Ikigay, ?el secreto para vivir m¨¢s y mejor lo tienen los japoneses?
O c¨®mo los japoneses, junto a los suecos y los daneses, nos dan algunas claves para vivir m¨¢s equilibrados, disfrutando de las peque?as cosas y buscando c¨®mo sentirnos realizados.
Se dice siempre que Espa?a es diferente, y lo es entre otras cosas porque los espa?oles tenemos fama de saber disfrutar de la vida. Sol, playas, buena comida, tapeo y ca?as despu¨¦s del trabajo, fiesta y todo ello en compa?¨ªa de amigos y familia. Parece la receta perfecta para ser feliz. Sin embargo, parece que tambi¨¦n nos dejamos llevar bastante por el estr¨¦s, la tristeza y la ansiedad. Quiz¨¢s por eso no est¨¦ de m¨¢s echar un vistazo a lo que hacen en otros pa¨ªses para intentar ser un poco m¨¢s felices, o al menos, sentir un mayor bienestar en su d¨ªa a d¨ªa.
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Se dice siempre que Espa?a es diferente, y lo es entre otras cosas porque los espa?oles tenemos fama de saber disfrutar de la vida. Sol, playas, buena comida, tapeo y ca?as despu¨¦s del trabajo, fiesta y todo ello en compa?¨ªa de amigos y familia. Parece la receta perfecta para ser feliz. Sin embargo, parece que tambi¨¦n nos dejamos llevar bastante por el estr¨¦s, la tristeza y la ansiedad. Quiz¨¢s por eso no est¨¦ de m¨¢s echar un vistazo a lo que hacen en otros pa¨ªses para intentar ser un poco m¨¢s felices, o al menos, sentir un mayor bienestar en su d¨ªa a d¨ªa.
El Ikigai japon¨¦s para vivir m¨¢s y mejor
Para sentirnos m¨¢s felices no solo nos basta con ser equilibrados y disfrutar de las peque?as cosas, tambi¨¦n necesitamos sentirnos realizados. Esa es la idea que refleja el ikigai japon¨¦s, y que seg¨²n la periodista Bettina Lemke en su libro Encuentra tu ikigai (Urano) ¡°describe la sensaci¨®n de saber cu¨¢l es el sentido de la propia vida y, en consecuencia, la seguridad de que tu existencia merece la pena¡±.
De esta forma no se trata solo de desarrollarse a nivel personal y profesional, sino de sentir que se tiene claro nuestro prop¨®sito en la vida y estructurar la misma en torno a esa idea. As¨ª, la escritora resume que se trata de algo como ¡°la intersecci¨®n entre las cosas que nos gusta hacer, nuestros talentos, aquello que aportamos al mundo y lo que el mundo necesita. De las actividades m¨¢s insignificantes a los grandes proyectos, las posibilidades del ikigai en esta vida son infinitas¡±.
En realidad Jap¨®n quiz¨¢s no es el pa¨ªs donde la poblaci¨®n sea m¨¢s feliz, pero s¨ª m¨¢s longeva (es el ¨²nico pa¨ªs de la OCDE con mayor esperanza de vida, por encima de Espa?a). En concreto, una de las poblaciones m¨¢s longevas es Okinawa, una isla al sur de Jap¨®n, donde el n¨²mero de centenarios por cada 100.000 habitantes es de 24.55, muy superior a la media mundial. Fue all¨ª donde H¨¦ctor Garc¨ªa y Francesc Miralles realizaron encuestas a m¨¢s de cien ancianos para descubrir el secreto del ikigai y desarrollarlo en su libro Los secretos de Jap¨®n para una vida larga y feliz (Urano).
As¨ª, algunos entrevistados les contaron c¨®mo pese a que su raz¨®n de vivir antes eran sus puestos de trabajo, ahora son acciones como reunirse con sus convecinos para tomar t¨¦ y hablar, jugar con sus nietos cuando van a visitarles, o su labor como voluntarios. Y quiz¨¢s esa es la lecci¨®n, que no se trata de una raz¨®n de vivir ¨²nica para siempre, sino de buscar una raz¨®n que nos haga levantarnos de la cama seg¨²n cada momento y circunstancia de nuestra vida.
El LAGOM sueco y la moderaci¨®n
Suena a mueble de IKEA, y quiz¨¢s podr¨ªa serlo, pero no es el caso. Seg¨²n la autora y activista Linnea Dunne en su nuevo libro Lagom (Planeta) este concepto no tiene una traducci¨®n literal en castellano, pero podr¨ªa venir a decir algo as¨ª como: ¡°ni demasiado ni demasiado poco; lo justo¡±.
En cuanto al origen de la palabra, en este mismo libro se explica que todo parece indicar que proviene del t¨¦rmino vikingo laget om, que se traducir¨ªa por ¡°alrededor del equipo¡± y que deriva de la costumbre de pasar un cuerno de hidromiel de mano en mano asegur¨¢ndose de que hay la cantidad justa para que todo el mundo pueda tomar un sorbo. Aunque quiz¨¢s tenga m¨¢s sentido centrarse solo en la etimolog¨ªa, ya que parece que la palabra ¡°lag¡± viene a referirse a un tipo de ¡°ley¡± del sentido com¨²n.
As¨ª, la felicidad lagom es precisamente ese estado en el que no se est¨¢ exaltado, ni euf¨®rico, sino m¨¢s bien comedido en cuanto a las emociones. Y es que para los que siguen la filosof¨ªa lagom la felicidad est¨¢ en el equilibro y la moderaci¨®n que se alcanza siguiendo una vida sencilla y humilde. La clave est¨¢ en no despilfarrar ni excederse, no s¨®lo en lo econ¨®mico, sino en todos los aspectos de la vida.
Se trata por tanto de enfocar de forma diferente cada acto rutinario del d¨ªa a d¨ªa. Como echar la cantidad justa de leche al caf¨¦ o de dar un masaje con la presi¨®n perfecta. Algo que seg¨²n Linnea Dunne se puede ver reflejado en una serie de c¨®digos sociales basados en el equilibro, que tambi¨¦n pueden imitarse. Algunos de ellos son por ejemplo: aceptar la invitaci¨®n a pasar el fin de semana en casa de un amigo, pero llevar tus propias s¨¢banas porque es justo compartir el peso de hacer la colada; comprar un coche pr¨¢ctico, aunque no sea el veh¨ªculo m¨¢s bonito; pintar solo una pared que destaque en el sal¨®n y dejar el resto de color blanco porque pintar toda la sala ser¨ªa demasiado; pintarse los labios de un rojo vivo, pero maquillarse el resto de manera discreta; pedir una hamburguesa pero sin las patatas fritas, porque la moderaci¨®n es una virtud.
El HYGGE dan¨¦s para aprender a disfrutar de las peque?as cosas
No es la primera vez que escuchamos aquello de que la felicidad est¨¢ en las peque?as cosas. Pero lo que el Hygge dan¨¦s viene a decirnos es que tambi¨¦n tenemos que aprender a buscarlas y sacarles todo el partido posible.
Meik Wiking, director del Instituto de Investigaci¨®n de la Felicidad de Copenhague, recuerda en su libro Hygge: La felicidad en las peque?as cosas? (Planeta) que Dinamarca ha encabezado varias veces la lista de los pa¨ªses m¨¢s felices, y que nunca est¨¢ de m¨¢s aprender de los mejores
En cuanto a la definici¨®n de la palabra, no existe una ¨²nica traducci¨®n, pero se le han asignado conceptos como ¡°el arte de crear intimidad¡±, ¡°el placer de la presencia de cosas reconfortantes¡±, y la que el autor dice que es su favorita ¡°una taza de cacao a la luz de las velas¡±. Explicado con m¨¢s palabras, el Hygge es aquella filosof¨ªa de vida en la que se busca disfrutar de los momentos con amigos cercanos y familiares en una comida tranquila, pero tambi¨¦n de los momentos de soledad, como sentarnos en el fuego con un chocolate caliente, o con algo a¨²n m¨¢s sencillo como ponernos ropa seca y caliente al llegar a casa tras una tormenta.
Lo que Meik Wiking deja claro en su libro es que no se trata solo de peque?as ¡°cosas¡±, sino sobre todo de fijarte en los peque?os ¡°detalles¡±, que pueden dar un toque diferente al ambiente para disfrutar a¨²n m¨¢s de la experiencia. Y sobre todo para sentirnos, estemos donde estemos, con esa sensaci¨®n c¨¢lida de hogar. Algo as¨ª como la lucecita naranja en una ventana, en una fr¨ªa noche de invierno.
Es por ello que la sede del Hygge es precisamente la casa, el lugar en el que nos sentimos seguros, bajamos la guardia, nos relajamos y limitamos nuestros niveles de ansiedad.
Pero instalar la filosof¨ªa Hygge en nuestra casa no se trata de comprar muebles n¨®rdicos, sino de crear cierto ambiente. Para ello el autor ofrece consejos como tener velas, cosas hechas de madera, libros y un toque de naturaleza, desde plantas, hojas secas o ramas de decoraci¨®n, hasta objetos con motivos animales. En cuanto a complementos la idea es apostar por lo vintage, como ese recuerdo nost¨¢lgico de la infancia, adem¨¢s de objetos acogedores como mantas y cojines.
Por ¨²ltimo, en cuanto algunas l¨ªneas claves de su filosof¨ªa, Meik Wiking aporta que se trata de tener una verdadera presencia en lo que hacemos, disfrutando del aqu¨ª y ahora con acciones simples como apagar el m¨®vil. Igualmente intentar disfrutar de la presencia de los dem¨¢s con armon¨ªa, por ejemplo, si quedamos con otra pareja de amigos no compitiendo por ver cu¨¢l tiene m¨¢s logros o por cu¨¢l parece estar m¨¢s enamorado. Cosas tan obvias, pero tan complicadas, como disfrutar de una onza de chocolate o un dulce como un placer, pero sin obsesionarnos con la culpabilidad de los kilos de m¨¢s. Y sobre todo priorizar la comodidad, sentir que ese momento es para relajarnos, nada m¨¢s.