¡°Se est¨¢ volviendo a presentar la virginidad como un valor con el auge de los movimientos reaccionarios¡±

La soci¨®loga y polit¨®loga Miriam Jim¨¦nez Lastra realiza en el ensayo La virginidad no existe. ?O s¨ª? (En el mar) un recorrido social, hist¨®rico y cultural alrededor de este concepto y responde a preguntas por tel¨¦fono sobre cu¨¢l es su origen, c¨®mo se vive la virginidad hoy en d¨ªa o por qu¨¦ se ha afianzado la idea de que la primera relaci¨®n de las mujeres debe ser traum¨¢tica.

?Existe realmente la virginidad?

Depende de lo que entendamos por el concepto existir. Hay gente que entiende que las cosas solo existen de manera biol¨®gica, cient¨ªfica. Pero yo lo abordo desde la sociolog¨ªa, que no solo entiende esto, sino que adem¨¢s defiende que hay valores, pensamientos y creencias que tienen las mismas consecuencias que las realidades biol¨®gicas, naturales o cient¨ªficas. Como dice un teorema sociol¨®gico: no importa si una cuesti¨®n es real o no, solo con que la sociedad crea que es real, las consecuencias ser¨¢n reales. Ergo, la virginidad s¨ª existe.

?Con qu¨¦ fin se cre¨®?

Su origen se encuentra dentro del de la familia, del paso de las sociedades m¨¢s primitivas a unas m¨¢s modernas. Con el excedente de producci¨®n, las familias necesitan saber qui¨¦nes son los herederos, ya que antes los hijos se ten¨ªan en tribu. Para ello se requiere una herramienta que controle la sexualidad de las mujeres. Y esa es la virginidad.

Se crea con esa finalidad, pero la religi¨®n la afianz¨®...

Hay una necesidad material patriarcal de controlar la sexualidad de las mujeres, pero ?c¨®mo le trasladas esta idea a la sociedad? A trav¨¦s de diferentes relatos. Y por ello la virginidad est¨¢ en casi todas las religiones y culturas del mundo. Cada sociedad se ha generado su relato para hacer llegar a la sociedad unas normas sociales en torno al concepto de virginidad. Unas normas que llevan sus premios y sus castigos.

?C¨®mo sigue vigente a d¨ªa de hoy cuando no tiene fundamentos cient¨ªficos ni la religi¨®n tiene tanto peso en la sociedad espa?ola?

Porque no hemos hablado de ello. No hemos ido a la ra¨ªz de los problemas. Hemos avanzado much¨ªsimo desde un feminismo liberal hegem¨®nico que ha generado muchos beneficios para la igualdad de las mujeres y los hombres. Hemos ganado derechos como el voto, el divorcio o el aborto, pero en la vida privada no se ha avanzado tanto. Y ese es el problema. Sobre todo en temas de amor y de sexo. Si no se ha destruido es porque no se ha trabajado sobre ello. La ¨²ltima ola del feminismo ha puesto sobre la mesa el problema de la violencia sexual, las identidades y un largo etc¨¦tera, pero no hemos hablado de conceptos como la virginidad. Quiz¨¢ en la tercera ola s¨ª que se trataron algunos temas, como la abolici¨®n del matrimonio, pero en la cuarta los han abandonado. ?C¨®mo vas a hablar de virginidad si matrimonio y virginidad son dos conceptos que van de la mano?

?La virginidad crea una experiencia de desigualdad entre hombres y mujeres?

Entre hombres y mujeres hay una desigualdad de g¨¦nero que se ve en la sexualidad. Los hombres van esperando que les guste, que sean los activos; mientras que ellas esperan dolor, ser el sujeto pasivo. Esto, con edades tempranas, que es como se est¨¢n teniendo las relaciones a d¨ªa de hoy ¡ªrecordemos que la primera sin penetraci¨®n es a los 11 a?os y con penetraci¨®n a los 15¡ª son muy prematuras, por lo que todav¨ªa no hemos construido nuestra persona y somos muy moldeables. Esta desigualdad aparece y se nota constantemente en los relatos tanto de hombres como de mujeres.

?Cu¨¢nto de esto tiene que ver con que la primera experiencia sexual conlleve m¨¢s dolor que disfrute?

Se espera dolor, pero no siempre hay dolor; se espera sangre, pero no siempre la hay; se espera la rotura del himen, pero ni tiene por qu¨¦ haberla. Esto es lo que nos han dicho que es la virginidad. Pero no tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Incluso cuando lo disfrutan, culpan a su deseo sexual de ello.

En realidad, ?de qu¨¦ deber¨ªan advertirnos el dolor y la sangre?

La sangre puede ser producto de un desgarro, por lo que no hay que normalizarlo. No siempre hay que hacerlo: de hecho, m¨¢s de la mitad no lo hacen. Naturalizarlo puede poner en peligro que no conozcamos nuestro cuerpo o que no conozcamos que nuestro cuerpo est¨¢ rechazando esa pr¨¢ctica porque estamos muy nerviosas, por ejemplo. Y el dolor es una muestra de nuestro cuerpo para avisarnos de que algo no va bien. No hay que naturalizarlo ni normalizarlo. Hay muchas mujeres que mantienen el dolor m¨¢s all¨¢ de su primera relaci¨®n, pero as¨ª no se puede conectar con el deseo ni con el placer. Si juntas dolor y sangre y una posici¨®n sumisa, es el combo perfecto para que haya una relaci¨®n sexual no consentida y que est¨¢s teniendo un desgarro porque tu cuerpo te est¨¢ diciendo que no.

Seg¨²n estos principios, ?muchas personas LGTBQ+ no perder¨ªan la virginidad nunca?

Sobre todo las mujeres que tienen relaciones con otras mujeres. A ellas se las tacha de eternas v¨ªrgenes. La virginidad es un concepto heterosexual que se centra en el coito: habla de pene y vagina. Pero ?qu¨¦ pasa cuando no tenemos estas realidades? Que tienes que adaptarlas. Con los hombres es muy f¨¢cil porque suele haber una persona que penetra y otra que es penetrada. Pero con las mujeres los l¨ªmites son m¨¢s difusos. Hay mujeres lesbianas que llegan a sus 20 a?os pregunt¨¢ndose si son v¨ªrgenes o que van al m¨¦dico y estos piensan que no pueden hacerles ciertas pruebas con penetraci¨®n porque, al no haber tenido relaciones con penes, pueden romperles el himen. Aunque seguramente ya hayan tenido experiencias con otro tipo de materiales. Hay mucha falta de informaci¨®n en este sentido.

Y a d¨ªa de hoy, ?c¨®mo es vista la virginidad?

Estamos ante un movimiento reaccionario que podemos ver sobre todo en redes sociales. Entre mujeres aparecen t¨¦rminos como el de tradwifes y entre los hombres conceptos como el bodycount o el de wife material, que buscan ese rol de la mujer m¨¢s tradicional. Y con ellos, se est¨¢ tomando la virginidad como un valor a apreciar hacia las mujeres sobre todo.

Para eliminar este constructo, aparte de hablar de ello, ?qu¨¦ otro t¨¦rmino deber¨ªamos empezar a usar?

Yo creo que de primera relaci¨®n sexual, que es un concepto muy abierto. Y que se puede adaptar a las diferentes realidades LGTBQ+. Adem¨¢s, no tiene el estigma de g¨¦nero.