Fotos con el pu?o en alto, con el brazo en alto
Gustavo Catal¨¢n Deus publica un libro con las im¨¢genes que tom¨® de momentos fundamentales de la Transici¨®n
Entre la imagen de Manuel Fraga, entonces embajador de Espa?a en el Reino Unido, caminando hacia la capilla ardiente de Franco, el 21 de noviembre de 1975 en Madrid, y la de un relajado expresidente del Gobierno Adolfo Su¨¢rez fum¨¢ndose un puro tras quitarse de encima el peso de La Moncloa y el de su partido, la UCD, en 1982, pasaron solo siete a?os de la historia de Espa?a, pero parece un siglo. Cambio de una dictadura a una monarqu¨ªa parlamentaria, un refer¨¦ndum de reforma democr¨¢tica, una constelaci¨®n de partidos pol¨ªticos, una Constituci¨®n, protestas en la calle, crisis econ¨®mica, un intent...
Entre la imagen de Manuel Fraga, entonces embajador de Espa?a en el Reino Unido, caminando hacia la capilla ardiente de Franco, el 21 de noviembre de 1975 en Madrid, y la de un relajado expresidente del Gobierno Adolfo Su¨¢rez fum¨¢ndose un puro tras quitarse de encima el peso de La Moncloa y el de su partido, la UCD, en 1982, pasaron solo siete a?os de la historia de Espa?a, pero parece un siglo. Cambio de una dictadura a una monarqu¨ªa parlamentaria, un refer¨¦ndum de reforma democr¨¢tica, una constelaci¨®n de partidos pol¨ªticos, una Constituci¨®n, protestas en la calle, crisis econ¨®mica, un intento de golpe de Estado o el terrorismo de ETA¡ De esos intensos a?os tom¨® buena nota con su c¨¢mara el fot¨®grafo Gustavo Catal¨¢n Deus (Madrid, 70 a?os), resumidos en el libro Una mirada atr¨¢s (editorial Almud). Son 75 im¨¢genes de sus a?os en la revista Posible, que fue varias veces secuestrada por la autoridad, y a partir de 1977 en el peri¨®dico Diario 16, de donde le llam¨® Miguel ?ngel Aguilar, entonces director, para que se incorporara. ¡°Es un testimonio gr¨¢fico que merece la pena porque re¨²ne a los protagonistas de aquellos tiempos¡±, dice Catal¨¢n Deus por tel¨¦fono.
En las fotograf¨ªas de la Transici¨®n que ha escogido de su archivo llama la atenci¨®n la proliferaci¨®n de brazos en alto, el saludo franquista, y de pu?os en alto, ya fueran para despedirse del dictador o recordarlo, para protestar en una manifestaci¨®n, saludar a la salida de la c¨¢rcel o reclamar derechos laborales en una empresa. ¡°No hab¨ªa un d¨ªa en Madrid que no sucediese algo, ya fuera legal o no, como los saltos¡±, las protestas convocadas de forma clandestina y que brotaban en cualquier calle de forma inopinada. ¡°Con el cambio constitucional, todo se suaviz¨® un poco¡±, a?ade.
Junto a las im¨¢genes de pol¨ªtica, el fot¨®grafo ha seleccionado las de las calles, con trabajadores en huelga de hambre encerrados en una iglesia de Madrid, en concentraciones para pedir libertad de expresi¨®n, para que no se abrieran m¨¢s centrales nucleares, o para un Madrid menos contaminado (hay asuntos que no pasan de actualidad). Aunque si hay una foto que pueda resumir aquella ebullici¨®n social es la del rey Juan Carlos de visita en Trujillo, en 1976: tras el monarca, una multitud con pancartas en las que se reclamaban puestos de trabajo, amnist¨ªa, ?nucleares, no!, el voto a los 18 a?os¡
En el pr¨®logo del libro, su autor repite la palabra nostalgia al hablar de una etapa hoy cuestionada por algunos. ¡°Fue un periodo de nuestra historia con situaciones novedosas, interesantes, hab¨ªa gran efervescencia, pero tambi¨¦n muchos momentos dif¨ªciles, muertes¡ Para m¨ª, fue muy ¨²til porque Espa?a sac¨® la cabeza de donde estaba¡±.
En ese recuerdo con un punto melanc¨®lico pesa la relaci¨®n cercana que hab¨ªa con los pol¨ªticos y, por lo tanto, otra forma de poder trabajar. Son instant¨¢neas de charlas y pactos entre cigarrillos, o en los pasillos del Congreso, como se ve entre Adolfo Su¨¢rez y Felipe Gonz¨¢lez, personajes con los que se queda el fot¨®grafo de aquellos a?os. ¡°Hoy veo dif¨ªcil ese consenso, es un pa¨ªs complicado de gobernar, ha resurgido la extrema derecha¡ Entonces fue un momento dulce porque surg¨ªan im¨¢genes ahora imposibles¡ Estaban hablando dos pol¨ªticos y pod¨ªas estar a su lado, agacharte, ponerte detr¨¢s¡ en la actualidad a los fot¨®grafos no les dejan trabajar, todo est¨¢ muy regulado¡±.
Y no es solo un posible debate sobre d¨®nde puede estar o no el fot¨®grafo, sino qu¨¦ fotografiar. En algunas de sus instant¨¢neas hay una dureza que en estos d¨ªas ser¨ªa extra?o ver en una publicaci¨®n, sobre todo por las cortapisas de las redes sociales: asesinados en atentados, enfermos por la intoxicaci¨®n del aceite de colza, un yonqui pinchando hero¨ªna a otro¡ ¡°Hay menos libertad de expresi¨®n. Mira lo que ha pasado con la covid, que no han dejado acceder a los sitios, y si no, es tu propio medio el que prefiere no dar determinadas im¨¢genes¡±. Sin embargo, en el libro tambi¨¦n hay notas de humor. Como la fotograf¨ªa que cierra el libro, en la que se ve a un personaje con el brazo en alto, como un franquista, pero se trata del socialista Enrique Tierno Galv¨¢n cuando era alcalde de Madrid, al que Catal¨¢n Deus sorprendi¨® con ese gesto, mirando hacia arriba, como en ¨¦xtasis, y delante de un retrato del rey Juan Carlos.
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