Greta Garbo: tres d¨¦cadas ¡°escondida¡± con su ama de llaves en un apartamento del Upper East Side
La actriz naci¨® un 18 de septiembre de 1905 en Estocolmo y se forj¨® una leyenda como la diva m¨¢s misteriosa e inaccesible del Hollywood dorado. Desde ni?a sinti¨® que necesitaba estar sola y tras el fracaso de ¡®La mujer de las dos caras¡¯ decidi¨® ocultarse del mundo.
Primero estuvo sola entre multitudes. Luego, de repente, decidi¨® apartarse de un mundo que la adoraba y pasar desapercibida hasta su muerte. Greta Garbo (Estocolmo, 1905-Nueva York, 1990) fue una de las actrices mejor pagadas de la era dorada de Hollywood: se le permit¨ªan extravagancias impensables (hab¨ªa tomas que exig¨ªa rodar a solas con el c¨¢mara y el iluminador, sin la supervisi¨®n del director) e impon¨ªa con qui¨¦n protagonizar sus pel¨ªculas (exigi¨® que su amante John Gilbert interpretara con ella La reina Cristina de Suecia, en 1933, uno de sus grandes ¨¦xitos, en lugar de Charles Boyer o Laurence Olivier, las apuestas del estudio).
Su nombre real era Greta Lovisa Gustafsson. Fue la peque?a de tres hermanos criados en una familia de un barrio humilde de Estocolmo de la que nunca quiso hablar demasiado. Su madre trabajaba en una f¨¢brica de mermelada y su padre como barrendero, operario y en una carnicer¨ªa hasta su muerte cuando ella solo ten¨ªa 14 a?os. A los 15 empez¨® a ganarse la vida, primero en una barber¨ªa y luego como modelo de sombreros en los grandes almacenes PUB. Su fotogenia se hizo patente muy pronto y tras los anuncios lleg¨® su primer papel cinematogr¨¢fico, en la comedia Pedro el tramposo (1922). Empez¨® a estudiar interpretaci¨®n y el director Mauritz Stiller vio su potencial: a ¨¦l se le atribuye su sonoro nombre art¨ªstico ¨Csolo con decir La Garbo ya sobraban las palabras¨C y fue quien ¨Cen 1924, en su pel¨ªcula La leyenda de G?sta Berling¨C le dio el personaje que consigui¨® que el magnate del cine Louis B. Mayer se fijara en ella y la fichara como estrella de la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM).
Cuando lleg¨® a Hollywood con 20 a?os Garbo apenas se defend¨ªa en ingl¨¦s. Eso no fue problema: era la ¨¦poca del cine mudo y su rostro ¨CGeorge Cukor y Bette Davis dec¨ªan que ten¨ªa una luz propia, una expresividad sobrenatural en los planos cortos¨C hablaba por ella. Consigui¨® cambiar el paradigma est¨¦tico de las protagonistas femeninas: con su 1,71 de altura y su cuerpo atl¨¦tico (practicaba yoga y fue una temprana seguidora de las ense?anzas de Josep Pilates) acab¨® con el estereotipo de mujer menuda y fr¨¢gil. Se convirti¨® en una diva del cine mudo y el paso al sonoro no acab¨® con su buena estrella, m¨¢s bien acrecent¨® su popularidad. La primera frase que pronunci¨® en Anna Christie (1930), su debut sonoro, fue: ¡°Ponme un whisky, con ginger ale aparte. Y no seas taca?o, querido¡± [se lo dec¨ªa a un camarero]. Este hito fue promocionado a bombo y platillo por MGM bajo el eslogan ¡°?Garbo habla!¡±.
Su leyenda de diva misteriosa y reservada se forj¨® desde sus inicios hollywoodienses: se negaba a firmar aut¨®grafos y fotografiarse con sus fans, apenas asist¨ªa a eventos y tampoco le gustaba conceder entrevista. La prensa la llamaba La Divina por su magnetismo, pero tambi¨¦n La Esfinge Sueca, por lo enigm¨¢tico de su expresi¨®n. ¡°Siempre he tenido mal humor. Desde que era solo una ni?a peque?a he querido estar sola. Detesto las multitudes, no me gusta estar con muchas personas¡±, afirm¨® en una ocasi¨®n, y esa frase la persigui¨® toda su vida. Tanto, que en una entrevista en la revista Life matiz¨® sus palabras a?os despu¨¦s: ¡°Nunca he dicho: ¡®Quiero estar sola¡¯. Simplemente dije: ¡®?Quiero que me dejen sola!¡¯. Hay una diferencia¡±.
Fuera o no intencionada, esa imagen de privacidad y soledad se convirti¨® en su sello, sobre todo a partir de su retiro voluntario del mundanal ruido, los rodajes y la fama, tras el fracaso comercial de su pel¨ªcula La mujer de las dos caras en 1941, dirigida por Cukor. Greta Garbo ten¨ªa 36 a?os, hab¨ªa sido actriz 16 y rodado 28 pel¨ªculas. Ah¨ª fren¨® en seco, dej¨® de aparecer en p¨²blico y se autorrecluy¨® en su mansi¨®n de Los ?ngeles, un refugio que en 1954 cambi¨® por un piso de casi 300 metros cuadrados en el n¨²mero 450 de la calle 52 Este, a medio camino entre la sede de la ONU y el Upper East Side.
Siempre se rumore¨® que volver¨ªa a lo grande, varios directores escribieron papeles para ella, persiguiendo su esperado retorno. Federico Fellini dijo que Garbo era la ¡°creadora de una religi¨®n llamada cine¡±. Le ofrecieron ser la Norma Desmond de El crep¨²sculo de los dioses (finalmente interpretada por Gloria Swanson). Pero eso nunca se hizo realidad. El retiro de La Divina hab¨ªa coincidido con la Segunda Guerra Mundial y, poco a poco, se fue convirtiendo en una ermita?a urbanita, que sal¨ªa sola a pasear por los alrededores de su casa pero apenas ten¨ªa apariciones p¨²blicas. Se dec¨ªa que no quer¨ªa que vieran c¨®mo estaba cambiando ese rostro que tantos primeros planos cop¨®: cuando pisaba la calle, siempre se proteg¨ªa con grandes gafas, un paraguas, pa?uelos o una cartera para evitar que los paparazzi la retrataran. ¡°He pensado en volver a hacer una pel¨ªcula, pero no estoy segura. El tiempo deja su marca en nuestras peque?as caras y cuerpos¡±, escribi¨® en una de sus cartas (muchas de estas misivas se han subastado en los ¨²ltimos a?os).
S¨ª viajaba, ocult¨¢ndose siempre, a las casas en Suiza o la Riviera Francesa de sus amigos y asist¨ªa a peque?as reuniones y eventos con estos ¨ªntimos, como la millonaria C¨¦cile de Rothschild o la condesa de Wisborg, Marta Wachtmeister. Con esta noble sueca mantuvo una intensa correspondencia. Sotheby¡¯s subast¨® algunas de las cartas en 2016, y en ellas queda patente el misterio Garbo y su car¨¢cter introspectivo: la actriz recluida le cuenta a la condesa que echa de menos ¡°los veranos con lluvia en los que te envuelve la maravillosa melancol¨ªa¡± de su tierra natal y subraya su soledad con frases como ¡°Siempre estoy sola y hablo conmigo misma¡±. La actriz y guionista suiza Salka Viertel ¨Cque escribi¨® el guion de varias pel¨ªculas de Garbo, como Anna Karenina¨C fue otra de sus confidentes. En una de sus cartas La Divina describ¨ªa su aislada cotidianidad: ¡°No voy a ninguna parte, no veo a nadie (¡) Es duro y triste estar solo, pero a veces resulta incluso m¨¢s dif¨ªcil estar con alguien. Lo que permanecemos en la Tierra ser¨ªa mucho m¨¢s amable si este corto espacio de tiempo fu¨¦ramos eternamente fuertes y j¨®venes¡±.
¡°Ir¨®nicamente, buscando evitar la publicidad, se convirti¨® en una de las mujeres m¨¢s publicitadas del mundo¡±, aseguraba el obituario que el 16 de abril de 1990, un d¨ªa despu¨¦s de su muerte hace ahora 30 a?os, le dedic¨® The New York Times. Y el de Los Angeles Times insist¨ªa tambi¨¦n en esa contradicci¨®n: ¡°En la muerte, como en la vida, ella fue una paradoja, una figura p¨²blica que ha vivido clandestinamente, evitando la publicidad a cualquier coste. Sin embargo, ese deseo casi hist¨¦rico de privacidad en s¨ª mismo la convirti¨® en una de las personas m¨¢s publicitadas aunque menos visibles del mundo¡±.
Pese a la popularidad de pel¨ªculas como La dama de las camelias (1936), Greta Garbo nunca obtuvo un Oscar, aunque estuvo nominada en cuatro ocasiones. Y cuando la Academia le otorg¨® el Oscar Honor¨ªfico en 1955, por supuesto, no fue a recogerlo. En la gran pantalla interpret¨® papeles tr¨¢gicos, fue la cara del desamor, y mantuvo romances con algunos de sus compa?eros. Lejos de las c¨¢maras, hay bi¨®grafos que afirman que era bisexual y mantuvo relaciones con actrices como Mimi Pollak y escritoras como Mercedes Acosta. Nunca se cas¨® ni tuvo hijos. Las ¨²ltimas tres d¨¦cadas de su vida la ¨²nica compa?¨ªa constante de la que disfrut¨® fue la de su ama de llaves, Claire Koger, quien afirm¨® tras su desaparici¨®n que eran ¡°como hermanas¡±. Viv¨ªan en el edificio The Campanile, en un piso con vistas al East River, rodeadas de una impresionante colecci¨®n de arte, con obras de Renoir, Bonnard o Van Dongen. Entre esas paredes, La Divina manten¨ªa su reinado, pero fuera de ellas nadie logr¨® nunca descifrar a La Esfinge.