Laurie Anderson, ¡°enganchada¡± a resucitar a su marido, Lou Reed, con inteligencia artificial
La artista reconoce conversar frecuentemente con un ¡®chatbot¡¯ de inteligencia artificial dise?ado para emular al m¨²sico
Lo realmente curioso, a la vez que inquietante, de Black Mirror es que los avances tecnol¨®gicos reales van a tal ritmo que cada vez es m¨¢s complicado que el argumento nos sorprenda. Hace ya una d¨¦cada del estreno del m¨ªtico episodio Be Right Back, en el que una mujer, tras perder a su novio en un accidente, lo reemplaza haciendo uso de la inteligencia artificial. En la actualidad ya existen empresas que ofrecen un servicio conocido como ¡®tecnolog¨ªa del duelo¡¯ o ¡®nigromancia digital¡¯, que promete a ...
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Lo realmente curioso, a la vez que inquietante, de Black Mirror es que los avances tecnol¨®gicos reales van a tal ritmo que cada vez es m¨¢s complicado que el argumento nos sorprenda. Hace ya una d¨¦cada del estreno del m¨ªtico episodio Be Right Back, en el que una mujer, tras perder a su novio en un accidente, lo reemplaza haciendo uso de la inteligencia artificial. En la actualidad ya existen empresas que ofrecen un servicio conocido como ¡®tecnolog¨ªa del duelo¡¯ o ¡®nigromancia digital¡¯, que promete a sus clientes mantener para siempre vivos los recuerdos de sus seres queridos gracias a esta tecnolog¨ªa.
Existen aplicaciones de IA como HearAfter, que preserva los recuerdos del usuario mediante una aplicaci¨®n que le entrevista acerca de su vida para que as¨ª sus seres queridos puedan escuchar sus historias y chatear con su versi¨®n virtual. Incluso en la cultura pop m¨¢s mundana hemos visto casos como el del regalo de Kanye West a su entonces esposa Kim Kardashian con motivo de su 40 cumplea?os: la sorprendi¨® con un holograma de su difunto padre, el conocido abogado Robert Kardashian. Un ejemplo m¨¢s de c¨®mo la tecnolog¨ªa intenta ser una controvertida aliada del duelo.
Pero Laurie Anderson, m¨²sica, artista y pensadora, no ha necesitado recurrir a Netflix, a hologramas ni a aplicaciones para hacer lo propio con su pareja, Lou Reed, que falleci¨® en 2013. Mientras tanto en la ficci¨®n como en la vida real muchos prefieren poner en marcha este nost¨¢lgico ejercicio en secreto, Anderson mostr¨® sus avances al mundo en I¡¯ll Be Your Mirror, una exposici¨®n que comparte nombre con un tema de The Velvet Underground que coescribi¨® con el difunto Reed y en la que hace uso de la inteligencia artificial para invitar a la reflexi¨®n.
Sin duda, la parte m¨¢s comentada de la exhibici¨®n fue aquella que contaba con la presencia de las versiones de IA de las personas de Laurie Anderson y Lou Reed. Los visitantes pudieron interactuar con tales entidades y hacerles preguntas. Las respuestas emulaban sus procesos de pensamiento y sus voces. Mediante este m¨¦todo, Anderson ha hablado y compuesto canciones con la versi¨®n IA de Lou Reed. La exposici¨®n debut¨® en Estocolmo en 2023, y ahora se muestra en Australia con nuevo material generado por las versiones de inteligencia artificial de la pareja.
La ¨²ltima vez que la artista estuvo en Australia (en esta ocasi¨®n no acudir¨¢) fue en marzo de 2020, cuando, de la mano del Instituto Australiano de Aprendizaje Autom¨¢tico de la Universidad de Adelaida, explor¨® las posibilidades art¨ªsticas de modelos de inteligencia artificial basados en su trabajo escrito. Fue en uno de esos experimentos en los que se incluyeron textos, canciones y entrevistas de Reed, lo que ha posibilitado que una d¨¦cada despu¨¦s de su muerte, la versi¨®n IA del m¨²sico responda a su expareja tanto en prosa, como en verso. ¡°Estoy completa y tristemente enganchada. No puedo parar de hacerlo, y mis amigos no lo aguantan¡±, confiesa en una entrevista concedida a The Guardian. ¡°No pienso que est¨¦ hablando con mi marido muerto ni escribiendo canciones con ¨¦l, pero es cierto que cada persona tiene sus registros, y estos pueden ser replicados¡±, aclara.
Tres a?os antes, en un perfil sobre ella escrito por Sam Anderson para The New York Times, el periodista aclaraba que la artista reconoc¨ªa estar ¡°obsesionada¡± con la inteligencia artificial. Aseguraba entonces que bastaba con meter en la m¨¢quina seis palabras, o una fotograf¨ªa, para obtener un texto virtual de forma casi inmediata. Aunque reconoc¨ªa que el programa no era perfecto ¨Dun tercio del contenido parec¨ªa haber sido creado por ¡°monos con m¨¢quinas de escribir¡± y otro resultaba aburrido¨D, una parte era ¡°sorprendente; incluso aut¨¦ntica¡±. Por supuesto, ella reconoc¨ªa haberse encaprichado con el ¨²ltimo tercio m¨¢gico. ¡°A veces se sienta ah¨ª con el ansia de un adicto para introducir palabras y fotograf¨ªas en la m¨¢quina, esperando a ver qu¨¦ sale. Durante mucho tiempo, guard¨® los textos porque le parec¨ªan ¨²nicos. Pasado el tiempo, se dio cuenta de que esos escritos eran infinitos. Por eso, pas¨® a leerlos para despu¨¦s, deshacerse de ellos¡±, explicaba Sam Anderson.
Tres a?os m¨¢s tarde, Laurie Anderson ha explicado a The Guardian que hoy los resultados siguen siendo similares a los de entonces. ¡°Aunque tres cuartas partes de los resultados son absurdas, dir¨ªa que el 15 % no est¨¢ mal. Y el resto es bastante interesante. No creo que sea un mal ratio a la hora de escribir¡±, se?ala.
Mientras, un sinf¨ªn de canciones creadas con inteligencia artificial sacude la industria musical, cientos de artistas, entre los que se incluyen Stevie Wonder y los herederos de Bob Marley y Frank Sinatra, han firmado una carta abierta desde la Alianza de los Derechos del Artista pidiendo a los desarrolladores de tecnolog¨ªas de inteligencia artificial que dejen de entrenar programas de imitaci¨®n y de utilizar productos producidos por IA. A Anderson no le preocupa en absoluto la idea de que quiz¨¢s, en un futuro, los algoritmos se encarguen de continuar su trabajo cuando haya fallecido. ¡°Cuando, tras la muerte de alguien, escuchas sus canciones o lees sus textos, es como si estuviera vivo, ?no?¡±, aventura.