¡®Brainwashed: Sexo, c¨¢mara y poder¡¯, el documental que analiza la mirada t¨®xica masculina en el cine
La pel¨ªcula documental de la directora independiente Nina Menkes triunf¨® en el festival de Sundance. Ahora su disecci¨®n de la sexualizaci¨®n de la mujer en el cine se puede ver en TCM.
Motivos para la ira, de nuevo, de las mujeres y de los hombres que nos piensen y nos sientan como iguales: la pel¨ªcula documental de la directora independiente Nina Menkes, Brainwashed: Sexo, c¨¢mara y poder. La estren¨® el 8 de marzo el canal TCM y yo de vosotras me la aprender¨ªa de memoria para cada vez que un se?or (cr¨ªticos de cine reputados sobre todo) nos intente explicar cosas podamos ponerle ejemplos de r¨¦plica, en esos escasos momentos en que nos deje intervenir...
Motivos para la ira, de nuevo, de las mujeres y de los hombres que nos piensen y nos sientan como iguales: la pel¨ªcula documental de la directora independiente Nina Menkes, Brainwashed: Sexo, c¨¢mara y poder. La estren¨® el 8 de marzo el canal TCM y yo de vosotras me la aprender¨ªa de memoria para cada vez que un se?or (cr¨ªticos de cine reputados sobre todo) nos intente explicar cosas podamos ponerle ejemplos de r¨¦plica, en esos escasos momentos en que nos deje intervenir en la conversaci¨®n.
?Qu¨¦ cuenta el documental? Pues algo que ya sab¨ªamos pero que no sab¨ªamos, algo que hab¨ªamos visto, intuido, pero que hab¨ªamos interiorizado como natural o que hab¨ªamos olvidado incluso. Algo con lo que arranca el documental, citando al escritor James Baldwin: ¡°No todo se puede cambiar, pero nada cambia hasta que se le hace frente¡±.
Menkes disecciona la sexualizaci¨®n de la mujer en el cine y lo que eso ha supuesto en nuestras cabezas, en nuestro imaginario colectivo. Habla de c¨®mo los grandes e incuestionables maestros del cine llevan siglos (las pel¨ªculas que analiza van desde 1895 hasta hoy) usando una lenguaje visual que ha cosificado a las mujeres, sin despeinarse. Y al colocarlas en sus pel¨ªculas como objetos pasivos, (hombre-que-mira-a-la- mujer-que-solo-es-mirada, donde el hombre es el sujeto y la mujer el objeto), durante toda la historia del cine, sin que se les haya llamado la atenci¨®n de manera rotunda o se les haya se?alado, han logrado elaborar un mundo entero de discriminaci¨®n laboral, de acoso sexual dentro de la industria, de acuerdos t¨¢citos infames, que ha salpicado todo, tambi¨¦n la manera de entender el mundo, de relacionarnos, de someternos, de dictar decretos, de sentar c¨¢tedra. Su ¨¦xito en el Festival de Sundance y la inclusi¨®n en la revista Sight & Sound como uno de los mejores documentales del 2022, la han tra¨ªdo, afortunadamente, hasta aqu¨ª.
Menkes muestra hasta 175 secuencias sacadas de los trabajos inc¨®lumes de una lista de cineastas que da pavor solo leerla: Tarantino, Scorsese, Welles, Minelli, Lynch, Anderson, Sophia Coppola, Godard Kubrick, Wenders, Hitchcok, por citar solo algunos. Son escenas estelares que nos hemos comido todos, todas, que nunca hemos cuestionado y que hemos celebrado incluso y que siguen el mismo patr¨®n: son sexualizantes y cosificadoras, solo con los cuerpos de las mujeres. Estamos hablando de? pel¨ªculas de serie A, de las que ganan en Cannes o festivales similares, de cl¨¢sicos de culto, de obras destacadas. De piezas que a?o tras a?o nutren el corpus de lo mejor, lo que no hay que perderse, lo que ha de pasar a los anales de la historia cinematogr¨¢fica.
?Pero c¨®mo surge esta idea? Lo explica en videoconferencia la propia cineasta: ¡°Yo sol¨ªa mostrar en las charlas de las escuelas de cine c¨®mo las pel¨ªculas grababan de manera distinta a los hombres y a las mujeres y c¨®mo era tan obvio y estaba tan normalizado que nadie en el p¨²blico, entre la gente, lo notaba¡±.
Pero lleg¨® el 2017, estall¨® el caso Harvey Weinstein, y Menkes, en esa ¡°epidemia del acoso sexual¡± se anim¨® a escribir un ensayo con esa perspectiva: qu¨¦ era este asunto, qu¨¦ significaba, c¨®mo el lenguaje visual en el cine tambi¨¦n estaba basado en el acoso, y c¨®mo todo eso ten¨ªa repercusiones en otros temas como la discriminaci¨®n en el empleo. ¡°Para mi ese lenguaje visual se manifiesta en cada escena, conect¨¢ndolo todo, y eso fue lo que quise contar¡±, apunta. El ensayo se hizo viral, fue el m¨¢s le¨ªdo del a?o y en 2018 Menkes acudi¨® al Festival de Cannes donde dio una lecci¨®n magistral bajo el t¨ªtulo Sexo y poder: El lenguaje visual de la opresi¨®n. Hizo una gira con esas palabras a cuestas y todo el mundo empez¨® a animarla a hacer una pel¨ªcula con esos mimbres.
¡°Antes de lo de Harvey no se hubiera financiado, y en caso de haberlo hecho, no se habr¨ªa mostrado. Me sorprendi¨® la sorpresa de la gente, cualquiera que ha pasado por una escuela de cine, lo ha visto claramente, han le¨ªdo sobre el tema, y pese a eso siguen usando los mismo c¨®digos visuales. Es un lavado mental. Cuando empec¨¦ dec¨ªa, ?pero no es obvio? Pues no, es obvio para ti, me dec¨ªa¡±, explica la cineasta.
Con ese ¨¦xito del ensayo y de las charlas, con el nuevo ecosistema donde se se?alaba la magnitud de la tragedia, con el #MeToo en el centro de todo, hicieron la pel¨ªcula, la enviaron a Sundance sin demasiado entusiasmo, en el festival de Robert Redford la vieron, les impact¨® y la seleccionaron. ¡°Est¨¢ tan normalizado ese lenguaje que te sorprende que no te haya sorprendido antes, sabes que est¨¢ ah¨ª pero te lo saltas. Nos emocion¨® mucho que un festival como este nos seleccionara¡±.
La periodista cinematogr¨¢fica, directora de La script, en la plataforma Sonora, Mar¨ªa Guerra, con quien tengo largas, sesudas y airadas conversaciones sobre feminismo y audiovisual, me recuerda, hablando de este documental, en el que pone en solfa por ejemplo el cine de Godard, (m¨¢ximo representante de la Novelle Vague, recordemos) que este cineasta venerado dec¨ªa que ¡°para hacer una pel¨ªcula solo hac¨ªan falta una mujer y una pistola¡±. Dos objetos, por tanto. Aj¨¢. Menkes remata: ¡°Godard, con su cine experimental se acerca a la mujeres pero no est¨¢ experimentando nada, y es bastante sexista, algo que nadie cita en sus textos cr¨ªticos. De hecho cuando muri¨® me sorprendi¨® el hecho de que ni una sola persona mencionara el sexismo extremo de su trabajo. Las mujeres seguimos en esa categor¨ªa de opresi¨®n que sigue siendo tal delicada¡±. Para Guerra, este cineasta, por seguir con un cl¨¢sico ¡°es un experimental en la forma, pero en el g¨¦nero es prehist¨®rico¡±.
Menkes acerca para este documental el concepto que acu?¨® nada menos que en 1975, la te¨®rica cinematogr¨¢fica, Laura Mulvey en su ensayo?Placer visual y cine narrativo: la mirada masculina. Mulvey quer¨ªa demostrar que el cine y su industria en el Hollywood cl¨¢sico (1930-1950) part¨ªan de un inconsciente social formado por el orden dominante, que no es otro que el orden patriarcal. Menkes abunda en el tema concluyendo que todo el cine que se ha consumido ha sido construido para que el espectador masculino y heterosexual gozase. Y ¡°a nosotras tambi¨¦n se nos ha ense?ado a disfrutar de esas im¨¢genes preciosas, sexis¡±. Digamos que hemos educado la retina en los mismos c¨¢nones, y por eso esta pel¨ªcula es impactante, por eso hasta que no nos lo se?ala Menkes no vemos que el glamour de Rita Hayworth es tan aspiracional como inalcanzable.
Para Mar¨ªa Guerra, Menkes, una cineasta que forma parte de ¡°una generaci¨®n que la industria ignor¨®, como a tantas¡±, no es la primera que reivindica este discurso. Antes de ella estuvo el test de Bechdel, la propia Mulvey, otras tantas piezas hechas a lo largo de los a?os, similares a esta, con elementos parecidos, que desmenuzan una realidad y que intentan pasar al inconsciente, poner sobre la mesa, otra vez, que la inercia del patriarcado es enorme. ¡°Cuando vi la pel¨ªcula me record¨® a la Venus del espejo de Vel¨¢zquez. Hay est¨¢ el pecado original, es la mujer sin rostro, el cuerpo de mujer idealizado pero sin identidad. No te produce inter¨¦s qui¨¦n es ella¡±, apunta.
La pel¨ªcula de Menkes, m¨¢s contundente como artefacto did¨¢ctico, divulgativo, reivindicativo que como obra cinematogr¨¢fica, nos desvela c¨®mo hemos mirado, c¨®mo seguimos mirando: la mirada del machismo en el arte. Se necesitar¨ªa, como dice Guerra, ¡°un documental de este tipo cada seis meses. Muchos de esos cineastas y cr¨ªticos cuestionan el cine comercial e industrial, y su pecado es que lo hacen desde el privilegio del macho sin reconocerlo¡±.
El primer plano de los labios carnosos de Ana de Armas en Blade Runner chupando un cubito de hielo. Los paneos horizontales y verticales, y las c¨¢maras lentas que recorren siempre los cuerpos de ellas,?que siempre son sexuales, er¨®ticos, como sucede en Escuadr¨®n suicida, frente a los paneos y c¨¢maras lentas de ellos, que est¨¢n enmarcados en escenas de acci¨®n. El cad¨¢ver expuesto de Rosana Arquete en After Hours, de Scorsese. Ese plano de espaldas desnud¨¢ndose de Nicole Kidman en la obra de Stanley Kubrik, Eyes wide shut (se quita el vestido con los tacones puestos, que es algo que NO solemos hacer, la verdad. No hay nadie en la habitaci¨®n, se desviste solo para Stanley y para el espectador). Esa Marilyn Monroe, la ¨²nica mujer, con tacones y con un ce?id¨ªsimo y escotad¨ªsimo vestido/cors¨¦, sobre el piano de Rio sin retorno, mirada por un nutrido grupo de vaqueros que suponemos en celo¡ Son algunos de los cientos de ejemplos, concretamente 175, como dec¨ªa arriba.??
Si la c¨¢mara es depredadora, la cultura tambi¨¦n lo es, o¨ªmos en el documental. Ya sab¨ªamos que hab¨ªa machismo, masculinidad en los guiones, en la construcci¨®n de personajes. Ahora vamos m¨¢s all¨¢: la pel¨ªcula explica que no solo importa el sujeto y el objeto, tambi¨¦n el encuadre, la iluminaci¨®n, la posici¨®n narrativa, el dise?o de los planos. Todo junto, elaborado desde que el mundo es mundo por hombres cis heterosexuales (directores, directores de foto, t¨¦cnicos) para complacer b¨¢sicamente a un publico ¨ªdem, que es el que mira,?perpet¨²a las posiciones de poder.
La proliferaci¨®n de este tipo de planos, dice Menkes en la charla que dio pie al documental, es propaganda para el patriarcado, lo que est¨¢ normalizado como belleza ¡°est¨¢ visto a trav¨¦s de esa mirada masculina¡±. Una de las conclusiones de la pel¨ªcula es que este lenguaje visual fomenta el auto desprecio y la inseguridad en las mujeres. Otra, que la mirada femenina ha sido eclipsada o borrada muchas veces, incluso por las propias mujeres que se pon¨ªan detr¨¢s de la c¨¢mara, como sucede en Tierra hostil. Y otra, m¨¢s importante que contradice nada m¨¢s y nada menos que a uno de los estandartes de la cr¨ªtica de cine, Andr¨¦ Bazin, fundador de la m¨ªtica revista?Cahiers du Cin¨¦ma. Dec¨ªa Bazin que ¡°el cine nos muestra un mundo que satisface nuestros deseos¡±. Bueno, Andr¨¦, a ver, voy a contarte algo: los m¨ªos, no, los de mis miles de colegas mujeres, tampoco. Las mujeres de ese cine que siempre son v¨ªctimas del amor rom¨¢ntico y que nunca son sujetos pol¨ªticos ¡°no nos representa, no las queremos, no las necesitamos¡±, grita Guerra.
Ni Menkes ni ninguna de las expertas que salen en el documental dicen en ning¨²n momento estas obras maestras no sean buenas pel¨ªculas. Lo ¨²nico que pretenden se?alar es que son el canon, que se han situado en el centro del relato, pero que no es nuestro relato. Se une a todas ellas Mar¨ªa Guerra, y yo misma. ¡°No culpamos a los hombres, solo queremos desvelar la situaci¨®n una vez y otra vez y sacar todos los datos. Ya no vamos a irnos del debate p¨²blico¡±. Se puede criticar a Scorsese, a Tarantino, a Hitchcock y admitir que sus pel¨ªculas ten¨ªan algunas imperfecciones en las que nadie nunca repar¨® y que son sencillamente da?inas para el bien com¨²n.
Tras el ¨¦xito del film, a Menkes le han sugerido llevarlo, como una especie de spin off, a la televisi¨®n, a una serie documental, algo que yo estoy empezando ya a saborear. Pero hay un inconveniente: ¡°Hacen falta unos cinco millones de d¨®lares. Es curioso, es m¨¢s f¨¢cil narrar el fin del mundo, que el fin del capitalismo o el del patriarcado. Hay mucho cine apocal¨ªptico y pr¨¢cticamente ninguno sobre este asunto¡±, dice la directora. Datos: cada cap¨ªtulo de la serie post apocal¨ªptica, The Walking dead, basada en el c¨®mic de Robert Kirkman, cost¨® 3,1 millones de d¨®lares. Tiene 11 temporadas, por cierto. En 2004 se rod¨® Lost (cuyo final la convierte a mi juicio en una de esas series sobrevaloradas que nos habitan), y para el piloto, dividido en dos episodios, se desembolsaron 14 millones de d¨®lares.
Que venga este spin off a la televisi¨®n, por favor.