Vamos a la cama
Es interesante ser testigo de c¨®mo una generaci¨®n dinamita gestos y h¨¢bitos y la m¨¢scara es solo uno de ellos, superficial, pero como todo lo superficial, revelador.

Nicole Wallace, la protagonista de la portada de este mes, naci¨® en 2002. Ese a?o, uno de los cosm¨¦ticos m¨¢s vendidos fue Diorshow Mascara de Dior. A principios de este siglo, ese producto era innegociable; ahora, (casi) nada lo es. De hecho, las m¨¢s modernas van de fiesta sin pintarse la pesta?a; miremos fotos de Hailey Bieber. Hay c¨®digos que parec¨ªan intocables y, por suerte, no lo son. No llevar m¨¢scara de pesta?a exige trabajar bien la piel y funciona bien con el labio extremo. El resultado es una mirada enigm¨¢tica y medio miope que nos hace parecer m¨¢s interesantes de lo que somos. Y somos muy interesantes.
Los j¨®venes (parece que escribo esto con la toquilla beige tejida por m¨ª sobre los hombros, oliendo a violetas, haciendo un crucigrama y tomando un bollo suizo) hacen lo que les da la real gana. Parece que est¨¢n estrenando el mundo. Es interesante ser testigo de c¨®mo una generaci¨®n dinamita gestos y h¨¢bitos y la m¨¢scara es solo uno de ellos, superficial, pero como todo lo superficial, revelador. Hay otro m¨¢s profundo: el que separa, con una l¨ªnea gruesa la vida laboral y la profesional; la generaci¨®n Z es la de la ambici¨®n tranquila o quite ambition, t¨¦rmino acu?ado por la periodista neoyorquina Alicia Adamczyk ?Trabajar? S¨ª, pero lo justo. Priorizar la vida personal sobre las exigencias capitalistas, derivar la atenci¨®n de aquello que nos la roba (pantallas, os estoy mirando) a lo que nos rodea (un amigo, una ducha, un libro) son algunas de las ideas que explora el libro: C¨®mo no hacer nada, de Jenny Odell. Dedicar nuestras horas m¨¢s frescas y brillantes al trabajo productivo, seg¨²n su autora, ha dejado de tener sentido. La b¨²squeda del bienestar contempor¨¢neo lo invade todo y el ¨²nico espacio en el que no se ha colado es el del trabajo, aunque yo defiendo que si no te rodea un entorno grato no hay retinol que valga. Vivir en tensi¨®n nos empuja a necesitar masajes, retiros y spas capilares; qu¨¦ delicia de invento, alg¨²n d¨ªa hablar¨¦ de ellos. El sue?o, un momento en el que somos in¨²tiles para el sistema, es el ¨²ltimo acto de resistencia anticapitalista.
Estamos cansadas. Vivimos cansadas. Por eso, cuando descubrimos una tendencia que nos reafirma en el descanso nos agarramos a ella como locas. Otro h¨¢bito que est¨¢n dinamitando las nuevas generaciones es el de salir el fin de semana. Lleva a?os instalado en Suecia y le llaman Fredagsmys e invita a quedarse en casa los viernes. Lo practico desde hace a?os sin saberlo y ahora, adem¨¢s, estoy cultivando la therapeutic laziness; esta idea predica la pereza terap¨¦utica, el no hacer nada productivo y, aqu¨ª radica la diferencia: aprender a disfrutarlo sin culpa. Yo le llamo galbana terap¨¦utica a pasar la tarde viendo una pel¨ªcula de atracos, aplic¨¢ndome crema en las piernas y comiendo mandarinas. Productividad: cero. Disfrute: cien. Cuesta gestionar la culpa, pero cuando se logra se cruza una frontera sin vuelta atr¨¢s. Cuando la pereza salta del sof¨¢ a la cama estamos ante el bed rotting. Significa instalarse en la cama durante horas, como si fu¨¦ramos Onetti. ?Decadente? Mucho. ?Deseable? Tambi¨¦n. La cama se convierte en el centro de operaciones: lo que sucede en horizontal influye en c¨®mo nos sentimos en vertical. Sleep ugly to wake up pretty es otra de esas ideas que est¨¢n en el aire: esta defiende que cuanto m¨¢s feas nos acostemos, m¨¢s guapas nos levantaremos. Parches para evitar las arrugas, f¨¦rulas para el bruxismo, cintas para la flacidez, autobronceador, rulos, blanqueador dental¡ Yo con mi antifaz y mi b¨¢lsamo de labios y mi perfume tengo suficiente. Si voy a luchar contra el capitalismo quiero hacerlo oliendo a rosas.
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