Me apetece¡
¡°Me apetece entrenar el cuerpo y tambi¨¦n la libertad, cuidarla como cuido la piel¡±.
Me apetece ir sin sujetador en oto?o, ya lo hice el 70% de los d¨ªas de verano y nunca he caminado tan libre. Me apetece que llegue el fr¨ªo, para olvidar la exigencia de la felicidad que siempre trae el verano. Me apetece deso¨ªr las voces que me sugieren que me corte la melena, que ya no tengo edad; yo tengo edad de todo lo que me lata. Me apetece soltarme m¨¢s el pelo, en sentido literal y figurado, y olvidarme de la coleta, que no me convierte en Jackie O. en Capri, sino en Magdalena, hija de Bernarda Alba. Me apetece encender velas de d¨ªa y cualquier d¨ªa, porque no necesito invitados ni citas...
Me apetece ir sin sujetador en oto?o, ya lo hice el 70% de los d¨ªas de verano y nunca he caminado tan libre. Me apetece que llegue el fr¨ªo, para olvidar la exigencia de la felicidad que siempre trae el verano. Me apetece deso¨ªr las voces que me sugieren que me corte la melena, que ya no tengo edad; yo tengo edad de todo lo que me lata. Me apetece soltarme m¨¢s el pelo, en sentido literal y figurado, y olvidarme de la coleta, que no me convierte en Jackie O. en Capri, sino en Magdalena, hija de Bernarda Alba. Me apetece encender velas de d¨ªa y cualquier d¨ªa, porque no necesito invitados ni citas seudorrom¨¢nticas para que mi casa se llene de Feu de Bois. Me apetece pintarme los labios con Ruby Woo un lunes a las ocho de la ma?ana y no hacerlo un s¨¢bado a las once de la noche.
Me apetece investigar una historia, la de los frascos de perfumes vac¨ªos encontrados en las trincheras de la Guerra Civil que escuch¨¦ en el podcast La historia es ayer. Me apetece charlar con Lily, la due?a divertid¨ªsima del centro donde me hago la pedicura. Me apetece escribir, una vez al mes, la palabra ¡°masaje¡± en el GCalendar. Me apetece que uno de ellos sea de un tal Mr. Ao, que se dice, se cuenta y se rumorea en los mentideros de las cosas bellas que da unos masajes de shiatsu inolvidables en la trastienda de l¡¯Officine Universelle Buly en el Marais. Me apetece volver a la Wellness Galerie, en Lafayette. Me apetece ver la exposici¨®n Moda y deporte en el Mus¨¦e des Arts D¨¦coratifs de Par¨ªs y me apetece hacer todo eso este mes, porque ¡°la vela de adelante es la que alumbra¡±, como decimos en casa. Me apetece ordenar bien mis cosm¨¦ticos y regalar lo que no uso. Me apetece ver tutoriales para aprender a pintarme los ojos con seguridad. Me apetece ver Priscilla (que menudo eyeliner luc¨ªa), la nueva pel¨ªcula de Sofia Coppola, porque nadie como ella para retratar el aburrimiento de muchas mujeres. Me apetece no hacer nada unas horas a la semana; no hablo de aburrirme, porque, como la fil¨®sofa Josefa Ros Velasco, no creo que ese malestar conduzca siempre a algo positivo, no defiendo esa falacia, hablo de no-hacer-nada.
Me apetece comprarme el nuevo maquillaje de Prada, pero solo se vende en Londres. Vaya, tendr¨¦ que ir a Londres. Y ya. Todo ya. Me apetece escribir la palabra apetece, porque esa mezcla de bilabial y dental es bonita. Me apetece retirarme cuatro d¨ªas en un retiro de bienestar, de esos que cuestiono sin conocer. Me apetece volver a nadar una vez a la semana. Me apetece volver a leer Me acuerdo, el libro de Joe Brainard en el que repite ¡°Me acuerdo¡± durante todas las p¨¢ginas y que tanto copiamos. Me apetece volver a practicar Pilates, aunque no s¨¦ si me apetece, solo creo que debo hacerlo. Me apetece hacer gimnasia facial y probar Work Your Face y tambi¨¦n saber qu¨¦ es la espiroterapia: que alguien me ense?e a respirar me parece el signo definitivo de nuestros tiempos. Me apetece ampliar mi zona de confort para no salir de ella y convertirla en una manta de Ezcaray. Me apetecen todos los domingos por la tarde, momento de la semana en el que practico nailfulness es decir, me hago la manicura en casa, en silencio, con mi esmalte Perfection, chez Marta Ortega. Me apetece seguir ba?¨¢ndome en piscinas en octubre, como en la de C¨¦sar Manrique de Paradisus Salinas de Lanzarote. Me apetece todo, cuidarme y descuidarme, maquillarme y desmaquillarme, peinarme y despeinarme. Me apetece entrenar el cuerpo y tambi¨¦n la libertad, cuidarla como me cuido la piel, cada d¨ªa, en casa y en la calle. Me apetece que me apetezca.