De Bj?rk a Monica Seles: famosos que estuvieron a punto de morir a manos de fans enloquecidos
Desde Bj?rk a Monica Seles, muchas han sido las celebridades que han estado a punto de correr la misma mala suerte que John Lennon, Sharon Tate o la cantante Selena.
Hace poco cont¨¢bamos la historia de la cantante Selena, de quien Netflix est¨¢ preparando una serie que narrar¨¢ sus ¨¦xitos y c¨®mo fue cruelmente asesinada por la presidenta de su club de fans. Pero echando la vista atr¨¢s tambi¨¦n ha habido en las ¨²ltimas d¨¦cadas otros casos que, a diferencia de este, milagrosamente no terminaron de forma tan l¨²gubre. Ya sea mediante un seguidor ac¨¦rrimo o, todo lo contrario, lo que viene un siendo un hater de manu...
Hace poco cont¨¢bamos la historia de la cantante Selena, de quien Netflix est¨¢ preparando una serie que narrar¨¢ sus ¨¦xitos y c¨®mo fue cruelmente asesinada por la presidenta de su club de fans. Pero echando la vista atr¨¢s tambi¨¦n ha habido en las ¨²ltimas d¨¦cadas otros casos que, a diferencia de este, milagrosamente no terminaron de forma tan l¨²gubre. Ya sea mediante un seguidor ac¨¦rrimo o, todo lo contrario, lo que viene un siendo un hater de manual, muchas celebridades han pasado por la traum¨¢tica experiencia de sobrevivir a un intento de asesinato. Te contamos seis de esas historias que, aunque hayan pasado los a?os, a¨²n recordamos.
Un paquete bomba para Bj?rk
Antes de que la viralidad se apoderara de Internet el caso de Ricardo L¨®pez cal¨® hondo en los medios de comunicaci¨®n de la ¨¦poca. De origen uruguayo, aunque residente en Florida, el 14 de enero de 1996, justo cuando cumpl¨ªa 21 a?os, L¨®pez empez¨® a grabarse diariamente en v¨ªdeo con una c¨¢mara dom¨¦stica. Sufr¨ªa el s¨ªndrome de Klinefelter, su autoestima estaba por los suelos y una de las pocas personas con las que se relacionaba era su hermano, con quien trabajaba como exterminador de plagas. Marginado de la sociedad, su obsesi¨®n por las celebridades pas¨® a ser su ¨²nico pasatiempo. En su punto de mira estuvo especialmente Bj?rk, quien por entonces apenas hab¨ªa lanzado dos ¨¢lbumes en solitario tras liderar la banda The Sugarcubes. Tras confirmarse que la cantante islandesa manten¨ªa una relaci¨®n con el m¨²sico brit¨¢nico Goldie, L¨®pez entr¨® en c¨®lera y pens¨® un plan para que ella, seg¨²n sus propias palabras, se acordara de ¨¦l toda la vida: fabric¨® un libro bomba con ¨¢cido sulf¨²rico y lo envi¨® a la residencia que en ese momento la cantante ten¨ªa en Londres.
En las perturbadoras 18 horas de v¨ªdeo en las que L¨®pez habla de t¨² a t¨² a su c¨¢mara se le puede ver creando dicho artefacto y lanzando todo tipo de improperios racistas a Goldie. Aunque lo que mayormente sobrecoge de su visionado a?os despu¨¦s es comprobar c¨®mo el fan, a medida que pasan los d¨ªas, va perdiendo la cabeza hasta el punto de que en septiembre de ese mismo a?o decide suicidarse peg¨¢ndose un tiro en la boca. D¨ªas despu¨¦s, cuando se hall¨® el cad¨¢ver en su casa en estado de descomposici¨®n, la polic¨ªa vision¨® todas las cintas y avis¨® de inmediato a Scotland Yard, quienes interceptaron el paquete antes de que llegara a su destinataria. Tras aquella traum¨¢tica experiencia Bj?rk decidi¨® mudarse a M¨¢laga unos meses. As¨ª naci¨®?Homogenic, una de sus obras cumbres.
Monica Seles y el partido que cambi¨® la historia del tenis femenino
A principios de los noventa el tenis femenino estaba presidido por dos nombres propios: la serbia Monica Seles y la alemana Steffi Graf. Su rivalidad fue notoria, aunque nadie pudo imaginarse lo que iba a acontecer el 30 de abril de 1993 a las 18:50 horas mientras Seles, con apenas 19 a?os, se enfrentaba a Magdalena Maleeva en Hamburgo. En medio del partido, y ante la mirada de 10.000 espectadores, Seles se sent¨® a un lado de la pista para retomar fuerzas y de pronto se vio bajar por las gradas a un hombre alem¨¢n de 38 a?os. Se llamaba G¨¹nter Parche y llevaba consigo un cuchillo de cocina con una hoja de 13 cent¨ªmetros que no dud¨® en clavar en la espalda de la deportista. ?Su objetivo? Era fan ac¨¦rrimo de Steffi Graf y quer¨ªa que su tenista favorita volviese al primer puesto del ranking WTA eliminando a quien, por entonces, lideraba la lista y era su principal contrincante. Seles se recuper¨® f¨ªsicamente de la agresi¨®n, aunque psicol¨®gicamente qued¨® tocada de por vida y nunca volvi¨® a ser la misma con una raqueta en las manos. Parche nunca entr¨® en la c¨¢rcel porque su abogado aleg¨® problemas psicol¨®gicos.?Y s¨ª, finalmente se sali¨® con la suya: Graf encabez¨® la lista WTA poco despu¨¦s del fallido homicidio.
La noche en que George Harrison pudo haber acabado como John Lennon
El 8 de diciembre de 1980 el mundo se paraliz¨® cuando John Lennon fue brutalmente asesinado por David Chapman, quien dispar¨® cinco veces por la espalda al carism¨¢tico m¨²sico. No obstante, como si de una maldici¨®n Beatle se tratara, otro de los integrantes de la ic¨®nica banda de Liverpool se libr¨® de milagro de morir en manos de un fan que pensaba que era un hechicero. Tras el asesinato de Lennon, George Harrison no dud¨® en extremar la seguridad de su mansi¨®n Friar Park en Henley-on-Thames, en el Reino Unido. Pero aun trat¨¢ndose de un lugar aparentemente infranqueable, el 30 de diciembre de 1999 una inesperada visita se produjo.
Michael Abram, de 36 a?os, obsesionado con The Beatles y aquejado de esquizofrenia paranoide, irrumpi¨® en la casa con un cuchillo mientras Harrison y su esposa Olivia dorm¨ªan pl¨¢cidamente sobre las tres y media de la madrugada. Al dispararse la alarma el guitarrista se levant¨® de la cama, y al ir a ver qu¨¦ ocurr¨ªa fue sorprendido por Abram, quien tras un forcejeo le apu?al¨® en el lado derecho del torso sin alcanzar ning¨²n ¨®rgano vital. Su esposa Olivia tambi¨¦n fue herida, pero encontr¨® fuerzas para reducir al asaltante golpe¨¢ndole con una l¨¢mpara en la cabeza. El de Liverpool fue ingresado en un hospital de inmediato y r¨¢pidamente se recuper¨®; aunque poco despu¨¦s, en 2001, no pudo ganarle la batalla a un c¨¢ncer de pulm¨®n. Abram, por su parte, fue absuelto de la c¨¢rcel e ingres¨® en un hospital psiqui¨¢trico por tiempo indeterminado.
Los Jackson y George H.W. Bush fueron amenazados por la misma persona
?Qu¨¦ tienen en com¨²n Michael Jackson y el expresidente estadounidense de los ochenta George H.W. Bush? Pues que en 1992 fueron amenazados de muerte llamado Frank Paul Jones. Tan pronto cientos de documentos confidenciales del FBI se desclasificaron en 2010 salieron a la luz las verdaderas intenciones de este misterioso hombre que falsamente se hac¨ªa pasar por John Gotti, el hijo del clan mafioso Gambino. Jones, con 34 a?os por entonces, estaba tan obsesionado con Janet Jackson que hasta afirmaba que era su esposa. Como la realidad era muy diferente, y con el objetivo de que Janet le hiciera caso, opt¨® por enviar un sinf¨ªn de misivas a su hermano Michael para captar su atenci¨®n. Aunque el desequilibrio mental era tal que, sin explicaci¨®n alguna, tambi¨¦n hizo llegar parte de estas cartas (en las que aseguraba que iba a asesinar al int¨¦rprete de?Thriller?y al mayor n¨²mero de fans posible durante uno de sus conciertos) al FBI y la propia CIA. El 22 de junio de 1992 fue arrestado por acceder ilegalmente al complejo que la familia Jackson tiene en Encino, California, y un a?o despu¨¦s fue sentenciado a dos a?os de prisi¨®n. Nunca se presentaron cargos contra las amenazas que tambi¨¦n realiz¨® a Bush.
El d¨ªa que The Factory y Andy Warhol no volvieron a ser los mismos
Nueva York, lunes 3 de junio de 1968. La escritora y feminista estadounidense Valerie Solanas, quien un a?o antes hab¨ªa escrito el radical?Manifiesto SCUM?contra el patriarcado, se hallaba en la siempre concurrida The Factory. Estaba muy enfadada porque d¨ªas antes le hab¨ªa pedido al propio Andy Warhol que produjera su obra de teatro?Up Your Ass?y ¨¦l, aparte de darle una respuesta negativa, hab¨ªa perdido el manuscrito original del texto. El icono del Pop Art, tras hablar por tel¨¦fono, fue disparado a quemarropa dos veces por Solanas. Herido intent¨® protegerse bajo un escritorio, pero recibi¨® un tercer disparo. Como era habitual no se encontraba solo: el cr¨ªtico de arte Mario Amaya tambi¨¦n termin¨® con una bala en su cuerpo (aunque fue dado de alta ese mismo d¨ªa) y el representante de Warhol, Fred Hughes, se salv¨® por los pelos porque el arma se atasc¨®. Solanas se entreg¨® a la polic¨ªa aquella misma tarde mientras durante cinco horas Warhol se debat¨ªa entre la vida y la muerte en el quir¨®fano. Fuera del hospital nunca volvi¨® a ser el mismo: se convirti¨® (a¨²n m¨¢s) en un hura?o paranoico y The Factory se mud¨® al n¨²mero 33 de Union Square Oeste reconvertida en toda una fortaleza. Fueron tiempos dif¨ªciles, ya que apenas 48 horas m¨¢s tarde el senador Robert F. Kennedy ser¨ªa asesinado y apenas dos meses antes Martin Luther King hab¨ªa corrido su misma mala suerte. Por si hubiese dudas, ya no quedaba absolutamente nada del?Verano del amor?del 67.
El joven que atent¨® contra la Reina Isabel II en Nueva Zelanda sin que ella lo supiera
El 14 de octubre de 1981 aconteci¨® un hecho en Nueva Zelanda que se quiso ocultar durante d¨¦cadas, concretamente hasta que el pasado a?o los servicios de inteligencia de dicho pa¨ªs desclasificaron unos documentos que narraban los planes de un joven llamado Christopher John Lewis de asesinar a la mism¨ªsima Reina Isabel II. Lewis, por entonces con 17 a?os, junto a unos amigos hab¨ªa creado un grupo de extrema derecha antimon¨¢rquico. Aprovechando una visita de la jefa de Estado de Nueva Zelanda a la ciudad de Dunedin no dud¨® en agarrar un rifle del calibre 22 y, a trav¨¦s de la ventana del cuarto de ba?o del quinto piso de un bloque de viviendas, dispararle mientras la comitiva Real se paseaba ante ¨¦l. De hecho, dispar¨®, pero err¨® el tiro y a los all¨ª presentes se les enga?¨® dici¨¦ndoles que el ruido que escucharon fue una valla que se cay¨® al suelo. Tan pronto Lewis fue detenido se le acus¨® de dos delitos: poseer un arma de fuego y utilizarla en una zona no autorizada (curiosamente, no por atentar contra la Reina). Estuvo tres a?os en prisi¨®n y posteriormente, en 1983, ingres¨® en un centro psiqui¨¢trico con la mente puesta en acabar con la vida del pr¨ªncipe Carlos. Sus idas y venidas a la c¨¢rcel fueron una constante, ya que fue precisamente en la penitenciaria de Mount Eden donde decidi¨® acabar con su vida en 1997. A la Reina no se le dijo absolutamente nada de lo acaecido por miedo a que nunca volviese a pisar suelo neozeland¨¦s.