?Acabar¨¢ el coronavirus con el vertiginoso calendario de la moda?
Saint Laurent anuncia que no presentar¨¢ sus colecciones en ninguna de las fechas preestablecidos de 2020. La decisi¨®n de la maison es la gota que vence el pulso entre creativos e industria. Al menos por ahora.
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?Consciente de las circunstancias y de sus implicaciones de cambio radical, Saint Laurent ha decidido tomar el control de su velocidad y alterar su calendario?, notificaba la firma francesa el lunes en un comunicado de prensa. ?Ahora m¨¢s que nunca la ense?a marcar¨¢ su propio ritmo, legitimando el valor del tiempo y conect¨¢ndose con las person...
Desc¨¢rgate?aqu¨ª el PDF?completo del nuevo n¨²mero de?S Moda.
?Consciente de las circunstancias y de sus implicaciones de cambio radical, Saint Laurent ha decidido tomar el control de su velocidad y alterar su calendario?, notificaba la firma francesa el lunes en un comunicado de prensa. ?Ahora m¨¢s que nunca la ense?a marcar¨¢ su propio ritmo, legitimando el valor del tiempo y conect¨¢ndose con las personas a nivel mundial?, continuaba. Es decir, la maison que capitanea creativamente Anthony Vaccarello se subleva y se enfrenta al calendario tradicional: no presentar¨¢ sus colecciones en las fechas preestablecidas de 2020 de la semana de la moda de Par¨ªs, en la que cada seis meses despliega todo su poder¨ªo frente a la torre Eiffel. La casa, propiedad del conglomerado de lujo Kering, es la primera gran compa?¨ªa en dar un paso al frente para, aprovechando el par¨®n de la rueda que ha impuesto el coronavirus, responder a la falta de comp¨¢s entre la calle y las tiendas. ?Lanzar¨¢ sus colecciones siguiendo un plan concebido con una perspectiva actualizada, impulsado por la creatividad?. Y es que en la futura y esperada ¡®nueva normalidad¡¯ no se quieren repetir algunos errores que se hab¨ªan convertido en norma.
Era habitual, pero no por ello coherente: pasear a mediados de julio por el centro de cualquier capital, a 32 grados a la sombra, y encontrar los escaparates de las tiendas repletos de abrasadoras novedades de lana y cuero. O ver abrigos acumulando polvo en las perchas hasta que el fr¨ªo se instalaba bien entrado diciembre, casi a tiempo para la temporada de descuentos. ?Para serte sincera, me gusta la idea de ralentizar la velocidad en t¨¦rminos de estacionalidad; tener escaparates con cachemir en invierno y con ba?adores en verano?, le conced¨ªa Donatella Versace hace unas semanas al editor de WWD, Miles Socha. ?Considerando que todos nosotros (me refiero a los dise?adores) nos hemos estado quejando del ritmo de la moda, sobre la poco sostenible velocidad del calendario de entregas, esta es sin duda una oportunidad para repensar muchas cosas, incluida la temporalidad?, a?ad¨ªa la italiana.
Suena bastante l¨®gico, pero esta industria no siempre lo es. El anacr¨®nico calendario se ha ido acelerando en las ¨²ltimas d¨¦cadas, promovido por el empuje de la moda r¨¢pida y por el deseo de novedad constante que avivan las redes sociales. La pr¨¢ctica at¨¢vica de presentar dos colecciones al a?o qued¨® dinamitada con la llegada al panorama de Inditex o H&M. Los desfiles se demostraron obsoletos con el streaming: el consumidor ve¨ªa en directo sobre la pasarela prendas que no podr¨ªa comprar hasta varios meses despu¨¦s. El See now, Buy now (el modelo que permite adquirir directamente finalizado un desfile) intent¨® acotar la distancia entre deseo y compra, pero el resultado no fue concluyente: muchas de las firmas que tantearon la posibilidad terminaron regresando al calendario ortodoxo. Al c¨®ctel molotov, hay que sumarle la batalla (campal) del retail: los grandes almacenes pujando por ser los primeros en ofrecer novedades y las poderosas multimarca online, en carrera libre hacia la exclusividad, persiguiendo l¨ªneas c¨¢psula o prendas producidas solo para ellas.
?El resultado? Tristemente conocido: una demanda que pocos creativos pod¨ªan mantener sin perder la cabeza. Como legendaria ha quedado la productividad de Karl Lagerfeld, que a sus ochenta y tantos solo para Chanel dise?aba al menos ocho colecciones al a?o. Tambi¨¦n la presi¨®n que este ritmo supone para cualquier otro equipo que no sea el k¨¢iser. La propia maison?de la camelia se plantea modificaciones: ?A¨²n es pronto para decir c¨®mo evolucionar¨¢. Estaremos atentos a la manera en la que puedan cambiar los deseos de nuestros consumidores?, explicaba tambi¨¦n en el mencionado texto de Socha Bruno Pavlovsky, presidente de Chanel. ?A corto plazo hemos revisado nuestros planes de comercializaci¨®n en nuestras tiendas: concretamente la colecci¨®n primavera-verano permanecer¨¢ m¨¢s tiempo y la llamada M¨¦tiers d¡¯Art [el anticipo a la colecci¨®n de oto?o], que normalmente llega en mayo, estar¨¢ en tiendas en julio?. Todo un terremoto que permite acompasar el ritmo entre las perchas y el term¨®metro.
El cambio de gustos del comprador lo anticipan ya muchos analistas de tendencias (que est¨¢n recuperando su estatus de gur¨²s ante la falta de datos): el cliente final buscar¨¢ m¨¢s atemporalidad y menos tendencia. Una vuelta a valorar lo artesano, las pr¨¢cticas de siempre y las prendas duraderas (y, en consecuencia, m¨¢s sostenibles). Un escenario que suena parecido a ese que hace solo unas d¨¦cadas entend¨ªa que el lujo es calidad, y no volumen. ?Dos colecciones al a?o, con entregas m¨²ltiples y estrat¨¦gicas son m¨¢s que suficientes?, defiende Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga en WWD.??No se trata de ir contra las autoridades. Se trata de ser positivo, no pasivo. Hemos sabido durante a?os que algo ten¨ªa que cambiar. El momento es ahora. No hay raz¨®n para seguir un calendario que se desarroll¨® hace a?os, cuando todo era completamente distinto?, a?ad¨ªa Vaccarello el lunes en el portal digital.
Pero ?d¨®nde quedan los desfiles? La editora de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, se preguntaba hace una semanas en su newsletter, Open Thread, si estamos ante el fin de los mismos: ?La temporada Resort ha sido cancelada, as¨ª como las semanas de la moda masculinas de junio de Nueva York, Londres, Mil¨¢n y Par¨ªs. La de Mil¨¢n se combinar¨¢ con la femenina en septiembre; el resto de ciudades estudia las opciones, lo que parece indicar que ser¨¢n digitales?, escrib¨ªa. La semana pasada la cita londinense ya se decantaba por esta ¨²ltima alternativa. Gvasalia discrepa: ?En la situaci¨®n actual de confinamiento global y futuro incierto, otra semana de la moda no es lo que todo el mundo necesita. Cuando la crisis termine y cuando sepamos cu¨¢ndo podremos mostrar nuestra pr¨®xima colecci¨®n, entonces decidiremos de qu¨¦ manera hacerlo?. De qu¨¦ manera y qu¨¦ temporada: con las tiendas a rebosar de stock de primavera y la producci¨®n de las colecciones del pr¨®ximo oto?o-invierno paralizada en muchos casos, esta podr¨ªa ser la excusa perfecta para ponerse al d¨ªa.
?Hay muchas conjeturas vagas sobre c¨®mo esta crisis podr¨ªa remodelar una agenda insostenible, donde cada semana hay una semana de la moda en alg¨²n rinc¨®n del mundo?, apuntaba Friedman. Porque, si hay algo evidente ya es que, confinadas o no, las marcas reducir¨¢n sus presupuestos. ?No quiere decir que todo el mundo se vaya a dar cuenta de que no necesitan desfiles tanto como pensaban, pero tras la debacle econ¨®mica, las compa?¨ªas puede que no quieran seguir gastando una suma de seis cifras (o m¨¢s) en un espect¨¢culo de 20 minutos. Y quiz¨¢ no sea algo malo?.