Bienvenidos a la era del la hermandad contra el acn¨¦
Celebrities como Daisy Ridley, Paris Jackson o Kendall Jenner naturalizan los granos en las redes sociales en la lecci¨®n de #skinpositivity m¨¢s importante que hemos visto en los ¨²ltimos meses.
Durante a?os el acn¨¦ era el siniestro premio de una loter¨ªa de la naturaleza que parec¨ªa tener debilidad por las feas. Las guapas, las populares, las que ten¨ªan ¨¦xito, siempre se libraban de esos terribles granos que suelen marcar la puerta de entrada a la adolescencia. Ni la Kylie Minogue de Locomotion, ni la Elizabeth Taylor de Mujercitas parec¨ªan en su d¨ªa tener problemas con el acn¨¦. Y si los ten¨ªan, para eso estaban un ej¨¦rcito de maquilladores listos para taparlos con lo que el maquillador Gato denomina ?una gruesa capa de Titanlux que oculta toda imperfecci¨®n?. Sin ir ...
Durante a?os el acn¨¦ era el siniestro premio de una loter¨ªa de la naturaleza que parec¨ªa tener debilidad por las feas. Las guapas, las populares, las que ten¨ªan ¨¦xito, siempre se libraban de esos terribles granos que suelen marcar la puerta de entrada a la adolescencia. Ni la Kylie Minogue de Locomotion, ni la Elizabeth Taylor de Mujercitas parec¨ªan en su d¨ªa tener problemas con el acn¨¦. Y si los ten¨ªan, para eso estaban un ej¨¦rcito de maquilladores listos para taparlos con lo que el maquillador Gato denomina ?una gruesa capa de Titanlux que oculta toda imperfecci¨®n?. Sin ir m¨¢s lejos, la angelical Keira Knightley confiesa tener una piel horrible y que su impoluto aspecto en la gran pantalla es fruto de horas de maquillaje.
Entonces lleg¨® Instagram y la moda del #NoMakeUp, con Alicia Keys a la cabeza. ¡°Me ha costado la vida tener la piel como la tengo. S¨¦ lo que se siente cuando tienes la cara llena de espinillas¡±, confesaba a coraz¨®n abierto a Elle UK. De paso, dejaba caer que lo que peor llevaba era ¡°el juicio constante de las mujeres¡±. Abierta la veda, muchas estrellas juveniles, hartas de la servidumbre de las fotos oficiales, empezaron subir selfies sin el benepl¨¢cito de sus managers. Reci¨¦n levantadas, en el gimnasio o antes de que las maquillaran. O maquilladas pero sin Photoshop. Y¡ ?bum!, sorpresa, ellas tambi¨¦n tienen granos. Tal vez no a un nivel desfigurante, que para detenerlo ya est¨¢ la isotretino¨ªna (el activo de referencia en la guerra contra esta afecci¨®n de la piel) y los m¨²ltiples peelings y otros tratamientos m¨¦dico est¨¦ticos. Pero s¨ª lo justo como para apreciar con claridad ese inc¨®modo grano premenstrual que toma posiciones en la nariz (que levante la mano la que no sabe de qu¨¦ hablamos). O esa nariz, mejilla o barbilla que se llena de espinillas en fechas de m¨¢ximo estr¨¦s. Para unas ser¨¢n los ex¨¢menes, para otras, el inicio de una gira. S¨ª, resulta que las guapas, ricas y famosas tampoco se libran. Ni se molestan por esconderlo. Es m¨¢s, lo comparten con miles de followers an¨®nimos como algo normal. Las redes sociales se convierten en ese foro de confidencias que toda adolescente necesita cuando, de la noche a la ma?ana, su rostro muta. Fluye la informaci¨®n acerca de qu¨¦ hacer (la actriz Daisy Ridley es rotunda: ir al dermat¨®logo). Pero tambi¨¦n se crea una especie de hermandad contra el estigma que desde siempre rode¨® al acn¨¦. S¨ª, todas tenemos o hemos tenido granos intr¨¦pidos.
Por fin, un cambio de actitud. La pura verdad al desnudo. El #MeToo para ante un proceso tan natural como la vida misma. Arranca as¨ª la nueva era hacia la normalizaci¨®n del acn¨¦. Tambi¨¦n la del nuevo bodyshaming: el #AcneShaming (humillar a alguien por sus espinillas). Y frente a ¨¦l, un poderoso nuevo movimiento: el #SkinPositivity o #AcnePositivity. El fot¨®grafo Peter DeVito (@peterdevito)? se declara superviviente del acn¨¦. Comenz¨® colgando primeros planos de su patolog¨ªa en su perfil de Instagram como medio para exorcizar unos demonios que arrasaron con su salud mental. Ahora cuenta con un proyecto personal que muestra instant¨¢neas de rostros con diversas patolog¨ªas cut¨¢neas, desde vit¨ªligo a albinismo o la alopecia. Una serie descarnada donde cada uno de los protagonistas vierte sus miedos al rechazo o a no casarse por raro. ¡®Valgo m¨¢s que lo que mi cuerpo ofrece¡¯, reza una de sus instant¨¢neas.
Recientemente el diario The New York Times se preguntaba si ahora el acn¨¦ es cool. Pon¨ªa el foco en una nueva realidad: los nuevos influencers no est¨¢n por la labor de seguir las reglas que marca la industria de la belleza, el sector editorial y la est¨¦tica de la moda. Crean sus propios caminos y reivindican su derecho a compartir su imagen, le pese a quien le pese. Sea guapo o feo, con piel de melocot¨®n o plagada de granos. En la era del ego virtual, las inseguridades no se esconden. Se comparten. Y de ah¨ª, salen legiones fortalecidas. El acn¨¦ no es cool. Simplemente, es real, como tener los ojos azules, el cabello pelirrojo o el dedo gordo del pie muy grande. Lejos de quedarse calladas, las guapas y famosas se suman al movimiento. Y replican con fuerza. ¡°Nunca dejes que esta mi¡ te detenga¡±. La frase es de Kendall Jenner. Todo un misil frente a quienes se lanzaron como buitres sobre ella por plantarse en la alfombra roja de los Globos de Oro con un pu?ado de lustrosos fur¨²nculos en la mejilla. ?Qu¨¦ esperaban? ?Qu¨¦ no fuera por estar premenstrual o con un brote s¨²bito? Hasta una fan (@yellowcustards), desde Twitter, alzaba la voz cantando cuatro verdades que sonaban a #WeToo: ¡°Ok, pero @KendallJenner posando y mostrando su acn¨¦ sin dejar de ser una estrella rutilante es lo que toda adolescente necesita comprender¡±.
La top del clan Kardashian no era sino una m¨¢s en esta cruzada contra el ¡®acneshaming¡¯. Famosa por no tener pelos en la lengua, la cantante Lorde se sinceraba en un Instagram stories acerca de sus ¡®a?os y a?os¡¯ de batalla encarnizada. Tambi¨¦n se mofaba de los y las marisabidillos que siempre se saben el remedio casero para eliminarlos. ¡°Lo he probado todo, todos los medicamentos, todo de todo. No necesito o¨ªr m¨¢s. Gracias¡±, comentaba en una grabaci¨®n descarnada y con la cara lavada. Se le abren las carnes ante aquellos que, en pleno siglo XXI, siguen asociando el acn¨¦ a la falta de higiene. ¡°?Te lavas la cara? Pues s¨ª, me lavo la cara, pero estoy gen¨¦ticamente maldita¡±, exclama. Paris Jackson (@ParisJackson) se suma al escuadr¨®n y compara en Twitter la irregularidad de una piel acn¨¦ica con una pizza.
Jessica Alba reconoce que en su tierna adolescencia se las vio y dese¨® para acabar con los brotes cuando las hormonas andaban revueltas o no dorm¨ªa bien. Y Angelina Jolie o Eva Longoria se dejan ver con acn¨¦ adulto sin inmutarse. Son mujeres empoderadas que no se detienen por unos puntos negros. Y con su actitud brava animan a otras mujeres (y hombres) a no esconderse.
La parte m¨¢s ¨ªntima de este outing son las confesiones de quienes vivieron a?os aciagos a causa de sus hormonas. Bellezas de hoy como Cameron Diaz, sufrieron un aut¨¦ntico tormento en el colegio. S¨ª, a ellas tambi¨¦n les llamaban ¡®cara de paella¡¯ o ¡®la de los granos verdes¡¯. Y eso te hunde. La propia Miley Cyrus confesaba a Elle que sufri¨® bullying durante su ¨¦poca como Hannah Montana. Tal fue el acoso y derribo que se sumi¨® en estado un depresivo. Daisy Ridley vio c¨®mo arruinaban su autoestima. Parte del p¨¢nico social de la protagonista de Los ?ltimos Jedi viene de aquella inseguridad. En su d¨ªa, lleg¨® a compartir una instant¨¢nea en Instagram con la cara lavada, gafas y crema sobre las espinillas. Hubo haters, acneshaming y mucha mala baba. Acab¨® cerrando su cuenta. ¡°El acn¨¦ te deja la autoestima hecha trizas. Odio el maquillaje, pero era la ¨²nica forma de salir de casa. Lo prob¨¦ todo: productos, antibi¨®ticos, m¨¢s productos, m¨¢s antibi¨®ticos¡ Me dejaron el cuerpo hecho unos zorros¡±, confes¨®.
La moraleja es el que el mal no es para siempre. Tampoco se cura definitivamente. ¡°No existe un tratamiento de una vez y para siempre. Cierto que se alivia con la edad, pero puede haber brotes en la madurez¡±, advierte la dermat¨®loga Elia Ro¨®, directora de Cl¨ªnica Clider.
Por ello no hay que enclaustrarse en casa por unos granos que no respetan ni a las tops. Pero, sobre todo, se debe ense?ar a las nuevas generaciones a respetar a quienes sufren acn¨¦, sin mofas ni escarnio. Y ah¨ª a¨²n queda mucho trabajo por hacer.