?Y si te alimentaras de sobras de comida durante seis meses?
El proyecto se llama ¡®Just eat it¡¯ y se ha plasmado en un documental que pone de manifiesto que desperdiciamos demasiada comida y que con unos peque?os cambios de h¨¢bitos podr¨ªamos corregirlo.
Para el canadiense Grant Baldwin fue sorprendente descubrir que aproximadamente el cuarenta por ciento de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician. ¡°Seguro que se puede hacer algo al respecto¡±, se cuestionaba ante un dato tan obsceno y que oculta otro tipo de derroches que ni imaginamos. Entonces decidi¨® iniciar un curioso experimento arrastrando con ¨¦l a su novia, Jenny Rustmeyer. Durante seis meses se alimentar¨ªan de productos descartados por otros, sin permitirse comprar apenas nada en mercados.
En principio pensaron que iban a depender de las sobras de familiares...
Para el canadiense Grant Baldwin fue sorprendente descubrir que aproximadamente el cuarenta por ciento de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician. ¡°Seguro que se puede hacer algo al respecto¡±, se cuestionaba ante un dato tan obsceno y que oculta otro tipo de derroches que ni imaginamos. Entonces decidi¨® iniciar un curioso experimento arrastrando con ¨¦l a su novia, Jenny Rustmeyer. Durante seis meses se alimentar¨ªan de productos descartados por otros, sin permitirse comprar apenas nada en mercados.
En principio pensaron que iban a depender de las sobras de familiares y amigos ¨Cquienes no pod¨ªan cocinar de m¨¢s para ellos¨C y la poco apetecible tarea de rebuscar en los contenedores. Con el paso de las semanas descubrieron una realidad bien distinta y de paso algunos detalles asombrosos de los ya de por s¨ª excesivos h¨¢bitos alimenticios que mantenemos en el primer mundo.
El primer impulso lo encontraron en el hermano de Grant. Se mudaba de casa y hab¨ªa que vaciar la nevera de comida. Las oportunidades de recopilar alimentos comenzaron a ser de lo m¨¢s ex¨®ticas cuando se corri¨® la voz acerca de este experimento, que la pareja decidi¨® grabar tras haber rodado unos a?os antes el documental de car¨¢cter medioambiental The Clean Bin Project. Esas grabaciones tambi¨¦n terminaron convertidas en una pel¨ªcula: Just Eat It.
Pronto comenzaron a encontrar cantidades industriales de alimentos aptos para el consumo y con su empaquetado intacto. En la mayor¨ªa de los casos hab¨ªan sido desechados por razones que pueden resultar incre¨ªbles. ¡°Consumimos por impulso y eso nos hace creer que lo que luce mejor sabe mejor¡±, comentan Rustmeyer y Baldwin en un momento del documental. Por eso la tiran¨ªa de la est¨¦tica tambi¨¦n alcanza a la comida. Todas las piezas de fruta con formas consideradas poco atractivas, a pesar de estar en perfecto estado para su consumo, son descartadas por sus productores, ya que casi ning¨²n supermercado o mercado callejero aceptar¨¢ colocarlas entre su oferta.
Tras una sesi¨®n fotogr¨¢fica publicitaria Baldwin encontr¨® decenas de cajas de pizza congelada sin tocar. En otra ocasi¨®n dio con un almac¨¦n en el que hab¨ªa un contenedor gigantesco lleno de botes de humus sin el precinto quitado y con la fecha de caducidad en orden. El conflicto se volv¨ªa en su contra y ahora ellos mismos tambi¨¦n dispon¨ªan de m¨¢s productos de los que pod¨ªan usar. Uno de sus descubrimientos para ahorrar en cada casa, que por simple no deja de ser relevante: Hay que comprarse congeladores m¨¢s grandes y usarlos. Toda una inversi¨®n a corto plazo. ¡°En el proceso descubrimos que se puede congelar casi todo. Muchas m¨¢s cosas de las que estamos acostumbrados¡±, dice Jenny. Solo el primer mes ya hab¨ªan ahorrado 1.300 d¨®lares (en torno a mil euros) en comida.
Aunque el granito de arena de cada hogar es importante, son los supermercados y restaurantes grandes responsables de que Estados Unidos y Europa produzcan entre un 150 y un 200 por ciento m¨¢s de comida de la que necesitan, mientras que el ¨²ltimo informe de la FAO (Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura) destaca que 805 millones de personas en el mundo viven en estado de malnutrici¨®n. El lema de todo restaurante pasa por no quedarse jam¨¢s sin existencias en la cocina, aunque haya que tirar buen parte de lo preparado al final del d¨ªa. En cuanto a los supermercados, otra de la ideas que arroja el documental es que importante saber que las fechas de caducidad hacen referencia a la calidad y no a la seguridad, asegura la pareja. El etiquetado de los alimentos perecederos cuentan con fechas de caducidad precavidas en exceso y tampoco aclaran que el ¡°consumir preferentemente¡± solo significa que perder¨¢ algo de frescura el producto. Esto hace que la cifra de comida que es apta para su ingesta pero desechada se dispare.
¡°Aunque se intentaran donar muchas de estas sobras no existe infraestructura suficiente para redistribuirla a quien la necesita¡±, lamentan Baldwin y Rustmeyer. La comida malgastada solo es el principio del conflicto. El problema, adem¨¢s de moral, es medioambiental. Ambos recuerdan que para cultivar todos esos alimentos que luego desechamos se invierten cantidades ingentes de agua, que podr¨ªan abastecer a cientos de millones de personas en zonas de sequ¨ªa. El consumo desperdiciado de electricidad y otras energ¨ªas limitadas tambi¨¦n es escandaloso. Adem¨¢s muchos de los productos biodegradables se desechan de un modo err¨®neo, lo que provoca que emitan gases t¨®xicos para la capa de ozono.
La pareja reviste en Just eat it todas estas verdades catastrofistas dentro del halo ex¨®tico y divertido que envuelve su experimento. Al final de esos seis meses estaban bastante acostumbrados al cambio de ritmo de vida. El problema nunca fue el no tener qu¨¦ comer, sino la variedad de la dieta. Cuando escaseaba el aceite y la harina la cosa se pon¨ªa fea a la hora de cocinar. Buena parte de lo que consum¨ªan era comida procesada y pocos productos frescos. No solo no adelgazaron ni pasaron hambre sino que llegaron a engordar. Aunque ellos enfocaron todo su tiempo en rodar este documental, lo importante es entender que se puede aplicar este modo de vida con reglas menos estrictas, ajustadas a un ritmo de vida en que se incluyan los extensos horarios de oficina y dem¨¢s obligaciones familiares. Su recomendaci¨®n es planear con m¨¢s antelaci¨®n las comidas de la semana, conservar el mayor n¨²mero de alimentos y acudir al supermercado para comprar solo lo que sea necesario. La noche que conclu¨ªa su medio a?o de sacrificio lo celebraron con un men¨² casero para veinte personas, compuesto solo por productos rescatados y que todos sus comensales disfrutaron.
?Son las etiquetas demasiado preventivas?