Cuerpos fuera del canon
Las protagonistas de este reportaje, todas deportistas de ¨¦lite en disciplinas tradicionalmente masculinas, cuestionan que una mujer no pueda ser m¨¢s fuerte que un hombre o que tener m¨²sculos no sea sin¨®nimo de feminidad.
Un d¨ªa iba con un vestido ajustado de leopardo y un se?or no me quitaba los ojos de encima. Su mujer le dijo: ¡°No la mires, ?no ves que es un travesti?¡±?. No era la primera vez que la campeona de body building Esther Serrano escuchaba algo similar. Pero no le importa lo m¨¢s m¨ªnimo. ?Los travestis se arreglan much¨ªsimo y siempre van impecables, as¨ª que no me ofende?. Pero no todo el mundo tiene la misma seguridad de la que hace gala Serrano. En los medios no suelen abundar los cuerpos femeninos como el suyo y solo recientemente estamos asistiendo a una ampliaci¨®n del canon de lo que ...
Un d¨ªa iba con un vestido ajustado de leopardo y un se?or no me quitaba los ojos de encima. Su mujer le dijo: ¡°No la mires, ?no ves que es un travesti?¡±?. No era la primera vez que la campeona de body building Esther Serrano escuchaba algo similar. Pero no le importa lo m¨¢s m¨ªnimo. ?Los travestis se arreglan much¨ªsimo y siempre van impecables, as¨ª que no me ofende?. Pero no todo el mundo tiene la misma seguridad de la que hace gala Serrano. En los medios no suelen abundar los cuerpos femeninos como el suyo y solo recientemente estamos asistiendo a una ampliaci¨®n del canon de lo que se ha considerado hasta el momento el ideal de belleza.
Los grandes eventos deportivos tienen un rol fundamental en este proceso. El pasado agosto, por ejemplo, cuando se celebraron en Barcelona los Mundiales de Nataci¨®n, la prensa espa?ola se llen¨® de im¨¢genes de Mireia Belmonte. Porque, con sus dos medallas de plata y una de bronce, l¨®gicamente era noticia (y m¨¢s en un mes sin f¨²tbol) pero tambi¨¦n porque Belmonte, para qu¨¦ enga?arnos, con sus ojos claros, su sonrisa amplia y su propensi¨®n a emocionarse quedaba estupendamente en las fotos. Aquello fue tambi¨¦n un triunfo transversal para miles de mujeres y ni?as que ve¨ªan la televisi¨®n y por primera vez en bastante tiempo contemplaban cuerpos distintos a los que suelen poblar los anuncios. Durante unos d¨ªas, no solo se expuso y se celebr¨® el milagroso abdomen de Catalina Middleton ¨Cplano como una tabla a los tres meses de dar a luz, como se encargaron de resaltar todos los medios cuando su barriga qued¨® moment¨¢neamente al aire en una acto oficial¨C o las piernas escu¨¢lidas de Alexa Chung y la princesa Letizia. Tambi¨¦n los poderosos hombros de Belmonte, instrumentales para batir dos r¨¦cords del mundo, fueron motivo de admiraci¨®n.?
Esther Serrano. ¡®Body fitness¡¯. Vestido de Herve Leger.
Sofia Moro
El verano anterior, los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres proporcionaron a¨²n m¨¢s oportunidades de ver, y admirar, anatom¨ªas femeninas diferentes a lo habitual y enormemente variadas. Muchas mujeres deportistas se convirtieron en ¨ªdolos para sus pa¨ªses y hasta en modelos est¨¦ticos a seguir: desde el nail art, cada vez m¨¢s extendido entre las nadadoras, al maquillaje con lentejuelas para correr los 400 metros de la atleta DeeDee Trotter. ?Vivimos en una era obsesionada con la imagen y ahora estamos viendo cuerpos que corren r¨¢pido y saltan alto. De repente, preocuparse por estar delgado parece tan est¨²pido como lo que es?, escribieron en The Observer durante aquellos d¨ªas.
La mayor¨ªa de expertos coinciden en subrayar la importancia de ampliar el campo de im¨¢genes p¨²blicas que consumimos, ya que su influencia sigue siendo fundamental. ?Los personajes conocidos penetran con facilidad en el d¨ªa a d¨ªa de las personas, a trav¨¦s de los medios est¨¢n presentes en nuestra vida cotidiana y se convierten en referente?, expone la psic¨®loga Gloria Tuduri, del gabinete ?lava Reyes de Madrid, experta en casos de dismorfia corporal y de ansiedad exacerbada por el propio aspecto f¨ªsico y que afectan, seg¨²n se calcula, al 1% o 2% de la poblaci¨®n. Tuduri alerta del peligro que supone adoptar un modelo inalcanzable. ?Unido a otros factores, como la baja autoestima, es un gran desencadenante de insatisfacci¨®n respecto al propio cuerpo?, asegura. En los ¨²ltimos a?os ha detectado en su consulta un aumento de los diagn¨®sticos de trastorno de la imagen corporal en individuos cada vez m¨¢s j¨®venes: ?La mayor¨ªa se relaciona con la presi¨®n de los medios y del grupo de iguales, que a la vez se ve expuesto a los mismos modelos de referencia. Es personas que exageran alg¨²n defecto o que lo acaban percibiendo aunque no est¨¦ ah¨ª. Se centran en criticar su cuerpo, en estar muy pendientes de lo que no les gusta y en lamentar lo que no tienen por comparaci¨®n con el ideal?.?
Virginia S¨¢nchez. Culturismo. Ba?ador de Eres.
Sofia Moro
Las atletas fotografiadas para este reportaje se inscriben en el campo radicalmente contrario. Est¨¢n orgullosas de sus siluetas y del trabajo que les ha costado llegar a tenerlas. Pero tambi¨¦n agradecen ver figuras como las suyas en los medios. A la culturista Virginia S¨¢nchez, por ejemplo, le fascinaban las deportistas afroamericanas de los 80. ?Cuando empec¨¦, ya me fijaba en esas guerreras guap¨ªsimas y musculadas. Siempre me ha atra¨ªdo el atletismo y la velocidad y cuando sal¨ªan las afroamericanas corriendo con esas piernas, me quedaba con la boca abierta. La miss ol¨ªmpica de aquellos tiempos era Rachel McLish, quien todav¨ªa se mantiene en activo y tambi¨¦n trabaja en el cine?, explica.
La campeona de halterofilia Lidia Valent¨ªn se declara fan de las hermanas Williams, cuya complexi¨®n considera toda una lecci¨®n de est¨¦tica: ?Cuando las ves en alg¨²n evento, percibes que est¨¢n orgullosas de su f¨ªsico. Un cuerpo sedentario lo tiene cualquiera; lo que nosotras buscamos con nuestro entrenamiento es un f¨ªsico que no tenga d¨¦ficit?.
A pesar de ser todo un icono dentro y fuera de la pista de tenis, la peque?a de las Williams, Serena, declar¨® el pasado agosto a la revista DuJour que tuvo que vivir un largo proceso hasta aceptar su aspecto tal y como es. ?Crec¨ª rodeada de muchas hermanas y yo era la m¨¢s ancha. Venus era mucho m¨¢s alta y esbelta y estamos en una sociedad en la que se valora mucho estar delgado. Es duro para una atleta. ?Ninguna otra deportista tiene pechos como los m¨ªos! Pero he aprendido a quererme y a apreciar mis curvas. No siempre tuve esa seguridad, solo hace seis o siete a?os que me siento as¨ª?, confes¨®.?
Virginia S¨¢nchez. Culturismo. Ba?ador de Eres.
Sofia Moro
Y es que el entorno no pone f¨¢cil lo de hacer crecer y mantener la autoestima cuando un cuerpo se salta las normas establecidas: ?Lo peor es cuando le comentas a alguien a lo que te dedicas y te dicen: ¡°Yo a ti no me arrimo¡± o ¡°Yo no ser¨ªa capaz de meterme contigo¡±. ?Qu¨¦ significa eso? ?Si fuera florista, s¨ª se meter¨ªa conmigo??, se pregunta la lanzadora de martillo Mar¨ªa Barba?o. ?Algunos chicos se interesan por saber cu¨¢ntos kilos soy capaz de levantar. Cuando les digo la cantidad a?aden cosas del tipo: ¡°Vaya, podr¨ªas cogerme a m¨ª y a mi amigo y levantarnos a la vez¡±. Soy deportista, no voy levantando a la gente por la calle, como tampoco aparto camiones cuando me molestan para aparcar?, comenta Lidia Valent¨ªn, quien practica halterofilia.
Para la culturista Virginia S¨¢nchez, las complicaciones han llegado por la parte familiar: ?Cuando iba al colegio a recoger a mi hijo, sus amigos se acercaban para verme y a ¨¦l no le gustaba, me cog¨ªa del brazo para que nos fu¨¦ramos. Ahora que tiene 14 a?os, creo que no le disgusta tanto pero tampoco lo reconoce?. Con los hombres hemos topado: la boxeadora Jennifer Miranda confiesa que sus relaciones fracasan porque los chicos le piden que deje de pelear en el ring: ?No est¨¢ ¡°bonito¡± en una mujer?, comentan. Y la futbolista Jade Boho a¨²n oye repetidamente la palabra ?marimacho? por parte de los espectadores masculinos cuando sale al c¨¦sped a jugar. Por fortuna, la seguridad que tienen en s¨ª mismas es a prueba de todo comentario.?
Mar¨ªa Barba?o. Lanzamiento de martillo. Top de H&M, falda de Herve Leger, y pendientes y anillos de Tous.
Sofia Moro
La percepci¨®n de que el canon est¨¢ dejando de ser tan castrante tambi¨¦n se tiene al girar la vista a otro de los escenarios que m¨¢s influyen en la construcci¨®n de los ideales est¨¦ticos: Hollywood. Solo hay que repasar las galer¨ªas de algunas de las alfombras rojas de este a?o para comprobar que podr¨ªamos estar dejando atr¨¢s (lentamente) la tiran¨ªa del cuerpo ¨²nico. Ah¨ª est¨¢n Lena Dunham, Rebel Wilson, Melissa McCarthy o Merritt Wever. Esta ¨²ltima se alz¨® con el Globo de Oro al Mejor papel de reparto en los ¨²ltimos Emmy por su rol en?Nurse Jackie?y justo despu¨¦s declar¨®: ?No se ven muchas chicas como yo en la televisi¨®n. El paisaje est¨¢ cambiando, pero no lo suficientemente r¨¢pido?.
Quiz¨¢ la ¨²ltima frontera de la diversidad sea la moda. En eso trabaja la organizaci¨®n All Walks Beyond The Catwalk, que fundaron en 2009 la modelo Erin O¡¯Connor y las profesionales del mundillo Caryn Franklin y Debra Bourne. ?Adem¨¢s de en la moda y en la comunicaci¨®n, tengo formaci¨®n en psicoterapia y entiendo c¨®mo una percepci¨®n inadecuada puede impactar psicol¨®gicamente en la sociedad?, explica Bourne a esta revista. ?La imagen de feminidad contempor¨¢nea que nos ofrece la moda es muchas veces la de un cuerpo muy fr¨¢gil, y eso debe cambiar?, denuncia. En el futuro, se plantean ejercer de consultoras para marcas que quieran aumentar su cociente de diversidad. De momento, han llevado a cabo campa?as de concienciaci¨®n con fot¨®grafos como Rankin y Nick Knight y tambi¨¦n con dise?adores como Vivienne Westwood, Matthew Williamson y Stella McCartney. En el lado duro de la industria, Bourne destaca la reciente labor de Debenhams y Marks & Spencer, que ya utilizan modelos de todas las complexiones y razas en sus campa?as. Incluso algunas s¨ª parecen travestis.
Jennifer Miranda. Boxeo. Americana de piel de Loewe y pantal¨®n de BCBG Max Azria.
Sofia Moro
Jade Boho. F¨²tbol. Vestido de Zara, aros de Guess y sandalias cruzadas de L.K. Bennett en El Corte Ingl¨¦s.
Sofia Moro
Mar¨ªa Ribera. Rugby. Vestido de canal¨¦ de Zara y aros vintage.
Sofia Moro