Las edades de la mujer
Nadie le pregunta por sus canas a Hugh Grant o George Clooney
La ¨²ltima campa?a de Loewe, protagonizada por Maggie Smith, es un prodigio del marketing. Ella es una actriz querid¨ªsima por espectadores de una horquilla de edad, y de gustos, muy amplia: desde su primer ¨¦xito en 1969 en Los mejores a?os de Miss Brodie, pasando por su segundo Oscar en el 79 por California Suite, sin duda mi preferida, hasta la saga Harry Potter, los fans de Maggie Smith pueden ser gente que construye legos de Hogwarts o/y amantes de James Ivory. Pero la edad que m¨¢s importa, sin duda, es la de ella misma: 88 a?os. La campa?a ha sido compartid¨ªsima y analizada al extremo, a me...
La ¨²ltima campa?a de Loewe, protagonizada por Maggie Smith, es un prodigio del marketing. Ella es una actriz querid¨ªsima por espectadores de una horquilla de edad, y de gustos, muy amplia: desde su primer ¨¦xito en 1969 en Los mejores a?os de Miss Brodie, pasando por su segundo Oscar en el 79 por California Suite, sin duda mi preferida, hasta la saga Harry Potter, los fans de Maggie Smith pueden ser gente que construye legos de Hogwarts o/y amantes de James Ivory. Pero la edad que m¨¢s importa, sin duda, es la de ella misma: 88 a?os. La campa?a ha sido compartid¨ªsima y analizada al extremo, a menudo desde el prisma de la lucha de las firmas de moda contra el edadismo, el mismo enfoque en el que se enmarcan los textos sobre la campa?a de Charlotte Rampling para Massimo Dutti.
Ignoro si el objetivo de estas campa?as es luchar contra el edadismo, aunque lo hagan. S¨ª s¨¦ que sus protagonistas son mujeres ic¨®nicas, relevantes, con una trayectoria entre lo mainstream y el nicho ¨²nica y original. Tambi¨¦n s¨¦ que las mujeres mayores con estas caracter¨ªsticas venden. Porque, sorpresa, las mujeres, y los hombres, con estas caracter¨ªsticas y de cualquier edad, venden.
El a?o pasado, Loewe lanz¨® otra campa?a muy viral con un protagonista octogenario: Anthony Hopkins. He hecho una b¨²squeda en Google: nadie habl¨® de edadismo entonces. Se habl¨® de ¡°divertida campa?a¡±, de ser ¡°chico Loewe¡± a los 84 y de que representaba al ¡°hombre que todos querr¨ªamos ser¡±.
Otra b¨²squeda: tecleo moda+edadismo. Resultados: im¨¢genes de Joan Didion y su campa?a para C¨¦line, de ?ngela Molina para Zara, las ya citadas Smith y Rampling, Susan Sarandon, Jane Fonda y solo un hombre, Jos¨¦ Coronado, pero su foto acompa?a a la de Andie MacDowell. La actriz, que fue portada de S Moda, se dej¨® el pelo cano y aquello fue una revoluci¨®n. ¡°Nadie le pregunta por sus canas a Hugh Grant o George Clooney¡±, dijo despu¨¦s. Y dice en un v¨ªdeo viral: ¡°Tenemos esta idea de que los hombres son sexy con la edad y las mujeres no, por eso en Hollywood los emparejan con mujeres m¨¢s j¨®venes. Luego cuando las mujeres cumplimos 60 nos vuelven a dar buenos papeles¡±. Porque el edadismo no solo afecta a las mujeres mayores. De ah¨ª la eterna denuncia de las mujeres de mediana edad a las que ya no dan papeles (ni en el cine ni en ning¨²n sitio) porque nadie sabe muy bien qu¨¦ hacer con ellas. No solo pasa en Hollywood. Y que decir de las mileniales, las que tienen ahora entre 30 y 40: caprichosas que demandan conciliaci¨®n laboral, que denuncian que no pueden ser madres aunque quieran porque no tienen dinero, ni casa, para hacerlo; caprichosas que no van a aguantar m¨¢s micromachismos, t¨¦rmino inventado por ellas, ni que decir los macro. ?Y las j¨®venes? Supuestamente son el grupo demogr¨¢fico favorecido, aunque, a juzgar por lo que me cuentan sobre ellas en algunas cenas, no quieren trabajar (porque no est¨¢n dispuestas a contestar WhatsApps del trabajo fuera del horario laboral), no leen (lo suelo rebatir con datos: el tramo con m¨¢s lectores de toda la poblaci¨®n tiene entre 14 y 24 a?os), est¨¢n todo el d¨ªa con las redes sociales (cierto, aunque no son las ni?as quienes se enriquecen con ellas).
Durante varios meses he hablado con Bianca Jagger de forma asidua. Llama ella por WhatsApp. Tambi¨¦n me env¨ªa enlaces a sus posts en redes sociales, WeTransfers con documentos de su fundaci¨®n, contesta a sus mails. En una de esas conversaciones hablamos de la edad. No le preocupa. De hecho, ella utiliza siempre dos accesorios muy simb¨®licos: un bast¨®n y unas gafas colgadas de un cord¨®n, que no se quita ni en la sesi¨®n de fotos. Pienso en si le hubiera preguntado por la edad en caso de estar hablando con un hombre. Y si soy sincera conmigo misma, aunque me d¨¦ rabia comerme ese sapo, creo que no lo habr¨ªa hecho. Bianca dice en la entrevista central de este n¨²mero que hay un intento de limitarnos a las mujeres, que no se juzga igual a los hombres. Y con esa idea empiezo a escribir esta carta.