Diario de una ¡®runner¡¯ inexperta: carrera en el descanso del trabajo
La Quinta de Los Molinos no es un parque, es un estado de ¨¢nimo. Una antigua compa?era de trabajo me lo hab¨ªa descrito as¨ª y yo me puse las zapatillas para comprobarlo. En el intermedio viajero toca silla, toca oficina, toca pol¨ªgono. La redacci¨®n de S Moda est¨¢ en el edificio de El Pa¨ªs, en Suances, en el barrio madrile?o de Pueblo Nuevo. En su caparaz¨®n, construcciones grises y tediosas. Por dentro, la calidez de unos almendros en flor (a pesar de las fechas).
La Quinta es una depuradora de estr¨¦s, tensi¨®n y problemas. A la hora de comer nos cruzamos por sus senderos...
La Quinta de Los Molinos no es un parque, es un estado de ¨¢nimo. Una antigua compa?era de trabajo me lo hab¨ªa descrito as¨ª y yo me puse las zapatillas para comprobarlo. En el intermedio viajero toca silla, toca oficina, toca pol¨ªgono. La redacci¨®n de S Moda est¨¢ en el edificio de El Pa¨ªs, en Suances, en el barrio madrile?o de Pueblo Nuevo. En su caparaz¨®n, construcciones grises y tediosas. Por dentro, la calidez de unos almendros en flor (a pesar de las fechas).
La Quinta es una depuradora de estr¨¦s, tensi¨®n y problemas. A la hora de comer nos cruzamos por sus senderos de fuentes, pinos y cipreses, varios corredores. Al mirarlos los imagino sin sus camisetas de elastano, sus mallas fluorescentes y su calzado con plantillas especiales delante de un ordenador. Los veo en tacones y mocasines, con faldas hasta la rodilla y camisas a rayas. Los vislumbro enfadados, frustrados o molestos. Deben ser mis traspi¨¦s de runner los que me infunden esta perspectiva. Estoy concienciada pero no (siempre) reciclo y por ello me deber¨ªan meter en la c¨¢rcel. Pero la soledad del corredor de fondo me convierte en ecologista frustrada. Durante la carrera me parar¨ªa a recoger cada papel del suelo, cada bolsa de pl¨¢stico. Hasta cada chicle. Con tal de parar. No mido mis tropiezos. Ni llevo ning¨²n wearable que registre los kil¨®metros recorridos. Los podr¨ªa capturar con alguna app (Endomondo o Nike + Running) pero me da pereza. Tal vez sea miedo al fracaso.
Lo del dispositivo de fitness tiene soluci¨®n. En breve estranar¨¦ iwatch. Lo confieso, me declaro stevejobscreyente. A no confundir con applecreyente, desde la muerte del fundador (s¨ª, lo s¨¦, era un d¨¦spota), los lanzamientos de la empresa tecnol¨®gica no me enganchan (tanto). Y la perspectiva de vivir bajo la dictadura de la notificaci¨®n me tienta menos (a¨²n). Esposarme con una pulsera que me avise de cada whats app, mensaje o email se me antoja estresante. Pero no me vendr¨ªa mal medir mi evoluci¨®n. O involuci¨®n. Sea ascendente, descendente o plana. Podremos soportarlo. Ser¨¢ menos doloroso que volver despu¨¦s de correr por la Quinta del Molino al edificio de El Pa¨ªs para ducharse (s¨ª, hay duchas) y sentarse delante del ordenador. Sin mocasines ni tacones, pero con cara de frustrada.