Carga mental: la tarea invisible de las mujeres de la que nadie habla
La labor de planificaci¨®n, organizaci¨®n y toma de decisiones en el hogar la asumen mayoritariamente ellas. Un trabajo no reconocido que puede aumentar el estr¨¦s, la ansiedad y que es la base de muchos conflictos de pareja.
Hay un chiste que circula por ah¨ª en el que un marido le dice a otro: ?Yo tambi¨¦n lavo los platos, hago la compra y paso la aspiradora, pero mi mujer a¨²n pretende que sea a m¨ª a quien se le ocurran esas est¨²pidas ideas!?. S¨ª, algunos hombres ya ayudan?(o as¨ª lo sienten al hablar sobre la corresponsabilidad de las tareas) en casa, pero la mayor¨ªa se limita a ejecutar ¨®rdenes que, a menudo, deben ser verbalizadas m¨¢s de una vez y de forma convincente.
En el mundo laboral los hombres siguen siendo, en mayor¨ªa, los que ostentan el poder, los que planifican y dictan estrategias. Eso...
Hay un chiste que circula por ah¨ª en el que un marido le dice a otro: ?Yo tambi¨¦n lavo los platos, hago la compra y paso la aspiradora, pero mi mujer a¨²n pretende que sea a m¨ª a quien se le ocurran esas est¨²pidas ideas!?. S¨ª, algunos hombres ya ayudan?(o as¨ª lo sienten al hablar sobre la corresponsabilidad de las tareas) en casa, pero la mayor¨ªa se limita a ejecutar ¨®rdenes que, a menudo, deben ser verbalizadas m¨¢s de una vez y de forma convincente.
En el mundo laboral los hombres siguen siendo, en mayor¨ªa, los que ostentan el poder, los que planifican y dictan estrategias. Esos directivos y cabezas pensantes de las empresas, en casa, ese g¨¦nero masculino en las parejas heterosexuales tiene alergia al mando y a la toma de grandes decisiones que deja, casi siempre, en manos de las mujeres. Si comparamos el hogar con una gran compa?¨ªa veremos que, en la gran mayor¨ªa de los casos, ellas son las que programan, prev¨¦n, dise?an planes, adelantan posibles fallos o problemas y tienen en cuenta todos los detalles y la interacci¨®n de las partes. Pero, adem¨¢s ,de esta labor de ejecutivo, las amas de casa realizan tambi¨¦n los trabajos reservados a los empleados, a la mano de obra: cocinan, limpian, cuidan a otros, ponen lavadoras, hacen la compra o bajan la basura.
Una labor invisible y poco valorada hace que las cabezas de las f¨¦minas no paren de trabajar mientras sus parejas se relajan frente al televisor. La carga mental, es decir, la cantidad de esfuerzo no f¨ªsico y deliberado que debe realizarse para conseguir un resultado concreto, la asumen casi siempre ellas. La marca de productos para el hogar, Procter & Gamble acaba de publicar una encuesta sobre el tema con datos muy reveladores. En Espa?a, 3 de cada 4 mujeres sufre carga mental, aunque un 40% de ellas desconoce el concepto y el 45% nunca ha hablado de con nadie de este asunto.
¡°El problema est¨¢ en que hay una falta de conciencia absoluta respecto a esta cuesti¨®n¡±, afirma Violeta Alcocer, psic¨®loga con consulta en Madrid, que ha supervisado este estudio. ¡°Dentro de esta investigaci¨®n se incluye un experimento en el que se le pide a varias parejas reales que apunten en sus tel¨¦fonos m¨®viles todas las tareas de casa que han hecho durante una semana. Aunque el 46% de las parejas creen que comparten estas labores, el resultado es revelador porque los hombres hacen muy pocas anotaciones. Son muchos y muchas los que nunca han o¨ªdo hablar de este concepto y se sorprenden cuando descubren que sobre ellas recae no solo la mayor parte de las tareas, sino tambi¨¦n la labor de estrategia¡±, afirma esta psic¨®loga.
Una carga silenciosa, doblemente pesada
La carga mental es silenciosa, y esa cualidad la hace doblemente pesada. La sociedad no la reconoce porque no valora ni remunera los cuidados dom¨¦sticos, a pesar de ser un pilar fundamental de la econom¨ªa. Hist¨®ricamente, adem¨¢s, la gesti¨®n del hogar ha sido entendida como algo esencialmente femenino, que ellas hacen casi por instinto. Y la reciente asunci¨®n de tareas dom¨¦sticas por parte de los varones, les ha proporcionado la coartada perfecta para demostrar su corresponsabilidad y dar el tema por zanjado.
La ilustradora francesa Emma Clit fue una de las primeras en poner el dedo en la llaga con su c¨®mic Me lo pod¨ªas haber pedido, en el que habla de esta asignaci¨®n, casi b¨ªblica, de tareas femeninas. En una entrevista a El Peri¨®dico Clit declaraba, ¡°no hay nada biol¨®gico que lleve a las mujeres a ejercer ese papel, pero interesa que sigan haciendo ese trabajo gratis. Es lo que permite mantener el sistema. La crianza de los hijos y el trabajo dom¨¦stico sit¨²an a la mujer en ese esquema gracias al patriarcado. Una sociedad dominada por la clase masculina, que ha tenido el poder pol¨ªtico y religioso durante siglos y ha mantenido el control sobre las mujeres, especialmente sobre su capacidad reproductiva, que es un poder esencial¡±.
Maite (40 a?os) pareja de Toni (42), es madre de dos ni?os, de 6 y 4 a?os, y vive en Palma de Mallorca. Aunque ambos desconoc¨ªan el t¨¦rmino de carga mental, estaban al tanto de la problem¨¢tica, solo que con t¨¦rminos distintos. Era ¡°el runr¨²n obsesivo¡± de ella, la ¡°master & commander¡±, en palabras de Toni, y ¡°la habilidad innata para el escaqueo¡± o, directamente, ¡°el morro¡± de ¨¦l, seg¨²n Maite. Pero la cosa estall¨® con el nacimiento de su segundo hijo. ¡°Entonces yo ten¨ªa m¨¢s responsabilidad en el trabajo y se me junt¨® todo¡±, cuenta Maite, ¡°ten¨ªa mucho estr¨¦s, me sent¨ªa sola pero pensaba: no debe ser para tanto. Hay muchas madres que tambi¨¦n trabajan. Tras peleas y disputas, la soluci¨®n pas¨® por el reparto, no solo de tareas sino tambi¨¦n de asuntos. Creamos unos ¡®ministerios¡¯ y cada uno se ocupaba de todo lo relativo al mismo. Por ejemplo, el ministro de salud deb¨ªa gestionar los asuntos m¨¦dicos de los miembros de la familia. Estar al tanto de visitas, revisiones, compra de medicinas, etc. Aunque si alguien necesitaba ayuda, por supuesto, pod¨ªa pedirla. Otro de los aspectos que no me gustaba del r¨¦gimen anterior es que el hombre se suele quedar con las faenas m¨¢s glamurosas, que yo siempre ejemplifico con el s¨ªmil de la barbacoa. La organizaci¨®n reca¨ªa siempre sobre mi (invitar a la gente, hacer comida, comprar, limpiar), mientras que ¨¦l se limitaba a cocinar la carne. Resultado: ¨¦l siempre recib¨ªa elogios; yo jam¨¢s, porque mi trabajo era invisible¡±, cuenta Maite.
Madres, las campeonas en levantamiento de carga
En opini¨®n de Alcocer, ¡°la carga mental est¨¢ detr¨¢s de muchas peleas, crisis de pareja y hasta rupturas, ya que genera mucha desigualdad y descontento. Sentimientos de angustia que no se saben muy bien de d¨®nde vienen. En parejas sin hijos, es com¨²n que estas disputas se tapen contratando a una persona que venga a limpiar unos d¨ªas a la semana. Es una forma de ocultar el problema, pero cuando llegan los ni?os es ya m¨¢s complicado, porque es m¨¢s dif¨ªcil delegar en otro la crianza y educaci¨®n de los hijos. Hay momentos clave en la vida de las personas donde la carga mental se hace evidente. La post-maternidad, o cuando los padres se hacen mayores y requieren m¨¢s cuidados, o incluso vienen a vivir a casa. No es casualidad que las mujeres consuman m¨¢s antidepresivos y ansiol¨ªticos que los hombres¡±.
En el equipo femenino, las madres son el grupo que m¨¢s carga mental soporta. Seg¨²n el estudio anterior, el 63% de las mam¨¢s espa?olas afirman que todos los d¨ªas tienen en mente un listado infinito de cosas por hacer, frente al 25% de padres que experimentan esta misma sensaci¨®n. Un 87% de las madres se pintan como las principales responsables de que todo fluya adecuadamente en la casa, y un 69% reconoce que sus parejas colaboran, pero que hace falta ped¨ªrselo. Los hijos perciben tambi¨¦n de forma inconsciente esta desigualdad de tareas; ya que solo un 12% de los padres afirman que son las personas de referencia para las necesidades diarias de sus hijos, frente al 70% de las madres. Otro dato curioso es que solo el 14% de los padres est¨¢n en el chat del colegio, frente al 65% de las mam¨¢s.
¡°La carga mental de las madres hace que el verbo conciliar sea m¨¢s dif¨ªcil de conjugar para ellas, e influye en la desigualdad por g¨¦neros del mundo laboral¡±, apunta Maite Egoscozabal, soci¨®loga del Club de Malasmadres. ¡°Seg¨²n nuestro estudio Somos Equipo (2017), que ahonda en las causas de la imposibilidad de conciliar¡±, contin¨²a Maite, ¡°el 58% de las mujeres, despu¨¦s de ser madres, toman decisiones que implican una cierta renuncia (reducci¨®n de la jornada labora, excedencia o abandono del trabajo) en su carrera profesional, frente al 6,2% de los hombres. Y en estas actitudes hay dos causas, los factores externos, sociales y legales, que favorecen que la mujer aparque su trabajo en aras de sus hijos; y las barreras internas, que ellas mismas se autoimponen. Porque, incluso antes de tener hijos, ya saben que ellas son las que van a cuidarlos y, aunque los dos ganen igual (siempre est¨¢ la excusa de que mi marido gana por, por eso renuncio yo a mi trabajo), es casi siempre ella la que recorta su vida profesional¡±.
Estrategias para repartir el peso
Antes que nada, hay que sacar del armario a ese peso invisible, esa labor incorp¨®rea que vaga como un fantasma, ensombreciendo la vida del que la soporta. ¡°En su mayor¨ªa mujeres, aunque tambi¨¦n hay casos de hombres que son los que llevan la carga mental, pero en menor medida¡±, se?ala Violeta Alcocer. Un ejercicio ¨²til, como propone el estudio de Procter & Gamble, ¡°es visualizar el hogar como una empresa en la que hay diferentes departamentos: de ropa, comida, limpieza, educaci¨®n o decoraci¨®n. Acto seguido hay que cuestionarse qui¨¦n dirige y coordina cada uno (aunque luego todos aporten su granito de arena en el ejercicio de las tareas), qui¨¦n conoce lo que se hace en ellos y qui¨¦n es m¨¢s probable que diga cosas como: ¡°He pensado que hay que hacer esto¡±, ¡°?Acu¨¦rdate de comprar tal o cual cosa!¡± o ??Hiciste lo que te ped¨ª?¡±.
¡°Una vez que se ha detectado a la persona que soporta m¨¢s carga mental, el primer paso lo debe dar el que est¨¢ m¨¢s c¨®modo y comprometerse a ser m¨¢s activo en la parte estructural y organizativa¡±, se?ala Alcocer. ¡°Pero esto va a necesitar de un periodo de ajuste y, es probable que la persona que entra en juego se equivoque y cometa fallos, por lo que hay que tener paciencia y darle su tiempo¡±.
Saber delegar es una cualidad que no todo el mundo posee. Seg¨²n el estudio anterior, solo un 24% de las mujeres son capaces de olvidarse de la tarea que han dejado para otros, mientras que el 72% declara que critica y supervisa c¨®mo los dem¨¢s hacen las cosas. ¡°?D¨¦jalo!, ya lo hago yo, que acabo antes¡±, ¡°me voy, pero os he dejado comida preparada en la nevera¡±, ¡° si no sabes d¨®nde est¨¢ algo, ll¨¢mame¡± deber¨ªan se frases prohibidas en el vocabulario de cualquier aspirante a tirar por la borda su carga mental. ¡°Aunque tambi¨¦n hay mujeres que pueden ver en la equidad una p¨¦rdida de poder. Al menos, en la casa mandan ellas. Pueden ser perfiles de gente con trabajos poco gratificantes o valorados; que sienten que, al menos en casa, son imprescindibles¡±, se?ala esta psic¨®loga.?