Decir ?lo siento? ya no es suficiente: as¨ª dominan los famosos el arte de disculparse
Pedir perd¨®n es un rito de paso y a veces un trance insalvable para una celebridad. Publicistas y abogados intervienen en unos textos de contrici¨®n que implican reglas muy precisas. Salt¨¢rselas tiene sus riesgos.
¡°Quiero disculparme con la gente a la que he decepcionado y prometo que en adelante escuchar¨¦, seguir¨¦ educ¨¢ndome y usando mi privilegio en apoyo de una sociedad mejor que creo que somos capaces de construir¡±. Escuchar: hecho. Educarse: hecho. Privilegio: hecho. Este breve p¨¢rrafo de la mucho m¨¢s larga nota de disculpa que emiti¨® la semana pasada la actriz Ellie Kemper ya contiene al menos tres de los ingredientes imprescindibles de un tipo de escrito que es ya un g¨¦nero clave de la ¨²ltima d¨¦cada, la disculpa oficial.
Kemper, la protagonista de la serie ...
¡°Quiero disculparme con la gente a la que he decepcionado y prometo que en adelante escuchar¨¦, seguir¨¦ educ¨¢ndome y usando mi privilegio en apoyo de una sociedad mejor que creo que somos capaces de construir¡±. Escuchar: hecho. Educarse: hecho. Privilegio: hecho. Este breve p¨¢rrafo de la mucho m¨¢s larga nota de disculpa que emiti¨® la semana pasada la actriz Ellie Kemper ya contiene al menos tres de los ingredientes imprescindibles de un tipo de escrito que es ya un g¨¦nero clave de la ¨²ltima d¨¦cada, la disculpa oficial.
Kemper, la protagonista de la serie The unbreakable Kimmy Schmidt, necesit¨® cinco slides escritos en blanco sobre negro y publicados en sus redes para pedir perd¨®n por algo que hizo hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, en 1999, cuando la eligieron ¡°reina del amor y la belleza¡± en una cosa llamada el Baile del Profeta Velado. Este dato aparec¨ªa desde siempre en la p¨¢gina de la Wikipedia de la actriz y era m¨¢s o menos conocido ¨Cpara quien pudiera entender una referencia tan espec¨ªfica¨C pero no fue hasta hace dos semanas que empez¨® a circular una antigua p¨¢gina de peri¨®dico en la que se reconoc¨ªa claramente a Kemper, que entonces ten¨ªa 19 a?os, vestida de debutante (traje blanco y brillante, guantes de ¨®pera) en ese acto formal que lleva celebr¨¢ndose en su ciudad natal, Saint Louis, desde hace 135 a?os. ¡°Kimmy Schmidt fue la reina del Ku Kux Klan¡± dec¨ªan algunas de esas capturas. Y aunque eso, al parecer, no es exactamente cierto, s¨ª que es verdad que este grup¨²sculo de nombre harrypotteresco, la Veiled Prophet Organization, es un basti¨®n del elitismo blanco en el Sur estadounidense. La fundaron dos oficiales del ej¨¦rcito confederado (quienes luchaban por el mantenimiento de la esclavitud) tras una huelga como una ¡°sociedad secreta¡± para ¡°reforzar los valores de los padres fundadores de la ciudad¡±. Aunque desde hace unos a?os algunos afroamericanos asisten al baile anual, la tradici¨®n sigue muy ligada al segmento social al que pertenece Kemper por nacimiento, los blancos ricos con cierto abolengo, ya que la actriz es hija y nieta de banqueros.
En lugar de hacerlo en caliente, Kemper, seguramente aconsejada por sus publicistas, se tom¨® una semana para responder y cuando por fin emiti¨® su disculpa, que inclu¨ªa otras frases de contrici¨®n como ¡°la ignorancia no es excusa¡±, obtuvo m¨¢s o menos el resultado deseado. Una buena m¨¦trica para saber si una nota de perd¨®n ha funcionado se obtiene de manera casi instant¨¢nea en la secci¨®n de comentarios de Instagram, contando el n¨²mero de corazones rojos que env¨ªan otras celebrities. Kemper los cosech¨® por decenas, de casi todos sus ex compa?eros de The Office (Mindy Kaling, Angela Kinsey, Rainn Wilson), de c¨®micos como Aubrey Plaza, Patton Oswalt y Rob Delaney y de Alec Baldwin. Al tratarse de una cuesti¨®n racial, se observ¨® con especial inter¨¦s si los famosos afroamericanos absolv¨ªan a la actriz. Lo hicieron su compa?ero en Kimmy, Tituss Burgess, con su propio post de Instagram (algo que probablemente estaba apalabrado de antemano) y, en la secci¨®n de comentarios, la actriz Yvette Nicole Brown. De manera que, en t¨¦rminos de relaciones p¨²blicas, el gesto puede considerarse un ¨¦xito, aunque llevar¨¢ un tiempo hasta que la actriz logre eliminar esa referencia de su SEO y del imaginario mental.
¡°Cu¨¢nto m¨¢s cortas son, m¨¢s cuesta redactarlas¡± confesaba un abogado que ha trabajado en la confecci¨®n de este tipo de notas a Vice hace unos d¨ªas. Todo indica que el asesor legal seguir¨¢ teniendo trabajo porque este tipo de escritos, que a menudo se escriben utilizando la aplicaci¨®n Notas del iPhone y por eso se asocian a su formato y su tipograf¨ªa, son cada vez m¨¢s frecuentes. Las emiten los famosos cuando les pillan acost¨¢ndose, o en el caso de Justin Timberlake, d¨¢ndose la mano, con alguien que no es su pareja legal (Kristen Stewart, Dominc West), cuando se quieren disculpar por haber trabajado con Woody Allen, cuando tienen encima acusaciones de violaci¨®n y alusiones al canibalismo (Armie Hammer) y cuando cometen actos que van contra la idea del famoso como ciudadano modelo y socialmente responsable. Vannesa Hudgens pidi¨® perd¨®n por minimizar el Covid en un v¨ªdeo, Rachel Griffiths por ense?ar su manicura la semana en la que estallaron las protestas Black Lives Matter, Ariana Grande por chupar donuts ajenos y Lana del Rey aproximadamente cada tres semanas por un motivo u otro. El texto de disculpa es para algunos un reto de iniciaci¨®n en la celebridad ¨Cal fin y al cabo, en l¨®gica show business, si tienes que emitir uno es que eres lo suficientemente famoso como para necesitarlo¨C y para otros un trance que puede marcar la trayectoria futura de una carrera.
La primera ola del #MeToo, por ejemplo, conllev¨® decenas de disculpas de hombres acusados de lo que se codific¨® en esos d¨ªas como ¡°comportamientos inapropiados¡± en distinto grado. Algunas m¨¢s o menos convincentes y otras desastrosas. El c¨®mico Louis C.K. por ejemplo, encontr¨® espacio en su largo escrito para hablar de su miembro viril, pero no para incluir las palabras ¡°perd¨®n¡± o ¡°disculpa¡±. Su texto marc¨® c¨®mo han ido para ¨¦l los ¨²ltimos tres a?os. El c¨®mico ha rechazado la v¨ªa de la redenci¨®n y ha abrazado la del resentimiento del cancelado en algunos de los mon¨®logos que ha hecho desde entonces. El empresario musical y de la moda Russell Simmons, no neg¨® las acusaciones de violaci¨®n de una guionista, Jenny Lumet, y adem¨¢s aprovech¨® para hacer promoci¨®n de su nuevo estudio de yoga. Aunque quiz¨¢ la m¨¢s problem¨¢tica de todas fue tambi¨¦n una de las m¨¢s notorias. Kevin Spacey, acusado de tocamientos y acoso por m¨¢s de 20 hombres, pidi¨® perd¨®n por su comportamiento pero aprovech¨® la nota para salir del armario, cosa que no estaba relacionada con las acusaciones. De alguna manera, con ese acto, que antes se consideraba de honestidad y valent¨ªa, esperaba tapar las alegaciones que pesaban sobre ¨¦l.
¡°Est¨¢ muy claro cuando lees una disculpa y el talent ha decidido hacerla solo, sin consultar a su equipo¡±, dec¨ªa un publicista de famosos que ha redactado muchos de estos escritos en el mismo art¨ªculo de Vice. ¡°Est¨¢ muy claro cuando alguien se ha sentado y ha escrito lo primero que le ha venido a la cabeza en lugar de tomare un d¨ªa o dos, o m¨¢s, para hacerlo de la manera correcta. La disculpa problem¨¢tica es la disculpa reaccionaria (¡), y tambi¨¦n todas las que no dicen ¡°lo siento¡±. Todos hemos le¨ªdo disculpas que no dicen ¡°lo siento y seguir¨¦ sinti¨¦ndolo¡±.
Para este relaciones p¨²blicas, que prefiere mantenerse en el anonimato, el momento es tambi¨¦n crucial. ¡°La de Justin Timberlake lleg¨® demasiado tarde. Quiz¨¢ d¨¦cadas tarde¡±. Y aqu¨ª se refiere a la que lanz¨® el cantante hace un par de meses en respuesta al documental de Britney Spears, en la que aprovech¨® para disculparse por c¨®mo la hab¨ªa tratado a ella y a Janet Jackson. El problema es que los hechos por los que ped¨ªa perd¨®n eran demasiado amplios y gen¨¦ricos. Era como si dijera ¡°perd¨®n por haber sido una persona un poco deleznable durante gran parte de mi carrera¡±. Es dif¨ªcil que un texto de 400 ¨® 500 palabras puedan reequilibrar eso.
La redacci¨®n es crucial, y cada palabra cuenta. Se suelen escribir unos diez borradores antes de emitirla. La palabra ¡°perd¨®n¡± deber¨ªa aparecer en el primer p¨¢rrafo y se deber¨ªa terminar con una referencia de futuro, una promesa al ¡°trabajo¡± (trabajo es un concepto importante) que el famoso promete hacer para expiar sus pecados.
Existe una cuenta de Twitter llamada?@SorryWatch que analiza este g¨¦nero y ya desde la bio avisa de la frase mortal, el ¡°perd¨®n si¡¡±. Se deber¨ªa evitar siempre la f¨®rmula ¡°perd¨®n si he ofendido a alguien¡¡±, y eso es algo que en general los habitantes del mundo del espect¨¢culo han entendido mucho mejor que los pol¨ªticos, que siguen utiliz¨¢ndola con profusi¨®n. El ¡°perd¨®n si¡± se cancela a si mismo: si tienes que emitir esta nota es evidente que s¨ª se ha ofendido a alguien, as¨ª que es mejor ahorrarse ese paso que ya indica descreimiento por parte del emisor.
Para @SorryWatch, hay otras reglas cardinales, adem¨¢s de decir expl¨ªcitamente ¡°perd¨®n¡±: nombrar la ofensa (no solo decir ¡°lo que pas¨®), responsabilizarse, demostrar que se entiende el impacto, explicar por qu¨¦ eso no volver¨¢ a suceder y hacer enmiendas. Sobre la de Ellie Kemper, opinaron que es una buena disculpa, que el d¨¦calage de una semana ayud¨® y que se detecta cierta personalizaci¨®n. En cambio, al Papa Francisco le daban un 0 sobre 6 en su reciente disculpa a los canadienses cuando se descubrieron 215 cuerpos de ni?os en un centro residencial destinado a personas nativas canadienses regentado por la iglesia cat¨®lica. Ni pidi¨® perd¨®n, ni mencion¨® expl¨ªcitamente los hechos, ni prometi¨® enmiendas. Quiz¨¢ la Iglesia necesita mejores publicistas.