Sasha Grey: ?Las actrices porno forman parte de la cultura pop?
Demostr¨® que las int¨¦rpretes de cine X son listas y procaces, y dinamit¨® los l¨ªmites del g¨¦nero al saltar al cine convencional. Entrevistamos a la protagonista del nuevo filme de Nacho Vigalondo.
Un director podr¨¢ vestirla como quiera, colocarla en la postura que se le antoje, pero nunca le quitar¨¢ su voz. Ni su presencia. Sasha Grey es al porno lo que Jean-Luc Godard al cine de autor. Un precedente. Aterriz¨® en Los ?ngeles con 18 a?os, sali¨® en 270 pel¨ªculas X y se retir¨® con 21 a?os. Algunos piensan que sigue en el sector porque su obra no deja de reeditarse en DVD. Pero hace tres a?os que se dedica a otros menesteres: ha actuado para el oscarizado Steven Soderbergh o para Nacho Vigalondo (el 4 de julio estrena el thriller Open Windows); posado para American Appar...
Un director podr¨¢ vestirla como quiera, colocarla en la postura que se le antoje, pero nunca le quitar¨¢ su voz. Ni su presencia. Sasha Grey es al porno lo que Jean-Luc Godard al cine de autor. Un precedente. Aterriz¨® en Los ?ngeles con 18 a?os, sali¨® en 270 pel¨ªculas X y se retir¨® con 21 a?os. Algunos piensan que sigue en el sector porque su obra no deja de reeditarse en DVD. Pero hace tres a?os que se dedica a otros menesteres: ha actuado para el oscarizado Steven Soderbergh o para Nacho Vigalondo (el 4 de julio estrena el thriller Open Windows); posado para American Apparel, escrito un par de libros y tocado ante miles de fans con su grupo aTelecine.
?Qu¨¦ diferencia a esta estadounidense de 26 a?os? Su objetivo inicial: dinamitar los clich¨¦s del g¨¦nero a trav¨¦s de sus interpretaciones. Pero al menos aport¨® frescura. Cero silicona, poco maquillaje y un discurso argumentado y jalonado de referencias literarias. Siempre fue una chica disciplinada, acab¨® el instituto antes de tiempo. Y nadie le gana en puntualidad. Llega cinco minutos antes al hotel Me (Madrid), donde la entrevistamos.
?C¨®mo conoci¨® a Nacho Vigalondo?
Fue en 2012 en Los ?ngeles, me ense?¨® el gui¨®n de Open Windows y conectamos enseguida. Me enamor¨¦ de Jill, una actriz que guarda relaci¨®n con mi vida. Nacho es ca¨®tico y est¨¢ loco, pero eso le permite inyectar energ¨ªa y humor en sus cintas.
Antes de dedicarse al cine adulto, lo investig¨®. ?Por qu¨¦ acab¨® accediendo?
Mi prop¨®sito era materializar mis fantas¨ªas sexuales. En la vida real es dif¨ªcil encontrar compa?eros con esa visi¨®n. Quer¨ªa demostrar que las chicas del porno pueden ser libres.
Pero no tienen los derechos de su trabajo.
Yo era consciente. La cuesti¨®n era: ?ser¨¦ capaz de sacrificar mi vida privada y mi salud?, ?de perder amigos y familiares?
?Perdi¨® alguno?
Ninguno.
?Alguna mala experiencia?
No.
?Entonces, por qu¨¦ abandon¨® el sector?
Hab¨ªa cumplido todas mis metas, intent¨¦ montar mi propia productora y fracas¨¦. Y, adem¨¢s, me tentaba explorar nuevas v¨ªas como int¨¦rprete.
Su novela er¨®tica La sociedad Juliette aprovech¨® el tir¨®n de 50 sombras de Grey, un superventas de dudosa calidad. ?Quer¨ªa vender o hacer literatura?
Mi inspiraci¨®n fue el erotismo del siglo XIX, donde prima la iron¨ªa. ?se es el ingrediente que falta hoy, cuando todo son historias de amor insulsas.
Ha liderado un cambio en la industria, pero los clich¨¦s permanecen.
A pesar de los prejuicios, las estrellas porno est¨¢n aceptadas, forman parte de la cultura pop. En la televisi¨®n abundan los realities. Y eso es el porno, un reality.
Uno con preservativos¡ ?Qu¨¦ opina de la Measure B, la norma que obliga a rodar con condones en Los ?ngeles?
Es una buena idea solo en teor¨ªa. Los directores se van al condado de al lado. Y los listillos se saltan las normas de seguridad, lo que termina siendo m¨¢s peligroso.
?La gente ver¨ªa filmes X hechos con condones?
No.
?Se puede ganar m¨¢s dinero en el porno que en Hollywood?
Solo si eres Larry Flint.
?Diferencias entre uno y otro?
Al final los ingredientes son los mismos: ego, problemas de financiaci¨®n. Y en los dos hay sexo, aunque es m¨¢s seguro follar en el sector adulto.
A las mujeres nos sigue costando hablar de sexo.
Nuestra sociedad se basa en el miedo: nos atemorizan para controlarnos. La religi¨®n, la moral¡ A veces pienso que estamos peor que antes. En Instagram, las ni?as se erotizan y no saben por qu¨¦. Les estamos enviando el mensaje err¨®neo y pierden su identidad.