De California a Ibiza: una odisea de m¨¢s de 10.000 millas n¨¢uticas durante la pandemia
El navegante brit¨¢nico Stuart Rogerson, de 72 a?os, vuelve a la isla tras un periplo de nueve meses en un trimar¨¢n de poco m¨¢s de nueve metros de eslora
Despu¨¦s de nueve meses y m¨¢s de 10.000 millas n¨¢uticas navegadas a vela desde California, el brit¨¢nico Stuart Rogerson, de 72 a?os, logr¨® el pasado viernes llegar a Ibiza tras haber surcado el Pac¨ªfico, atravesado el canal de Panam¨¢, tomado refugio durante la etapa m¨¢s dura de la pandemia en Key West (Florida), cruzado el Atl¨¢ntico y el estrecho de Gibraltar hasta cala d¡¯Hort, al sureste de la isla.
Rogerson tuvo su primer contacto con el mar con una escuela de windsurf durante los a?os setenta. En 1980 decidi¨® lanzarse a...
Despu¨¦s de nueve meses y m¨¢s de 10.000 millas n¨¢uticas navegadas a vela desde California, el brit¨¢nico Stuart Rogerson, de 72 a?os, logr¨® el pasado viernes llegar a Ibiza tras haber surcado el Pac¨ªfico, atravesado el canal de Panam¨¢, tomado refugio durante la etapa m¨¢s dura de la pandemia en Key West (Florida), cruzado el Atl¨¢ntico y el estrecho de Gibraltar hasta cala d¡¯Hort, al sureste de la isla.
Rogerson tuvo su primer contacto con el mar con una escuela de windsurf durante los a?os setenta. En 1980 decidi¨® lanzarse a la que ser¨ªa su primera traves¨ªa con la familia: saliendo de cala d¡¯Hort con su mujer y tres hijos, todos ellos menores de 6 a?os, para emprender un viaje que les llevar¨ªa a las islas Canarias, Brasil y a recorrer casi todo el Caribe a lo largo de dos a?os y medio. Este largo periplo fue el principio de su afici¨®n por el mar. Desde entonces navega con frecuencia, pero nunca hab¨ªa llevado a cabo una traves¨ªa tan larga como en esta ocasi¨®n.
La haza?a de Rogerson nace de una decepci¨®n. Desanimado por la p¨¦rdida del VSD ¨Dun trimar¨¢n de m¨¢s de 50 pies (15,5 metros) que en el a?o 2000 hab¨ªa restaurado junto con su hijo Zack¨D durante una tormenta en cala Llentrisca en el invierno de 2018, el marino empez¨® a buscar una alternativa, que pronto se convirti¨® en realidad: un peque?o trimar¨¢n de 30 pies (apenas 10 metros) llamado Nandi, que se encontraba en estado de abandono en la bah¨ªa de San Francisco, en California. Tras muchas llamadas y una b¨²squeda intensa para encontrar al due?o del barco, Rogerson cogi¨® un avi¨®n con destino a la ciudad californiana para negociar la compra y el rescate del viejo multicasco, dise?o del norteamericano Dick Newick, botado en 1980.
A lo largo del verano de 2019, tras meses de intenso trabajo, el Nandi fue restaurado. Finalmente, en noviembre, Rogerson pudo emprender el largo viaje de regreso a Ibiza. El veterano marino y su hijo Zack, de 40 a?os, zarparon desde San Francisco rumbo a San Diego. Ya en enero, y esta vez junto con Tristan, el hijo del antiguo due?o del barco, siguieron la aventura navegando hasta Acapulco, en M¨¦xico. Y desde all¨ª, Rogerson continu¨® su periplo, pero una meteorolog¨ªa adversa le oblig¨® a refugiarse en Cambutal, antes de poder llegar a Ciudad de Panam¨¢ para cruzar el canal, con la crisis del coronavirus avanzando por todo el mundo.
El Nandi fue el ¨²ltimo velero privado que logr¨® cruzar el canal antes de ser cerrado. Al pasar al otro lado hubo momentos complicados, ya que no pod¨ªa refugiarse en ning¨²n puerto por las restricciones de entrada. Rogerson y Tristan se vieron forzados a buscar un lugar donde poder ser acogidos y pasar la pandemia. Tras un intento en las islas Caim¨¢n, donde algunos amigos pudieron aprovisionarles de agua, combustible y comida, decidieron ir hasta Key West, en Florida, donde Tristan tendr¨ªa la opci¨®n de poder desembarcar y regresar a San Francisco para vivir los momentos m¨¢s duros de la crisis junto a su familia. Mientras tanto, Rogerson pas¨® m¨¢s de dos meses aislado a bordo del Nandi en una marina en Stock Island, junto a Cayo Hueso mientras sus hijos hac¨ªan las compras por tel¨¦fono desde el otro lado del Atl¨¢ntico, para que se las llevaran hasta el barco.
El 6 de mayo, con una nueva tripulante, Stuart pudo poner rumbo a Europa. La traves¨ªa contaba con una escala en Azores, pero a unas 400 millas el tim¨®n se rompi¨®. Con el apoyo de un velero holand¨¦s que llevaba su misma ruta, pudieron llegar a Horta, en la isla de Faial. All¨ª, durante tres semanas, pudo reparar el barco. Finalmente, acompa?ado de un amigo zarp¨® de Azores para el ¨²ltimo gran tramo del viaje. Pero justo al sur de Portugal el mal tiempo caus¨® de nuevo da?os al tim¨®n. Con ingeniosas reparaciones pudieron pasar el Estrecho de Gibraltar y llegar a Almer¨ªa para desde all¨ª poner rumbo a Ibiza donde logr¨® llegar el viernes.