No, el hijo favorito no es el mayor de los hermanos
La relaci¨®n de los padres con sus hijos var¨ªa seg¨²n la edad y las vivencias con los mismos, pero es importante tener claro c¨®mo evitar los celos entre hermanos.
¡°?Qui¨¦n es el ni?o favorito de mam¨¢?¡±. Es una de esas frases que solemos decir a nuestro beb¨¦ cuando apenas puede entender el significado de la misma. El problema llega cuando se hace mayor y, encima, llega un nuevo hermanito a la familia. ?Qui¨¦n es entonces el favorito? Cualquier padre contestar¨¢ que ninguno, que a los hijos se les quiere exactamente por igual y que eso de los favoritismos es una excusa, lo mismo que la de ¡°es que el profesor me tiene man¨ªa¡±. Sin embargo, un estudio que se viraliz¨® hace unos meses ha in...
¡°?Qui¨¦n es el ni?o favorito de mam¨¢?¡±. Es una de esas frases que solemos decir a nuestro beb¨¦ cuando apenas puede entender el significado de la misma. El problema llega cuando se hace mayor y, encima, llega un nuevo hermanito a la familia. ?Qui¨¦n es entonces el favorito? Cualquier padre contestar¨¢ que ninguno, que a los hijos se les quiere exactamente por igual y que eso de los favoritismos es una excusa, lo mismo que la de ¡°es que el profesor me tiene man¨ªa¡±. Sin embargo, un estudio que se viraliz¨® hace unos meses ha intentado desmontar esta idea.
La soci¨®loga Katherine Conger y su equipo pidieron a 384 pares de hermanos que explicaran c¨®mo se sent¨ªan en la relaci¨®n con sus padres, respecto de sus hermanos, si sent¨ªan alg¨²n trato diferenciado y si eso hab¨ªa afectado a su autoestima. Igualmente, se entrevist¨® a los padres para comparar los datos, sacando como conclusi¨®n que si bien padres y madres no admitieron sentir m¨¢s afecto sobre un hijo que sobre otro, alrededor del 70% confesaba haber tenido alg¨²n trato preferencial de uno frente al otro. En cuanto a los hijos, el factor que sol¨ªa afectar m¨¢s era la edad, puesto que el hijo mayor, al haber pasado m¨¢s tiempo con los padres, adem¨¢s en solitario, s¨ª percib¨ªa ese trato de favoritismo.
Desmontando mitos en las relaciones padres-hijos
La psic¨®loga y directora del ¨¢rea infantil del centro de Psicolog¨ªa ?lava Reyes, Silvia ?lava, explica en primer lugar que existe cierta idealizaci¨®n de del afecto paterno filial. ¡°Pensamos que el amor entre padres e hijos es algo incondicional y que surge de forma espont¨¢nea, y es cierto que en la mayor¨ªa de las ocasiones es as¨ª, pero otras veces no. Hay que trabajar para que el afecto y el v¨ªnculo est¨¦ bien establecido y sobre todo sea un v¨ªnculo sano, que genere confianza y seguridad en los ni?os, no ?dependencia¡±. De esta manera, otra de las cosas que hay que empezar a asumir, es que ¡°las relaciones entre padres e hijos no son est¨¢ticas, van cambiando y evolucionando a lo largo de la vida, variando en funci¨®n de la edad del ni?o, de la edad de los padres, de los acontecimientos vitales¡ Pero ?sobre todo, de c¨®mo es la interacci¨®n entre padres e hijos¡±.
Es decir, que la idea de fondo es que no se trata tanto de que haya un hijo favorito o no, sino de entender que ¡°nuestro comportamiento genera emociones en los dem¨¢s, y eso es algo que los ni?os tienen que aprender. Aunque esto es algo que nos cuenta mucho asumir, la relaci¨®n entre padres e hijos se ver¨¢ mediatizada por las emociones que se generen, y esto es algo que ocurre en ambas direcciones, tanto de los padres a los hijos, como viceversa¡±.
?Realmente hay un hijo favorito?
No se trata ?por tanto de medir los afectos, ni de que realmente se quiera a un hijo m¨¢s que a otro, sino de que realmente lo que va cambiando es la relaci¨®n entre los padres y los hijos, y con ella, tambi¨¦n la percepci¨®n que puedan tener los distintos miembros de la familia. Aclar¨¢ndolo un poco m¨¢s, Silvia ?lava puntualiza que ¡°no podemos hablar tanto de que todos los padres sientan que hay momentos en los que uno de los hijos es el favorito, pero s¨ª que es verdad que, en determinados momentos, por la situaci¨®n vital en la que estamos inmersos, por una problem¨¢tica en concreto, o por variables de la personalidad de cada uno, podamos sentir una mayor afinidad con un hijo en concreto. Aunque no podemos generalizar y afirmar que todos los padres tengan un hijo favorito¡±.
La tambi¨¦n experta el psicolog¨ªa infantil, Laura ?lvarez Fern¨¢ndez, aporta por su parte que ¡°las necesidades afectivas durante la trayectoria vital de una persona cambian. Esto implica que en determinados momentos los padres se sientan m¨¢s c¨®modos con la compa?¨ªa de un hijo que de otro¡±. ?Sin embargo, insiste en que, quiz¨¢s por esa idealizaci¨®n del amor paterno filial ¡°aunque las preferencias de los padres hacia uno de los hijos existen, es harto dif¨ªcil que lo reconozcan. Lo ideal ser¨ªa poder reconocer esta realidad ya que es el primer paso para resolver conflictos dentro de la estructura familiar¡±.
La percepci¨®n de los hijos
Una cosa es lo que realmente sientan los padres y otra c¨®mo vivencian esta relaci¨®n los hijos. ?Lo primero que explica Laura ?lvarez es que ¡°es a partir de los dos a?os cuando los ni?os comienzan a compararse y entienden diferencias entre unos y otros. Es la edad clave para la aparici¨®n de los celos, y cuando empiezan a notar que sus padres dirigen m¨¢s atenci¨®n a sus hermanos¡±.
El problema, por tanto, viene realmente cuando este trato diferencial afecta en su desarrollo y sobre todo en su autoestima. ¡°El trato afectivo diferencial puede producir en el hijo menos atendido problemas de autoestima e inseguridad. El hermano sobreprotegido, por el contrario, tiende a comportarse de manera inmadura percibiendo el mundo exterior como hostil y peligroso¡±. Si todo esto pasa de peque?os, la consecuencia, seg¨²n la psic¨®loga, es que ¡°en la edad adulta, el ni?o desprotegido ser¨¢ m¨¢s resolutivo e independiente, pero es necesario que trabaje sus emociones ya que el mal afrontamiento del rencor puede dar lugar a problemas en su estado an¨ªmico. El hijo sobreprotegido, por el contrario, es m¨¢s probable que tenga un car¨¢cter inmaduro y ego¨ªsta, con la creencia de poder conseguir lo que quiera sin tener en cuenta las consecuencias y con muy baja tolerancia a la frustraci¨®n¡±. De esta manera, queda claro que ni el favorito ni el que deja de serlo, salen ganando con este tipo de relaciones, por lo que es importante fijarse y cuidar las mismas.
Lo que los padres pueden evitar
Si no podemos evitar que nuestras relaciones cambien, lo que s¨ª podemos es evitar que eso suponga un problema, entre otras cosas, para la relaci¨®n de celos y competitividad entre los hermanos. Para ello, Laura ?lvarez recomienda ¡° ue los padres tengan presente que sentirse en un momento m¨¢s inclinado hacia un hijo que hacia otro es normal, pero que no pierdan de vista que la educaci¨®n ha de ser equitativa y el afecto tambi¨¦n¡±. Dicho lo cual, recuerda algunas ideas como lo importante de no comparar a los hijos, elogiar sus logros por igual, trabajar su independencia y autoestima, respetar su intimidad y sus l¨ªmites, as¨ª como estableces unas normas coherentes para todos, de acuerdo a las distintas edades, ¡°todo lo cual puede contribuir a que no se sientan desplazados o rechazos, ni sobreprotegidos¡±.
En esta misma l¨ªnea, Silvia ?lava aporta por su parte que los padres deben trabajar ¡°cu¨¢nto y en qu¨¦ medida exigir a cada hijo, que no siempre ser¨¢ lo mismo y esto depender¨¢ de sus diferencias individuales, de sus posibilidades, de sus caracter¨ªsticas, etc.¡±, pero que igual que dan las mismas pautas educativas y de afecto, deben tambi¨¦n establecer por igual los mismos l¨ªmites para todos los hermanos. ¡°Por ejemplo, si se establece como norma obedecer a la primera, o no gritar, es algo que es conveniente que se aplique a todos los hermanos por igual¡±. ?A veces los peque?os detalles son los que marcan las diferencias.