?Me sorprendi¨® que la gente se enganchara a algo tan siniestro?
Hablamos con Elisabeth Moss ¨Cganadora del Emmy y el Globo de Oro por su papel en El cuento de la criada¨C sobre c¨®mo ha cambiado su vida a ra¨ªz del gran ¨¦xito de la serie, de la que tambi¨¦n es productora.
Aparece y, en persona, Elisabeth Moss es todo sonrisas. El drama lo deja para sus personajes. La sufrida Peggy Olson de Mad Men, la torturada Robin Griffin de Top of the Lake o la esclavizada June Osborne Offred de El cuento de la criada, a cuya segunda temporada (a partir del 25 de abril en HBO) regresa tambi¨¦n como productora. Vivaz (y brillante), esta californiana de 35 a?os solo deja un tema fuera de la conversaci¨®n: ...
Aparece y, en persona, Elisabeth Moss es todo sonrisas. El drama lo deja para sus personajes. La sufrida Peggy Olson de Mad Men, la torturada Robin Griffin de Top of the Lake o la esclavizada June Osborne Offred de El cuento de la criada, a cuya segunda temporada (a partir del 25 de abril en HBO) regresa tambi¨¦n como productora. Vivaz (y brillante), esta californiana de 35 a?os solo deja un tema fuera de la conversaci¨®n: su relaci¨®n con la Cienciolog¨ªa. De lo dem¨¢s, a esta adicta al trabajo no hay quien la calle, como demostr¨® al recibir el Emmy a mejor actriz dram¨¢tica agradeciendo a su madre ?la ternura y la mala hostia? que le inculc¨® desde ni?a. Sus zapatos dijeron el resto con un claro Fuck off (o m¨¢s finamente ?Vete a la mierda?) escrito en sus suelas y dedicado a los protagonistas de una era de acosos y abusos de la que Moss espera un futuro mejor.
?C¨®mo se vive la vuelta al colegio?
Sin nervios. Al rev¨¦s. El apoyo del p¨²blico nos ha empoderado. Ahora podemos ir m¨¢s lejos de lo que nos atrevimos en la primera temporada. Los nuevos episodios son continuaci¨®n de la misma historia, su extensi¨®n. Dan la posibilidad de contar m¨¢s.
?Por qu¨¦ cree que la historia de Margaret Atwood ha calado tanto en los tiempos que corren?
Yo tambi¨¦n me sorprend¨ª. Nos arriesgamos mucho con una historia tan siniestra, pero tambi¨¦n muy importante. La respuesta del p¨²blico que se enganch¨® a verla fue incre¨ªble. Me estremece cada vez que alguien se me acerca, hombre o mujer, para decirme lo mucho que les inspira esta historia de valent¨ªa en un momento tan dif¨ªcil como el que estamos viviendo.
Su discurso tras ganar el Emmy tambi¨¦n fue un soplo de aire fresco en medio del clima de abusos y desigualdad que est¨¢ saliendo a la luz.
Soy optimista con el momento de cambio que vivimos. Lo recordaremos como el comienzo de una nueva ¨¦poca, una nueva era. Pero son las v¨ªctimas quienes merecen nuestro reconocimiento por su valent¨ªa, por ense?ar a una nueva generaci¨®n que deben hacerse o¨ªr para acabar con el abuso y luchar por la igualdad.
Una igualdad que se demuestra en el trabajo ya sea con Jane Campion en Top of the Lake o con Reed Morano en El cuento de la criada.
No trabajo con mujeres realizadoras. Trabajo con directores brillantes. Esa es la base del feminismo. Que tus elecciones no est¨¦n basadas en el g¨¦nero ni en la orientaci¨®n sexual, sino en el talento. Y en este caso tengo la suerte de que adem¨¢s de trabajadoras y brillantes, ambas son amigas.
Tras ocho a?os unida creativamente a la serie Mad Men, ?le preocupa el compromiso que supone trabajar en una serie de ¨¦xito?
Las cosas han cambiado y para bien. Los a?os de Picket Fences o El ala oeste, cuando rod¨¢bamos 22 o 24 episodios y como mucho ten¨ªas tres meses libres. Ahora tengo cinco o seis meses para dedicarme a otros proyectos. Y pocas cosas son mejores que lo que se hace en televisi¨®n. Llevo lo suficiente en esta industria como para acordarme de los tiempos en los que aceptabas una serie por el sueldo, por tener un trabajo estable, pero la gloria te la daban otros proyectos. Ahora te pasas seis meses haciendo algo como El cuento de la criada, durante muchas horas al d¨ªa porque te sientes extremadamente orgullosa de lo que haces y realizada como artista. El resto no es m¨¢s que la guinda en el pastel.
?Cu¨¢nto ha cambiado su vida?
Todav¨ªa me tengo que presentar a muchas audiciones, pero no me importa. Me da la posibilidad de explorar al personaje. Sigo teniendo los mismos amigos, pocos pero que me conocieron antes de todo esto. Y disfruto de poder trabajar con ¨ªdolos para m¨ª como Nicole Kidman o Holly Hunter, mujeres fuertes que me inspiraron.
?C¨®mo soporta este ritmo?
A base de mucho caf¨¦. Y mucho sue?o. Aprovecho cualquier momento para echar una cabezada. Pero es un cansancio feliz.
?No se toma un respiro?
?Un buen ba?o con un Martini lo arregla todo! O un paseo en bici.
?Un consejo para estar en forma?
Echo de menos mis pli¨¦s y mis relev¨¦s. El baile me parece el mejor entrenamiento para el cuerpo. Pero no tengo tiempo con ese engorro llamado interpretaci¨®n que tanto me gusta.
Le queda poder jugar con la moda en estrenos y fiestas. Se ve que disfruta.
La alfombra roja es mi diversi¨®n gracias a mi estilista, Carla Welch. Con ella un d¨ªa me siento como una rockera y otro como una princesa vestida de Gucci. Eso hace estos eventos m¨¢s llevaderos. Al fin y al cabo, me gusta pretender que soy quien no soy¡
?Guarda alg¨²n recuerdo que le diga qui¨¦n es?
Todav¨ªa tengo colgado el p¨®ster de Al final de la escapada que compr¨¦ cuando ten¨ªa 15 o 16 a?os y me dio por la Nouvelle vague. Supongo que me recuerda el cine que quiero hacer, mirando m¨¢s all¨¢ de Hollywood, ejercitando otros m¨²sculos, buscando una carrera como la de Kristin Scott Thomas y siempre explorando otras formas de hacer cine.
?Y si la llama Godard?
Me muero. As¨ª, directamente. Aceptar¨ªa aunque solo fuera para llevarle el caf¨¦.