Anastasia Soare: la mujer que moldea las cejas de los rostros m¨¢s exitosos del mundo
Formaliz¨® las normas para trazar las cejas perfectas, se las depil¨® a medio Hollywood y cre¨® una firma cosm¨¦tica que factura millones. Nada estaba en sus planes.
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Naomi Campbell o Cindy Crawford pasaron por primera vez por las manos de Anastasia Soare (Constanza, 65 a?os) sin que ella supiera siquiera sus nombres. Comenzaban a correr los noventa y eran grandes estrellas de la cultura popular, pero no en la Rumania comunista de la que acababa de salir Soare. ¡°Nunca en mi vida hab¨ªa visto a mujeres m¨¢s bellas. Pensaba que las estadounidenses eran espectaculares¡±, cuenta al otro lado de la pantalla. A las que reconoci¨® r¨¢pido fue a las actrices que tambi¨¦n empezaron a sentarse en su silla de tratamientos: ¡°En mi pa¨ªs no ten¨ªamos revistas porque el r¨¦gimen las bloqueaba, est¨¢bamos un poco aislados, pero pod¨ªamos ver algunas pel¨ªculas. Michelle Pfeiffer o Faye Dunaway estuvieron entre mis primeras clientas y me hicieron extremadamente feliz¡±. Llegaron al centro de belleza en el que trabajaba, en Los ?ngeles, recomendadas por sus agentes, que hab¨ªan descubierto lo que era capaz de hacer la artista con unas pinzas de depilar en las manos: esculpir y transformar ¨®pticamente el rostro. Cuidarse las cejas no era una costumbre en Estados Unidos, pero s¨ª todo un ritual en Rumania. ¡°Cada domingo, desde que ten¨ªa cinco a?os, mi madre me llevaba con ella al sal¨®n de belleza. Se maquillaba, se peinaba, se hac¨ªa la manicura¡ cuando cumpl¨ª 18 empec¨¦ a hac¨¦rmelo yo tambi¨¦n. Depilarse las cejas no era ninguna tonter¨ªa¡±.
Estudi¨® historia del arte y arquitectura, pero como emigrante en California solo consigui¨® trabajo en un centro de est¨¦tica en el acaudalado distrito de Beverly Hills. ¡°No hablaba el idioma y no conoc¨ªa a nadie, fue muy duro. Creo que durante los seis primeros meses llor¨¦ cada d¨ªa. Pero luego me di cuenta de que ten¨ªa que coger el toro por los cuernos e intentar hacer algo, y empec¨¦ a trabajar como facialista¡±, recuerda. En el sal¨®n ofrec¨ªa, como extra, el arreglo de las cejas, y el boca a boca, contando c¨®mo los rostros se cincelaban prestando atenci¨®n a unos pelillos, hizo el resto. Tres a?os despu¨¦s, mont¨® su propio sal¨®n y en una d¨¦cada lanz¨® una compa?¨ªa cosm¨¦tica con el mismo nombre, Anastasia Beverly Hills (en Espa?a, a la venta en Sephora), que seg¨²n la financiera Fitch Rating facturaba 175 millones de d¨®lares en 2017.
Formaliz¨® la pr¨¢ctica de cuidarse las cejas y patent¨® la f¨®rmula para adaptarlas al rostro estudiando la noci¨®n de belleza en la historia del arte: ¡°Comenc¨¦ a ir a la biblioteca para repasar lo que aprend¨ª en la escuela de arte y el trabajo de Leonardo da Vinci¡±. Desde el principio el arte ha sido inspiraci¨®n y est¨ªmulo: ¡°Siempre quise entender por qu¨¦ nos maquillamos, y la respuesta est¨¢ en la pintura. Cuando empiezas a dibujar un retrato en una hoja en blanco, con un l¨¢piz, usas el sombreado para crear las mejillas, la nariz, los ojos¡ con el blanco y el oscuro creas las tres dimensiones. Vi que el maquillaje hace lo mismo. Conociendo tu estructura ¨®sea y mezclando bien puedes crear una ilusi¨®n de equilibrio perfecto¡±. Una sabidur¨ªa que, si antes estaba al alcance de muy pocos, hoy se difunde ampliamente a trav¨¦s de las redes sociales: ¡°Es de lo mejor que han tra¨ªdo, la educaci¨®n¡±. Con casi 20 millones de seguidores en Instagram, su marca presume de ser una de las cuentas m¨¢s populares de la industria. Ya no necesita del boca a boca, ni del impulso de titanes como Oprah Winfrey, que se prest¨® a depilarse en directo en su programa. ¡°Para m¨ª y para mi carrera, eso fue como ganar un Oscar¡±.