5.000 d¨®lares al mes por una columna: ?Pod¨ªa Carrie sostener su lujosa vida en ¡®Sexo en Nueva York¡¯?
Candace Bushnell, autora de la ficci¨®n y ¨¢lter ego de Carrie Bradshaw, ha confesado las altas tarifas que ingresaba en los noventa. A pesar de las generosas cantidades, Carrie lo hubiera tenido crudo para pagarse tantos caprichos en una ciudad como Nueva York.
?Me he gastado 40.000 d¨®lares en zapatos y no tengo donde vivir. ?Voy a ser una vieja que vive en sus zapatos!?. Esta frase, pronunciada por el personaje televisivo due?o de la colecci¨®n de?Manolo Blahnik m¨¢s deseada, Carrie Bradshaw, es solo una de las muchas referencias al elevado tren de vida de la protagonista de?Sexo en Nueva York que se recogen en la serie. Las mismas que han llevado una y otra vez a especular sobre si de verdad era posible vivir?en Manhattan a principios de los dos mil d¨¢ndose todo tipo de caprichos con un?sueldo de columnista. No solo los zapatos de lujo eran ...
?Me he gastado 40.000 d¨®lares en zapatos y no tengo donde vivir. ?Voy a ser una vieja que vive en sus zapatos!?. Esta frase, pronunciada por el personaje televisivo due?o de la colecci¨®n de?Manolo Blahnik m¨¢s deseada, Carrie Bradshaw, es solo una de las muchas referencias al elevado tren de vida de la protagonista de?Sexo en Nueva York que se recogen en la serie. Las mismas que han llevado una y otra vez a especular sobre si de verdad era posible vivir?en Manhattan a principios de los dos mil d¨¢ndose todo tipo de caprichos con un?sueldo de columnista. No solo los zapatos de lujo eran la perdici¨®n de Carrie, tambi¨¦n viv¨ªa en un apartamento con vestidor en el Greenwich Village, com¨ªa siempre fuera, sal¨ªa casi todas las noches d¨¢ndole al Cosmopolitan como quien bebe agua y era m¨¢s de volver en taxi a casa que caminando (no la culpamos, no siempre es f¨¢cil hacerlo sobre unas sandalias de diez cent¨ªmetros).
En una reciente entrevista con The New Yorker firmada por la siempre brillante Jia Tolentino, la autora de?Sexo en Nueva York,?Candace Bushnell, volv¨ªa a arrojar luz sobre los salarios que manejaban los escritores y columnistas en la ¨¦poca. ?Los noventa fueron el gran momento de los medios de comunicaci¨®n. Trabajaba para Vogue escribiendo la columna People are talking about?y me pagaban 5.000 d¨®lares al mes (unos 4.400 euros). The Observer?me pagaba menos, pero me lo pod¨ªa permitir gracias a Vogue?, confes¨® la autora del best seller que inspirar¨ªa la serie.??Era una ¨¦poca en la que los escritores ten¨ªan un contrato de seis cifras con Vanity Fair y ganaban unos 250.000 d¨®lares al a?o (220.000 euros). La gente valoraba la escritura y no se consideraba como algo que pudiera hacer cualquiera. Ahora, como todo el mundo tiene ordenador, creemos que cualquiera puede hacerlo?, a?ad¨ªa.
Teniendo en cuenta que el personaje de Carrie es una especie de ¨¢lter ego de la propia Bushnell (hace poco cont¨® que su obsesi¨®n? por?Manolo Blahnik part¨ªa de una historia personal suya con un par de botas del dise?ador canario), el salario de la escritora podr¨ªa corresponder con el del personaje interpretado por Sarah Jessica Parker. Sin embargo, y a pesar de que las cifras resultan mareantes si se comparan con los salarios period¨ªsticos actuales, a¨²n resulta complicado que salgan las cuentas.
Tal y como calcul¨® Jame Jackson en?Buzzfeed, Carrie Bradshaw habr¨ªa acumulado una deuda superior al mill¨®n de d¨®lares para poder mantener el ritmo de vida mostrado en la ficci¨®n durante sus seis temporadas. A pesar de que el art¨ªculo estima las ganancias profesionales de Carrie en 4.000 d¨®lares mensuales y ahora sabemos que eran un poco superiores, si tenemos en cuenta los impuestos, que el alquiler de su apartamento pod¨ªa rondar los 2.000 d¨®lares en aquella ¨¦poca, que bien pod¨ªa gastarse unos 400 m¨¢s al mes en c¨®cteles y otros 300 en zapatos, y que quiz¨¢ se dejaba 30 d¨®lares diarios en taxis (por citar solo algunos de los gastos que se repasan en el art¨ªculo), los n¨²meros siguen sin cuadrar.
La propia?Bushnell reconoce en la entrevista la precariedad a la que tuvo que enfrentarse en una ciudad tan dura ¨Cy cara¨C como Nueva York. Seg¨²n cuenta, a veces las ganancias ten¨ªan que darle para vivir durante un par de meses, hasta que consegu¨ªa ¡®vender¡¯ su pr¨®ximo art¨ªculo, y eso la llev¨® a tener que pedir dinero prestado o mudarse a casa de una amiga a cambio de contestar sus llamadas haciendo las veces de secretaria.
Las declaraciones de Bushnell no han tardado en abrir un debate en Twitter en el que muchos periodistas estadounidenses reflexionan sobre ?lo deprimente? que resulta comparar las tarifas de dos o tres d¨¦cadas atr¨¢s con las actuales, mientras que otros corroboran los tiempos de bonanza que se vivieron entonces. ?Hace 20 a?os, la tarifa era de 3 d¨®lares por palabra. ?Hoy? Excepto por el New Yorker, no recuerdo la ¨²ltima vez que gan¨¦ un d¨®lar por palabra?, tuitea el escritor y c¨®mico Bill Scheft, que ha trabajado como guionista para el?late?show de David Letterman.
La entrevista tambi¨¦n ha reactivado los minuciosos c¨¢lculos matem¨¢ticos para intentar descifrar si de verdad hubiera sido posible que Carrie llevara el tren de vida que queda reflejado en la serie de haber sido una mujer real. Si bien aparte de Shiv Roy (Succession) pocos son los personajes que realmente pueden costearse la ropa o las casas que gastan en las series y pel¨ªculas que protagonizan ¨Cy esa es parte de la magia de la ficci¨®n¨C, la cuenta bancaria de Carrie sigue despertando gran inter¨¦s. La propia Bushnell ya aclar¨® en 2018 en Vanity Fair?que la protagonista de Sexo en Nueva York no hubiera tenido problemas para pagar su apartamento con su sueldo de columnista: ?Hace veinte a?os el alquiler costar¨ªa entre 2.000 y 3.000 d¨®lares al mes, y Carrie seguramente ganar¨ªa unos 60.000 o 70.000 d¨®lares al a?o, as¨ª que se lo podr¨ªa haber permitido de forma holgada. Era un piso peque?o, y seguramente no ten¨ªa ascensor ni portero. Yo tengo amigas que vivieron en ese tipo de apartamentos en aquellos a?os y pagaban unos 2.000 al mes, incluso menos?. Otro tema es c¨®mo costear la colecci¨®n de prendas de dise?ador y zapatos de lujo que albergaba en ¨¦l.