Bordados contra la ultraderecha: las costureras que odiar¨ªa Vox
?Yo pondr¨ªa como asignatura obligatoria, en vez de feminismo, costura (¡) empodera mucho coser un bot¨®n?, ha dicho una diputada del partido de la ultraderecha espa?ola. Desconoce que el legado feminista tambi¨¦n se cose con hilo y aguja.
?Yo pondr¨ªa como asignatura obligatoria, en vez de feminismo, costura (¡) empodera mucho coser un bot¨®n?. Las declaraciones que esta semana ha pronunciado en la Asamblea de Madrid la diputada por Vox, Alicia Rubio, han reavivado la nostalgia reduccionista de la domesticidad femenina como ¨²nico espacio validado (y seguro) para la mujer. La periodista Mamen Mendiz¨¢bal consigui¨® una de las respuestas m¨¢s aplaudidas a la afirmaci¨®n de la diputada desde el programa que conduce, ...
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?Yo pondr¨ªa como asignatura obligatoria, en vez de feminismo, costura (¡) empodera mucho coser un bot¨®n?. Las declaraciones que esta semana ha pronunciado en la Asamblea de Madrid la diputada por Vox, Alicia Rubio, han reavivado la nostalgia reduccionista de la domesticidad femenina como ¨²nico espacio validado (y seguro) para la mujer. La periodista Mamen Mendiz¨¢bal consigui¨® una de las respuestas m¨¢s aplaudidas a la afirmaci¨®n de la diputada desde el programa que conduce, M¨¢s vale tarde, defendiendo la integraci¨®n e igualdad de la mujeres a trav¨¦s de la educaci¨®n: ?No empodera coser un bot¨®n. Eso no empodera. Mi abuela me ense?¨® a coser un bot¨®n, ella era costurera, lo que empodera es lo que hizo mi abuela con mi madre, que es darle estudios. Y mi madre conmigo, que es hacerme libre y tener un sueldo que a uno le d¨¦ libertad. No empodera coser un bot¨®n. Yo creo que esta gente est¨¢ de co?a?, dijo. Irantxu Varela, amenazada y vejada a diario por los simpatizantes de Vox desde hace meses, comparti¨®, a prop¨®sito de las declaraciones de Rubio, una foto de uno de sus bordados: ?La prueba de que coser (y bordar) empodera. Esta es mi obra de 1984, en el gulag feminazi en el que crec¨ª?.
M¨¢s all¨¢ de la voluntad de encerrar a las mujeres y convertirlas en el ?¨¢ngel del hogar? que tanto detestaba Virginia Woolf, lo que desconoc¨ªa la diputada de VOX, que tambi¨¦n mostr¨® su malestar frente el avance del ?lesboterrorismo? y el ?pornofeminismo?, es la propia polivalencia de las activistas en 2019. Muy a su pesar, las feministas tambi¨¦n cosen. Sus bordados son una eficiente arma simb¨®lica contra el auge del fascismo. Llevan haci¨¦ndolo d¨¦cadas. Las feministas de los a?os setenta cogieron la aguja para denunciar y reapropiarse lo dom¨¦stico como s¨ªmbolo de la opresi¨®n. Una de las piezas emblem¨¢ticas de la ¨¦poca es The Dinner Party (1979), de Judy Chicago. La instalaci¨®n, considerada como la primera obra ¨¦pica del feminismo en el arte, aporta el sitio en la mesa para 39 mujeres hist¨®ricas, con sus respectivos bordados en cada servilleta.
Louise Bourgeois abri¨® la senda de la rebeli¨®n cuando bord¨® aquello de ?He estado en el infierno y he vuelto. D¨¦jame que te lo aclare: fue maravilloso?. Desde hace d¨¦cadas, coger el hilo y la aguja ha sido una h¨¢bil estrategia para manifestar la rebeli¨®n por la igualdad. La brit¨¢nica Tracey Emin lo ha hecho en alguna de sus obras, exhibiendo su desidia ante el sistema patriarcal o haciendo homenajes a las mujeres de su familia. Orly Cogan se reapropia de la m¨ªstica femenina y de las tangentes en los roles, mezclando en sus bordados a mujeres desnudas pasando el aspirador o chavalas esnifando coca¨ªna mientras las adultas cocinan pasteles.
En Espa?a el bordado activista tambi¨¦n vive un repunte en la generaci¨®n del 8M. La artista Sandra Paula Fern¨¢ndez cre¨® un pend¨®n feminista de 3¡Á4 metros uniendo cintas de raso, terciopelo y pasamaner¨ªa donde bord¨® todo lo que vio en pancartas y se core¨® durante la huelga y la manifestaci¨®n del 8M de 2018. Trescientas consignas, esl¨®ganes y frases escritas en pancartas. Su iniciativa art¨ªstica, Tod@s a una, la revoluci¨®n se hace a golpe de aguja, es testigo y legado de la marea feminista del 8-M. Su pend¨®n se colg¨®, simb¨®licamente, en la manifestaci¨®n de 2019.
Desde que el fascismo despert¨® en la era de la incertidumbre pol¨ªtica global, existe un aut¨¦ntico escuadr¨®n de bordadoras activas en redes luchando contra el avance de la ultraderecha y contra la imposici¨®n todos esos valores patriarcales a los que se pretende regresar con su llegada al poder. Ah¨ª est¨¢ la legi¨®n de mujeres que inund¨® las calles de Washington con sus gorritos rosas (pussy hats) tejidos a toda prisa como arma de resistencia dom¨¦stica para protestar contra el nombramiento de Trump en EEUU en enero de 2017 en la Marcha de la Mujeres. Tambi¨¦n desde los clubs de Stitch n¡¯bitch, las comunidades de costura que se crearon a partir de la Segunda Guerra Mundial, se ha transmitido a las nuevas generaciones el arte de la costura en clave feminista.
La iniciativa con m¨¢s ¨ªmpetu en estos ¨²ltimos a?os es Tiny Prick Projects, el movimiento de costura popular que lidera la fundadora de la firma Lingua Franca (conocida por sus jers¨¦is anti Trump) en la que se recogen bordados con los mensajes mis¨®ginos, racistas y falaces del presidente. El proyecto, que ha llegado a exhibirse en los museos, muestra el activismo simb¨®lico contra las palabras de un presidente que blanquea el racismo y exhibe su misoginia sin avergonzarse por ello. Rubio ten¨ªa raz¨®n: coser empodera. Tambi¨¦n cuando se usa para luchar contra los que quieren encerrarlas en casa a base de hilo y aguja.