??Est¨¢s estupenda!?: manifiesto contra los piropos que en realidad son insultos
?Y es que existimos porque somos miradas. Existimos para ser miradas. Agradar es la principal funci¨®n que tienen las mujeres en la sociedad patriarcal?.
Hay una frase que, de verdad, confirma tu entrada en cierta edad: ??Est¨¢s estupenda!?. Quien la escuch¨®, lo sabe. ?Est¨¢s estupenda?, nos dicen cuando hace mucho que no nos ven, despu¨¦s de un disgusto amoroso o tras una crisis existencial por la edad cuando ¨Ccomo en el poema¨C una se da cuenta que la vida va en serio. Enunciamos ese ?est¨¢s estupenda? desde el amor, el cari?o y, quiz¨¢, tambi¨¦n con algo de envidia y recelo. Lo escuchamos aliviadas. De lo que no somos tan conscientes es de que detr¨¢s de esa inocente frase que pretende halagar y animar a nuestras amigas est¨¢ todo el peso de las idea...
Hay una frase que, de verdad, confirma tu entrada en cierta edad: ??Est¨¢s estupenda!?. Quien la escuch¨®, lo sabe. ?Est¨¢s estupenda?, nos dicen cuando hace mucho que no nos ven, despu¨¦s de un disgusto amoroso o tras una crisis existencial por la edad cuando ¨Ccomo en el poema¨C una se da cuenta que la vida va en serio. Enunciamos ese ?est¨¢s estupenda? desde el amor, el cari?o y, quiz¨¢, tambi¨¦n con algo de envidia y recelo. Lo escuchamos aliviadas. De lo que no somos tan conscientes es de que detr¨¢s de esa inocente frase que pretende halagar y animar a nuestras amigas est¨¢ todo el peso de las ideas que sustentan el patriarcado.
Con ese cari?oso ?est¨¢s estupenda? decimos est¨¢s envejeciendo pero -?todav¨ªa!¨C eres sexy, guapa, atractiva. ?Est¨¢s estupenda? significa siempre parecer m¨¢s joven, aparentar menos edad de la que se tiene porque, sea la que sea, nunca eres lo suficientemente joven. Las mujeres, por lo que sea, cuanto m¨¢s j¨®venes, m¨¢s atractivas. Con los a?os adquirimos experiencia, arrugas, conocimiento y la fuerza de la gravedad hace su trabajo con nuestras tetas¡y eso no gusta. En las mujeres lo maduro no es atractivo. El mandato social es parecer m¨¢s joven. Darlo todo en esa carrera in¨²til que es tratar de vivir sin envejecer. Se ha dejado, se ha abandonado, decimos cuando las mujeres descuidan sus quehaceres con la belleza, engordan, no se maquillan, tienen canas o le salen patas de gallo. Ojal¨¢ las mujeres utiliz¨¢ramos ese dejarse y abandonarse a una misma cuando decidimos que es demasiado tarde para aprender italiano o dejamos las clases de dibujo, por ejemplo. Ojal¨¢ usar esa idea de abandonarse a una misma cuando nos perdemos en relaciones en las que nuestras necesidades y deseos son secundarios o ignorados. Ojal¨¢, pero no. Vivimos en una sociedad en la que las mujeres se abandonan a s¨ª mismas cuando descuidan su apariencia f¨ªsica.
Y es que existimos porque somos miradas. Existimos para ser miradas. Agradar es la principal funci¨®n que tienen las mujeres en la sociedad patriarcal. ?Somos educadas en la obligaci¨®n de gustar, de no molestar, de encajar en los deseos de otros. Se espera de nosotras que estemos sonrientes, amables por no decir d¨®ciles, delgadas por no decir a dieta. Estar guapa es un camino extenuante porque no tiene fin. Nunca se alcanza la tarea, siempre aparece algo nuevo que mejorar. M¨¢s que una apariencia que podamos alcanzar, estar guapas es una conducta que marca una forma de estar en el mundo: siempre insatisfechas, inseguras y en competici¨®n. Subordinadas bajo una mirada externa. Preocupadas por no ser suficiente mientras los problemas de autoestima consumen nuestro dinero, energ¨ªa y alegr¨ªa. Queremos estar guapas para encajar, para poder ser deseadas. Porque ?est¨¢s estupenda? significa, sobre todo, que eres deseable para tu edad. Es un mensaje sobre nuestra posici¨®n y oportunidad ¨Ctodav¨ªa¨C en el mercado del amor. Da igual la edad que se tenga, a las mujeres nos hacen creer que siempre vamos tarde.
Podr¨ªa seguir escribiendo sobre el mito de la belleza y el mito del amor rom¨¢ntico desde ese espacio m¨¢s c¨®modo y menos personal que me ofrece la teor¨ªa. Podr¨ªa seguir escribiendo este texto como si a m¨ª no me interpelara, como si yo no hubiera dicho nunca ??Est¨¢s estupenda!?, como si a m¨ª no me preocuparan los kilos y las arrugas. Pero no es as¨ª. Tengo toda esta teor¨ªa feminista en la cabeza y el espejo me devuelve las mismas preocupaciones que todas las mujeres. As¨ª de profundo anida el patriarcado. Ahora qu¨¦ hacemos. Las feministas deber¨ªamos pensar en estrategias desde la honestidad y con inteligencia. Desde la honestidad, porque podemos soltarnos a nosotras mismas la turra de lo poco que nos interesa el amor rom¨¢ntico, que ah¨ª estar¨¢n nuestras horas en terapia para desmontarlo. Con inteligencia, porque el patriarcado es lo suficientemente h¨¢bil para hacernos creer que elegimos aquello que nos oprime. No debemos subestimar la capacidad de sistema que nos hace rivalizar para ver quien representa mejor nuestra propia dominaci¨®n. A semejante desaf¨ªo solo puedo imaginar una respuesta colectiva. Y con colectiva me refiero a todas las mujeres juntas, diferentes generaciones pactando, conscientes que tarde o temprano (y con suerte, porque la alternativa es estar en el cementerio) seremos ese cuerpo que no es mirado.
Vivir una vida feminista es una tarea agotadora y llena de contradicciones. ?Tenemos credibilidad hablando de opresi¨®n con rostros rellenos de b¨®tox? ?Nuestros labios pinchados con ¨¢cido hialur¨®nico cada seis meses pueden hablar con coherencia de libertad? Necesitamos pensar juntas y con urgencia estrategias que nos permitan envejecer con alegr¨ªa, sin ansiedad y tener ¨¦xito. Poder ser miradas con todo lo que trae la edad, que no es otra cosa que el tiempo que hemos vivido. Estrategias que nos permitan ser viejas, parecerlo y ser visibles, no desaparecer. Desde la generosidad intergeneracional, pero tambi¨¦n por inter¨¦s personal, ninguna mujer deber¨ªa aceptar un sistema donde la experiencia, el poder y el aspecto que dan los a?os reste valor social a las mujeres. Porque para observar el fracaso de cada una solo hace falta esperar.