En su punto justo
Seguir las tendencias puede favorecer la moda r¨¢pida, pero existen alternativas ¨¦ticas como el punto tejido a mano por mujeres.
Vivimos un momento de moda r¨¢pida. Las tendencias pasan por nuestros ojos sin apenas darnos tiempo a pesta?ear. Imitar con garbo a Hanneli Mustaparta o a algunas de las it girls fotografiadas por Tommy Tom implica correr a por la ¨²ltima prenda de moda antes de que se esfume del universo fashion, algo que ocurre cada vez m¨¢s r¨¢pido. Tan r¨¢pido es ...
Vivimos un momento de moda r¨¢pida. Las tendencias pasan por nuestros ojos sin apenas darnos tiempo a pesta?ear. Imitar con garbo a Hanneli Mustaparta o a algunas de las it girls fotografiadas por Tommy Tom implica correr a por la ¨²ltima prenda de moda antes de que se esfume del universo fashion, algo que ocurre cada vez m¨¢s r¨¢pido. Tan r¨¢pido es este sistema que convierte en absurdos conceptos como la calidad, el dise?o y el modo de producci¨®n y centra su potencial en el bajo precio, aunque tambi¨¦n las casas de lujo que venden sus prendas a precio de oro se aprovechan de la moda r¨¢pida. Renuevan su oferta a velocidad del rayo de modo que el bolsazo que ayer era el m¨¢s deseado, el 'it bag', el 'must have' y el m¨¢s 'hot' hoy se convierte en una antigualla, hasta que vuelva reconvertido (y revalorizado) por el canal de lo vintage.
Afortunadamente esta es solo una parte del sistema de la moda. Existe otra que busca, a trav¨¦s del dise?o, la calidad y la solidaridad "reencontrar el sentido del acto de consumir". As¨ª lo resume v¨ªa email Sylvia Toth, fundadora de la marca Warmi. La firma francesa propone prendas de lana (el 70% de la marca) de dise?o trabajado y novedoso. Centra su producci¨®n en el punto que tejen mujeres de dos pueblos de Colombia, Tausa y Sutatausa, cercanos a Bogot¨¢. De origen colombiano aunque asentada en Francia desde hace a?os, Sylvia pretende contar la historia de su pa¨ªs desde otra perspectiva. Cuando conoci¨® al grupo de mujeres que teje para Warmi se prend¨® de su trabajo y decidi¨® colaborar con ellas: "El ¡®savoir faire¡¯ de esta mujeres es esencial para nosotros" explica Sylvia refiri¨¦ndose a t¨¦cnicas artesanales cada d¨ªa m¨¢s olvidadas. Las mujeres, por su parte reciben un sueldo digno por su trabajo. "Algunas mujeres viven en el pueblo pero la mayor¨ªa tienen su casa en las monta?as. Los ingresos de Warmi les permiten completar los de la familia trabajando desde sus casas".
"Las mujeres que tejen para nosotros ganan un 30% m¨¢s de lo que ganaban trabajando en l¨ªneas de producci¨®n industrial". Quien sintetiza la situaci¨®n es Safia Minney, brit¨¢nica creadora del imperio de moda de comercio justo People Tree. Las tejedoras que colaboran con Safia viven en Per¨² o en Katmand¨². Algunas trabajan desde sus casas, pues quieren cuidar de sus ni?os o viven lejos del centro nepal¨ª KTS (Kumbeswar Technical School), donde otras mujeres acuden a trabajar. "A menudo las mujeres en pa¨ªses subdesarrollados no tienen poder de decisi¨®n sobre sus vidas. Gracias al dinero que ganan tejiendo o bordando pueden ir a la universidad o llevar a sus hijos a la escuela", explica Safia por tel¨¦fono.
Jersey de Warmi y Yadira Bello, la mujer que lo teji¨®.
Warmi
La deslocalizaci¨®n y la carrera por abaratar costes ha producido un sistema de trabajo cruel en el que, como explica Safia, "es imposible mantener la dignidad. He visitado f¨¢bricas donde se trabajaba entre 14 y 16 horas al d¨ªa". People Tree les paga por jersey adem¨¢s de un bonus al mes, lo que les resulta "¨²til y motivador", dice Safia. Un pago justo a un trabajo duro: "tejer en casa prendas pensadas por dise?adores de ropa de alta gama es un trabajo muy exigente". Safia colabora con dise?adores como Orla Kiely o Vivienne Westwood. Tambi¨¦n Emma Watson dise?¨® una colecci¨®n c¨¢psula para la marca. "Necesitamos embajadores e implicar a gente. Es escandaloso lo que est¨¢ sucediendo en nuestro nombre", apunta Safia.
El dise?o es una pieza clave en esta forma de producci¨®n. Cuando hablamos de punto de comercio justo pensamos en prendas duraderas, de calidad, pero que puedan competir en el mercado. El dise?o es parte del alma de la prenda y el de Laia Guerrero para su firma Little Rita ha dado fama a las delicadas piezas para ni?os de esta dise?adora. Suyos son los bodies de f¨²tbol en algod¨®n y los patucos patines o bota de f¨²tbol que tejen para ella mujeres de Bosnia Herzegovina que localiz¨® a trav¨¦s de la organizaci¨®n internacional de comercio justo. "La organizaci¨®n se llama BHCrafts, est¨¢n super organizadas. Yo les mando una muestra y ellas me devuelven otra para comprobar el color, el tejido", explica Laia. Las mujeres tejen r¨¢pido y cobran un precio por patuco (unos 8 euros). Luego ella suma un 30% a cada prenda, menos del 50% de margen que suele ser habitual: "es comercio justo y la primera que apuro soy yo", cuenta Laia. Aconseja a la tienda que tambi¨¦n recorte su margen de manera que no se encarezca demasiado el patuco, que acaba en 35 euros aproximadamente. S¨ª, es m¨¢s caro que los patucos acr¨ªlicos trabajados en m¨¢quinas en lugares lejanos, pero a¨²n as¨ª "la gente aprecia el comercio justo, aprecia el esfuerzo y la calidad", cuenta Laia.
La forma de producci¨®n no es lo ¨²nico que define una prenda ¨¦tica. Es imprescindible no adulterar el proceso empleando materiales sint¨¦ticos perjudiciales para el medio ambiente. "Mucha gente los prefiere porque el acr¨ªlico no desti?e, no hace bolas y es barato, pero no deja transpirar, da alergias y algunos son muy contaminantes", apunta Laia. Sylvia, de Warmi, est¨¢ de acuerdo y cree que son incomparables. "El tacto, el brillo, la ca¨ªda¡ Es una historia de educaci¨®n y sensibilidad".
Prendas de punto de Little Rita.
Little Rita
Una sensibilidad que parece que estamos perdiendo en favor de estrenar ropa con frecuencia y seguir a pies juntillas las ¨²ltimas tendencias. "La fast fashion ha hecho un da?o enorme a nuestra percepci¨®n de los procesos de producci¨®n y al valor de una prenda. Nosotros decimos no al frenes¨ª de la tendencia y la prenda desechable" dice Sylvia. Lo mismo opina Safia: "Hay que maximizar el valor de las fibras org¨¢nicas y de la artesan¨ªa porque se pueden crear trabajos reales y trabajos dignos a trav¨¦s de la moda".
La pregunta es por qu¨¦ no nos preguntamos las razones de que nuestra ropa sea tan barata. "Nos hemos desculturalizado", opina Laia. Sin embargo, cada vez m¨¢s, los intentos de volver a apreciar las prendas con car¨¢cter funcionan. Henrik Biskov, el alocado dise?ador dan¨¦s, trabaja ahora con un club de se?oras en Copenhague que tejen a mano prendas para su firma. Es otra bonita forma de evitar la deslocalizaci¨®n, controlar la producci¨®n y asegurarse de que se trabaja en condiciones dignas.
El punto, por su car¨¢cter universal y sencillo podr¨ªa liderar una peque?a rebeli¨®n contra la tiran¨ªa de la tendencia, contra la moda low cost y contra la uniformidad est¨¦tica. "Es cierto que el punto esta s¨²per de moda ahora y con toda la tendencia del Do It Yourself a¨²n mas. Es una t¨¦cnica relativamente f¨¢cil, democr¨¢tica. Pero no es la ¨²nica, ?hay mil otras para explorar!", cuenta Sylvia.
Existen, claro, otras formas de moda ¨¦tica que podr¨ªan acabar en tu armario, aunque por el momento puedes hacer un corte de mangas a la tendencia del punto baratero y darle al punto justo. Volver a tocar una prenda tejida a mano con fibras naturales, con todas las peculiaridades de una prenda ¨²nica, con sus imperfecciones y su personalidad es un lujo, "el lujo de lo sencillo", lo llama Safia.