Por qu¨¦ algunos hombres poderosos se creen con derecho a masturbarse delante de sus compa?eras
Dentro de la oleada de abusos sexuales que est¨¢n saliendo a la luz, existe la figura del masturbador, ese que piensa que no est¨¢ haciendo nada malo, puesto que ni siquiera toca a sus v¨ªctimas. Analizamos con expertos la psicolog¨ªa de estos actos abusivos.
Empez¨® con Hollywood, luego pas¨® a las series de televisi¨®n y ahora comienza a impregnar al mundo del periodismo, a los grandes medios y a las personalidades m¨¢s emblem¨¢ticas, como una enorme mancha de aceite que se extiende a gran velocidad y lo cubre todo a su paso. ?Existe alg¨²n hombre poderoso que no haya hecho abuso de su estatus para dar rienda suelta a sus fantas¨ªas sexuales, con o sin consentimiento de la mujer u hombre que ten¨ªa al lado en ese momento?, empiezan a preguntarse algunos.
Charlie Rose, 75 a?os, una de las figuras m¨¢s respetadas del periodismo televisivo en EEUU, un...
Empez¨® con Hollywood, luego pas¨® a las series de televisi¨®n y ahora comienza a impregnar al mundo del periodismo, a los grandes medios y a las personalidades m¨¢s emblem¨¢ticas, como una enorme mancha de aceite que se extiende a gran velocidad y lo cubre todo a su paso. ?Existe alg¨²n hombre poderoso que no haya hecho abuso de su estatus para dar rienda suelta a sus fantas¨ªas sexuales, con o sin consentimiento de la mujer u hombre que ten¨ªa al lado en ese momento?, empiezan a preguntarse algunos.
Charlie Rose, 75 a?os, una de las figuras m¨¢s respetadas del periodismo televisivo en EEUU, uno de esos presentadores estrella que lleva d¨¦cadas moderando talk shows y entrevistando a personajes de la talla de Obama,Vlad¨ªmir Putin o Bashar al-Assad, ha sido denunciado por abusos sexuales por ocho mujeres. Las v¨ªctimas evocan escenas en las que Rose se paseaba desnudo frente a sus colaboradoras, les hac¨ªa comentarios obscenos, se masturbaba frente a ellas o les manoseaba los pechos, culos o genitales. El entorno del periodista conoc¨ªa sus costumbres y cuando una mujer se quej¨® de su comportamiento a la productora, la respuesta que obtuvo fue, ¡°eso es simplemente Charlie siendo Charlie¡±.
Tras las acusaciones, las reacciones de los medios han sido inmediatas. La CBS ha anunciado que finaliza su relaci¨®n con la estrella medi¨¢tica; al mismo tiempo que la cadena p¨²blica PBS ha decidido suspender la producci¨®n del espacio que lleva el nombre del presentador.
¡°Me disculpo profundamente por ese comportamiento inapropiado. Estoy terriblemente avergonzado. Me he comportado de forma insensible en ocasiones y acepto la responsabilidad por ello, aunque no creo que todas esas alegaciones sean ciertas.?Siempre pens¨¦ que los sentimientos eran compartidos, aunque ahora me doy cuenta de que estaba equivocado¡±, ha declarado el periodista. Algo que resulta, cuanto menos sorprendente en un hombre de su talla e inteligencia. ?No hab¨ªa aprendido a sus 75 a?os cu¨¢ndo una mujer est¨¢ receptiva o no, cu¨¢ndo consiente en llevar a cabo una relaci¨®n o fantas¨ªa sexual o cu¨¢ndo se ve obligada a dejarlo pasar por las consecuencias que ello pueda tener en su vida personal o laboral?
El pasado a?o el gobierno alem¨¢n cre¨® una web que ofrec¨ªa informaci¨®n y consejos sobre sexo y sexualidad para inmigrantes que llevaban poco tiempo viviendo en el pa¨ªs. Zanzu: My body in words and images ¨Cnombre de la p¨¢gina¨C, hablaba de salud sexual, relaciones, planificaci¨®n familiar, legalidad, protecci¨®n y respeto a los l¨ªmites o violencia dom¨¦stica, y estaba traducida a 12 lenguas diferentes, incluido el espa?ol. Pa¨ªses n¨®rdicos como Finlandia o Noruega ofrecen desde hace tiempo cursos de consentimiento sexual a los extranjeros o refugiados, con el fin de que ¨¦stos comprendan mejor las costumbres y l¨ªmites en una sociedad donde la mujer tiene m¨¢s libertades. Tal vez sea tiempo de copiar esta iniciativa y amoldarla a los grandes ejecutivos de empresas, magnates o cerebros de Hollywood, que parecen saber mucho de negocios pero desconocen los rudimentos m¨¢s b¨¢sicos en materia de relaciones humanas.
Habr¨ªa, por ejemplo, que ense?ar a Harvey Weinstein que masturbarse delante de una mujer en su despacho y eyacular sobre una planta, no tiene por qu¨¦ ser del agrado de todo el g¨¦nero femenino. El c¨®mico estadounidense Louis C.K, acusado recientemente de abusos por varias mujeres ¨Calgo que hab¨ªa desmentido hace tiempo¨C, parece haber empezado a entender mejor el t¨¦rmino consentimiento. Sin duda despu¨¦s de que su carrera profesional se haya ido a pique. Hace no mucho que explicaba en un comunicado, la raz¨®n de su afici¨®n a masturbarse frente a colegas o colaboradoras: ?Esas historias son verdaderas. En ese momento me dije a m¨ª mismo que lo que hice no estuvo bien, aunque nunca le mostr¨¦ a una mujer mi pene sin preguntar. Aprend¨ª demasiado tarde que cuando tienes poder sobre otra persona pedirle que mire tu pene no es pregunt¨¢rselo. Es una situaci¨®n dif¨ªcil para ellas. El poder que ten¨ªa sobre esas mujeres es que me admiraban, y yo ejerc¨ªa ese poder de manera irresponsable?, ha confesado.
?Vivimos en la cultura del abuso?
Estar dispuesta a ver penes que una no quiere ver parece ser un requisito indispensable en algunos lugares de trabajo para secretarias, asistentes o colaboradoras de hombres poderosos e influyentes. De hecho, la frecuencia con la que esto ocurre, y no solo entre grandes potentados sino entre simples mortales, ha hecho que la escritora y periodista Jennifer Wright, especializada en sexo y relaciones, lanzara la siguiente propuesta en Twitter, ¡°?Hey chicas!, retuitear si hab¨¦is visto alguna vez un pene que no quisierais ver¡±. Las respuestas van ya por el n¨²mero 211.411.
¡°El exhibicionista est¨¢ emocionalmente en conflicto y busca el poder, el control, el dominio, el miedo¡±, se?ala Victoria Noguerol, psic¨®loga cl¨ªnica y directora del Centro Noguerol, en Madrid, especializado en tratamiento psicol¨®gico a las v¨ªctimas y perpetradores de maltrato f¨ªsico, sexual y psicol¨®gico. ¡°Aunque la diferencia entre uno que realiza sus actos en el metro o lugares p¨²blicos y estos altos cargos que est¨¢n siendo desenmascarados, es el poder. El poder y una enorme falta de empat¨ªa hacia lo que pueda sentir el otro. Las personas influyentes y con cargos decisivos a menudo equiparan esto con la inmunidad y se sienten al margen de leyes, reglas y normas; como si vivieran en un mundo distinto al del resto de la gente. Si a esto le a?adimos la permisividad que existe en la sociedad patriarcal con este tipo de conductas, que son excusadas y silenciadas, tendremos un c¨®ctel molotov¡±, afirma esta experta.
Quandra Chaffers, terapeuta especializada en comportamientos sexuales problem¨¢ticos, que trabaja en San Francisco (EEUU), apuntaba en el Huffington Post, que este tipo de conductas tienen m¨¢s que ver con la violencia que con el sexo. ¡°Suelo usar la met¨¢fora de que si alguien te ataca y te pega en la cabeza con una sart¨¦n, no puedes llamar a eso cocinar. Solo porque en el incidente haya genitales de por medio no quiere decir que eso tenga que ver con el sexo. El abusador usa la masturbaci¨®n como un arma, no muy distinta de una pistola, y eso es violencia¡±. Seg¨²n Chaffers, ¡°los atacantes utilizan a veces esta modalidad de abuso en vez del asalto f¨ªsico o violaci¨®n, como una forma calculada de evitar responsabilidades y consecuencias. No se diferencia mucho de cuando un ladr¨®n de bancos se pone una m¨¢scara. Ellos piensan o dicen: ¡®?no la toqu¨¦! o ?ni siquiera llegu¨¦ a acabar!¡±.
Xavier Pujols, psic¨®logo cl¨ªnico, sex¨®logo, codirector del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y terapeuta en situaciones de parafilias y abusos sexuales, cree que hay que tener en cuenta las dos vertientes, la sexual y el abuso de poder. ¡°El sexo est¨¢ tambi¨¦n presente y esto cuenta a la hora de las secuelas que pueda tener la v¨ªctima en su sexualidad. No siempre es necesario pasar por una violaci¨®n para sufrir las consecuencias de este tipo de abusos. A veces es m¨¢s traum¨¢tico alguno de estos actos, sobre todo si proviene de una persona en la que se hab¨ªa depositado la confianza o la admiraci¨®n. Evidentemente, en estos casos de hombres influyentes que est¨¢n saliendo a la luz, la satisfacci¨®n est¨¢ sobre todo en el sentimiento de superioridad, de poder hacer con la otra persona lo que se quiera, de humillarla y sentirse sin l¨ªmites para realizar cualquier cosa; pero adem¨¢s, est¨¢ tambi¨¦n la satisfacci¨®n del acto sexual que se est¨¢ perpetrando. Aunque en el fondo, el hecho de no tener contacto con la v¨ªctima es tambi¨¦n un elemento de incapacidad para relacionarse con el otro¡±.
?Qu¨¦ hay en la mente de un abusador?
Alexandra Katehakis, terapeuta sexual, explicaba en un art¨ªculo de The Cut, ¡°los exhibicionistas intentan asustar a sus victimas o ponerlas en estado de shock porque est¨¢n furiosos. No pretenden hacer amigos o tener una cita, realizan actos de venganza contra las mujeres¡±.
Seg¨²n Victoria Noguerol, ¡°los que comenten abusos de este tipo, a menudo han sido v¨ªctimas de abusos ellos mismos en su infancia y ahora repiten el modelo. Otra caracter¨ªstica entre ellos es que carecen toralmente de empat¨ªa. Es dif¨ªcil que el g¨¦nero femenino se incline a realizar este tipo de pr¨¢cticas y, aunque hay abusadoras, es en una proporci¨®n muy peque?a. La raz¨®n de esto es que el hombre es exteroceptivo (muestra su rabia hacia el exterior), mientras la mujer es interoceptiva (va hacia el interior y tiende m¨¢s a da?arse a s¨ª misma)¡±.
Otra caracter¨ªstica de los agresores es que siempre buscan v¨ªctimas m¨¢s vulnerables que ellos o en una posici¨®n de desventaja. ¡°Esto se ve mucho en los abusos sexuales en la infancia¡±, a?ade Xavier Pujols, ¡°casi siempre se dan en ni?os sin padres o con familias conflictivas o desestructuradas, y si alguna vez la v¨ªctima muestra m¨¢s arrestos de los que el abusador esperaba, generalmente la abandona por otra. Por eso, al m¨¢s m¨ªnimo intento de comportamiento abusivo, la mujer debe dejar claro que no admite esa conducta y marcharse. El problema es que no todo el mundo act¨²a igual ante una situaci¨®n de peligro y el miedo bloquea y paraliza a muchas personas¡±.
¡°Vivimos en una sociedad en la que la violaci¨®n de los derechos m¨¢s elementales es algo normal¡±, contin¨²a Pujols, ¡°lo vemos cada d¨ªa en las noticias con los refugiados, los inmigrantes, los trabajadores, las mujeres. Continuamente se incumplen normas, tratados o convenios sin que eso tenga ninguna consecuencia, ?por qu¨¦ el ¨¢mbito de la sexualidad iba a ser diferente, por qu¨¦ iba a escapar a esta tendencia?¡±.