Pelo sucio y melenas sin cuidar hasta la cintura: las ¡®Dirty Girls¡¯ regresan en la era pand¨¦mica
¡®Kajillionaire¡¯ y las primeras tendencias vistas en la pasarela de moda lo tienen claro: el pelo engrasado y la alergia a las tijeras son el s¨ªmbolo capilar que definir¨¢ los inicios de esta era pand¨¦mica.
?No se duchan porque intentan ser rebeldes contra la sociedad?. ?Huelen mal, no se lavan?. ?Es imposible no verlas?. ??Es asqueroso! Parecen salidas del basurero, no se ba?an, llevan todo ese maquillaje horrendo por toda la cara. Viven en el abismo de la salubridad y de lo hediondo. Me pregunto qu¨¦ buscan con todo esto, ?qu¨¦ dice sobre ti todo esto??.
En 1996, Michael Lucid grab¨® ...
?No se duchan porque intentan ser rebeldes contra la sociedad?. ?Huelen mal, no se lavan?. ?Es imposible no verlas?. ??Es asqueroso! Parecen salidas del basurero, no se ba?an, llevan todo ese maquillaje horrendo por toda la cara. Viven en el abismo de la salubridad y de lo hediondo. Me pregunto qu¨¦ buscan con todo esto, ?qu¨¦ dice sobre ti todo esto??.
En 1996, Michael Lucid grab¨® Dirty Girls, un documental de 18 minutos en su instituto de Los ?ngeles donde se recog¨ªa el sentir de unas j¨®venes ajenas al sistema y c¨®mo sus compa?eros de clase pon¨ªan a caldo, bastante asqueados, a ese grupo de chicas que renegaban de los c¨¢nones de feminidad. Unas parias al¨¦rgicas al cepillo y a lo que se supon¨ªa que deb¨ªa ser una chica. Con banda sonora de Liz Phair, y alineadas con el hurac¨¢n de las riot Grrls y el esp¨ªritu grunge de los tiempos (una de las Dirty girls cuenta en el video que no se ha duchado desde que se enter¨® de que Kurt Cobain se hab¨ªa suicidado), el clip sirve como documento hist¨®rico para vislumbrar la lucha de poder entre las subculturas de los 90, pero esencialmente sirve como prueba fehaciente sobre la valent¨ªa de unas j¨®venes que pasaban absolutamente de todo y les importaba un carajo lo que pensaran los dem¨¢s.
Convertida en cinta de culto con el pasar de las d¨¦cadas, Internet celebra y revisita las?Dirty Girls fascinado de tanto en tanto y hasta Vice reuni¨® en 2013 a las hermanas protagonistas de la cinta, Amber y Harper, para saber qu¨¦ hab¨ªa sido de ellas. Su destino no hab¨ªa sido nada dirty: una se hab¨ªa convertido en fot¨®grafa y la otra se hab¨ªa hecho cargo de la empresa familiar. Segu¨ªan igual de fabulosas.
Las dirty girls?de la costa oeste no fueron las ¨²nicas en renegar de todo: el esp¨ªritu grunge se convirti¨® en un aut¨¦ntico hurac¨¢n de las tendencias para las grandes ligas de la moda, que trataron de apropiarse de lo que se coc¨ªa en las salas de conciertos para tratar de alzar las ventas entre la juventud. Una situaci¨®n que lleg¨® a poner en jaque al propio sistema:?¡°La ausencia de maquillaje y el pelo sucio no es lo que los Leonard Lauder quieren ver¡± (en alusi¨®n al presidente de Este¨¦ Lauder y anunciante de peso en la prensa de moda) afirm¨® la mism¨ªsima Anna Wintour al?New York Times. Sin el poder prescriptor de las redes y con la prensa como basti¨®n de fuerza irreductible sin competencia alguna, en la industria, fot¨®grafos, creadores y compradores siguieron las indicaciones de la editora de Vogue. El glamour del pasado volvi¨® a las revistas, a los editoriales de moda y con ¨¦l, las ventas. La industria respir¨® aliviada y las chicas volvieron a los champ¨²s con frecuencia.
Un cuarto de siglo despu¨¦s, el esp¨ªritu de aquellas dirty girls reaparece por sorpresa (l¨®gica) entre las tendencias post covid. Ciertamente, qui¨¦n tiene ganas de arreglarse el pelo, o incluso ducharse, cuando una pandemia te obliga a quedarte en casa, teletrabajar sin tener los l¨ªmites muy claros entre tu vida privada y profesional y cuando tu plan de finde, con una cultura de club inexistente, es tirar de nostalgia evasora en el cat¨¢logo de cualquier plataforma online y evitar el consumo de noticias para no abusar de la bajona existencial.
Haciendo la competencia al mullet por el que insiste Rihanna (el uso de tijeras algo esquizofr¨¦nico y sin orden fue el peinado estrella del desfile de Fenty), los desfiles de las primeras semanas de la moda post covid certifican la teor¨ªa de tomar distancia social con el champ¨²: en Mil¨¢n, Sportmax y Versace apostaron por franjas mojadas en el flequillo y las puntas que tambi¨¦n podr¨ªan pasar por pegotes de grasa. Los eufemistas lo llaman efecto pelo mojado, pero las im¨¢genes hablan por s¨ª solas. En Par¨ªs, Paco Rabanne directamente pide que no te cortes el flequillo y vayas algo cegata por la vida porque para lo que hay que ver, qu¨¦ m¨¢s dar¨¢.
Quien se suma a este desapego por el cuidado capilar es Miranda July. En su ¨²ltima pel¨ªcula,?Kajillionaire,?la dramedia que estrenar¨¢ el pr¨®ximo 30 de octubre en Espa?a, tambi¨¦n se pasa ol¨ªmpicamente del cepillo: ah¨ª vemos?a Evan Rachel Wood caracterizada con una melena XXL, desubicada e intentando lidiar con una ausencia de ni?ez y de sentimientos despu¨¦s de haberse pasado toda una vida siendo entrenada por sus padres para ser una timadora efectiva.??Su melena est¨¢ apagada, descuidada, lacia, un poco desastre. A primera vista, podr¨ªa confundirse con el cabello de alguien que ha pasado a?os en una secta. B¨¢sicamente ese pelo es lo ¨²ltimo en cabello en la era del confinamiento?, dicen sobre este peculiar estilismo capilar en Dazed, donde sentencian todo este panorama de forma clara y concisa: ?Deja de cuid¨¢rtelo. Que tu pelo descanse. Olvida las tijeras y resiste ante la tentaci¨®n. D¨¦jate el pelo largo. De todas formas, no vas a ver a nadie?.