Aura Garrido estalla contra el ??Y por qu¨¦ no denunciaron antes??
La int¨¦rprete critica en Twitter un art¨ªculo que duda de la completa inocencia de las mujeres que han denunciado al productor Weinstein. Una t¨®nica social constante al lidiar con este tipo de episodios.
?Culpando a la v¨ªctima, poni¨¦ndola en duda, retroaliment¨¢is el sistema que ha tardado 30 a?os en conseguir represalias para Weinstein?. As¨ª de dura se mostr¨® en su cuenta de Twitter la actriz Aura Garrido (El Ministerio del tiempo, Stockholm), que explot¨® el pasado martes en un hilo de tuits contra las publicaciones Esquire y Fotogramas (ambas del mismo grupo editorial, Hearst) por un ...
?Culpando a la v¨ªctima, poni¨¦ndola en duda, retroaliment¨¢is el sistema que ha tardado 30 a?os en conseguir represalias para Weinstein?. As¨ª de dura se mostr¨® en su cuenta de Twitter la actriz Aura Garrido (El Ministerio del tiempo, Stockholm), que explot¨® el pasado martes en un hilo de tuits contra las publicaciones Esquire y Fotogramas (ambas del mismo grupo editorial, Hearst) por un art¨ªculo titulado Caso Weinstein: ?Por qu¨¦ nadie dijo nada? un texto duramente criticado en las redes sociales donde otros usuarios aseguraron que fomenta ?la cultura de la violaci¨®n? por culpabilizar de sus agresiones a las ¨Chasta ahora¨C 46 mujeres que han alzado la voz y denunciado los presuntos episodios de violaci¨®n y acoso sexual que el productor de Hollywood llev¨® a cabo durante varias d¨¦cadas. (Fuentes de Fotogramas aclararon a esta revista que el texto se comparti¨® por error del community manager al efectuar un crosslinking entre webs hermanas del mismo grupo, pero que ?a los 15 minutos, cuando la redacci¨®n comprob¨® el contenido del art¨ªculo y vio que estaba alejado de nuestra l¨ªnea editorial, se borr¨® el tuit de la red de Fotogramas?).
Si bien desde Esquire han emitido un comunicado en el que condenan ?toda clase de acoso sexual, laboral y de cualquier otro tipo?, tambi¨¦n reconocen que ?algunos extractos no dejan clara nuestra repulsa ante este tipo de comportamientos?. La autora del texto, Rosa Mart¨ª, destaca en sus l¨ªneas que ?no pretendo defender al acosador ni culpabilizar a las v¨ªctimas? (a?adiendo el ?pero? delator a continuaci¨®n), una afirmaci¨®n que contrasta con un subtexto?velado de responsabilidad incriminatoria, donde incluso se fantasea con la posibilidad de que todo este escenario terror¨ªfico de abusos era ?algo consensuado? entre acosador y v¨ªctimas. Adem¨¢s de echarles en cara que ??para qu¨¦ suben a una habitaci¨®n de hotel?? ¨Cespacio en el que se llevan a cabo multitud de reuniones y entrevistas period¨ªsticas en la industria cinematogr¨¢fica, especialmente en festivales de cine que, visto de otra manera, podr¨ªa ser el nuevo ¡®esto te pasa por ponerte minifalda¡¯¨C; las acusa de haber denunciado de forma ?ruin? e insin¨²a una especie de oportunismo por el hecho haber hablado tarde y a la vez. A todo lo etiqueta como ?sospechoso fen¨®meno de la unanimidad tard¨ªa? y no deja de preguntarse???por qu¨¦ no lo hicieron antes?? o ??por qu¨¦ incluso repitieron y volvieron a trabajar y socializar con el lujurioso productor??.
Pese a denunciar el car¨¢cter mis¨®gino de la industria cinematogr¨¢fica desde sus inicios, el texto ignora c¨®mo estas miserias sexuales y las del viejo Hollywood se han podido airear precisamente en la ¨²ltima d¨¦cada, la m¨¢s activista por la igualdad en el gremio. El miedo al ?no volver¨¢s a trabajar en esta ciudad? se ha perdido gracias a las luchas por la equidad salarial (Jennifer Lawrence, Robin Wright), por el trato igualitario frente a los medios, por la denuncia de las pr¨¢cticas sexistas en los castings o, uno de los factores clave, la eclosi¨®n de asociaciones femeninas para ganar poder detr¨¢s de las c¨¢maras, como el Writer¡¯s Lab de Meryl Streep, la productora de mujeres The Dollhouse Collective de Rose Byrne o las iniciativas de producir proyectos liderados por f¨¦minas de Reese Witherspoon o Elisabeth Moss.
Este cambio en las din¨¢micas de poder sobre qui¨¦n lidera el discurso ha propiciado que aquellas conductas que no eran reprobables hasta hace poco m¨¢s de una d¨¦cada, precisamente ahora lo sean. El mundo empez¨® a entender lo que era el acoso sexual en 1992, un neologismo que la sociedad adopt¨® cuando Anita Hill llev¨® al candidato de la Corte Suprema de EEUU a juicio y permiti¨® hablar abiertamente del tema. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, Madonna y otras actrices como Evan Rachel Wood o Gabrilelle Union pueden denunciar sin miedo las violaciones que sufrieron en su adolescencia/juventud. Ahora Jennifer Lawrence protagoniza portadas en Vanity Fair donde no solo no pide perd¨®n porque se filtren fotos suyas desnuda, sino que reclama prisi¨®n ?por violaci¨®n? para el hacker que se meti¨® en su m¨®vil. Hace una d¨¦cada hubiese sido impensable, cuando otras (como Vanessa Hudgens en 2007) ten¨ªan que bajar la cabeza en comunicados donde aseguraban ?haber aprendido la lecci¨®n? y decir que se hab¨ªan equivocado y sido amorales al hacerse unas fotos ¨ªntimas y de uso privado que hab¨ªan acabado en los tabloides. Ahora es cuando se denuncia y no se normaliza el hecho de que Hithcock acosase sin descanso a Tippi Hedren, que Judy Garland fuese manoseada en el set siendo una ni?a o que se obligase a abortar a Tallullah Bankhead para seguir explot¨¢ndola en pel¨ªculas sin perder su figura.
En 2012, en Espa?a, el 40% de la poblaci¨®n responsabilizaba a las maltratadas de los abusos sufridos. Cuando se viraliz¨® el video en el que la estrella de la NFL, Ray Rice, pateaba a su pareja en un ascensor, muchos culpabilizaron a la mujer de merecer los malos tratos? por no haber denunciado y mantenido la relaci¨®n. Un patr¨®n similar al del art¨ªculo criticado por Garrido, donde se pone en evidencia que esas actrices repitiesen con Harvey Weinstein pese a los abusos sufridos. Hablamos de la doble victimizaci¨®n, el proceso en el que, por un lado, existe la agresi¨®n sufrida y, por otro, existe un entorno social? que culpabiliza y menosprecia la decisi¨®n de mantener la relaci¨®n con un maltratador. ?Las mujeres necesitan una recuperaci¨®n integral para salir de este tipo de relaciones. El proceso que pasa una v¨ªctima de violencia de g¨¦nero dura una media de 10 a?os. Hasta que ha pasado esa fecha, la agredida no se plantea salir de la situaci¨®n que vive?, explic¨® aqu¨ª la que fuese directora de Violencia de G¨¦nero y Asistencia a V¨ªctimas de la Junta de Andaluc¨ªa, Encarnaci¨®n Aguilar, sobre por qu¨¦ cuesta tanto el empuje para salir de una relaci¨®n abusiva. Una respuesta a tener en cuenta cuando el manido ??y por qu¨¦ no denunci¨® antes?? se entone frente al pr¨®ximo, y previsible, nuevo esc¨¢ndalo de violencia sexual reincidente salte a la palestra medi¨¢tica. Al hilo del de Weinstein, ya hemos tenido unos cuantos m¨¢s (desde de modelos, a medallistas ol¨ªmpicas o incluso periodistas). Y los que quedan.