Adi¨®s a Barbara Allen de Kwiatkowski, la extravagante (y espectacular) socia de Warhol que organizaba las fiestas de The Factory
Se cas¨® con 19 a?os. Su marido compr¨® para ella acciones en la revista de Andy Warhol, para que ¡®estuviera entretenida¡¯, pero la experiencia le abri¨® el mundo y termin¨® abandon¨¢ndole. Fue modelo, actriz y organizadora de las mejores fiestas de la Gran Manzana. Esta es la historia de la desconocida morena que encandil¨® a Mick Jagger, Jack Nicholson o Warren Beatty.
Los fot¨®grafos Patrice Calmettes y Dustin Pittman, que tantas veces la retrataron, se encargaron de comunicar la noticia la tarde del lunes en Instagram:?Barbara Allen de Kwiatkowski hab¨ªa fallecido en Nueva York, a los 69 a?os.?¡°Muri¨® tranquilamente mientras dorm¨ªa¡±, confirmaba su familia a Page Six el martes.?La inquietante morena que acompa?a a Warhol en muchas instant¨¢neas fue mucho m¨¢s que una musa para el artista....
Los fot¨®grafos Patrice Calmettes y Dustin Pittman, que tantas veces la retrataron, se encargaron de comunicar la noticia la tarde del lunes en Instagram:?Barbara Allen de Kwiatkowski hab¨ªa fallecido en Nueva York, a los 69 a?os.?¡°Muri¨® tranquilamente mientras dorm¨ªa¡±, confirmaba su familia a Page Six el martes.?La inquietante morena que acompa?a a Warhol en muchas instant¨¢neas fue mucho m¨¢s que una musa para el artista. Fue una ¨ªntima colaboradora que se encarg¨® durante a?os de organizar las c¨¦lebres fiestas de la Factory. Una protagonista ineludible del Nueva York de los setenta y ochenta.
Allen de Kwiatkowski entr¨® en el s¨¦quito de Andy Warhol cuando su primer marido, el empresario Joseph Allen, compr¨® la mitad de Interview, la revista del impulsor del pop art. Para ¡®mantener entretenida¡¯ a su mujer, le regal¨® parte de las acciones. Lo t¨ªpico: ¡°Yo pose¨ªa una cuarta parte. Lo puso a mi nombre para darme algo que hacer, lo que es rid¨ªculo. Siempre he encontrado rid¨ªculo lo de estos hombres pensando que ten¨ªan que darle a las mujeres cosas que hacer¡±, recordaba la socialit¨¦?en una entrevista en The New York Observer.?Pero con lo que no contaba Joseph era con que la entrada de su esposa por todo lo alto en la Factory de Warhol se convertir¨ªa precisamente en la puntada final del matrimonio. As¨ª lo recordaba Fran Lebowitz, que por aquel entonces acababa de fichar para escribir rese?as de pel¨ªculas en la revista: ¡°Una vez descubierta por Andy, su matrimonio estaba esencialmente acabado. Quiero decir, ?c¨®mo mantenerla enjaulada? Empez¨® a viajar con Andy. Se convirti¨® en su ¡®novia¡±.
Hija de un diplom¨¢tico, Barbara naci¨® en Nuevo M¨¦xico, pero se cri¨® entre Londres y Par¨ªs. De adolescente entr¨® en la escuela de mujeres Finch College y con solo 19 a?os se cas¨® con Allen. Los que la conocieron la definen como inteligente, ingenua, discreta y aut¨¦ntica. Pero sobre todo, terriblemente seductora. Su mirada rasgada y su melena azabache conquistaron a Warhol, pero tambi¨¦n a un buen pu?ado de hombres ilustres y acaudalados de los m¨¢s diversos campos: al heredero Philip Niarchos, al actor Jack Nicholson, al arist¨®crata Gianni Agnelli o al mism¨ªsimo Mick Jagger, que trep¨® a su ventana para verla. Con el fot¨®grafo recientemente fallecido Peter Beard mantuvo un romance de tres a?os y con Warren Beatty estuvo ¡°un nanosegundo¡±.
Por aquella ¨¦poca, adem¨¢s de colaborar activamente con Warhol y ser responsable de organizar las fiestas de la Factory, ¡°?fiestas como se debe!¡±, probaba suerte en el cine, almorzaba con Truman Capote en el restaurante Quo Vadis y empezaba a hacer pinitos como modelo. ¡°Era dif¨ªcil ser una chica popular. Todo el mundo te persegu¨ªa y no me gustaba. En retrospectiva pienso: ¡®Caramba, qu¨¦ bien¡¯. Pero no, no lo hice con toda esa gente. Porque en realidad soy una chica normal¡±, le contaba a George Gurley en 2007.
Fue imagen de Halston (que adem¨¢s era su vecino) y trabaj¨® para Ralph Lauren o Calvin Klein. Se convirti¨® en la primera mujer en posar en vaqueros en una portada de Harper¡¯s Bazaar en enero de 1972 y en ¡®Chica del a?o¡¯ de Interview en 1977. ¡°Odi¨¦ esa portada, parec¨ªa una ardilla¡±. Ese n¨²mero aparece plagado de testimonios de admiradores como el de Jagger, que cuenta c¨®mo Barbara le dejaba sin habla.
A su segundo marido, Henryk de Kwiatkowski, le conoci¨® a mediados de los ochenta, mientras pasaba unos d¨ªas en casa de una amiga. Como todo en la vida de la colaboradora de Warhol, aquel encuentro fue a lo grande: ¨¦l apareci¨® en helic¨®ptero. ¡°Iba a una fiesta a la que yo no ten¨ªa intenci¨®n de asistir, pero pas¨® a tomar algo antes y al poco me dijo: ¡®Me voy a casar contigo¡±.?Era un polaco, 31 a?os mayor que Allen, con una historia que tambi¨¦n dar¨ªa para escribir un buen novel¨®n. Hab¨ªa huido de los nazis en 1939, pero acab¨® dos a?os como prisionero de los sovi¨¦ticos en un campo en Siberia. Escap¨® a tiempo,?antes de que terminara la II Guerra Mundial, para enrolarse en la RAF y volar en varias misiones contra los alemanes. Tras la guerra se convirti¨® en ingeniero aeron¨¢utico en Canad¨¢ e hizo fortuna vendiendo aviones. Cuenta la leyenda que le gan¨® 20 millones de d¨®lares al Shah de Ir¨¢n en una partida de backgammon.
Se instalaron en un impresionante d¨²plex con vistas al East River, de cuya decoraci¨®n se encargaron Sister Parish y Albert Hadley, los m¨ªticos interioristas que rehicieron la Casa Blanca para los Kennedy. En la propiedad vivieron hasta el fallecimiento en 2003 del polaco a causa de un c¨¢ncer. Ella puso a la venta la casa hace solo un a?o,?por 11,5 millones de d¨®lares,?porque los 1.600 metros cuadrados le hac¨ªan eco viviendo sola con sus dos perros.
En un perfil de Barbara Allen de Kwiatkowski en Vogue Italia, en 2011, apuntaban que ¡°aparecer en los diarios de otros es indicativo de haber tenido una buena existencia¡±. Pues bien, Barbara sale 73 veces en la autobiograf¨ªa de Andy Warhol (lo que le trajo alg¨²n problema con su marido y los hijastros adolescentes de este y varias m¨¢s en las memorias de Peter Beard. No est¨¢ mal para una ni?a de Nuevo M¨¦xico que no sab¨ªa qu¨¦ hacer en su vida.