Cuatro preguntas de futuro
Hemos puesto a pensar y a dialogar a cineastas, m¨²sicas, fil¨®sofas, inventores, publicistas, pol¨ªticas, comisarias de arte y periodistas para que digan en alto lo que nadie se atreve a decir.
01. ?C¨®mo fomentar la feminizaci¨®n del mundo?
SOLEDAD GIM?NEZ
Vocalista y compositora. Hasta 2006 fue la voz de Presuntos Implicados. Adem¨¢s, es madre y profesora en la Berklee School of Valencia.
?La crisis econ¨®mica es una excusa para frenar la igualdad entre sexos. Y nos encontramos con un sector de la pol¨ªtica que parece impulsar una vuelta a la familia tradicional. Eso est¨¢ obsoleto. Funcionar¨¢ para algunos, pero no para todos. Esta sociedad no va a avanzar si la mujer se queda en casa esperando al marido. De hecho, la muje...
01. ?C¨®mo fomentar la feminizaci¨®n del mundo?
SOLEDAD GIM?NEZ
Vocalista y compositora. Hasta 2006 fue la voz de Presuntos Implicados. Adem¨¢s, es madre y profesora en la Berklee School of Valencia.
?La crisis econ¨®mica es una excusa para frenar la igualdad entre sexos. Y nos encontramos con un sector de la pol¨ªtica que parece impulsar una vuelta a la familia tradicional. Eso est¨¢ obsoleto. Funcionar¨¢ para algunos, pero no para todos. Esta sociedad no va a avanzar si la mujer se queda en casa esperando al marido. De hecho, la mujer debe ser tambi¨¦n representante, ya que contribuye a que la poblaci¨®n se regenere. No puede ser que el embarazo sea un motivo de despido. Y si se tiene talento, surge el conflicto, porque no va a alcanzar sus metas si deja de trabajar. Por cuestiones como estas hay que recurrir a medidas de paridad como la que plante¨® Bruselas al imponer una representaci¨®n de al menos el 40% de mujeres en los consejos de administraci¨®n de las grandes empresas.
En Occidente, uno de los problemas que surgen ante el cambio es que el hombre se ha quedado perplejo. Est¨¢ desconcertado porque las mujeres hemos hecho el esfuerzo de tomar una posici¨®n, luchar por derechos¡ Pero ¨¦l no sabe c¨®mo o hacia d¨®nde dirigirse. Su papel exige una redefinici¨®n para que el sistema avance porque ahora no cuadra con todo lo que ha aprendido. Adem¨¢s, est¨¢ menos preparado que nosotras para el cambio. De ah¨ª tanta reticencia y enfrentamiento. Mi generaci¨®n vivi¨® una sociedad muy diferente a la actual, algo palpable en el tipo de familia: la mayor¨ªa de las mujeres no trabajaba, estaba la Secci¨®n Femenina. Ahora lo importante es que no haya retroceso. Y hay un sector de la sociedad que no est¨¢ de acuerdo con este avance y le gustar¨ªa que no fuese tan r¨¢pido. Pero, por mucho talib¨¢n que haya, no lo va a parar nadie porque ya est¨¢ en la base de la sociedad. Situaciones como las de Mali, con el ascenso de los radicales islamistas, ahora son terribles. Cosas as¨ª van a ser puntuales, pero no frenar¨¢n el avance imparable de entender el mundo. La parte femenina es complemen-taria a la masculina. No est¨¢ por debajo.
Yo tengo un hijo y una hija a los que he educado de la misma forma, sin importar el sexo. Ellos cuentan con esos ejemplos, tienen educaci¨®n, que es igual a informaci¨®n. Y el d¨ªa de ma?ana espero que lo transmitan con la misma naturalidad?.
FERNANDO LE?N
Guionista y director de cine. En ¡®Los lunes al sol¡¯
ya trat¨® el desconcierto que supone para un hombre el cambio de roles tradicionales. ?En las unidades b¨¢sicas de la sociedad como la familia, el barrio, las organizaciones¡ la mujer tiene much¨ªsimo peso. Y en la educaci¨®n de los hijos, por supuesto. Este hecho ha dejado huella en la sociedad. Solo hay que pensar en los sistemas de microcr¨¦ditos que se dan a familias sin recursos en la India y Latinoam¨¦rica. La beneficiaria es la mujer. Es la persona en la que se deposita la confianza. Se da por supuesto que luego va a devolver el dinero. Eso es la base.
No creo que la mujer tenga un papel diferente al del hombre en la sociedad, pero en ocasiones se le restringe la entrada en ciertos ¨¢mbitos. Sobre todo, en sueldos y en acceso al mercado laboral. Hay un problema de origen que corregir: la desigualdad desde la propia percepci¨®n del trabajador como hombre o mujer. Si esto no sucediera desde el principio, desde el mismo puesto de becario, se evitar¨ªa tener que llevar a cabo pol¨ªticas de discriminaci¨®n positiva despu¨¦s. En determinados casos estas ayudas pueden ser necesarias para corregir un problema estructural de cientos de a?os. Pero el supuesto ideal es que no existiera una pol¨ªtica de cuotas ni discriminaci¨®n positiva. Y que no se valorara m¨¢s a una persona por ser mujer. Pasa en el cine. Si yo fuese directora, no querr¨ªa pasar por ello. Hay algo injusto en todo esto, pero es un tema muy delicado. Tendr¨ªa que funcionar a niveles concretos m¨¢s que imponer una ley que obligue a todos. Lo ideal ser¨ªa que se corrigiera en la educaci¨®n. Es complicado entender lo que no se ha aprendido a temprana edad. Que con 40 a?os te digan lo contrario a lo que has cre¨ªdo siempre es un volantazo. Pero cuando como mujer tienes claro que tus posibilidades son las mismas que las de cualquiera no importa lo que te venga de fuera.
Al final parece que las pol¨ªticas, las legislaciones, las decisiones van siempre por detr¨¢s de la realidad. La sociedad va por delante. Deber¨ªamos tener gente que manejara los destinos del pa¨ªs con el sentido de la anticipaci¨®n para entender c¨®mo son las cosas. Con la puesta al d¨ªa de los derechos de la mujer pasa eso?.
EST?N DE ACUERDO EN¡ que la educaci¨®n es la clave para una sociedad en la que la igualdad entre hombres y mujeres sea real. Si se educa a los ni?os sin diferenciaci¨®n de sexo, como adultos se ver¨¢n con las mismas posibilidades.
El inventor Andr¨¦ Ricard y la publicista M¨®nica Martorell dialogan en el despacho de Ricard sobre c¨®mo reeducar y mejorar los h¨¢bitos de consumo de los espa?oles.
Germ¨¢n S¨¢iz
02. ?C¨®mo reactivar el consumo?
M?NICA MARTORELL
Directora general de la agencia Shackleton, ha moldeado los mensajes de Nike, Freixenet, Danone o Nestl¨¦, entre otras empresas, y durante un tiempo se encarg¨® de formular la marca Barcelona.
?Probablemente el objetivo no deber¨ªa ser reactivar el consumo, sino reeducarlo. Lo contrario me parece casi insultante para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Es evidente que si se consume m¨¢s, se producen m¨¢s puestos de trabajo; pero el primer paso no se puede dar apretando al consumidor, que est¨¢ ahogado.
La mayor¨ªa de las cosas que compramos no nos dan satisfacci¨®n m¨¢s all¨¢ de unos segundos. Despu¨¦s generan sinsabores: porque no podemos pagarlas, porque nos damos cuenta de que no son lo que necesit¨¢bamos, porque al cabo de unos d¨ªas hay una versi¨®n m¨¢s actualizada¡ El consumo ser¨¢, y de hecho ya es, m¨¢s responsable y sostenible. Y los cambios tendr¨¢n que venir no solo desde el consumidor, sino tambi¨¦n desde las marcas. Desde mi sector, la publicidad, tenemos que ayudarlas a ser m¨¢s honestas y transparentes. Van a tener que aprender a ofrecer productos que realmente satisfagan necesidades y a ser coherentes. Para la publicidad y el dise?o es f¨¢cil generar deseo; el reto es hacerlo de forma distinta y pensando en la sostenibilidad.
En este momento nos cuestionamos todo lo que nos hab¨ªan dicho, ya nada sirve. Todo aquello de que la marca deb¨ªa dar siempre el mismo mensaje ya no se sostiene. ?Qui¨¦n aguantar¨ªa a alguien que cada d¨ªa le suelta el mismo rollo? Las personas somos caleidosc¨®picas y las marcas tambi¨¦n deben serlo, pero manteniendo la coherencia. Con la transparencia, ganaremos una relaci¨®n m¨¢s duradera. Antes, con una buena t¨¦cnica de marketing, ¨¦ramos capaces de vender productos que nosotros mismos sab¨ªamos que no eran buenos. Ya no ser¨¢ as¨ª, la sociedad ya no es permeable a cualquier mensaje. Ahora hay que dar argumentos racionales para que el consumidor crea que hace una compra inteligente.
Sobre la marca Espa?a, y, lo que es m¨¢s importante, la marca Europa, creo que hay muchos intereses encontrados pero que mejorarla nos afecta a todos. No se trata de correr una cortina de humo. Cuanto m¨¢s positivos sean los valores que proyecta, mejor nos ir¨¢. Admiro la industria espa?ola de fast fashion, aunque pueda parecer algo contradictorio con lo que dec¨ªa sobre dejar de pisar el acelerador del consumo. La democratizaci¨®n de la moda era necesaria y el know how que despliega esta industria es brillante?.
ANDR? RICARD
Inventor. Es responsable de objetos hist¨®ricos, como la antorcha ol¨ªmpica de 1992, pero est¨¢ igual de orgulloso de sus invisibles contribuciones a la mejora de la vida cotidiana, como el frasco de champ¨² que no gotea.
?Recuerdo mi primer ordenador, que era un trasto enorme con unos discos flexibles. Estaba como un ni?o con zapatos nuevos. Entonces hab¨ªa que esperar a que las cosas llegasen a Espa?a. Comprar un objeto nuevo era casi como un noviazgo que durante mucho tiempo no pasaba a m¨¢s. Ahora solo hace falta ir a Apple una tarde y comprar el nuevo iPad. Otro d¨ªa abres un sobre y descubres que tienes una deuda, pero ya no puedes devolver el objeto, que encima ya est¨¢ obsoleto, porque ya hay una versi¨®n mejor. Es un sistema aterrador, que incita a adquirir cosas que no se necesitan y adem¨¢s no se pueden pagar. Ese desmadre productivo est¨¢ agotando los recursos naturales de los que disponemos y compromete el equilibrio ecol¨®gico.
Creo que el gran reto al que nos enfrentamos ser¨¢ pasar de una econom¨ªa de producto a una de servicios. Lo que ten¨ªamos antes de la crisis ya era suficiente para vivir mejor de lo que Luis XIV jam¨¢s vivi¨® en Versailles. Pero si analizas, lo que necesitamos para vivir bien no son m¨¢s objetos, sino mejores servicios. La sociedad ya se ha lanzado a ello de una manera salvaje y sin planificar. Todos los nuevos avances, desde la pizza a domicilio al coaching, est¨¢n orientados a esa microeconom¨ªa que llaman jobbing. Se trata de gente que acerca el trabajo a las personas y los problemas a las soluciones. La tarea del dise?o ser¨¢ no solamente imaginar qu¨¦ tipo de actividades pueden existir, que eso lo puede hacer cualquiera, sino estructurarlo con eficiencia y econom¨ªa de medios. En Espa?a se nos reconoce por la creatividad y creo que el pa¨ªs puede hacer esta transformaci¨®n apoy¨¢ndose en sus ra¨ªces rurales relativamente recientes. Hay que buscar pioneros en ese nuevo rumbo. Desde el primer homo sapiens nuestro objetivo ha sido buscar mayor calidad de vida y eso no se consigue solo con el consumo. As¨ª que no se trata de reactivarlo, sino de transformarlo?.
EST?N DE ACUERDO EN¡ que el sistema de consumismo exacerbado que ha culminado en la crisis se ha agotado. Hay que encontrar un tipo de consumo responsable y pasar de una econom¨ªa de productos a una de servicios.
La editora Rosa Olivares y la presentadora Samanta Villar debaten en La Cantina del Ateneo de Madrid sobre la polarizaci¨®n de la cultura en la sociedad.
Germ¨¢n S¨¢iz
03. ?La sociedad prefiere la cultura de masas a la cultura de la creatividad?
SAMANTA VILLAR
Con un premio Ondas, ¡®Conexi¨®n Samanta¡¯ ha conseguido en su quinta temporada un 1o,2% de la cuota de pantalla; y aunque en los medios de masas impera el entretenimiento, aboga por el contenido.
?Hay productos de masas que tienen cosas en com¨²n con la alta cultura. Los economistas, por ejemplo, se han puesto de moda y Paul Krugman (premio Nobel de Econom¨ªa en 2008) est¨¢ vendiendo m¨¢s libros que nunca. Otras publicaciones sobre el tema que estaban descatalogadas se han reeditando y son un ¨¦xito para el gran p¨²blico. El hecho es que la gente lo consume. Si lo entienden o no, nunca lo sabremos. Pero lo que demuestra es que son conceptos compatibles. Otro caso es la Noche Blanca, criticada por algunas voces porque se ha convertido en un espect¨¢culo y, bajo su punto de vista, la cultura no debe entrar en esta categor¨ªa. Aunque si el fin es acercarla a familias y grupos de amigos que de otra forma no iban a tener relaci¨®n con ella, creo que es positivo.
Por otra parte, existe una gran tendencia en la cultura de masas y en los medios de comunicaci¨®n hacia el entretenimiento sin m¨¢s. Pero dentro de ese ¨¢mbito hay profesionales que hacen esfuerzos por incluir contenido interesante. El desaf¨ªo es llegar a ello sin renunciar a la parte l¨²dica, ya que se corre el riesgo de perder al espectador.
Estamos siendo testigos de c¨®mo los medios fomentan un modelo expl¨ªcito de ¨¦xito f¨¢cil. La ¨²nica diferencia con el pasado es que ahora estos arquetipos est¨¢n m¨¢s mediatizados y son vanagloriados en televisi¨®n. Y que un determinado sector de la juventud manifiesta abiertamente que aspira a ello. Pero esto no quiere decir que su n¨²mero haya aumentado; simplemente, ahora es m¨¢s visible. No obstante, el hecho de que cada vez menos gente ve la televisi¨®n plantea ya un cambio en el modelo. En general, el consumo de medios de comunicaci¨®n de masas ha ca¨ªdo. Sin embargo, las cifras son m¨¢s amables con Internet. Y ah¨ª existe una atomizaci¨®n de patrones que se reparten la gloria. Ahora hay para todos los gustos?.
ROSA OLIVARES
Editora de ¡®Exit¡¯, una publicaci¨®n especializada en artes visuales. Dedicada desde los 20 a?os a este sector, cree en la educaci¨®n como la ¨²nica v¨ªa para la cultura, sea o no de masas.
?En Espa?a estamos siendo testigos de c¨®mo la masa fomenta la creatividad. Las manifestaciones est¨¢n generando esl¨®ganes geniales que favorecen el movimiento social. Aunque pensar que el ingenio se dispara ante la crisis es un disfraz de la realidad. Hemos asistido a cambios como la repercusi¨®n medi¨¢tica de los museos. La exposici¨®n de Edward Hopper, por ejemplo, con 322.437 visitas, ha sido la m¨¢s vista en la historia del Museo Thyssen. La han convertido en un producto de marketing que invita a comprar souvenirs, pero no genera inter¨¦s real. Otro ejemplo: ?d¨®nde van las 250.000 personas que visitan Arco, gastan 30 euros en la entrada y se pasan all¨ª tres o cuatro horas? El resto del a?o no se interesan por las galer¨ªas, que son gratis y c¨¦ntricas¡ Eso no es cultura, es un espect¨¢culo de masas. No se fomenta la capacidad cr¨ªtica, algo que solo es posible desde la educaci¨®n.
El problema est¨¢ en que en lugar de ir a una biblioteca se acude a la Wikipedia. ?En esta web hay personas que aparecen como muertas y est¨¢n vivas! Al estar configurada por la masa, como todo lo que es an¨®nimo, no tiene responsables. No me imagino a un cient¨ªfico de c¨¢ncer que busque solo los avances en Internet, tambi¨¦n hay otras fuentes.
En el futuro va a pasar lo mismo en la cultura que en la econom¨ªa. Tendemos a una sociedad de unos pocos muy ricos y muchos pobres. Y existir¨¢ una ¨¦lite de cultos y una gran mayor¨ªa cada vez m¨¢s ignorante. La cultura de masas no potencia la ense?anza. Es culpa de una sociedad que alaba el ¨¦xito f¨¢cil, con mitos de populares como Bel¨¦n Esteban o Cristiano Ronaldo. Antes, la educaci¨®n y la cultura eran la puerta a una vida mejor. Ahora lo son los programas amarillos, el f¨²tbol¡ Contenidos que se emiten durante horas. Youtube ha contribuido al ¨¦xito r¨¢pido. Lo que no se fomenta es el esfuerzo. Esto es como la burbuja inmobiliaria. Lo que viene r¨¢pido, r¨¢pido se va. Igual con la crisis la gente se dar¨¢ cuenta de la mentira de lo ef¨ªmero?.
EST?N DE ACUERDO EN¡ que la cultura est¨¢ de moda y que ya no sirven los modelos de entretenimiento sin contenido. Se necesitan otros, basados en la educaci¨®n y en el esfuerzo, que huyan del ¨¦xito f¨¢cil.
Carmen Calvo y Teresa O?ate creen que el machismo aplicado a la pol¨ªtica es responsable de muchos de los males actuales.
Germ¨¢n S¨¢iz
04. ?C¨®mo pueden los espa?oles creer de nuevo en la pol¨ªtica?
CARMEN CALVO
Exministra socialista de Cultura de 2004 a 2007, actualmente es catedr¨¢tica de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla.
?Hemos llegado a una situaci¨®n en la que el ciudadano, m¨¢s formado y m¨¢s informado, no va a permitir que la democracia tenga dos bandos: por un lado, el pueblo, y por el otro, los pol¨ªticos. Los partidos deben entender que han sido un instrumento ¨²til en un tramo del desarrollo del modelo democr¨¢tico, pero a partir de ahora no van a ser los ¨²nicos protagonistas que organicen la participaci¨®n y la agenda pol¨ªtica. Hay que ser flexibles y estar abiertos a la transformaci¨®n, porque solo lo flexible permanece. Por eso no hay que mirar este cambio con miedo o negatividad, sino como el siguiente servicio que hay que prestar a la ciudadan¨ªa. Para enfrentarse a esta nueva etapa el Estado tiene que ser menos complejo para que el ciudadano no se sienta impotente ante su funcionamiento y pueda participar. El pol¨ªtico tiene que olvidarse de la muletilla ?esto no se puede decir en p¨²blico? y entregarse a la sinceridad. Y, por supuesto, no entender la pol¨ªtica como una salida profesional: es una pasi¨®n ante la que te tienes que comportar lo m¨¢s profesionalmente posible. Eso permitir¨¢ que los pol¨ªticos se renueven y, con ellos, la capacidad de entrega y aportaci¨®n. As¨ª, siempre podr¨¢n estar los mejores. Y cuando digo mejores, no hablo en t¨¦rminos tecnocr¨¢ticos: el mejor puede ser perfectamente un l¨ªder emocional. Para que todo esto ocurra tambi¨¦n es imprescindible que los partidos acometan una serie de reformas internas capitales. Una, muy importante, es que sus liderazgos no se conformen de arriba abajo, sino todo lo contrario. Las bases de los partidos son las que est¨¢n m¨¢s conectadas con la ciudadan¨ªa en general y con los votantes. Los l¨ªderes deben crecer desde abajo para que cuando lleguen a la c¨²spide tengan conocimiento de la realidad.
Tambi¨¦n es absurdo que se consulte a los ciudadanos solo cada cuatro a?os. En la actualidad existen numerosos sistemas para interactuar cada d¨ªa y abogo porque el refer¨¦ndum sea un elemento habitual. Creo, de todos modos, que ser¨ªa un error demonizar a la clase pol¨ªtica, que ha hecho mucho por este pa¨ªs, y quitarnos parte culpa. Debemos hacer autocr¨ªtica y ver en qu¨¦ somos responsables.
TERESA O?ATE
Catedr¨¢tica de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica y directora de la c¨¢tedra de Hermen¨¦utica Cr¨ªtica de la UNED.
?Creo que la clase pol¨ªtica espa?ola, y en general la europea, est¨¢ herida de muerte. En desacuerdo con lo que plantea la pregunta, doy fe de que ya hay nuevas generaciones de j¨®venes que tienen una actividad pol¨ªtica que nunca se ha conocido en este pa¨ªs: est¨¢n en redes sociales, asambleas, en los barrios¡ Muy a menudo, para ellos, los pol¨ªticos actuales son casi un obst¨¢culo. ?Qu¨¦ puede hacer la clase pol¨ªtica para adaptarse a la nueva realidad? Abrirse a la participaci¨®n ciudadana cotidiana, no program¨¢tica, constante e inmanente, sobre todo en redes culturales. Los partidos deben desblindarse y abrirse a la posibilidad de reflexionar y discutir. Opino que de la misma manera que o se apuesta por el federalismo o habr¨¢ nacionalismos, o se abre la puerta a la participaci¨®n de la ciudadan¨ªa o, sencillamente, los partidos ser¨¢n arrumbados hist¨®ricamente. En este momento la situaci¨®n en Espa?a es insurreccional y la ¨²nica salida que muchos vemos es una coordinaci¨®n de todas las izquierdas para derogar este gobierno. Si el PSOE quiere participar ¨Ccreo que tiene la responsabilidad hist¨®rica de hacerlo¨C, perfecto; pero si no quiere, va a pasar igual, porque solo la izquierda puede hacer una cr¨ªtica del capitalismo ilimitado.
Los partidos viven en una transici¨®n que se eterniza. Llevamos 35 a?os de Transici¨®n. La posmodernidad existe desde los a?os 80, pero Espa?a siempre ha pecado y sigue pecando de una gran cerraz¨®n. Hay un resistencia al cambio sin l¨ªmite y eso hace que siempre vayamos atrasados. Hay que dejar que las nuevas generaciones que ya son hijas de la democracia puedan entrar en pol¨ªtica. Pedir¨ªa que se incentivara por ley que hubiera asociaciones culturales de todo tipo, de intercambios de acciones participativas para el bien com¨²n y de pensamiento cr¨ªtico.
Tambi¨¦n hay que dejar de tener una doble justicia, una para pobres y otra para ricos. La corrupci¨®n pol¨ªtica es uno de los principales problemas de la desconfianza ciudadana. Y, particularmente, me encantar¨ªa que una mujer fuera presidenta, siempre y cuando no reprodujera el modelo excluyente: lo femenino es de todos.
EST?N DE ACUERDO EN¡ que la mujer jugar¨¢ un papel muy importante en esta nueva etapa. ?La pol¨ªtica en Espa?a es patriarcal y le sobra testosterona. La democracia necesita cultura de colaboraci¨®n, confianza y respeto?, dice Calvo.