Anson Mount: ?Las botas de montar le dan el ritmo al personaje?
El western vuelve y reivindica su estilo. Su cowboy vengativo y desgre?ado de Infierno sobre ruedas, la serie que emite Sundance Channel los domingos por la noche, tiene la culpa.
Su carrera por fin hace justicia a su po¨¦tico nombre. Anson Mount (White Bluff, Tennessee, 1973) llevaba a?os buscando su sitio en la industria y parece que por fin empieza a encontrarlo. Pero ha tenido que cambiar Los ?ngeles por Nueva York y pel¨ªculas en las que parec¨ªa condenado a ser el chico guapo del que se enamora la protagonista por personajes sucios, dif¨ªciles y despiadados para que eso suceda. Lo curioso es que se fue de Hollywood porque ?la gente le daba demasiada importancia al aspecto f¨ªsico?. Y ahora que vive en Nueva York, lleva el cabello largo y canoso y luce barba decimon¨®n...
Su carrera por fin hace justicia a su po¨¦tico nombre. Anson Mount (White Bluff, Tennessee, 1973) llevaba a?os buscando su sitio en la industria y parece que por fin empieza a encontrarlo. Pero ha tenido que cambiar Los ?ngeles por Nueva York y pel¨ªculas en las que parec¨ªa condenado a ser el chico guapo del que se enamora la protagonista por personajes sucios, dif¨ªciles y despiadados para que eso suceda. Lo curioso es que se fue de Hollywood porque ?la gente le daba demasiada importancia al aspecto f¨ªsico?. Y ahora que vive en Nueva York, lleva el cabello largo y canoso y luce barba decimon¨®nica, su look es pura tendencia. ?Es gracioso?, confiesa a S?Moda. ?Pero, visto en perspectiva, para m¨ª tiene todo el sentido del mundo. Ahora que realmente hago el tipo de papeles que quiero soy feliz, y cuando eres feliz tienes m¨¢s posibilidades de triunfar en lo que has elegido?. Actor de car¨¢cter, y con un discurso claro y muy elaborado en el que el teatro parece una necesidad irrenunciable, Anson Mount se plante¨® su personaje en la serie Infierno sobre ruedas ¨Ccuya primera temporada emite Sundance Channel los domingos a las 22 horas¨C ?en crudo?. Eso significa que pidi¨® expresamente que se mostrara su lado m¨¢s desaseado. ?Nada de corregir las ojeras ni de peinar la melena; quer¨ªa la suciedad que tiene que haber en la construcci¨®n de un ferrocarril?, apunta.
De padre periodista ¨Cperteneci¨® a la plantilla inicial de Playboy, primero como columnista de religi¨®n y luego en deportes¨C y madre golfista profesional, a la que hace de caddy siempre que puede, Anson siente pasi¨®n por el teatro cl¨¢sico. ?Espero poder interpretar al Jean de La se?orita Julia, de Strindberg, dentro de poco?, anuncia. Tambi¨¦n le gustar¨ªa medirse con Shakespeare: ?Hamlet o Ricardo III?. Y lo har¨ªa en los escenarios londinenses si lo dejaran, ?pero, aunque los actores brit¨¢nicos trabajan mucho en Estados Unidos, no hay reciprocidad con los estadounidenses. Es imposible actuar all¨ª porque su teatro est¨¢ muy protegido?.
A meterse en la piel de Cullen Bohannan, un exsoldado confederado que busca venganza por el asesinato de su familia, reconoce que le ha ayudado la caracterizaci¨®n externa. ?No es que te vistan y ya te sientas en el siglo XIX, pero el vestuario en Infierno sobre ruedas es muy importante para entrar en el personaje. Y la pieza clave es el calzado?, explica. ?En aquella ¨¦poca, la gente solo ten¨ªa un par de botas. Las que llevo yo en la serie las hace una firma de Calgary llamada Alberta Boots que es el proveedor oficial de la Polic¨ªa Montada de Canad¨¢. Est¨¢n hechas a mano y pensadas para llevarlas por encima del pantal¨®n, tienen el tac¨®n muy alto y con ellas caminas de un modo muy especial. S¨ª, definitivamente son las que le dan el ritmo al personaje?. Pero, mientras apenas le cuesta dar todas las claves de la ropa de su personaje, no se siente tan c¨®modo cuando se trata de explicar sus propios gustos. ?Supongo que nunca me he planteado por qu¨¦ me visto como me visto. Me pongo unos vaqueros, una camiseta y, si me siento bien, tiro para adelante?, le cuenta por tel¨¦fono a S?Moda desde Nueva York. A trav¨¦s de su ventana, el hurac¨¢n Sandy est¨¢ empezando a desperezarse, aunque todav¨ªa no ha tomado la fuerza sobrecogedora con que lo sorprender¨¢ despu¨¦s. ?Da miedo ver c¨®mo el aire levanta los ¨¢rboles por aqu¨ª?, concluye.