco en Normand¨ªa. La Operaci¨®n Fortitude hubiera fracasado si el temple estrat¨¦gico de Harris (llegaron a inventar 27 agentes fantasma, cada uno de ellos con una biograf¨ªa veros¨ªmil) no hubiera atemperado la impulsividad de Pujol. Harris, adem¨¢s, conoc¨ªa a la perfecci¨®n el sistema Doble Cruz, aplicado de forma magistral por su amigo Ewen Montagu en 1943, cuando hizo creer a los alemanes que los aliados preparaban un desembarco en Grecia y no en Sicilia. Montagu ide¨® tambi¨¦n que el cad¨¢ver de un fallecido en Londres, vestido con uniforme de oficial de la Navy, apareciera flotando frente a la playa de La Bota, en Punta Umbr¨ªa (Huelva), con los planes falsos.
Pero, en 1951, estall¨® el esc¨¢ndalo. Los diplom¨¢ticos brit¨¢nicos Donald MacLean y Guy Burgess huyeron a la URSS, al ser identificados como topos de la NKVD sovi¨¦tica, mientras se acumulaban los indicios de que Kim Philby, introducido en el MI6 por Harris, era el ¡°tercer hombre¡±. Cuando los indicios fueron ya evidencias, Philby se fug¨® a Mosc¨², en 1963. Poco despu¨¦s, en abril de 1964, sir Anthony Blunt, un respetado historiador del arte, pariente de la Reina y asesor de sus colecciones, confes¨® su traici¨®n, aunque no se hiciera p¨²blica hasta 1979, cuando Margaret Thatcher, contraria a la inmunidad concedida a cambio de su colaboraci¨®n, lo desenmascar¨® en el Parlamento.
Blunt hab¨ªa dicho que ¡°una muerte¡± le hab¨ªa liberado de las lealtades que le imped¨ªan confesar. Algunos diarios infirieron que esa muerte de la que hablaba Blunt era la de Harris, y alimentaron la idea de que los sovi¨¦ticos lo hab¨ªan asesinado para que no desvelara sus secretos. Era plausible, porque el Citro?n de Harris y Hilda se estrell¨® contra un almendro en Mallorca a las tres de la tarde del 27 de enero de 1964 en una carretera solitaria sin curvas. ?l muri¨® y ella result¨® ilesa. De nada sirvi¨® que un amigo dijera que los Harris, muy celosos, beb¨ªan demasiado y manten¨ªan violentas discusiones. Ni tampoco que, en 1991, Yuri Modin, el antiguo enlace sovi¨¦tico en Londres, confirmara que el quinto topo era en realidad John Cairncross.
En los documentos de los servicios secretos se constata que, tras la fuga de Burgess y MacLean, Harris fue interrogado dos veces. El hecho de que hubiera pagado el colegio de un hijo de Philby y le hubiera prestado un dinero nunca recuperado hizo recaer sobre ¨¦l la sospecha de que era el pagador de Mosc¨² en Londres, gracias al comercio de obras requisadas en la guerra espa?ola. Flora Solomon, amiga del grupo, hab¨ªa alertado de que Philby, cuando escrib¨ªa para The Times en 1937 en el bando franquista, la hab¨ªa intentado captar como agente sovi¨¦tica. ¡°Intuyo que Harris es m¨¢s que un amigo de Philby desde los treinta¡±, dijo.
Diarios de posguerra
En el documental se muestra el escrito en que Harris propone infiltrar a Garbo en los servicios secretos de Alemania del Este, propuesta vetada por Philby y filtrada por Blunt. O los montajes para proteger la vida de Garbo, traslad¨¢ndolo a Angola, donde simul¨® su muerte por malaria, y a Venezuela, hasta que fue descubierto por el periodista Nigel West.
Los diarios de posguerra del agente de la inteligencia brit¨¢nica Guy Liddell, liberados recientemente, muestran que, tras conocerse la fuga de Burgess y MacLean, el Secret Intelligence Service (SIS) inform¨® de que Aileen, la mujer de Philby, hab¨ªa insinuado que Harris trabajaba para la causa comunista. ¡°Tonter¨ªas¡±, concluy¨® Liddell. Sin embargo, Aileen, alertada por Flora Solomon, ya sospechaba que Philby era un agente doble, y el SIS tambi¨¦n: en su interrogatorio a Harris, este hab¨ªa comentado a Liddell una reuni¨®n en la Station 17 en la que Burgess y Philby hab¨ªan expuesto una propuesta para asesinar a Franco. Era f¨¢cil atar cabos: el SIS ten¨ªa en su poder, desde febrero de 1940, una grabaci¨®n en la que el desertor sovi¨¦tico Walter Krivitsky confesaba que en 1937 Stalin hab¨ªa ordenado el asesinato del general y que, para ejecutarlo, hab¨ªa sido enviado a Espa?a ¡°un joven periodista ingl¨¦s, de buena familia, idealista y fan¨¢tico antinazi¡±, amigo de un alto cargo del Foreign Office, pero que ¡°antes de que el plan madurara¡±, el supervisor del atentado, fue reclamado de vuelta por Mosc¨² ¡ªy fusilado en las purgas de 1938¡ª. El ¨²nico periodista de este perfil con acceso a Franco era, seg¨²n el SIS, Philby, quien no ejecut¨® el encargo por carecer del coraje y el adiestramiento necesarios. El diplom¨¢tico, tal vez pod¨ªa ser MacLean (a cargo de los asuntos de Espa?a).
En la transcripci¨®n de las pesquisas se palpa la incomodidad de Harris ante el dilema de traicionar la lealtad a sus amigos o a su pa¨ªs, sin contar con pruebas abrumadoras sobre asuntos relevantes para la seguridad nacional. Blunt hac¨ªa cr¨®nicas sobre las exposiciones de su galer¨ªa en Mallorca y le ayud¨® a vender un poussin redescubierto (Augusto y Cleopatra) a Canad¨¢ que result¨® falso, como otra docena m¨¢s.
En el dosier Blunt hay un nutrido apartado sobre Harris que no se ha dado a conocer. El secretario del Gabinete, Robert Armstrong, inform¨® en 1979 a Thatcher de que no hab¨ªa ¡°ninguna evidencia de que [Harris] fuera un esp¨ªa sovi¨¦tico y ninguna raz¨®n para poner en duda su lealtad a su pa¨ªs¡±. Tambi¨¦n se?al¨®: ¡°Blunt ha sido categ¨®rico y, como sabemos, la muerte de Harris no tiene que ver con su confesi¨®n¡±. El diputado conservador Brandon Rhys-Williams y el h¨¦roe de guerra Ewen Montagu solicitaron a la primera ministra una declaraci¨®n que limpiara el nombre de Harris. Thatcher lo hizo en los Comunes: ¡°Si alguien ¡ªdijo¡ª tiene alguna evidencia que respalde tales acusaciones, es su deber ponerlas en conocimiento de las autoridades para que puedan investigarlo. Deploro la forma en que algunos peri¨®dicos, sin tener en cuenta la angustia que pueden estar causando a los familiares sobrevivientes, han publicado acusaciones e insinuaciones no verificadas sobre personas que sirvieron a su pa¨ªs de manera leal y ya no est¨¢n vivas para poder defenderse¡±.
En los archivos del MI5 a¨²n quedan varios dosieres secretos sobre el caso. La prohibici¨®n de abrir su cerrojo expira en 2027.