5 lecciones vitales que todos deber¨ªamos interiorizar, seg¨²n Iris Apfel
La ¡®rara avis¡¯ de la moda visit¨® la pasarela 080 Barcelona Fashion y demostr¨® por qu¨¦ es imposible no enamorarse de ella.
Iris Apfel ha vivido dos vidas. La primera transcurri¨® entre 1921 y 2005. Fueron sus primeros 84 a?os, en los que Iris creci¨® en su Nueva York natal, los de su inicios con la moda trasteando con los retazos de tela que le regalaba semanalmente su abuela, los que estudi¨® Arte en la Universidad de Nueva York, trabaj¨® para el Women¡¯s Wears Daily, para la interiorista Elinor Johnson y se enamor¨®. En 1948 se cas¨® con Carl Apfel y con ¨¦l fundar¨ªa su cotizada marca de telas Old World Weavers. Fue la etapa que ...
Iris Apfel ha vivido dos vidas. La primera transcurri¨® entre 1921 y 2005. Fueron sus primeros 84 a?os, en los que Iris creci¨® en su Nueva York natal, los de su inicios con la moda trasteando con los retazos de tela que le regalaba semanalmente su abuela, los que estudi¨® Arte en la Universidad de Nueva York, trabaj¨® para el Women¡¯s Wears Daily, para la interiorista Elinor Johnson y se enamor¨®. En 1948 se cas¨® con Carl Apfel y con ¨¦l fundar¨ªa su cotizada marca de telas Old World Weavers. Fue la etapa que trabaj¨® de decoradora para nueve presidentes de EE UU (desde 1950 hasta 1992, el ¨²ltimo fue Bill Clinton) y se recorri¨® los mercadillos de todo el mundo buscando las piezas m¨¢s exc¨¦ntricas y originales para su exigente clientela. Esos primeros 84 a?os fueron los de una Iris Apfel que era una eminencia en su mundillo y uno de los personajes m¨¢s ic¨®nicos de la sociedad neoyorquina, pero totalmente desconocida para el resto del planeta, que todav¨ªa desconoc¨ªa su maravilloso universo.
La segunda vida de Iris Apfel comenz¨® en 2005. Fue cuando a Harold Koda (comisario del Metropolitan de Nueva York), le contaron que hab¨ªa una mujer en la ciudad que ten¨ªa la colecci¨®n de joyas de Alta Costura m¨¢s impresionante de EEUU. Koda se interes¨® por ella, qued¨® fascinado y decidi¨® dedicarle una exposici¨®n que un principio s¨®lo iba a ser de accesorios, pero pronto comprendi¨® que era imposible disociarlos del estilo de su propietaria y decidi¨® crear una gran muestra con 80 looks que eran pura fantas¨ªa. Porque Iris Apfel no s¨®lo son sus voluminosos collares y pulseras. Iris Apfel es esa rara avis (as¨ª llamar¨ªan a la exposici¨®n) capaz de combinar una chaqueta de piel de Versace pintada a mano con unos pantalones comprados en un mercadillo y estar absolutamente fabulosa. La exposici¨®n del Met fue un aut¨¦ntico bombazo, el boca a boca funcion¨® y Apfel se convirti¨® en la ?anciana debutante de la moda? m¨¢s requerida del sector. Pos¨® en la portada de Vogue Italia (en S Moda tambi¨¦n tuvo la suya) y desde entonces su tel¨¦fono no ha dejado de sonar.
Apfel, en la fundaci¨® Joan Mir¨® de Barcelona el pasado viernes.
Barcelona 080 Fashion
El tel¨¦fono de Apfel tampoco quiere callarse en el coloquio que comparti¨® el viernes con el centenar de espectadores que acudieron a ver Iris, el imperdible documental que Albert Maylses grab¨® antes de morir y que demuestra que Apfel es un bell¨ªsimo ser humano e irrepetible. De esta pieza audiovisual y de la posterior charla que el icono de moda (y de vida) ofreci¨® en el marco de la pasarela 080 Barcelona Fashion, os dejamos 5 lecciones vitales de una mujer fascinante:
1) La belleza eres t¨². Cuando una adolescente Iris compraba por los almacenes Loehmann¡¯s de Nueva York, la propietara se le acerc¨® y le dijo: ?Llevo tiempo observ¨¢ndote y, ?sabes?, no eres guapa ni ser¨¢s guapa, pero tienes algo m¨¢s importante: estilo?. Apfel se r¨ªe de todas las convenciones de belleza que rigen la sociedad (?no estoy de acuerdo con la belleza?) y aboga por vivir una vida llena de color y con diversi¨®n como ant¨ªdoto a las reglas sociales del buen vestir. Por eso odia a la gente que viste de negro o que es esclava de la cirug¨ªa. ??Para qu¨¦ vas a liarlo m¨¢s? Si te operas puedes quedar peor y parecer un Picasso. Despu¨¦s la gente se dar¨¢ cuenta de que estas manos arrugadas no van con tu cara estirada. No hay raz¨®n para hacerlo. O como ella misma resume: ?La vida ya es gris y aburrida, por lo que se puede divertir y hacer feliz a la gente con un poco de fantas¨ªa?.
2) No seas borrego, explota tu personalidad. ?Odio a toda esta gente homogeneizada, son todos iguales?. Para Iris Apfel vivimos una de las peores d¨¦cadas de la moda, con una sociedad obsesionada por vestir igual a lo que les dictan. ?Se ha perdido toda la originalidad. Se hace poco y lo que se hace es de mala calidad. Los dise?adores viven obsesionados con los medios de comunicaci¨®n y no saben coser. Todo el mundo trabaja con m¨¢quinas. En los 50 y los 60, eso era otra historia, como con Balenciaga?. A Iris le extra?a que la gente se sorprenda con su exc¨¦ntrico estilo. ?Lo que me parece raro es c¨®mo la gente sale a la calle en masa con esas chanclas y esas camisetas blancas tan simples de tirantes. Parece que van todos a la piscina?.
3) Educa tu mirada y no te aferres a tus pertenencias. ?Todo el mundo deber¨ªa ir a los museos, no dejar de visitarlos. Aunque no est¨¦s buscando inspiraci¨®n para tu mente, la encontrar¨¢s y alimentar¨¢s tu alma?. Si a Iris se le pregunta de qu¨¦ prenda u objeto ser¨ªa incapaz de desprenderse (tiene tres pisos llenos de ropa y un almac¨¦n gigante en Nueva York con aut¨¦nticos tesoros de todos sus viajes) ella responder¨¢ al momento: ?Oh cari?o, en esta vida no eres due?o de nada, no estaremos en la Tierra para siempre y lo que tienes es como si simplemente lo hubieses alquilado?.
Iris Apfel y su marido Carl en una de sus casas (Carl tiene 101 a?os y vive plenamente enamorado de su mujer: ?me encanta mirarla y ver c¨®mo hace algo hermoso?, cuenta en el documental)
Magnolia Pictures
4) Huye de las reglas e improvisa. Qui¨¦n piense que esta nonagenaria se pasa la noche pensando qu¨¦ va a ponerse al d¨ªa siguiente est¨¢ m¨¢s que equivocado. ?Para mi vestirse es toda una improvisaci¨®n, es como tocar jazz. Yo no planeo nada. No me visto intelectualmente. En casa no visto as¨ª, me pongo un vaquero y una camiseta. Vestir deber¨ªa ser siempre algo divertido, sin estresarse?. La genialidad est¨¢ en el proceso,?nunca sigas las reglas?. Por eso ha hecho suya aquella frase que una mujer dijo: ?me importa un bledo ir a la fiesta o estar en la fiesta, es vestirse para la fiesta lo que me importa. Es ah¨ª d¨®nde est¨¢ la verdad y la poes¨ªa?. Y un par de ¨²ltimos apuntes: ?Si te preocupas demasiado por c¨®mo vas, te perder¨¢s a ti mismo. Si est¨¢s perfecto pero inc¨®modo, es que no tiene sentido lo que te has puesto?.
5) ?Es mejor ser feliz que ir bien vestida?. Ella lo es. Vive una relaci¨®n entra?able, id¨ªlica y de devoci¨®n mutua con su marido Carl (con 101 a?os a sus espaldas). Una conexi¨®n sentimental m¨¢s que patente en el documental, que emocion¨® a la audiencia aglutinada en la Fundaci¨® Mir¨® y que no dud¨® en felicitarla por ello tras el visionado. Es su compa?ero de fatigas. Iris cuenta durante el metraje que lo que le quita el sue?o por las noches no es la ropa o los eventos que tendr¨¢ que cubrir al d¨ªa siguiente: ?son todas estas dolencias y cosas de la edad que nos est¨¢ tocando vivir?. Pese a las dificultades, Apfel es una mujer de 93 a?os que todav¨ªa tiene fuerzas para levantarse y recorrerse los mercadillos de Harlem para regatear por un bolso en una tienda africana. No se equivoquen, no lo hace por un af¨¢n capitalista, ella es una cazatesoros y lo deja claro ?comprar no es lo mismo que buscar?. Antes de irse, deja un apunte a Christine Lagarde (directora del Fondo Monetario Internacional) a prop¨®sito de esas infames declaraciones que dec¨ªan que ?la gente mayor vive demasiado y es un riesgo para la econom¨ªa?: ?Es tan imb¨¦cil esa frase que no quiero gastar mucha saliva. Los ancianos no estamos arruinando el planeta. Adem¨¢s, ?a qu¨¦ edad se es viejo??.