Naty Abascal: ?Para vestir bien hay que mirarse al espejo y ser honesta con una misma?
No es un icono nacional al uso. Despierta pasiones encontradas. M¨¢s all¨¢ de su personaje de papel cuch¨¦ se esconde una mujer que ha luchado contra viento y marea labrando su propia suerte.
Naty entra en el estudio vestida de hombre, con una camisa masculina a cuadros y un pantal¨®n militar. No lleva maquillaje, es muy alta y tiene el vientre plano como un marine de EE?UU. A primera vista, podr¨ªa ser cualquier miembro del equipo.
¡ªPerdonen la demora ¨Cse anuncia¨C, es que soy pluriempleada. Saluda a cada una de las personas con mucha sencillez, haciendo chistes en su cantar¨ªn acento andaluz, y tampoco ahora se parece a su imagen p¨²blica. Hasta este momento, uno habr¨ªa esperado a un presidente.
Un peque?o ej¨¦rcito de estilistas, asistentes y t¨¦cnicos ha correteado...
Naty entra en el estudio vestida de hombre, con una camisa masculina a cuadros y un pantal¨®n militar. No lleva maquillaje, es muy alta y tiene el vientre plano como un marine de EE?UU. A primera vista, podr¨ªa ser cualquier miembro del equipo.
¡ªPerdonen la demora ¨Cse anuncia¨C, es que soy pluriempleada. Saluda a cada una de las personas con mucha sencillez, haciendo chistes en su cantar¨ªn acento andaluz, y tampoco ahora se parece a su imagen p¨²blica. Hasta este momento, uno habr¨ªa esperado a un presidente.
Un peque?o ej¨¦rcito de estilistas, asistentes y t¨¦cnicos ha correteado nerviosamente por el estudio, revisando fotos y descargando maletas. Han tra¨ªdo una moto Harley Davidson. Y han instalado una especie de hangar con tres ordenadores donde los retoques fotogr¨¢ficos se realizar¨¢n en tiempo real.
Naty Abascal est¨¢ promocionando su manual de estilo, 100% Naty (Grijalbo), y hoy viene a demostrar por qu¨¦ deber¨ªas leerla. Durante las siguientes horas, va a ense?arle a la c¨¢mara c¨®mo te puedes ver si tienes buen gusto¡ Y bueno, si Armani se muere por prestarte unos zapatos.
La mayor¨ªa de la gente que hay en el estudio ni siquiera hab¨ªa nacido cuando Naty ya posaba para Richard Avedon y compart¨ªa con Elizabeth Taylor ediciones de revistas top. Naty forj¨® su idea de la moda. Una joyera me dice que ?antes de Naty, a las espa?olas les bastaba con estar limpias y discretas?. Por eso, cuando estos j¨®venes hablan de ella, parece que van a persignarse. Con tanta expectativa, es casi decepcionante ver que se abre la puerta y solamente aparece un ser humano. Y adem¨¢s, uno simp¨¢tico.
¡ªSiempre soy muy positiva ¨Cconfiesa Naty m¨¢s tarde, en nuestra conversaci¨®n¨C. Es dif¨ªcil ponerme de mal humor. Y me gusta la gente que proyecta buena energ¨ªa. Quiero que los que est¨¢n a mi alrededor se sientan bien trabajando conmigo.?
Abrigo de Giambattista Valli (c. p. v.). Pendientes de oro blanco y pav¨¦ de diamantes blancos de Su¨¢rez (5.977 €) y collar Serpenti de oro blanco y pav¨¦ de diamantes de Bulgari (c. p. v.).
Gonzalo Machado
Aparte de gente, este lugar est¨¢ lleno de ropa. Ni siquiera la estilista sabe cu¨¢nta hay. Ha tra¨ªdo cuatro enormes maletas rebosantes de Gucci, Louis Vuitton y un largo etc¨¦tera de firmas de alta gama, que ocupan toda la pared del camerino. Naty se prueba unos 15 vestidos, de los que escoge unos 10, de los que se pondr¨¢ unos cinco.
¡ªMe gusta la ropa de los mejores dise?adores, pero no me interesa lucir una marca. Hoy en d¨ªa, las chicas compran un bolso o una camiseta con el logo de una firma cara, y creen que con eso van bien vestidas. Pero con esa elecci¨®n solo demuestran que no saben vestirse. Por eso necesitan llevar un logo bien grande. Para sentirse seguras.
Algunos de estos vestidos no se encuentran en las tiendas. Solo los usan las celebridades. Uno de ellos ni siquiera sienta bien puesto. No es un vestido para ponerse, es un vestido para posar. Naty sabe por d¨®nde sostenerlo para que luzca entallado y sugerente, y de qu¨¦ lado poner la sonrisa.
Sin embargo, la filosof¨ªa de su libro es justo la contraria: ¡ªNo necesitas llevar esta ropa si no vas a hacer una sesi¨®n de fotos. No tienes que aparentar que te has gastado dinero. Tienes que sentirte bien. Verte al espejo y ser honesta contigo misma. Solo necesitas revisar lo que ya tienes en tu armario. Si lo combinas con gusto, estar¨¢s elegante.
Manicura, peinado y maquillaje tardan una hora y media. Durante ese tiempo, por fin, Naty Abascal empieza a parecer un presidente. Sus asistentes ¨Cdos, sin contar a su encargada de relaciones p¨²blicas¨C se afanan trayendo t¨¦ verde, haciendo llamadas y coordinando agendas. De vez en cuando, Naty agarra el tel¨¦fono y habla en alg¨²n idioma, incluso en espa?ol. Lo mismo cita su libro, que organiza un viaje a M¨¦xico, otro a Rusia, dirige el estilo de una revista o se arregla las pesta?as personalmente. Y entre una cosa y otra, comenta la actualidad de la prensa.
Naty est¨¢ en guardia contra el papel cuch¨¦. Lleva en el bolso recortes que saca para coment¨¢rselos apasionadamente a su maquilladora. Tantas noticias sobre ella en la prensa del coraz¨®n la han vuelto desconfiada. Antes de cada entrevista, pide las preguntas por escrito. Cuando indago entre su equipo para saber c¨®mo es Naty en realidad, la respuesta empieza con un ?no es como dicen?. Resaltan su sencillez y su cercan¨ªa, y es cierto que amabilidad le sobra.?
Abrigo (4.300?€) y falda (1.950?€), todo de Dior. Pendientes en platino con pav¨¦ de brillantes de B¨¢rcena (c.?p.?v).
Gonzalo Machado
Termina el maquillaje, y Naty escoge un vestido tail hem negro y amarillo. Solo entonces, emerge del camerino para dar el ¨²ltimo toque a su transformaci¨®n: las joyas.
Sobre dos mesas flanqueadas por escoltas resplandece una colecci¨®n de cosas brillantes que bastar¨ªan para iluminar un apartamento. Un collar de Grassy con piedras preciosas de colores, un anillo de rub¨ª sangre de pich¨®n de Su¨¢rez incrustado con diamantes. Brazaletes Tiffany de oro con rodio que, si se tocan entre s¨ª, se rayan y pierden todo su valor. Generalmente, para fotografiar las mejores piezas, las revistas espa?olas deben viajar a Par¨ªs. Pero si la modelo es Naty Abascal, las casas de Par¨ªs mandan sus joyas a Espa?a. Para esta sesi¨®n, solo Bulgari ha enviado art¨ªculos por medio mill¨®n de euros. Uno de los collares de Cartier, en oro blanco y diamantes, cuesta 80.000.
Diez personas la miran mientras otras tres le colocan los pendientes, como quien viste a un santo. Ella se prueba unos y otros, sin parar de bromear, como una ni?a en una jugueter¨ªa:
¡ªTengo una deformaci¨®n profesional horrible: veo TODO lo que hacen los pendientes. Este me realza la mejilla, este me la hunde, este me hace ver muy se?ora¡
En la actualidad, Naty suele estar del otro lado de la c¨¢mara, dirigiendo el estilo de publicaciones y eventos. Quienes la han visto trabajar dicen que tiene ojo cl¨ªnico y memoria fotogr¨¢fica. Recuerda vestidos de revistas o pel¨ªculas de los a?os 60, y los consigue. Exige m¨¢xima entrega a las modelos, y porque ella tambi¨¦n lo da todo. Se tira al suelo. Se prueba la ropa. ?En una sesi¨®n en Maspalomas trep¨® las dunas como nadie hasta que encontr¨® el sitio perfecto para la foto?, nos cuentan. Hoy, por lo menos, no hay dunas.
Al fin escoge pulseras y pendientes, y se dispone a comenzar. De la sencilla se?ora con la camisa de hombre ya no queda ni la sombra. Ha sido aniquilada por esa mujer que se sube a dos tacones como a un pedestal. Mientras camina entre la gente, ni siquiera parece de la misma especie que los dem¨¢s.
Vestido de Viktor?&?Rolf (1.540?€). Pendientes en platino con brillantes y baguettes de B¨¢rcena (c.?p.?v).
Gonzalo Machado
Algunas de las fotos se hacen a puerta cerrada. Solo con fot¨®grafo, la estilista y el maquillador. Pero en otras, los intrusos podemos ver a trav¨¦s de los paneles del set. Ah¨ª en medio, inundada de luz, Naty modela como en un escenario. Con banda sonora de Prince, que parece haber compuesto exclusivamente para estas sesiones, ella se transforma con cada cambio. Con el vestido negro, inalcanzable. Con el rojo, distinguida. Con el verde, c¨®mplice. No se limita a lucir la ropa: la interpreta.
¡ªPosar es puro teatro ¨Cdice¨C. Tienes que entender cada vestido, y a su dise?ador. Yo imagino qu¨¦ emoci¨®n quieren transmitir y trato de realzarla al llevar una prenda. Pero para eso hace falta cierta sensibilidad art¨ªstica, que se ha perdido. Las chicas ya no saben de arte. No conocen las grandes pel¨ªculas. Muchas no pueden mencionar a un pintor. En mi libro digo que no puedes vestirte bien si no tienes sentido est¨¦tico.
Aparte de interesarse por pintores como Frida Kahlo o Willem de Kooning, Naty ha sido amiga de Basquiat y Andy Warhol. Una foto de Naty fue portada de la revista de Warhol, y ella a¨²n recuerda su trabajo juntos:
¡ªEn aquella ¨¦poca, nadie pensaba que Andy llegar¨ªa tan lejos. Era el Nueva York de The Factory y ¨¦l andaba por ah¨ª con su camarita tomando fotos. Te hac¨ªa una cuando le daba la gana. Pero le daba igual la moda.?
Vestido de Oscar de la Renta (5.950?€). Pendientes Diva en oro rosa con amatistas, peridotos, rubelitas y pav¨¦ de diamantes de Bulgari (c.?p.?v.).
Gonzalo Machado
Naty tambi¨¦n trabaj¨® con Woody Allen en la pel¨ªcula?Bananas: ¡ªNo esperaba que me eligiese. Yo nunca hab¨ªa hecho cine, y de repente estaba en Puerto Rico rodando una comedia sobre guerrilleros. Allen dirig¨ªa, actuaba y hac¨ªa el?script. Y todos los d¨ªas cambiaba la historia. Esper¨¢bamos durante horas sin saber qu¨¦ hacer, y luego, cuando ¨¦l quer¨ªa grabar, ca¨ªa un aguacero.
Ha llegado la hora de la comida. Zumos naturales sin aditivos, leche de arroz, ensalada de queso, pan con humus, todo org¨¢nico. Aun as¨ª, Naty lleva su propio almuerzo: verduras al vapor con arroz integral y crema de¡ verduras. Comparado con eso, el?catering?parece un McDonald¡¯s.
Mientras come, el tema pasa de los artistas a los dise?adores y recuerda a algunos de los grandes con los que ha desfilado:
¡ªTrabajar con Valentino era una experiencia. Antes de cada pasarela, ven¨ªan los ayudantes y te iban vistiendo, detalle a detalle, de abajo hacia arriba. Valentino llegaba al acabar, te echaba el vistazo final y te pon¨ªa los pendientes.
¡ª?Y eso a¨²n se puede hacer? ¨Cle pregunto.
¡ªEran otros tiempos. Las mujeres se cambiaban de ropa tres veces al d¨ªa. Hoy, por ejemplo, Oscar de la Renta dise?a para una mujer moderna, que trabaja y necesita comodidad. Tambi¨¦n tiene que ver con su origen. Oscar es dominicano. Los americanos son m¨¢s pr¨¢cticos que los europeos, ?no te parece?
La pausa para comer dura menos que la de un oficinista. La sesi¨®n lleva un retraso de dos horas, y sigue retras¨¢ndose. Pero solo puede ser as¨ª. La representante de Naty me explica:
¡ªEl fot¨®grafo es un valor ascendente de la moda. El maquillador trabaja con Pen¨¦lope Cruz. Esta gente puede hacer las cosas mucho m¨¢s r¨¢pido si quiere. Pero es Naty. Y han de asegurarse de que todo sea perfecto. Ella no aceptar¨ªa otra cosa.?
Abrigo de Dior (4.800 €). Pendientes en oro blanco con diamantes (c. p. v.) y collar Muntah en oro blanco con diamantes (c. p. v.), todo de Carrera y Carrera.
Gonzalo Machado
Mientras la sesi¨®n transcurre, en su cabina intergal¨¢ctica, el retocador va recibiendo las fotos. En la pantalla de su ordenador, el rostro de Naty se ve m¨¢s grande que en la vida real. ?l elimina cualquier impureza, incluso las arrugas del empeine del pie al doblarse con el tac¨®n, y otras cosas que un ojo profano no es siquiera capaz de ver.
¡ªLa industria de la moda ha cambiado mucho ¨Creflexiona Naty¨C. Antes todo era m¨¢s creativo. Trabaj¨¢bamos sin descanso, pero sin los terribles plazos de ahora, pod¨ªamos perfeccionar las cosas. Y no hab¨ªa Photoshop.
La sesi¨®n contin¨²a retras¨¢ndose. El fot¨®grafo se quita el jersey. Los empleados del estudio se sientan. Los escoltas se ponen nerviosos. La ¨²nica que sigue fresca como una rosa es Naty. Cuando sale del camerino con el ¨²ltimo vestido, tiene m¨¢s energ¨ªa que con el primero:
¡ªEste estudio parece un mortuorio ?D¨®nde est¨¢ la m¨²sica?
En fracciones de segundo, alguien ¨Cquiz¨¢ Dios¨C vuelve a poner a Prince.
Al fin acaba la sesi¨®n, pero Naty no regresa a cambiarse. Su primer destino es la cabina espacial, donde examina cada una de las fotos. Las im¨¢genes la muestran majestuosa, como si flotase dos pisos por encima de la humanidad. Antes de que desaparezca en su camerino y vuelva a su agenda presidencial, le pregunto c¨®mo lo hace. Con su voz juguetona, me responde:
¡ªCari?o, yo tengo mucha suerte. A m¨ª todo me queda bien.