Por qu¨¦ es imposible que ¡®Emily in Paris¡¯ tenga 22 a?os y un ¡®puestazo¡¯ o que Carrie Bradshaw viviera de su trabajo como columnista
Despu¨¦s de que Lily Collins desvelara que su personaje en la serie de Netflix tiene solo 22 a?os, los fans de la serie han cuestionado la imposible lista de hitos profesionales y personales alcanzados por la ejecutiva de marketing.
¡°Estereotipada¡±, ¡°arrogante¡±, ¡°caricaturesca¡±, ¡°clich¨¦ andante¡±¡ Desde que aterrizara en Netflix principios de este mes, el ¨¦xito de p¨²blico que ha supuesto Emily in Paris para la plataforma es tan indiscutible como la cantidad de cr¨ªticas, columnas y tuits publicados por los que ven en esta comedia rom¨¢ntica de esp¨ªritu escapista un retrato esperp¨¦ntico de la cultura francesa. La mudanza de una joven ejecutiva de marketing del Medio Oeste estadounidense a Par¨ªs para liderar la estrategia digital de una agencia publicitaria apela a la total suspensi¨®n...
¡°Estereotipada¡±, ¡°arrogante¡±, ¡°caricaturesca¡±, ¡°clich¨¦ andante¡±¡ Desde que aterrizara en Netflix principios de este mes, el ¨¦xito de p¨²blico que ha supuesto Emily in Paris para la plataforma es tan indiscutible como la cantidad de cr¨ªticas, columnas y tuits publicados por los que ven en esta comedia rom¨¢ntica de esp¨ªritu escapista un retrato esperp¨¦ntico de la cultura francesa. La mudanza de una joven ejecutiva de marketing del Medio Oeste estadounidense a Par¨ªs para liderar la estrategia digital de una agencia publicitaria apela a la total suspensi¨®n de la incredulidad de unos espectadores que parecen abrazar sin mayor problema el envite. Sin embargo, todo tiene un l¨ªmite, y la ¨²ltima revelaci¨®n de Lily Collins sobre su estiloso personaje ha escamado incluso a los m¨¢s cr¨¦dulos.
¡°Creo que no nos especificaron una edad concreta, pero tengo la sensaci¨®n de que acaba de salir de la universidad. Quiz¨¢ acaba de graduarse, yo dir¨ªa que tiene unos 22 a?os¡±. M¨¢s all¨¢ de tolerar la m¨¢gica proliferaci¨®n de prendas Chanel vintage y boinas, baguettes y pain au chocolats, botellas de vino prohibitivas y chefs seductores, la temprana edad de la protagonista desvelada por la actriz en una entrevista con la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue ha roto todos los esquemas del p¨²blico. ?C¨®mo llega una joven de esa edad a un puesto tan relevante en una multinacional sin tener, adem¨¢s, ni idea de franc¨¦s? ¡°Ella ya tiene suficiente experiencia laboral en Chicago como para haberse ganado la confianza de su jefa. Es muy inteligente e innovadora, y este no es su primer rodeo. Ha ido a clase y ha sido becaria¡±, a?adi¨® la actriz de 31 a?os, olvidando mencionar que Emily tambi¨¦n cuenta con un m¨¢ster, una relaci¨®n sentimental consolidada y la promesa de su empresa para ofrecerle un puesto directivo en la marca una vez vuelva a Chicago. Todo un hito de precocidad laboral que har¨ªa palidecer al mism¨ªsimo Mark Zuckerberg.
¡°Aspirantes a puestos de Marketing y Relaciones P¨²blicas, no os preocup¨¦is si ten¨¦is 23 a?os y no os han pedido ocupar el puesto de vuestra superior durante una baja de maternidad¡±, dice la tuitera Jeannie Clary. ¡°Emily tiene 22 a?os, una carrera universitaria, un m¨¢ster y suficiente experiencia para conseguir un trabajo en una agencia de marcas de lujo en Par¨ªs. Luego quieren que no nos sintamos inseguras por no tener equis cantidad de logros en nuestros 20 a?os¡±, se lamenta otra usuaria, Alexandra Rodriguez. ¡°Emily debe tener al menos 27 o 28 a?os para sentirme menos miserable viendo la pr¨®xima temporada¡±, concluye Rachel Wallen. El ruido tuitero provocado por su aseveraci¨®n llev¨® a la propia Collins a intentar salir del paso desminti¨¦ndose a s¨ª misma en Instagram: ¡°Quiz¨¢ no tiene 22, pero a veces act¨²a como si los tuviera¡±.
Quiz¨¢ el personaje de Lily Collins haya compartido clase con Chuck Bass de Gossip Girl, el chico malo del Upper East Side que, con apenas 18 a?os y como si de un coche de segunda mano se tratara, decide comprar un hotel en Nueva York para ¡°abrirse paso¡± en el mundo de los negocios. Pero aunque sea el m¨¢s reciente, el caso de Emily in Paris no solo no es una excepci¨®n sino que es norma en el g¨¦nero de las series de televisi¨®n sobre j¨®venes en el ¨¢mbito urbano. Muchos de los grandes personajes de la historia de la televisi¨®n parecen vivir por encima de sus posibilidades. Por ejemplo, ?c¨®mo consiguen pagar durante diez temporadas el alquiler de un apartamento en el privilegiado West Village neoyorquino Monica y Rachel, una cocinera y una camarera que solo tras varios a?os consigue hacerse un hueco en la industria de la moda? Pero ellas no est¨¢n solas: en el caso de su compa?era en Friends, Phoebe Buffay, la entidad bancaria Thinkmoney estim¨® que la masajista tardar¨ªa hasta 183 a?os en pagar la hipot¨¦tica de su piso en Manhattan.
En cuanto a otros iconos generacionales con caracter¨ªsticas vitales imposibles, tanto Carrie Bradshaw como su heredera mil¨¦nica Hannah Horvath han hecho un flaco favor a las esperanzas de las escritoras que sue?an con vivir de sus columnas peri¨®dicas en revistas de tendencias. Jame Jackson, de Buzzfeed, calcul¨® que Bradshaw habr¨ªa acumulado una deuda superior al mill¨®n de d¨®lares para poder mantener el ritmo de vida mostrado en la ficci¨®n ¨Czapatos de Manolo Blahnik incluidos¨C durante las seis temporadas de la misma. En el caso del personaje creado e interpretado por Lena Dunham, medios como Vulture sostienen que es materialmente imposible que alguien con ese curr¨ªculo recibiera el ofrecimiento de ser profesora de escritura en una universidad, como s¨ª lo hace Hannah en el pen¨²ltimo episodio de la serie. Por no hablar del apartamento en el que se desarrolla el grueso de su trama y que puso de moda el refugio h¨ªpster de Greenpoint.
Pero en cuestiones inmobiliarias la palma se la lleva Penny de The Big Bang Theory. La vecina de Sheldon y Leonard consigue llegar a final de mes con el salario de una camarera de una franquicia de restaurantes mientras sufraga el alquiler de un piso en la localidad californiana de Pasadena, en el que el alquiler medio de ese tipo de viviendas ronda los 1300 euros. Tampoco se quedan atr¨¢s los aspirantes a estrellas de Broadway Rachel y Kurt, de Glee, que compart¨ªan un loft industrial en Brooklyn con espacio suficiente como para dar sus propios conciertos mientras estudiaban en una escuela de artes esc¨¦nicas. O Kramer, de Seinfeld, que vaga por las temporadas la m¨ªtica sitcom sin profesi¨®n conocida ni aparentes or¨ªgenes opulentos. Quiz¨¢ una soluci¨®n, tanto para la reci¨¦n llegada Emily como para los Carrie, Hannah o Kramer, es que sigan el ejemplo de otros personajes de sitcom y cambien Par¨ªs y Nueva York por ciudades m¨¢s peque?as y asequibles, uni¨¦ndose al retorno rural que cada vez coge m¨¢s cuerpo en nuestra sociedad. Seguro que Jim y Pam les hacen un hueco en Scranton, Pensilvania.