Sostenibilizzzzz
Esta ma?ana me he cepillado los dientes con dent¨ªfrico s¨®lido. No lo he hecho por sostenibilidad, sino por noveler¨ªa. No lo escondo. He escrito sostenibilidad con miedo, porque cada vez que manoseamos un poco m¨¢s la palabra aparecen dos peligros: uno, el del aburrimiento (sostenilibizzzzz), y dos, el de la bronca. Ninguno es sexy. La mayor¨ªa de las personas sensatas desean cuidar su planeta, pero nadie quiere sermones. Esto no es un serm¨®n y conf¨ªo en no aburrir a nadie, empezando por m¨ª.
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Esta ma?ana me he cepillado los dientes con dent¨ªfrico s¨®lido. No lo he hecho por sostenibilidad, sino por noveler¨ªa. No lo escondo. He escrito sostenibilidad con miedo, porque cada vez que manoseamos un poco m¨¢s la palabra aparecen dos peligros: uno, el del aburrimiento (sostenilibizzzzz), y dos, el de la bronca. Ninguno es sexy. La mayor¨ªa de las personas sensatas desean cuidar su planeta, pero nadie quiere sermones. Esto no es un serm¨®n y conf¨ªo en no aburrir a nadie, empezando por m¨ª.
Mi dent¨ªfrico s¨®lido me lleva a pensar una frase que escuch¨¦ hace tiempo y repito siempre que puedo, quiz¨¢s aqu¨ª lo haya hecho: ¡°El futuro es como el pasado, pero m¨¢s caro¡±. Eso lo confirma el hecho de que la cosm¨¦tica quiere que nos duchemos, lavemos el rostro, el pelo y hasta lo acondicionemos con pastillas de jab¨®n, como hac¨ªan nuestros bisabuelos. Este tipo de cosm¨¦tica exige menos agua en sus f¨®rmulas, dura una eternidad, no se envuelve en pl¨¢stico y es biodegradable. ?Les he aburrido ya? ?Ya? Nuria Val, cofundadora de Rowse, me contaba en su estudio de Barcelona (deber¨ªa hacer visitas guiadas de lo bonito que es) que le encanta lavarse el pelo con uno de sus champ¨²s s¨®lidos porque ¡°desaparece¡±. Ella, gran viajera, valoraba no tener una botella que abrir, cerrar y llevar de una ducha a otra sino un producto que se va deshaciendo entre sus manos, y me pareci¨® que hab¨ªa cierta poes¨ªa en esa idea.
La transici¨®n de la cosm¨¦tica l¨ªquida a la s¨®lida es dif¨ªcil, aunque merece la pena intentarla. Yo misma mir¨¦ con recelo mi caja redonda de dent¨ªfrico s¨®lido antes de estrenarlo y ahora tengo dos: una en casa y otra en la bolsa de viaje. Es cierto que comenc¨¦ a usarlo porque era diferente. Continu¨¦ haci¨¦ndolo porque me pareci¨® eficaz y me hac¨ªa sentir bien. No toda mi cosm¨¦tica es s¨®lida ni creo que llegue a serlo, pero hago peque?as correcciones. La responsabilidad de cuidar el planeta no puede caer sobre mis hombros: es un problema pol¨ªtico y econ¨®mico que nos supera. Hago lo que puedo. Hoy toda marca cosm¨¦tica que nace lo hace pidiendo disculpas: ¡°Soy limpia, soy reciclable, no tengo pl¨¢stico, dono parte de mis ventas a la causa equis¡±. ¡°Qui¨¦reme, soy buena¡±, parece querer decir. Tambi¨¦n lo hace con angustia. Pobres marcas y pobres fundadoras, la mayor¨ªa son mujeres. Cu¨¢nta presi¨®n.
La sostenibilidad es intentar que mi sobrina Julieta, de ocho a?os, pueda disfrutar cuando sea mayor de lo que yo disfruto hoy y la herramienta para lograr que el planeta se ¡°sostenga¡± es la econom¨ªa circular: rechazar, reutilizar, reciclar, rellenar y, cuando no se pueda lo anterior, comprar con intenci¨®n; en otro momento definimos intenci¨®n. La marca australiana Emma Lewisham quiere liderar un movimiento hacia la circularidad de los productos cosm¨¦ticos. En su web explica que al comprar un producto rellenable en lugar de uno nuevo se reducen las emisiones de carb¨®n un 70%, de uso energ¨¦tico en 60% y de agua en un 40%, adem¨¢s de reducir el desperdicio cosm¨¦tico (Fuente: Life Cycle Assessment, LCA). Yo relleno las botellas de champ¨² y jab¨®n de ba?o que termino y ese gesto tan sencillo me reconforta. La sostenibilidad complica la vida, pero el amor y tener cinco plataformas de series y pel¨ªculas tambi¨¦n y no nos quejamos. En los tres casos nos mejoran los d¨ªas y las noches, por lo tanto, merece la pena el compromiso. El futuro no ser¨¢ como el pasado: y menos mal.