?Se llevan las chicas fe¨ªtas y delgaditas, que casi dan l¨¢stima?
Violeta S¨¢nchez y Helena Barquilla, las modelos que triunfaron en los 90, reflexionan sobre el Photoshop, las maniqu¨ªes y el ideal de juventud en una profesi¨®n atada a la belleza.
Entre las dos lo han hecho todo. Han desfilado para nombres inmortales de la moda, han posado para grandes mitos de la fotograf¨ªa y aparecen indefectiblemente en las listas de las mejores modelos espa?olas de la historia. Helena Barquilla y Violeta S¨¢nchez fueron pioneras en muchas cosas, entre otras, en eso de convertirse en tops internacionales. Pertenecen a la primera generaci¨®n de maniqu¨ªs que rompi¨® moldes y vivi¨® una ¨¦poca dorada en la que la moda estallaba en Espa?a y abr¨ªa camino allende los mares.
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Entre las dos lo han hecho todo. Han desfilado para nombres inmortales de la moda, han posado para grandes mitos de la fotograf¨ªa y aparecen indefectiblemente en las listas de las mejores modelos espa?olas de la historia. Helena Barquilla y Violeta S¨¢nchez fueron pioneras en muchas cosas, entre otras, en eso de convertirse en tops internacionales. Pertenecen a la primera generaci¨®n de maniqu¨ªs que rompi¨® moldes y vivi¨® una ¨¦poca dorada en la que la moda estallaba en Espa?a y abr¨ªa camino allende los mares.
En ocasiones, los inicios de las modelos parecen sacados del gui¨®n de una pel¨ªcula. ?Fueron los suyos m¨¢s terrenales?
Helena: A m¨ª me descubri¨® el dise?ador Manuel Pi?a cuando ten¨ªa 17 a?os. Pero creo que, en esos inicios, se entendi¨® o gust¨® m¨¢s mi f¨ªsico fuera de nuestras fronteras. Empec¨¦ presentando una colecci¨®n aqu¨ª, y pronto me fui a Par¨ªs a probar suerte. Enseguida conoc¨ª a algunos dise?adores, hice unos cuantos castings y me cogieron para tres o cuatro desfiles, entre los cuales estaba Dior. Hubo tal feedback que decid¨ª quedarme. Ten¨ªa 18 a?os cuando sucedi¨® todo esto. Lo siguiente fue Nueva York, donde al poco tiempo de llegar trabaj¨¦ con Steven Meisel. Todo fue muy r¨¢pido.
Violeta, con vestido y falda sirena, ambos de Oscar de la Renta. Helena lleva vestido de Amaya Arzuaga y zapatos de Aquazzura.
Manuel Outumuro
En su caso, Violeta, quien la lanz¨® al estrellato fue el fot¨®grafo Helmut Newton, ?no?
Violeta: Empec¨¦ trabajando en el teatro, al que llegu¨¦ por casualidad. Paloma Picasso era la encargada de realizar los decorados y los trajes de la primera obra en la que actu¨¦, con lo que el estreno se convirti¨® en un evento muy mundano. All¨ª hab¨ªa gente de Saint Laurent (que era donde se vest¨ªa Paloma) y tambi¨¦n estaba Helmut Newton, entre otros. Yo, por supuesto, no conoc¨ªa a nadie. Recuerdo que con mi primer sueldo compr¨¦ un esmoquin hecho a medida ¨Cme encantaban los guardarropas de Marlene Dietrich y Greta Garbo¨C y me lo puse el d¨ªa de la premier. Por una de esas casualidades, me sentaron al lado de Newton ¨Cque ya hab¨ªa hecho las famosas fotos del esmoquin de Saint Laurent¨C y simpatizamos. Al final de la cena me dijo: ?Me gustar¨ªa fotografiarla, pero ?le molestar¨ªa posar desnuda en las fotos??. Le respond¨ª que no, que yo trabajaba en academias de pintura y dibujo y que estaba m¨¢s que acostumbrada. Y as¨ª empec¨¦, de manera privada, con ¨¦l. La gente me dec¨ªa: ??Es un fot¨®grafo muy conocido!?. Pero, claro, no exist¨ªa Internet ?y yo no ten¨ªa ni idea de su trabajo! Solo sab¨ªa que me parec¨ªa simp¨¢tico. Al poco tiempo me llamaron de Saint Laurent para desfilar en su pasarela de alta costura. Les dije que no, porque no era modelo, que la idea me intimidaba. Ellos, imagino que sorprendidos, me invitaron muy astutamente a ver un desfile. Y cuando fui me ca¨ª de la silla impresionada. ??Puedo cambiar de idea??, les dije. Y ah¨ª comenz¨® mi carrera de modelo.
Despu¨¦s vino todo lo dem¨¢s. Helena Barquilla cuenta entre sus m¨¦ritos haber sido el primer ¨¢ngel espa?ol de Victoria¡¯s Secret: ?Era el primer desfile que se hac¨ªa y no sab¨ªa muy bien de qu¨¦ iba. Me llam¨® la atenci¨®n lo recatada que era la lencer¨ªa, pero en aquella ¨¦poca en Estados Unidos eran muy conservadores. Entre el p¨²blico hab¨ªa muchos hombres de negocio, empresarios¡ Yo no pod¨ªa ni imaginar que se convertir¨ªa despu¨¦s en algo tan importante?.
Helena lleva vestido de Roberto Diz y anillo de Dinh Van. Violeta, con vestido de Adolfo Dom¨ªnguez.
Manuel Outumuro
Por su parte y casi sin quererlo, Violeta fue el nexo que unir¨ªa de manera hist¨®rica a Newton con Yves Saint Laurent: ?Yo trabajaba en la firma y, en aquel momento, lo contrataron para hacer la primera campa?a de pr¨ºt-¨¤-porter. Sin embargo, no hab¨ªa manera de que se pusieran de acuerdo: a Newton le gustaban las chicas muy grandes, muy tetonas y muy valquirias; y a Saint Laurent, las mujeres ex¨®ticas y las europeas. No hab¨ªa forma de que aquello cuajara. Todas las modelos est¨¢bamos en la cabina, que era el sitio donde nos pein¨¢bamos, nos maquill¨¢bamos¡ Todas, vestidas con blusa blanca, medias negras y zapatos de charol negro. Nada m¨¢s. Seis chicas ah¨ª charloteando, fumando y tomando t¨¦. Recuerdo que hab¨ªa un tel¨¦fono de pared que nunca estaba libre. Aquello parec¨ªa entre un burdel de lujo y¡ ?un burdel de lujo! [risas]. Y de repente, la encargada de prensa le dice a Newton: ¡°Est¨¢ la chiquita nueva, la actriz. M¨ªrala, tal vez te guste¡±. Newton dijo: ¡°?Ah, genial! Si es amiga m¨ªa. ?Ya hemos trabajado juntos! Lo haremos como si fuera un burdel, Violeta ser¨¢ la madame, vestida con la colecci¨®n, y las dem¨¢s ir¨¢n en blusa¡±?.
Diastemas, ojos separados, cuellos de cisne, una elegante androginia¡ Las grandes modelos siempre han tenido un algo diferenciador, un rasgo que ha sido el fulgurante y arrollador secreto de su ¨¦xito. ?En su caso?
Helena: El movimiento siempre ha sido mi se?a de identidad [movimiento que, incluso en su manera de gesticular al hablar, hipnotiza]. Ahora me dedico a eso de alguna manera. En la pasarela fue lo que me ayud¨® a abrirme camino en este mundo, lo primero con lo que conectaron los dise?adores. Violeta: Yo fui una aut¨¦ntica pionera al mostrar con orgullo una nariz prominente [la exhibe, de perfil], y si no llega a ser por Saint Laurent, al que se le antoj¨®, no estar¨ªa en esta profesi¨®n de ninguna manera. Recuerdo que cuando ten¨ªa 17 a?os, me encontr¨¦ a un fot¨®grafo por la calle que me dijo que fuera a una agencia porque ten¨ªa una cara muy interesante. Le hice caso, y me dijeron que s¨ª, que era muy fotog¨¦nica, pero que ten¨ªa un peque?o problema, la nariz; que ahorrara algo de dinero, me operara y volviera. ?Ni loca!
Violeta luce vestido de Balmain, sandalias de Christian Louboutin y pendientes de Dinh Van.
Manuel Outumuro
?Cu¨¢ndo llega esa hora en la que ambas deciden apartarse del centro del hurac¨¢n?
Violeta: Cuando tuve mi primera hija. Eso te corta un poco la marcha, a pesar de que llegu¨¦ a desfilar embarazada, e incluso con la ni?a reci¨¦n nacida, para Moschino. Pero, en realidad, no par¨¦ nunca. Si no pod¨ªa, no iba. Jam¨¢s fui una modelo normal: era demasiado peque?a, demasiado delgada, demasiado nariguda. Era un caso aparte, as¨ª que aquellos a los que les gustaba realmente eran muy fieles y continuaban llam¨¢ndome: Franco Moschino, Thierry Mugler, Yves Saint Laurent¡ Despu¨¦s, l¨®gicamente, a mediados o finales de los 90, las cosas se fueron calmando mucho, pero segu¨ªan surgiendo un desfile por aqu¨ª o una publicidad por all¨¢.
Helena: Yo no estuve ni una d¨¦cada en activo. En 1995 o 1996 empec¨¦ a plantearme la retirada de forma paulatina. Era muy joven todav¨ªa, pero hab¨ªa llegado un momento en el que ya no me satisfac¨ªa mi trabajo. Y yo soy as¨ª: necesito amar lo que hago. Si ya no siento que algo me hace vibrar de la misma manera, pues¡ Intent¨¦ ver si era una crisis temporal, esper¨¦ un tiempo, pero no: ten¨ªa deseos de hacer otras cosas.
Entre el ajetreo constante y la adulaci¨®n permanente, ?se llega a perder pie?
Helena: Pienso que lo que es dif¨ªcil de sobrellevar no es tanto el hecho de perder pie, sino el ritmo de vida. En mi caso, viv¨ªa entre Par¨ªs y Nueva York. Ten¨ªa que estar siempre preparada para cualquier trabajo en cualquier sitio y pasaba muchas horas sola. ?Con lo que yo soy de estar con mi gente! En cuanto a los halagos, realmente nunca me los cre¨ª. De hecho, en aquella ¨¦poca ten¨ªa un complejo de fea bastante fuerte, as¨ª que muchas veces pensaba que me lo dec¨ªan solo porque quer¨ªan ser amables. Jam¨¢s termin¨¦ de cre¨¦rmelo. Fue posteriormente cuando empec¨¦ a sentirme bien en mi propia piel.
Helena, con vestido de Gucci y zapatos de Aquazzura.
Manuel Outumuro
Tras su periplo por las pasarelas, Helena estudi¨® Antropolog¨ªa, estuvo cuatro a?os en los Andes y regres¨® dedicada en cuerpo (nunca mejor dicho) y alma al movimiento. ?He estado unos a?os impartiendo talleres de los cinco ritmos [una t¨¦cnica de trabajo espiritual y corporal], y ahora trabajo en otro proyecto que se llama SheMoves [talleres femeninos basados en el movimiento y el lenguaje corporal como claves para la salud, el bienestar y la belleza], que est¨¢ orientado a tomar conciencia del cuerpo y ayudar a la mujer a que establezca un v¨ªnculo positivo con el suyo. Tiene que ver con mi historia personal y con c¨®mo el movimiento corporal me ayud¨® a sentir completamente mi cuerpo y, a partir de ah¨ª, sentirme plena. Cuando empec¨¦ a darme cuenta de lo que me pasaba y a contrastarlo con otras mujeres, vi que era algo bastante generalizado. He conocido a muchas chicas en diferentes ¨¢mbitos de la vida que tienen una relaci¨®n muy autocr¨ªtica con su figura. Creo que es un problema muy extendido. Se trata de experimentar ese v¨ªnculo positivo del que hablaba, pero desde las sensaciones, no partiendo de lo mental o la imagen?.
Violeta vivi¨® una de esas historias que parece que solo le pasan a los dem¨¢s. ?Siempre hab¨ªa pensado que en el momento en el que alguien me dijera: ¡°Qu¨¦ curioso, te pareces mucho a una modelo que se llama Violeta S¨¢nchez¡±, se habr¨ªa acabado la historia, porque ya solo ser¨ªa la sombra de m¨ª misma. Un d¨ªa se acerc¨® un hombre y me coment¨® que le recordaba much¨ªsimo a una modelo que adoraba, llamada Violeta S¨¢nchez. Y yo pens¨¦: ¡°Ya est¨¢¡±. Result¨® que ese hombre era el director del Museo de la Moda en Marsella. Unos meses despu¨¦s me llam¨® para ofrecerme un trabajo como actriz. Me pareci¨® un cierre de c¨ªrculo perfecto: la persona que me hab¨ªa dicho mi frase m¨¢s temida me devolv¨ªa a mis or¨ªgenes, la interpretaci¨®n. Eso fue hace 10 a?os, ¨¦l era Olivier Saillard y desde entonces hemos hecho unas 15 performances juntos. Al mismo tiempo, eso ha hecho que la gente de la moda haya seguido vi¨¦ndome y, por lo tanto, llam¨¢ndome. Ah¨ª est¨¢ la reciente campa?a de Lanvin?.
Helena lleva vestido de Sportmax. Violeta, top y falda de Sportmax y colgante de Elsa Peretti para Tiffany & Co.
Manuel Outumuro
?Siguen echando de menos la pasarela?
Violeta: Siempre me ha divertido desfilar, y lo sigue haciendo. Ahora bien, las sesiones de fotos me gustan menos, es m¨¢s inc¨®modo. Antes me conoc¨ªa de memoria, sab¨ªa qu¨¦ pod¨ªa hacer o qu¨¦ no; pero ahora ya no estoy tan segura de m¨ª. ?Y menos mal que hay Photoshop, porque si no, ya no har¨ªa producciones fotogr¨¢ficas! [risas].
Helena: Claro que echo de menos la pasarela. Para m¨ª, era un arte, un veh¨ªculo de expresi¨®n y de comunicaci¨®n donde hab¨ªa un conjunto de aspectos y de personas ¨Cdise?adores, t¨¦cnicos, peluqueros¡¨C cuyas creaciones conflu¨ªan en un mismo momento. Ese instante en el que t¨² eras quien transmit¨ªa todo eso a trav¨¦s de tu movimiento, de tu mirada. Es una imagen, un personaje, un sue?o, un ideal. Para m¨ª era algo muy bello, una experiencia sublime.
Contin¨²an participando en desfiles, pero han pasado algunas d¨¦cadas ya desde que ambas arrasaran en las pasarelas, ?c¨®mo han cambiado las cosas en este tiempo?
Helena: Creo que antes a las modelos de pasarela se nos daba un espacio mucho m¨¢s amplio para interpretar y poner nuestro toque especial. Ahora se pide y se requiere m¨¢s inexpresividad y uniformidad. Para m¨ª, la expresividad es un signo de vitalidad, se transmite emoci¨®n y sensualidad a trav¨¦s de ella. Hay algo bello en los cuerpos que se mueven con libertad. Ya lo dec¨ªa Coco Chanel: ?La elegancia es la libertad?. Adem¨¢s, se ha impuesto un est¨¢ndar de belleza muy homog¨¦neo. Antes se buscaban m¨¢s caras con personalidad y modelos con actitud. Cada una camin¨¢bamos de una manera, las hab¨ªa muy delgadas y m¨¢s rellenitas¡ Esa variedad le daba mucho colorido a la pasarela. Deber¨ªa haber una mayor diversidad para que las mujeres se vieran reflejadas en esos estereotipos.
Violeta lleva vestido de Oscar de la Renta y zapatos de Aquazzura. Helena luce vestido de Liu Jo.
Manuel Outumuro
Violeta: En nuestra ¨¦poca, la belleza era m¨¢s importante que la juventud. La belleza en el sentido de clase, personalidad, salero, ese je ne sais quoi. Ahora todas las mujeres son del Este, guap¨ªsimas, grandes, muy parecidas entre ellas, aunque tambi¨¦n se cultive esa est¨¦tica de sacar a las chicas fe¨ªtas y delgaditas, que casi dan l¨¢stima. Ahora mismo no hay que mostrar demasiada personalidad en la pasarela. Lo que importa es la marca y la ropa. Esto surge en respuesta a la ¨¦poca de las ?modelos stars?. Cuando en el cine se puso de moda el antih¨¦roe y la vecinita de al lado, de repente se hab¨ªa acabado el glamour. Y como la gente necesita glamour, ese lugar del esc¨¢ndalo y de los amor¨ªos lo ocuparon las modelos. Fue toda esa ¨¦poca de las Linda Evangelista, las Naomi Campbell¡ De pronto, ellas eran m¨¢s famosas que Chanel o Dior¡ Y, claro, lleg¨® un momento en el que las marcas se hartaron y todo se hizo m¨¢s corporativo. Lo que se quer¨ªa eran percheros bonitos. Y empez¨® esa manera de caminar tan rara, un tanto caballuna, con el busto echado para atr¨¢s, dando la vuelta en ¨¢ngulo recto. Pens¨¦ que iba a durar tres a?os, pero ya son casi 20. Ahora, lentamente, hay una cierta tendencia a recuperar un poco de humanidad y naturalidad.
?C¨®mo era el ambiente en el backstage?
Violeta: Las chicas ten¨ªamos una carrera m¨¢s larga. ?ramos menos, con lo que coincid¨ªamos en todos los desfiles durante todo el a?o. Cuando ¨ªbamos a Nueva York, las americanas nos invitaban a dormir en sus casas; y cuando ellas ven¨ªan a Par¨ªs, se quedaban en las nuestras. Se desarrollaba otro tipo de relaci¨®n. El backstage era una fiesta permanente, bromas, hacer el tonto, salir por la noche, dormir debajo de una mesa de peluquer¨ªa una media horita porque estabas hecha polvo¡ Una cosa muy desmadrada, pero muy simp¨¢tica. Y como no hab¨ªa esa fiebre por las firmas que hay ahora, ¨ªbamos todas vestidas igual; nuestro uniforme era un jean, deportivas, camiseta blanca y mochila, no se nos ocurr¨ªa llevar bolsos de marca. Tampoco hab¨ªa ninguna diferencia evidente entre la que empezaba y la que ya era una estrella; incluso con los salarios, igual nos pagaban tres veces m¨¢s, pero no 20.
En una profesi¨®n como ¨¦sta, que premia tanto la juventud, ?c¨®mo se vive el paso del tiempo?
Violeta: Si tienes una vida plena, no te sientes ni fea ni vieja y tienes otras preocupaciones, te da bastante lo mismo. No piensas en si te llaman o no para trabajar, porque no es que est¨¦s fuera de la carrera, es que te encuentras en otra categor¨ªa, en otro sitio. Empieza a contar que hayas tenido experiencias importantes, que al final es lo que interesa a la gente. Pasas de ser modelo a ser t¨², con tu nombre y tu identidad.
Helena: El paso del tiempo es lo m¨¢s normal del mundo, ni lo he vivido ni lo estoy viviendo con desaz¨®n. Es algo irremediable: reconciliarse con ello y aceptarlo es b¨¢sico. La clave es intentar ser feliz con lo que se tenga. ?Que el brillo venga de los ojos y de la sonrisa!