Rebecca Traister: ¡°Las mujeres solteras tienen menos probabilidades de votar por los conservadores¡±
La periodista y escritora ensalza el poder del enfado de las mujeres y de la solter¨ªa en sus libros y en sus art¨ªculos. ¡°Las mujeres enfadadas a menudo han estado en el centro de todo tipo de cambios de poder¡±, asegura
¡°Good and Mad es uno de los mejores relatos que he le¨ªdo sobre la ira que sienten las mujeres al enfrentarse a su subordinaci¨®n centenaria¡±, dijo Vivian Gornick sobre el libro en el que Rebecca Traister explora el poder del enfado de las mujeres, un sentimiento que siempre ha sido tildado de ¡°poco femenino¡±. Autora de bestsellers del New York Times como All the Single Ladies (S&S/ Marysue Rucci Books, 2016), donde habla del poder de las solteras como fuerza revolucionaria, ha escrito en medios como New York, The New York Observer o The Washington Post sobre el papel de las mujeres en la pol¨ªtica, en los medios y en la industria del entretenimiento desde una perspectiva feminista.
?Por qu¨¦ siempre ha sido silenciada la ira femenina?
Creo que hay millones de razones, pero la m¨¢s completa podr¨ªa ser que la ira femenina supone un reto para los hombres, que siguen teniendo todo tipo de poderes patriarcales. La sumisi¨®n femenina es muy ¨²til dentro del patriarcado: su dependencia en los hombres quiere decir que se les puede pagar menos, se les pueden encargar tareas dom¨¦sticas y familiares, se les puede cosificar sexualmente y vigilar sus cuerpos, todo de maneras que aumentan el poder masculino, que permiten a los hombres ser asalariados y tener dominio p¨²blico, pol¨ªtico, econ¨®mico y sexual. Pero si las mujeres se enojan por cualquiera de estas condiciones, las cosas se complican m¨¢s. Por supuesto, la ira de las mujeres no siempre se debe a la desigualdad de g¨¦nero: las mujeres enfadadas a menudo han estado en el centro de todo tipo de cambios de poder. En los movimientos laborales y ambientales, en los derechos de los homosexuales y en los derechos civiles. Pero ese es en cierto modo el punto: cada uno de esos movimientos ha trastornado las estructuras de poder y ha hecho m¨¢s complicado para quienes tienen autoridad mantener la suya dentro de un heteropatriarcado capitalista blanco.
?Son las mujeres solteras una fuerza revolucionaria?
En Estados Unidos, el hecho de que las mujeres solteras son una fuerza revolucionaria es evidente en la forma directa en que la derecha se esfuerza por vilipendiarlas y culparlas del colapso social. En nuestras elecciones presidenciales de este a?o, el candidato a vicepresidente (y vicepresidente electo) JD Vance argument¨® que las mujeres solteras son unas ¡°soci¨®patas¡±. La derecha est¨¢ tratando de revertir las leyes de divorcio que facilitaban a las mujeres abandonar el matrimonio; la revocaci¨®n de Roe v. Wade y las amenazas al acceso a los anticonceptivos tienen que ver con la eliminaci¨®n de las herramientas de liberaci¨®n que las mujeres sol¨ªan vivir fuera del matrimonio. As¨ª que s¨ª, esos cambios en los patrones matrimoniales han sido clave para la pol¨ªtica revolucionaria, y las facciones conservadoras de este pa¨ªs lo entienden muy bien.
Hay datos que indican que las mujeres blancas, cuanto m¨¢s vinculadas est¨¢n a los hombres blancos a trav¨¦s de sus matrimonios, m¨¢s propensas son a votar a partidos conservadores. ?Por qu¨¦ ocurre as¨ª? ?Han cambiado las cosas en las ¨²ltimas elecciones?
Las mujeres blancas siempre han votado a pol¨ªticas conservadoras, incluso en contra de su propia concesi¨®n de derechos, cuando a las mujeres se les ped¨ªa que votaran a favor del sufragio a principios del siglo XX. Pero tambi¨¦n es cierto que, cuando se desglosa, las mujeres blancas solteras tienen menos probabilidades de votar por los conservadores que las mujeres blancas casadas. Podr¨ªa haber muchas razones para esto, incluida la posibilidad de que las mujeres conservadoras tengan m¨¢s probabilidades de casarse que las liberales, o que la proximidad al poder patriarcal blanco lo haga m¨¢s atractivo para las mujeres blancas, quienes por supuesto se benefician de ¨¦l como personas blancas y a trav¨¦s de su cercan¨ªa a los hombres blancos. Una vez m¨¢s, esto es algo que los conservadores entienden instintivamente. En Estados Unidos, en la cadena conservadora Fox News, un presentador de noticias llamado Jesse Watters dijo despu¨¦s de las elecciones intermedias de 2022 en las que a los dem¨®cratas les fue muy bien: ¡°Una vez que las mujeres se casan, votan a los republicanos. Las mujeres casadas y los hombres casados votan a los republicanos por dos d¨ªgitos, pero las mujeres solteras y los votantes menores de 40 a?os han sido captados por los dem¨®cratas... As¨ª que necesitamos que estas mujeres se casen: es hora de enamorarse y de sentar cabeza. Chicos, vayan a ponerles un anillo¡±.
La ira se toma en serio y se considera una herramienta pol¨ªtica v¨¢lida dependiendo de diferentes factores, pero en resumidas cuentas, ?acaso no es v¨¢lida cuando proviene de hombres blancos con poder?
S¨ª, en los hombres la ira se considera una emoci¨®n natural y puede vincularse a la valent¨ªa, la pasi¨®n, el liderazgo, el orgullo, cualidades que aumentan ciertos tipos de se?ales masculinizadas de fuerza.
Simone de Beauvoir dijo que las mujeres ¡°est¨¢n casadas, o lo han estado, o planean serlo o sufren por no estarlo¡±. ?Por qu¨¦ est¨¢ nuestra vida siempre vinculada al matrimonio?
Hist¨®ricamente, la desigualdad de g¨¦nero hizo que las mujeres dependieran del matrimonio: para la estabilidad econ¨®mica, para una vida sexual socialmente sancionada, para la legitimidad. Esto se debe a que el matrimonio era una instituci¨®n que organizaba el poder: los hombres eran asalariados cuyas vidas en la esfera p¨²blica era posible gracias a mujeres no remuneradas que hac¨ªan su trabajo dom¨¦stico y criaban a sus hijos. Las mujeres que no estaban en la esfera p¨²blica necesitaban a los hombres. Todo esto condujo a todo tipo de actitudes sociales: que no tener marido fuera un reflejo de falta de val¨ªa y que ciertos tipos de maridos (con altos ingresos) fueran m¨¢s valiosos que otros. En torno a esto se construyeron actitudes sociales enteras, lo que llev¨® a que el valor de las mujeres se pesara en una balanza construida en gran medida en torno a ideas definidas por los hombres sobre su atractivo para los hombres. Cuando estas eran las escalas, la cantidad de preparaci¨®n necesaria para preparar a las mujeres para ser deseadas por un hombre, conyugalmente, comenzaba en la ni?ez. Y la cuesti¨®n de si una mujer estaba casada la defin¨ªa de tal manera que ten¨ªamos diferentes honor¨ªficos (en ingl¨¦s, Miss o Missus) para se?alar cu¨¢l era su estatus. As¨ª que me imagino que cuando se construy¨® un mundo entero en torno a estos supuestos, en el que el curso de la vida de una mujer, incluidas las cuestiones de su paternidad, su valor, su estabilidad econ¨®mico y su posici¨®n social estaban determinados por su estado civil, habr¨ªa creado las condiciones que describe Beauvoir.
La soci¨®loga Maike van Damme habla del d¨¦ficit masculino, que indica que las mujeres feministas y formadas no encuentran a parejas que est¨¦n a su nivel. ?Est¨¢ de acuerdo?
S¨ª, mucha gente ha observado esto. Por supuesto, esto proviene de la combinaci¨®n de patrones de vida que han cambiado, pues ahora hay m¨¢s mujeres con estudios, que trabajan y que son econ¨®micamente independientes y emergen suposiciones dif¨ªciles de deshacer sobre c¨®mo deber¨ªa distribuirse el estatus en las parejas heterosexuales, por lo que parece antinatural que una mujer con un t¨ªtulo universitario se empareje con un hombre con menos educaci¨®n. Pero ?por qu¨¦ deber¨ªa hacerlo? Si tuvi¨¦ramos que deshacer con ¨¦xito nuestros supuestos sobre g¨¦nero y poder, eso ser¨ªa tan razonable como cuando una mujer con menos nivel educativo o de ingresos se asocia con hombres que tienen un nivel superior.
De hecho, muchas mujeres prefieren quedarse solteras por eso, siendo por fin la solter¨ªa una elecci¨®n. ?Por qu¨¦ condena la sociedad todav¨ªa a las mujeres solteras?
S¨ª, la sociedad todav¨ªa es dura con las mujeres solteras y hay que pagar todo tipo de sanciones, pero es mucho m¨¢s f¨¢cil vivir soltera ahora que hace veinte o treinta a?os.
?Qu¨¦ le parece la popularidad de las tradwives?
Creo que esta moda no es muy diferente de iteraciones anteriores de reacci¨®n contra la independencia femenina: presentar los modos tradicionales de subordinaci¨®n como idealizados e incluso modernos. Pero al igual que en versiones anteriores, todo se basa en muchas mentiras. De hecho, muchas de las tradwife influencers en las redes sociales est¨¢n ganando mucho dinero. Phyllis Schlafley hablaba de los beneficios de que las mujeres estuvieran en casa con sus hijos mientras ella misma estaba de viaje trabajando como l¨ªder pol¨ªtica para derrotar al feminismo liberal.
Usted est¨¢ casada. ?Dir¨ªa que casarse ha cambiado su vida?
El matrimonio, la instituci¨®n, no ha cambiado mi vida, excepto en la forma en que presento mis impuestos y la facilidad de compartir los beneficios del seguro m¨¦dico. Pero conocer al hombre con el que me cas¨¦ definitivamente cambi¨® mi vida y nunca fingir¨ªa lo contrario: me encanta estar enamorada, y aunque como soltera ten¨ªa planeado intentar tener hijos por mi cuenta, sin duda es m¨¢s f¨¢cil tenerlos ahora. Pero como escribo en mi libro, el hecho de que tenga un matrimonio bueno y equitativo es en s¨ª mismo un producto de la capacidad de vivir soltera: si me hubiera casado con los hombres con los que sal¨ªa cuando ten¨ªa poco m¨¢s de veinte a?os, que era lo que se esperaba y lo que primaba antes, esos no hubieran sido buenos matrimonios. Debido a que tuve la libertad de dejar esas relaciones, de vivir de forma independiente durante mis veintena y durante la treintena, me convert¨ª en quien soy ahora cuando apareci¨® quien realmente era una buena pareja.
Hay un aumento importante de mujeres solteras. ?D¨®nde encajan las mujeres queer en este fen¨®meno?
El movimiento por los derechos de los homosexuales fue crucial para desplazar el matrimonio heterosexual temprano como la ¨²nica norma de legitimidad cuando se trata de v¨ªnculos rom¨¢nticos y sexuales entre adultos. Antes del matrimonio igualitario, la lucha por ver, reconocer y no estigmatizar las relaciones queer tuvo un papel muy importante en la revelaci¨®n de que el compromiso matrimonial heterosexual ciertamente no era la ¨²nica forma de tener relaciones comprometidas. Y aunque ciertamente hubo activistas LGTBIQA+ que se opusieron a la lucha por el matrimonio igualitario (se?alando que no hab¨ªa ninguna raz¨®n para que las parejas de gays y lesbianas adoptaran esta instituci¨®n retroconservadora como marco legitimador para sus relaciones), lo que hizo el matrimonio igualitario fue totalmente redefinir lo que podr¨ªa significar el matrimonio, si no existiera una jerarqu¨ªa patriarcal autom¨¢tica en su n¨²cleo.
Para terminar, las mujeres son en ocasiones se?aladas como solteronas y ellos, como solteros de oro¡
S¨ª, el doble rasero persistir¨¢ y probablemente empeorar¨¢ a medida que la reacci¨®n siga aumentando. Creo que nos aguardan un par de d¨¦cadas agitadas en las que las mujeres ser¨¢n duramente juzgadas por no casarse. Pero tambi¨¦n pienso, y este es probablemente mi optimismo imparable, que ya no podemos volver atr¨¢s. Las mujeres que han saboreado la liberaci¨®n sexual, educativa, profesional, social y econ¨®mica del heteromatrimonio temprano como la ¨²nica norma legitimadora para la vida adulta no ser¨¢n tan f¨¢cilmente reprimidas.