?C¨®mo afecta el cambio clim¨¢tico a la salud mental en las ciudades?
Los indicadores de cambio clim¨¢tico afectan a la salud mental de una manera insidiosa y duradera, que se extiende m¨¢s all¨¢ del evento puntual y que puede modificar din¨¢micas que cre¨ªamos controladas
La cumbre del clima 2022 COP 27 ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el cambio clim¨¢tico y sus consecuencias sobre nuestras vidas y nuestras sociedades. La aceleraci¨®n en el incremento de las temperaturas medias de los ¨²ltimos a?os es uno de los indicadores m¨¢s importantes de este cambio, que tambi¨¦n se mide en t¨¦rminos de la frecuencia de eventos extremos que se suceden a?o tras a?o. Sequ¨ªas prolongadas, tormentas y ciclones, olas de calor y fr¨ªo que experimentamos de una manera m¨¢s o menos cercana seg¨²n ...
La cumbre del clima 2022 COP 27 ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el cambio clim¨¢tico y sus consecuencias sobre nuestras vidas y nuestras sociedades. La aceleraci¨®n en el incremento de las temperaturas medias de los ¨²ltimos a?os es uno de los indicadores m¨¢s importantes de este cambio, que tambi¨¦n se mide en t¨¦rminos de la frecuencia de eventos extremos que se suceden a?o tras a?o. Sequ¨ªas prolongadas, tormentas y ciclones, olas de calor y fr¨ªo que experimentamos de una manera m¨¢s o menos cercana seg¨²n sean nuestras actividades e intereses del d¨ªa a d¨ªa. Quienes vivimos en grandes ciudades normalmente estamos m¨¢s preocupados por tener acceso a internet que por la temperatura que hace fuera de la oficina. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial vivimos en ciudades y, la percepci¨®n general es que tenemos bastante con el d¨ªa a d¨ªa, aqu¨ª, como para sumar una preocupaci¨®n m¨¢s que parece tan remota. Sin embargo, las consecuencias del cambio clim¨¢tico son ya una realidad en las grandes ciudades. Y la falta de reconocimiento de estas consecuencias no hace m¨¢s que empeorar el problema porque nos encuentra desprevenidos y sin capacidad de dar una respuesta a la altura de la situaci¨®n. No solo eso: estos indicadores de cambio clim¨¢tico afectan a la salud mental de una manera insidiosa y duradera, que se extiende m¨¢s all¨¢ del evento puntual y que puede, eventualmente, modificar din¨¢micas que cre¨ªamos controladas.
Tomemos como ejemplo el calor. El impacto del aumento de la temperatura y de la frecuencia de las olas de calor suele discutirse en relaci¨®n a los cultivos, el rendimiento econ¨®mico, los mercados internacionales y la escasez de alimentos. En t¨¦rminos de salud, en las ciudades nos preocupa c¨®mo las olas de calor afectan a las personas mayores y a quienes tienen trabajos vulnerables. Algunas ciudades cuentan con sitios espec¨ªficos donde refugiarse durante las horas m¨¢s calurosas, y se emiten recomendaciones en los medios de comunicaci¨®n sobre h¨¢bitos y actividades para mantener a salvo a la ciudadan¨ªa. Sin embargo, es menos sabido que las consultas a los servicios de emergencia por problemas de salud mental aumentan cuando se producen incrementos de las temperaturas, y lo mismo sucede con las admisiones hospitalarias de pacientes con diagn¨®stico psiqui¨¢tricos graves de salud mental.
No es necesario que las temperaturas lleguen a l¨ªmites extremos para que se produzcan estos cambios en las consultas y admisiones. La relaci¨®n entre altas temperaturas y aumento de consultas para asistencia en salud mental se observa cuando el calor sobrepasa los l¨ªmites propios del ¨¢rea geogr¨¢fica. Este dato genera preocupaci¨®n porque, seg¨²n la l¨®gica del incremento progresivo de las temperaturas medias en relaci¨®n al cambio clim¨¢tico, se podr¨ªa esperar un aumento progresivo de las demandas de salud mental en los pr¨®ximos a?os a medida que las ciudades se hagan cada vez m¨¢s c¨¢lidas. Por lo tanto, los c¨¢lculos actuales sobre los recursos necesarios para atender los casos con diagn¨®sticos severos quedar¨ªan obsoletos a medida que avanzan los efectos del cambio clim¨¢tico. Algunos estudios proponen que los niveles de humedad, y no solo la temperatura, est¨¢n implicados en la afectaci¨®n de la salud mental, ya que altos niveles de humedad parecen aumentar significativamente el impacto que tienen las altas temperaturas sobre la percepci¨®n de malestar y estr¨¦s percibido. En los casos de personas que ya tienen una historia de diagn¨®stico y tratamiento por problemas de salud mental, estos aumentos implican un aumento de la vulnerabilidad. Las consecuencias en el sistema de asistencia a la salud mental se prev¨¦, al menos, costosas.
Otra manera de mirar estas asociaciones es explorar los casos nuevos (en relaci¨®n al total de la poblaci¨®n) de personas con diagn¨®stico de depresi¨®n seg¨²n las temperaturas por ¨¢rea geogr¨¢fica donde viven. Por ejemplo, un estudio en Taiw¨¢n examin¨® datos de registros de diagn¨®stico de depresi¨®n entre los a?os 2003 y 2013 en asociaci¨®n a datos meteorol¨®gicos como temperatura, duraci¨®n de horas de d¨ªa, y lluvias. El riesgo de tener un diagn¨®stico de depresi¨®n fue m¨¢s bajo entre las personas que viv¨ªan en regiones donde las temperaturas medias rondaban los 20?C-23?C, mientras que el riesgo aumentaba aproximadamente un 7% a medida que la diferencia de la temperatura media entre las zonas se incrementaba 1?C. Este estudio pone en evidencia otra consecuencia del cambio clim¨¢tico asociado a los cambios de temperatura: las personas residentes en ¨¢reas de fr¨ªos extremos tambi¨¦n presentaron mayor riesgo de depresi¨®n. En este sentido, no solo el incremento de las temperaturas medias, sino tambi¨¦n las condiciones meteorol¨®gicas extremas parecen ser capaces de producir cambios negativos en la salud mental de las poblaciones.
Quiz¨¢s uno de los resultados m¨¢s s¨®lidos de los ¨²ltimos a?os respecto del impacto de los factores meteorol¨®gicos en la salud mental provenga de un estudio realizado en Estados Unidos. En este caso se utiliz¨® una medida de salud mental general, informada por las propias personas participantes del estudio. Los resultados extrapolados al total de la poblaci¨®n de ese pa¨ªs mostraron que un incremento de la temperatura promedio mensual entre 25 ¡ãC y 30 ¡ãC a promedios superiores a 30 ¡ãC durante un per¨ªodo de 30 d¨ªas, representaba casi 2 millones de personas adicionales con mala salud mental percibida. Las mismas asociaciones se repiten cuando se tienen en cuenta diferencias de temperatura a trav¨¦s de los a?os, pero tambi¨¦n en per¨ªodos cortos de tiempo. La consistencia de los resultados entre estudios en diferentes pa¨ªses es realmente preocupante y deja poco espacio a la especulaci¨®n.
Menos claro es el panorama sobre los mecanismos, psicol¨®gicos, sociales y neurobiol¨®gicos, que sostienen estas relaciones. Buscamos aqu¨ª por ejemplo intermediarios, factores asociados tanto con el cambio clim¨¢tico como con la salud mental. Por ejemplo, el conflicto y la violencia interpersonal. Una serie de estudios realizados sobre datos hist¨®ricos que datan desde 1950 generaron gran controversia al presentar la idea de que los cambios clim¨¢ticos a escala planetaria est¨¢n directamente relacionados con patrones globales de conflictos civiles. A partir de aqu¨ª, la idea de que las altas temperaturas se asocian a un aumento en los comportamientos violentos ha encontrado apoyo en m¨²ltiples estudios en una diversidad de ¨¢reas geogr¨¢ficas, niveles socioecon¨®micos, y realidades pol¨ªticas. Las relaciones interpersonales violentas, ya sea en forma de conflicto civil como de violencia dentro de la pareja, violencia dom¨¦stica, y entre pares, son los factores de riesgo m¨¢s claramente relacionados con problemas de salud mental y diagn¨®stico psiqui¨¢trico a lo largo de la vida. Visto as¨ª, es posible que el incremento en la necesidad de asistencia de salud mental durante temporadas de calor pueda deberse, al menos en parte, a un aumento en la violencia interpersonal. Esto abre una nueva puerta a acciones de prevenci¨®n primaria centradas tanto en el control de la temperatura como del comportamiento que esta promueve.
Otra propuesta interesante es el mecanismo de acci¨®n de la medicaci¨®n psiqui¨¢trica y su relaci¨®n con la regulaci¨®n de la temperatura corporal. Existen distintos posibles efectos conocidos de los psicof¨¢rmacos sobre la termorregulaci¨®n, como por ejemplo el de los antipsic¨®ticos sobre la temperatura del hipot¨¢lamo, el de los anticolin¨¦rgicos y antidepresivos tric¨ªclicos sobre la capacidad de sudoraci¨®n, o el de los betabloqueantes por su capacidad para reducir la p¨¦rdida de calor. Todos estos mecanismos, suficientemente complejos cada uno por su parte y a¨²n m¨¢s cuando se incluye los procesos involucrados en la producci¨®n de s¨ªntomas propios de cada diagn¨®stico, podr¨ªan modificar la manera en que el cuerpo consigue alcanzar un estado de temperatura ¨®ptima, aumentando el riesgo de sufrir los afectos de cambios externos de temperatura. A d¨ªa de hoy, tenemos poco conocimiento sobre los f¨¢rmacos t¨ªpicamente utilizados en el tratamiento de los diagn¨®sticos de la salud mental como posibles factores causantes de hipertermia. Aun as¨ª, estas propuestas son interesantes no solo por lo que demuestran sino tambi¨¦n por el camino que abren. No ser¨ªa sorprendente que, en un futuro cercano, tengamos que revisar lo que sabemos sobre salud mental y el tratamiento de la enfermedad bajo la luz de la nueva realidad que deja el cambio clim¨¢tico.
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