Cybill Shepherd, los fren¨¦ticos a?os de sexo y drogas de la estrella que termin¨® reencontr¨¢ndose con Dios
Con motivo del 50 aniversario de su debut en la gran pantalla, repasamos la tumultuosa vida y obra de la protagonista de Luz de luna, una de las actrices m¨¢s populares e ingobernables de cuantas hayan pisado las colinas de Hollywood.
Pese a que lleva d¨¦cadas manteni¨¦ndose en un discreto segundo plano de la industria, los 50 a?os que se cumplen ahora del debut de la actriz Cybill Shepherd en el cine celebran una de las trayectorias y personalidades m¨¢s fascinantes de cuantas hayan pasado por las colinas de Los ?ngeles. Reina adolescente de los concursos de belleza del sureste de Estados Unidos, con apenas 16 ya era modelo cotizada por las revistas de belleza y moda del pa¨ªs. Precisamente una de esas portadas, la de la revista Glamour en 1970, llam¨® poderosamente la atenci¨®n de un joven cineasta llamado Peter Bogdan...
Pese a que lleva d¨¦cadas manteni¨¦ndose en un discreto segundo plano de la industria, los 50 a?os que se cumplen ahora del debut de la actriz Cybill Shepherd en el cine celebran una de las trayectorias y personalidades m¨¢s fascinantes de cuantas hayan pasado por las colinas de Los ?ngeles. Reina adolescente de los concursos de belleza del sureste de Estados Unidos, con apenas 16 ya era modelo cotizada por las revistas de belleza y moda del pa¨ªs. Precisamente una de esas portadas, la de la revista Glamour en 1970, llam¨® poderosamente la atenci¨®n de un joven cineasta llamado Peter Bogdanovich que esperaba su turno en la caja de un supermercado. Su debut en la celebrada La ¨²ltima pel¨ªcula, por la que la nominaron a un Globo de Oro, conmocion¨® a la industria de Hollywood, que vio en su rostro el anhelo del cambio generacional en la meca del cine. Con el director mantuvo tambi¨¦n su primera relaci¨®n sentimental a pesar de que estaba casado y su mujer ¨Cla gran productora Polly Platt¨C trabajaba en la misma pel¨ªcula. Un historial amoroso que, como ella misma relat¨® en su biograf¨ªa, aparec¨ªan nombres tan ilustres como Elvis Presley, Don Johnson, Jeff Bridges o Charles Grodin.
Porque el aspecto ¨ªntimo de la vida de la protagonista de Luz de luna fue incluso m¨¢s convulso, ardoroso y controvertido que su celebrada carrera delante de la pantalla, siendo narrada con brutal honestidad y despojada de complejos por ella misma. Las drogas, por ejemplo, formaban parte de la cotidianidad de su relaci¨®n con Elvis, uno de sus primeros novios, y terminaron tambi¨¦n a causa de ellas. Era 1972 y, seg¨²n defiende Shepherd, el ¡®Rey del rock¡¯ era un amante indescriptible que la conquist¨® por su olor ¨C¡°todos los t¨ªos llevaban colonia barata, menos ¨¦l¡±¨C, pero con una adicci¨®n demasiado severa como para poder establecer una relaci¨®n. ¡°Una vez, cuando era la hora de irnos a la cama, me dijo, ¡®Toma estas pastillas¡¯, y me las puso en la mano. ?l me dijo que ya se hab¨ªa tomado las suyas, pero yo las tir¨¦ por el retrete. Despu¨¦s de eso le devolv¨ª un anillo de esmeraldas y diamantes. Hab¨ªamos terminado¡±, declar¨® en una entrevista en 2009.
La int¨¦rprete achaca su orgullosa promiscuidad a su origen sure?o ¨C¡°el sexo all¨ª es una forma de socializar que no nos tomamos muy en serio¡±¨C y a la confrontaci¨®n con el ejemplo de su madre, a la que tilda como ¡°una se?ora que lo ¨²nico que dec¨ªa sobre el sexo es que era algo muy desagradable¡±. Seg¨²n confes¨® Shepherd a The Guardian, ¡°yo solo quer¨ªa pasar un buen rato, ser libre, y sentirme realizada de una forma en la que las mujeres de otras generaciones no pudieron. Fui muy salvaje, pero resulta que, en retrospectiva, lo ten¨ªa todo¡±. En una ocasi¨®n incluso lleg¨® a calificarse de ¡°adicta sexual¡± por su incapacidad para respetar la monogamia de sus matrimonios. Con Don Johnson, coprotagonista de la adaptaci¨®n en forma de miniserie de El largo y c¨¢lido verano, la atracci¨®n fue demasiado intensa. ¡°Duramos un nanosegundo en el porche y nos fuimos a la cama r¨¢pidamente. Fue como devorar una chocolatina cuando est¨¢s hambriento: furioso e intenso y hab¨ªamos acabado en solo cinco minutos¡±, expuso.
¡°La primera vez que la vi vest¨ªa un vestido blanco, parec¨ªa un ¨¢ngel salido de esta sucia porquer¨ªa. Ella est¨¢ sola. No pueden tocarla¡±. Fue el mism¨ªsimo Travis Bickle, en una de las escenas m¨¢s recordadas de Taxi Driver, el que mejor definir¨ªa la impresi¨®n que caus¨® aquella belleza de cabellos rubios y ojos azules salida de Memphis ante los espectadores. Hasta el mism¨ªsimo Scorsese se permiti¨® hacer un cameo en su obra maestra y ser el afortunado que observa a Betsy, obsesi¨®n de Bickle, caminar a c¨¢mara lenta. Shepherd se impuso en el casting a actrices como Mia Farrow, Meryl Streep, Farrah Fawcett o Glenn Close, pero mantuvo una tumultuosa relaci¨®n con su coprotagonista a ra¨ªz de su rechazo a tener una relaci¨®n con De Niro.
La rebeld¨ªa irreverente de Shepherd se fue difuminando de forma paralela a su carrera profesional. A principios de la pasada d¨¦cada empez¨® a presumir de su transformaci¨®n interior, avalada por su reencuentro con la fe cat¨®lica y Jesucristo, con el que ¡°volvi¨® a hablar de nuevo¡±. La estrella de cine sostiene que una experiencia cercana a la muerte fue lo que la llev¨® a abrazar de nuevo su faceta espiritual. ¡°Sent¨ª que mi alma subi¨® a una estrella. Y luego dije, ¡®No puedes ir ah¨ª, tienes tres hijos. Vuelve aqu¨ª abajo, tienes que seguir viva¡±, evoc¨® en el programa de televisi¨®n Today. Su compromiso ha llegado hasta el punto de sumarse a la pujante y lucrativa industria del llamado ¡°cine cristiano¡± con El poder de la cruz, una producci¨®n coral sobre varios personajes que se redimen gracias a su reconciliaci¨®n con la fe cat¨®lica. Un trabajo cuestionado por la prensa especializada por el conservadurismo reaccionario que desprenden la mayor¨ªa de estas obras, pero que ella defendi¨® sin complejos: ¡°Lo primero que hay que hacer es trabajar, eso lo primero de todo. Y si te llega una buena pel¨ªcula como esta, con un gran personaje que interpretar, ?vas a decir ¡®no¡¯ porque es una producci¨®n cristiana? Hazla, sigue trabajando¡±.
Madre de tres hijos fruto de dos matrimonios fallidos diferente (con el empresario David Ford y con el quiropr¨¢ctico Bruce Oppenheim), Cybill Shepherd tuvo que lidiar con varios de los mayores egos de la patriarcal industria cinematogr¨¢fica. Ella misma recopil¨® todos sus frentes abiertos en el extenso y genial t¨ªtulo de su biograf¨ªa: La desobediencia de Cybill: c¨®mo sobreviv¨ª a los concursos de belleza, Elvis, el sexo, Bruce Willis, las mentiras, el matrimonio, la maternidad, Hollywood y la necesidad irreprimible de decir lo que pienso. Ese deseo irrefrenable por dar su opini¨®n la marc¨® durante toda su carrera, tambi¨¦n en su mayor ¨¦xito profesional: el de la exmodelo metida a detective privado de la serie Luz de luna. Un fen¨®meno de la televisi¨®n ochentera que les convirti¨® tanto a ella como a Bruce Willis en dos de las figuras m¨¢s populares y deseadas en todo el mundo gracias a la tensi¨®n sexual no resuelta entre sus personajes. Lo suyo dur¨®, como dir¨ªa Sabina, lo que dur¨® la paciencia de los guionistas antes de dar rienda suelta a la atracci¨®n de los protagonistas, perdiendo despu¨¦s la curiosidad de los espectadores. Por el camino, Willis y ella mantuvieron una relaci¨®n de amor-odio que convert¨ªa la vida en plat¨® en un infierno. ¡°Los personajes no estaban demasiado alejados de nosotros. Yo interpretaba a una antigua modelo, que lo era, y ¨¦l a un gilipollas, que lo es¡±, coment¨® en un programa humor¨ªstico Sheperd delante de Willis.
Su carrera como estrella de la televisi¨®n lleg¨® a su final a principios de 1998, durante una cena supuestamente profesional con Les Moonves, el todopoderoso director de la cadena CBS que por entonces emit¨ªa, Cybill, la exitosa sitcom con la que tom¨® el relevo a Luz de luna y que le vali¨® su tercer Globo de Oro. ¡°Fuimos a la cita y ¨¦l empez¨® a contarme c¨®mo ya no le excitaba su mujer, y que tampoco le pon¨ªa ninguna de sus amantes. Le ve¨ªa beber alcohol y de repente me pregunta, ?Por qu¨¦ no me dejes llevarte a casa?¡±, relat¨® Shepherd en una entrevista radiof¨®nica en diciembre de 2018. Su respuesta fue tan expeditiva como las represalias que germinar¨ªan de ella. ¡°No, ya tengo quien me lleve. Mi coche est¨¢ aparcado abajo con un buen amigo que es un polic¨ªa de Los ?ngeles fuera de servicio¡±. Solo unos d¨ªas despu¨¦s, el equipo de la serie comenz¨® a recibir quejas por parte de la c¨²pula de la cadena, coartando la libertad creativa de la que hab¨ªan gozado hasta entonces. Un ejemplo: nada de hablar sobre la menstruaci¨®n en sus episodios. Unos meses despu¨¦s, la ficci¨®n que seg¨²n su protagonista ¡°pod¨ªa haberse emitido durante cinco a?os m¨¢s¡±, era abruptamente cancelada. No dio tiempo ni a grabar un episodio que cerrara las tramas y los cr¨¦ditos finales que le¨ªan ¡®To Be Continued¡ (Continuar¨¢¡)¡¯ quedaron en una promesa incumplida por la negativa de su estrella a ser acosada. 20 a?os pasaron hasta que la oleada activista del movimiento #MeToo consigui¨® hacer justicia con el magnate, que se vio obligado a dimitir del conglomerado de entretenimiento despu¨¦s de que una docena de mujeres lo acusaran de acoso sexual en las p¨¢ginas de la revista The New Yorker.
La estadounidense hizo gala de su empe?o activista cuando pocas actrices de su fama se atrev¨ªan a levantar la voz. ¡°Nunca quise ser Jane, siempre prefer¨ª ser Tarz¨¢n. No quer¨ªa quedarme pasando la aspiradora en la casa del ¨¢rbol, me gustaba m¨¢s balancearme por las ramas¡±, declar¨® en una ocasi¨®n. Ha defendido el aborto legal, la causa feminista ¨Cllegando a rechazar el rol de la ni?era que destroza una familia en El diablo que mece la cuna por su connotaci¨®n machista¨C y los derechos de los homosexuales: tanto dentro de la pantalla (con su papel en la serie The L Word) como fuera de ella, siendo merecedora en 2019 del premio Trevor Project por su apoyo al colectivo LGTB. Su hermana Gladys, que falleci¨® con solo 63 a?os en 2009, era lesbiana y la actriz la apoy¨® de manera incondicional, as¨ª como a su propia hija, Clementine Ford, tambi¨¦n int¨¦rprete.