La contaminaci¨®n tambi¨¦n provoca falta de deseo sexual
Hay ya indicios y estudios que relacionan los disruptores endocrinos, sustancias qu¨ªmicas capaces de alterar el sistema hormonal, con el desarrollo y la respuesta sexual.
Sex¨®logos, m¨¦dicos y terapeutas han buscado, por tradici¨®n, el origen de la falta de deseo en causas psicol¨®gicas o sociales (estr¨¦s, rutina, falta de tiempo). Sin embargo, muchos investigadores empiezan a sospechar que las pocas ganas pueden estar tambi¨¦n muy relacionadas con la contaminaci¨®n qu¨ªmica en la que vivimos inmersos.
Los llamados disruptores endocrinos son sustancias qu¨ªmicas capaces de alterar el sistema hormonal (tanto en humanos como en animales), responsable de m¨²ltiples funciones vitales como el crecimiento o el desarrollo y la respuesta sexual.
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Sex¨®logos, m¨¦dicos y terapeutas han buscado, por tradici¨®n, el origen de la falta de deseo en causas psicol¨®gicas o sociales (estr¨¦s, rutina, falta de tiempo). Sin embargo, muchos investigadores empiezan a sospechar que las pocas ganas pueden estar tambi¨¦n muy relacionadas con la contaminaci¨®n qu¨ªmica en la que vivimos inmersos.
Los llamados disruptores endocrinos son sustancias qu¨ªmicas capaces de alterar el sistema hormonal (tanto en humanos como en animales), responsable de m¨²ltiples funciones vitales como el crecimiento o el desarrollo y la respuesta sexual.
Seg¨²n Francisco Botella Romero, vocal de comunicaci¨®n de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n (SEEN), ¡°En este grupo se encuentran las sustancias persistentes, bioacumulativas y organohal¨®genas (compuestos org¨¢nicos que contienen ¨¢tomos de hal¨®geno), que incluyen algunos plaguicidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas), determinadas sustancias qu¨ªmicas industriales, productos sint¨¦ticos y algunos metales pesados. El t¨¦rmino disruptor endocrino sirve para definir a cualquier compuesto qu¨ªmico (contaminante del medio ambiental) que, una vez incorporado a un organismo vivo, afecta al equilibrio hormonal. Aunque cualquier sistema hormonal puede verse implicado, la informaci¨®n disponible sobre la disrupci¨®n hormonal causada por los agonistas o los antagonistas de las hormonas sexuales femeninas, o estr¨®genos, es muy superior. A estos ¨²ltimos compuestos, les llamamos xenoestr¨®genos, y se cree que podr¨ªan tener un efecto negativo sobre los mecanismos de control de la secreci¨®n de testosterona y la producci¨®n de espermatozoides, aunque los resultados son confusos y a¨²n no est¨¢ plenamente demostrado¡±.
Este tipo de contaminaci¨®n y sus efectos ha empezado a ser estudiada hace relativamente poco. Theo Colborn (1927-2014), farmac¨¦utica y zo¨®loga estadounidense, fue la primera en reparar en este tipo de sustancias y sus perniciosos efectos. En 1988 fue contratada por la ONG World Wildlife Fund (WWF) como cient¨ªfica para un libro que preparaba la organizaci¨®n sobre la fauna de los Grandes Lagos. Theo descubri¨® que 16 especies que se alimentaban de peces de los lagos ten¨ªan problemas en la reproducci¨®n. Parec¨ªan sanos, pero sus cr¨ªas eran d¨¦biles o deformes o no viv¨ªan mucho. Incluso, no ten¨ªan descendencia.
La hip¨®tesis de Colborn era que hab¨ªa algo en el agua que interfer¨ªa sobre el sistema endocrino, modificando la acci¨®n de las hormonas que intervienen en la reproducci¨®n y en la respuesta sexual. En 1991 consigui¨® que 21 cient¨ªficos de diferentes ramas se reunieran para compartir sus hallazgos. Eran tan variados los efectos de estas sustancias que su estudio parec¨ªa pertenecer a diferentes disciplinas. En esta reuni¨®n se alcanz¨® un consenso que inclu¨ªa la presencia demostrada en el medio de compuestos que interfieren en el sistema endocrino, que su acci¨®n provoca numerosos cambios en los organismos y, sobre todo, en relaci¨®n con la reproducci¨®n y el desarrollo. Y, por supuesto, apareci¨® por vez primera el t¨¦rmino de ¡®disruptor endocrino¡¯.
A d¨ªa de hoy, hay m¨¢s de 500 sustancias qu¨ªmicas sint¨¦ticas que podr¨ªan entrar en esta clasificaci¨®n y que son utilizadas habitualmente en la industria, agricultura, productos farmac¨¦uticos, cosm¨¦ticos o limpiadores dom¨¦sticos. Algunas de las que destacan son el Bisfenol-A (presente en algunas resinas o contenedores de alimentos), la dioxina clorada (utilizada para el blanqueo de la pasta de papel), el glifosato (un herbicida), los ftalatos (plastificantes), el perclorato (en los carburantes y fuegos artificiales); adem¨¢s de mercurio, plomo, ars¨¦nico, sustancias qu¨ªmicas perfluoradas (muy utilizadas en envolturas y recipientes de alimentos y cosm¨¦ticos). Los estr¨®genos de los anticonceptivos y terapias de reemplazo hormonal se incorporan al medioambiente a trav¨¦s de la orina de las personas que los ingieren, o al desechar los f¨¢rmacos que los contengan.
Como publicaba la revista Internal Society of Sexual Medicine, hay varios estudios realizados en hombres expuestos a diferentes disruptores endocrinos, por razones sobre todo laborales, en los que las conclusiones son bastante similares: reducci¨®n de la libido, bajos niveles de testosterona y disfunciones er¨¦ctiles. The Journal of Sexual Medicine, publica tambi¨¦n una investigaci¨®n del 2017 sobre los efectos del formaldeh¨ªdo (utilizado en la fabricaci¨®n de pl¨¢sticos) en ratones macho. Se comprob¨® que estos animales presentaban una inhibici¨®n de la respuesta sexual, ten¨ªan bajos niveles de testosterona y su esperma era de peor calidad. Existe tambi¨¦n otro estudio sobre los efectos del Bisfenol A (uno de los disruptores m¨¢s usados) en humanos, publicado en Reproductive Biology and Endocrinology.
Seg¨²n Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa, ¡°hay evidencia ya de que los disruptores endocrinos afectan a la libido masculina y a la erecci¨®n, as¨ª como a la calidad del semen. Con el g¨¦nero femenino hay m¨¢s dudas y menos estudios, pero si la testosterona en la mujer no es tan determinante para el deseo como en el hombre, si que lo es para la liberaci¨®n de neurotransmisores, sustancias que tienen mucho que ver con el bienestar y la sensaci¨®n de felicidad¡±.
Fuera del campo de la sexualidad, ya hay muchos autores que relacionan los disruptores endocrinos con una pubertad precoz en las ni?as, s¨ªndrome de ovarios poliqu¨ªsticos, reducci¨®n de la fertilidad, tumores en ¨®rganos hormono dependientes, alteraciones en el desarrollo del sistema neurol¨®gico, diabetes, obesidad, s¨ªndrome de fatiga cr¨®nica, fibromialgia o esclerosos m¨²ltiple.
La mujer, m¨¢s vulnerable a este tipo de contaminaci¨®n
¡°La producci¨®n hormonal se genera gracias a la retroalimentaci¨®n negativa, que sirve para que el organismo no produzca nada en exceso¡±, apunta Francisca Molero. ¡°El problema con los xenoestr¨®genos es que enga?an al organismo, uni¨¦ndose a receptores estrog¨¦nicos y actuando como ellos¡±.
La contaminaci¨®n por xenoestr¨®genos afecta m¨¢s a la mujer, ya que como apunta esta ginec¨®loga, ¡°nosotras tenemos m¨¢s receptores estrog¨¦nicos que los hombres y, por otra parte, tenemos tambi¨¦n m¨¢s tejido adiposo, que es donde se fijan estas sustancias. Raz¨®n por la cual somos tambi¨¦n m¨¢s vulnerables a la contaminaci¨®n por metales pesados¡±. El hecho de que la mujer consuma m¨¢s cosm¨¦ticos o est¨¦ en contacto con m¨¢s productos de limpieza, muchos de los cuales est¨¢n cargados de disruptores endocrinos, completa este marco de mayor peligrosidad para ellas.
¡°El efecto c¨®ctel, as¨ª llamado por los estudiosos de estos contaminantes, no es sino la mezcla de distintos disruptores, que multiplican as¨ª su poder contaminante¡±, se?ala Koldo Hern¨¢ndez, portavoz de Ecologistas en Acci¨®n para la campa?a de disruptores endocrinos. ¡°Con estas sustancias ocurre lo que pas¨® con el tabaco hace a?os o lo que est¨¢ pasando ahora con el cambio clim¨¢tico. Algunos se aferran a la idea de que a¨²n no se ha podido demostrar al cien por cien sus efectos, a pesar de que cada d¨ªa hay m¨¢s estudios que evidencian sus perniciosas influencias en el sistema endocrino. Otra cosa que ocurre con estos t¨®xicos es que modifican el paradigma que tiene la ciencia sobre la toxicidad, ya que act¨²an a muy bajas dosis, cantidades casi inestimables, hasta ahora, para la investigaci¨®n cient¨ªfica¡±, apunta Hern¨¢ndez. A pesar de la incredulidad de muchos hacia los graves consecuencias de estos t¨®xicos, algunos pa¨ªses empiezan a preocuparse, y a tomar medidas, sobre este tipo de contaminantes. ¡°Los pa¨ªses escandinavos y Francia, son los pioneros en esta sensibilidad¡±, sentencia Koldo. ¡°Por ejemplo, los franceses han prohibido ya los tiques de compra que contengan Bisfenol A (esos a los que se les van borrando los n¨²meros) y la UE lo har¨¢ en el 2020. Las tetinas para beb¨¦s con Bisfenol y ftalatos se han eliminado ya en los pa¨ªses n¨®rdicos y en Francia. El problema es que cualquier hogar est¨¢ lleno de estas sustancias, presentes en los cosm¨¦ticos, los productos de limpieza, la ropa elaborada con tejidos que repelen el agua (llena de perfluorados), las sartenes antiadherentes o los aparatos electr¨®nicos o cables, con bromados, productos derivados del bromo que act¨²an como anti llamas¡±.