La anatom¨ªa de Barbie siempre es objeto de debate, pero ?qu¨¦ pasa con He-Man?
La diferente presi¨®n sobre la imagen exterior que reciben ni?os y ni?as en la infancia se refleja en c¨®mo perciben el aspecto de los mu?ecos con los que juegan, una de las razones por las que la anatom¨ªa irreal del hipermusculado He-Man nunca ha generado tanto inter¨¦s como el f¨ªsico desproporcionado de la mu?eca de Mattel.
¡°Nadie se parece a Barbie excepto Barbie¡±. Esta frase que dice el fantasma de Ruth Handler, creadora de la famosa mu?eca de Mattel, a Barbie (Margot Robbie) en la pel¨ªcula dirigida por Greta Gerwig podr¨ªa servir de respuesta a los variados estudios que analizan c¨®mo ser¨ªa una mujer de carne y hueso con el cuerpo de Barbie. Spoiler: resultar¨ªa desproporcionada porque las medidas de la mu?eca son completamente irreales. Seg¨²n un estudio publicado en 2013 por la plataforma para localizar centros de tratamiento de salud mental en Estados Unidos, Rehabs.com, la cintura de una Barbie real medir¨ªa poco m¨¢s de 40 cent¨ªmetros, sus mu?ecas 8 cent¨ªmetros y los tobillos unos 15 cent¨ªmetros. Adem¨¢s, estas medidas imposibles le impedir¨ªan ser b¨ªpeda, para sostener su cuerpo tendr¨ªa que caminar a cuatro patas. En efecto, nadie puede parecerse a Barbie.
Barbie ha mantenido su aspecto inmutable durante d¨¦cadas, hasta que en 2016 Mattel introdujo el primer cambio en el pol¨¦mico f¨ªsico de la mu?eca y trat¨® de abrazar la diversidad con tres tipos de Barbie: tall (alta y esbelta) petite (menuda) y curvy (curvil¨ªnea). Una iniciativa que ten¨ªa como objetivo revertir la tendencia negativa de ventas en un tiempo en el que el movimiento del body positive empezaba a definir las estrategias de marketing. ¡°?Podemos ya dejar de hablar de mi cuerpo?¡±, rezaba la portada de la revista Time de enero de 2016,? dedicada a este cambio hist¨®rico en la anatom¨ªa de la mu?eca, con fotograf¨ªa de la nueva Barbie de perfil.
?Por qu¨¦ no se habla de un He-Man de carne y hueso?
Est¨¢ claro que desde sus inicios Barbie ha representado una visi¨®n muy limitada de la mujer y si bien ha tratado de evolucionar con el paso de los a?os, dinamitando estereotipos con el objetivo de inspirar a decenas de miles de ni?as para que sean lo que quieran ser, los estudios afirman que su aspecto ha influido de manera negativa en las m¨¢s peque?as. Pero, ?no ocurre lo mismo con otros mu?ecos pensados, en teor¨ªa, para el p¨²blico infantil masculino? El hipermusculado He-Man, otro ¨¦xito juguetero de Mattel, nunca ha sido objeto de debate por abanderar un cuerpo alejado de la realidad y muy vinculado al arquetipo del h¨¦roe de acci¨®n. ?Acaso ser¨ªa viable la existencia de un He-Man de carne y hueso? Parece complicado que su f¨ªsico desproporcionado pudiera tener cabida en el mundo real. En opini¨®n de la escritora, divulgadora y periodista especializada en sexo, Mara Mari?o (@meetingmara) existe una doble raz¨®n que explica esta diferencia en la percepci¨®n de uno y otro mu?eco. ¡°Imaginar una Barbie de carne y hueso es la consecuencia de dos desigualdades sociales: la primera, el control est¨¦tico de las mujeres, que a la vez se da la mano con el capitalismo, haciendo que estemos en eternas guerras con nuestro cuerpo para parecernos todo lo posible a unas medidas imposibles de alcanzar y comprando cuchillas de afeitar, cosm¨¦ticos, cremas, tintes, etc. En segundo lugar, la concepci¨®n de la mujer como bien de consumo a trav¨¦s de la la cosificaci¨®n de que las mujeres solo est¨¢n para agradar, gustar, ser deseadas, en definitiva, ¡®hacer bonito¡¯¡±, apunta.
Dos arquetipos, un ¨²nico debate
Si bien las barreras del culto al cuerpo empiezan a difuminarse y a afectar tambi¨¦n a los hombres, no existe tanta presi¨®n sobre el aspecto f¨ªsico entre el sexo masculino, mucho menos en los a?os de la infancia. As¨ª lo expresa al menos Laura Trivi?o Cabrera, profesora titular de la Universidad de M¨¢laga y experta en Alfabetizaci¨®n Cr¨ªtica Feminista, quien achaca la inexistencia de debate en torno al aspecto de los juguetes destinados a ni?os al hecho de que ¡°los ni?os no son sometidos a la idea de que tienen que ser hombres perfectos¡±. Quiz¨¢ por ello nadie se plantea c¨®mo ser¨ªa He-Man en la vida real. ¡°Es cierto que los hombres, cada vez m¨¢s, se ven sometidos a la imposici¨®n de un canon masculino basado en ser alto, disponer de musculatura y dotado de un pelo envidiable. Esto genera horas en el gimnasio y si existen indicios de alopecia, recurrir a los injertos capilares. Pero los ni?os pueden ser personajes de videojuegos, ya sean hombres o seres inanimados. A los ni?os no se les presenta un mu?eco con el lema puedes ser lo que quieras ser, porque no hay que plante¨¢rselo a quienes no tienen problemas para ser quienes quieran ser¡±.
Mari?o abunda en esta idea al expresar que ¡°el aspecto queda en un segundo plano cuando hablamos de los mu?ecos de acci¨®n. Eso hace que, por mucho que se jueguen con ellos durante a?os, nadie se queda con la idea de que tienen que tener ese f¨ªsico (porque tampoco hay una presi¨®n social que lo promueva tan fuerte como la que s¨ª hay hacia las mujeres)¡±. Y a?ade que ¡°la sociedad es mucho m¨¢s permisiva con el aspecto de los hombres, ?si hasta existe el t¨¦rmino dad bod para referirse a cuerpos en menor forma f¨ªsica como los de Leonardo DiCaprio, Adam Sandler o Pierce Brosnan! Si las mujeres, que somos las que experimentamos cambios en el cuerpo a la hora de ser madres, no tenemos un mum bod, queda claro la presi¨®n que existe y sobre qui¨¦n¡±.
Siguiendo este argumento se podr¨ªa concluir que la poca atenci¨®n recibida por la apariencia f¨ªsica representada por juguetes infantiles como He-Man, dotado de unos m¨²sculos herc¨²leos y casi imposibles, tiene que ver con la menor presi¨®n por el aspecto experimentada por el p¨²blico masculino. Para triunfar, nadie necesita parecerse a un He-Man, pero la imagen exterior s¨ª influye en el caso de las mujeres. Incluso el color de pelo encierra ciertas connotaciones. En este sentido, la profesora Trivi?o alude a ¡°un fen¨®meno poco estudiado¡± y recuerda que ¡°algunas madres no consideraban a Barbie apta para sus hijas. Se las presentaba como una mujerona demasiado sexy que podr¨ªa romper con la inocencia de las ni?as; y se vieron m¨¢s a favor de la mu?eca espa?ola Chabel, m¨¢s ani?ada, aunque segu¨ªa el mismo canon de belleza, ojos azules, rubia, delgada y blanca. Es m¨¢s, el color del pelo es tan significativo en la construcci¨®n del canon de belleza que se llegaron a crear dos mu?ecas Chabel Cenicienta: la Cenicienta sirvienta con el cabello casta?o y la Cenicienta princesa con el cabello rubio¡±.
El debate del cuerpo de Barbie no solo se articula, ni mucho menos, en relaci¨®n a la posible existencia de una mu?eca de Mattel en carne y hueso. Han pasado m¨¢s de 64 a?os desde que Barbie lleg¨® al mercado y modelos como la controvertida Barbie Grow Up Skipper, cuyo pecho aumentaba de tama?o al mover su brazo, han dado paso a mu?ecas profesoras, veterinarias o doctoras que tiene como objetivo alentar a las ni?as a ser cualquier cosa que deseen. Sin embargo, parece que la imagen de perfecci¨®n de la mu?eca ensombrece sus logros profesionales. ¡°Jugar con mu?ecas sexualizadas y delgadas empuja a las ni?as a pensar m¨¢s en su aspecto y menos en sus aspiraciones¡±, recogi¨® The Atlantic en un art¨ªculo publicado en 2015 mencionando un estudio al respecto donde se abordaba c¨®mo jugar con Barbie pod¨ªa influir en c¨®mo percib¨ªan las ni?as su futuro. En esta direcci¨®n apunta Trivi?o al asegurar que ¡°Barbie representa el deseo aspiracional de ser lo que quieras ser pero ese querer ser, lleva como base fundamental, ser perfecta f¨ªsicamente¡±. El debate est¨¢ lejos de concluir y la nueva pel¨ªcula sobre la mu?eca, un ¨¦xito de taquilla planetario, no ha hecho si no abrir nuevos interrogantes acerca de c¨®mo Barbie se percibe en 2023.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.