La generaci¨®n ¡®no p¨ªldora¡¯ reivindica una anticoncepci¨®n menos sexista
Ven con recelo los anticonceptivos hormonales y reivindican m¨¦todos m¨¢s naturales y corresponsables con el hombre. Hablamos con Sabrina Debrusquat, autora del libro J¡¯arr¨¨te la pilule.
Si, seg¨²n Ogino, una mujer tiene una sola ovulaci¨®n al mes en la que el ¨®vulo dura menos de 48 horas, ?tiene sentido que tome hormonas a diario para evitar el embarazo?, ?no deber¨ªa ser m¨¢s bien el hombre, ¨¦l que se preocupara de la anticoncepci¨®n -dentro de una pareja estable, por supuesto-, ya que ¨¦l es f¨¦rtil cada d¨ªa? Estas son preguntas que muchas mujeres en edad reproductiva y sexualmente activas se hacen en el mundo pero que, de momento, no obtienen muchas respuestas por parte de la ciencia o la medicina.
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Si, seg¨²n Ogino, una mujer tiene una sola ovulaci¨®n al mes en la que el ¨®vulo dura menos de 48 horas, ?tiene sentido que tome hormonas a diario para evitar el embarazo?, ?no deber¨ªa ser m¨¢s bien el hombre, ¨¦l que se preocupara de la anticoncepci¨®n -dentro de una pareja estable, por supuesto-, ya que ¨¦l es f¨¦rtil cada d¨ªa? Estas son preguntas que muchas mujeres en edad reproductiva y sexualmente activas se hacen en el mundo pero que, de momento, no obtienen muchas respuestas por parte de la ciencia o la medicina.
En el 2011 se suspendieron las investigaciones y estudios sobre un anticonceptivo hormonal masculino, al parecer altamente efectivo, debido a sus efectos secundarios. Se trataba de una inyecci¨®n que se administraba cada ocho semanas al hombre y que consist¨ªa en 1.000 miligramos de una testosterona sint¨¦tica y 200 miligramos de enantato de norestisterona, un derivado de las hormonas femeninas progesterona y estr¨®geno, al que se denomina progestina cuando se crea en laboratorio. Seg¨²n explicaba Seth Cohen, ur¨®logo del NYU Medical Center, en un art¨ªculo de la CNN, ¡°tras la administraci¨®n de esta inyecci¨®n, el cerebro asume que el cuerpo est¨¢ recibiendo suficiente testosterona y apaga su propia producci¨®n en los test¨ªculos, as¨ª como la fabricaci¨®n de espermatozoides¡±, sentenciaba Cohen. A pesar de que el sistema parec¨ªa tener ¨¦xito; los efectos secundarios, en particular la depresi¨®n y otros trastornos en el estado de ¨¢nimo de los ¨²ltimos participantes en el experimento que, pese a la paralizaci¨®n del estudio en marzo de 2011, terminaron su tratamiento a finales de 2012.
¡°Entre el 20 y el 30 % de las mujeres que toman la p¨ªldora experimentan depresi¨®n y tienen que tomar medicamentos para ello. Sin embargo, los investigadores descartaron el estudio sobre el anticonceptivo masculino cuando encontraron que un 3% de los varones empezaban a acusar s¨ªntomas de depresi¨®n¡±, apuntaba en un art¨ªculo de la revista Archives of General Psychiatry Elisabeth Lloyd, fil¨®sofa y bi¨®loga norteamericana y profesora en el instituto Kinsey. Un ejemplo palpable del doble rasero, todav¨ªa presente a la hora de investigar, tratar y aprobar medicinas para ambos sexos.
Sabrina Debrusquat acaba de publicar en Francia J¡¯arr¨ºte la pilule (Dejo la pastilla) editado por Les Liens qui Lib¨¨rent. La idea del libro surgi¨® de su propia experiencia y de la de otras colegas de g¨¦nero. ¡°Muchas mujeres se quejan de su p¨ªldora y se hacen preguntas que nadie responde¡±, afirma esta autora a S Moda. ¡°Se les dice ¡®no se preocupen¡¯, de una manera paternalista pero sin presentar argumentos espec¨ªficos. Yo quer¨ªa hacer un balance y me preguntaba c¨®mo pod¨ªa haber una brecha tan grande entre los efectos secundarios experimentados por muchas y el discurso m¨¦dico-cient¨ªfico dominante, que responde que ¨¦stos son casos raros o incluso psicosom¨¢ticos¡±.
Para su libro, Debrusquat encuest¨® a 3.616 mujeres franc¨®fonas y de sus testimonios sobre la p¨ªldora pudo llegar a las siguientes conclusiones: la raz¨®n m¨¢s com¨²n para dejar este m¨¦todo anticonceptivo es, seg¨²n esta periodista, ¡°debido a sus efectos secundarios leves, pero palpables a diario (baja libido, migra?as, aumento de peso¡), la segunda causa es porque creen que es mejor para su salud y la tercera es porque se niegan a tomar un medicamento cuando est¨¢n sanas. Hay tambi¨¦n razones ecol¨®gicas y feministas, aunque ¨¦stas se encuentran en el 6? y 13? lugar, respectivamente. Las hormonas sint¨¦ticas de la p¨ªldora son potentes disruptores endocrinos que, expulsadas por la orina, van a las aguas residuales y contribuyen a la feminizaci¨®n y fertilidad de la fauna, adem¨¢s de que vuelven al agua del grifo que bebemos. Por tanto, es tambi¨¦n un problema de salud p¨²blica y medioambiental¡±, apunta Sabrina.
Or¨ªgenes y fundamentos de la hormonofobia
?Seg¨²n Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa, ¡°los or¨ªgenes de esta desconfianza surgen con los tratamientos de terapia hormonal para mujeres menopa¨²sicas. En EEUU se hicieron diversos estudios patrocinados por los Institutos Nacionales de Salud, como parte de la Iniciativa para la Salud de la Mujer (Women¡¯s Health Initiative, WHI) y conocidos por estas siglas. En ellos se relacionaba esta terapia con el mayor riesgo de sufrir c¨¢ncer de mam¨¢, adem¨¢s de otros des¨®rdenes; aunque posteriormente se vio que el estudio no estaba muy bien hecho y que el gest¨¢geno que se utilizaba no era el que se usaba en Europa. Todo ello fue el detonante para que las hormonas empezaran a verse como elementos no muy deseables¡±.
Por su parte, Sabrina Debrusquat bucea en su libro en los or¨ªgenes y primeros ensayos de la p¨ªldora anticonceptiva femenina, ¡°la empresa que la comercializ¨® fue investigada y denunciada por violaciones ¨¦ticas, pero estos procedimientos nunca tuvieron ¨¦xito¡±, afirma la autora. ¡°Varias mujeres murieron durante las primeras pruebas, pero nunca se les realiz¨® la autopsia. Cuando se quejaban de los efectos secundarios a menudo se los consideraba imaginarios. Algo que todav¨ªa persiste. Entre los testimonios recogidos en mi investigaci¨®n, la queja que surgi¨® con m¨¢s frecuencia es: mi doctor me dijo que el s¨ªntoma estaba en mi cabeza, pero tan pronto como dej¨¦ la p¨ªldora el s¨ªntoma desapareci¨®. Hoy hay muchos estudios que dicen que la p¨ªldora es un producto seguro pero, al mismo tiempo, es dif¨ªcil de probar el impacto de las hormonas en nuestro cuerpo y la mayor¨ªa de las investigaciones provienen de la industria farmac¨¦utica, con claros intereses en los resultados¡±, afirma Debrusquat.
Francisca Molero reconoce que ¡°los efectos secundarios de la p¨ªldora que m¨¢s acusan las mujeres son aumento de peso, disminuci¨®n de la libido y celulitis; aunque tambi¨¦n puede producir cambios de humor, menor flujo vaginal o aumento de vello, pero esto no le ocurre a todas las mujeres y tambi¨¦n es verdad que la p¨ªldora tiene sus efectos beneficiosos, como reducir el riesgo de c¨¢ncer de ovario o de endometriosis. A veces, estos efectos secundarios remiten cuando se le cambia a otro tipo de anticonceptivo; aunque si la mujer no se siente c¨®moda con este m¨¦todo lo mejor es probar con otro. El anticonceptivo ideal para cada persona no debe depender solo de la fiabilidad sino de otros factores como la frecuencia de las relaciones e incluso la ideolog¨ªa o filosof¨ªa de vida. La p¨ªldora, aun siendo un m¨¦todo muy seguro, ya no satisface las expectativas de muchas mujeres, que buscan ahora una soluci¨®n m¨¢s natural, menos medicalizada. A veces, el fallo de muchos profesionales es no tener en cuenta las demandas sociales, que cambian y evolucionan. Un claro ejemplo de esto es la copa menstrual. Si hace unos a?os nos hubieran dicho que este m¨¦todo se volver¨ªa popular nadie lo hubiese cre¨ªdo y, sin embargo, su uso no hace m¨¢s que aumentar en los ¨²ltimos a?os¡±.
El futuro de la anticoncepci¨®n
Hombres que decidan que d¨ªas quieren ser f¨¦rtiles, mujeres que mediante sensores o aplicaciones inteligentes sepan la fecha exacta de su ovulaci¨®n. El futuro de la anticoncepci¨®n parece dibujarse liberado de hormonas y tan sencillo que a las generaciones venideras les va a resultar muy dif¨ªcil comprender el calvario que pasaban sus abuelas para evitar quedarse embarazadas. Aunque de momento, todav¨ªa queda mucho camino por recorrer, especialmente en el campo de los anticonceptivos masculinos. ?Se fiar¨¢n las mujeres del futuro de su pareja y, confiadamente, le pasar¨¢n el mando en el tema de la anticoncepci¨®n?
¡°Yo creo que siempre habr¨¢ un n¨²mero de mujeres que querr¨¢n controlar su propia fertilidad, porque son ellas las que sufren las consecuencias de fallos u olvidos¡±, afirma Debrusquat, ¡°claro que por otra parte, a medida que mejore la relaci¨®n entre hombres y mujeres y se desarrolle m¨¢s la anticoncepci¨®n masculina, muchas confiar¨¢n cada vez m¨¢s en su pareja y esta tarea ser¨¢ compartida¡±.
En opini¨®n de Francisca Molero, ¡°yo veo el futuro de la contraconcepci¨®n con sofisticadas versiones del m¨¦todo Ogino, que determinar¨¢n sin margen de fallos los d¨ªas f¨¦rtiles de la mujer; y con m¨¦todos para el hombre, que cada vez se siente m¨¢s corresponsable en esta tarea.?
Aunque de momento, para las mujeres que tengan pareja estable y quieran evitar los anticonceptivos hormonales hay una alternativa muy eficaz, aunque olvidada: el diafragma. Tiene una gran fiabilidad, se pone muy f¨¢cilmente, no se nota durante la relaci¨®n sexual y cuesta alrededor de 30 €. El problema es que hay un gran desconocimiento de este sistema ¨Cque hay que usar junto con un espermicida, para aumentar su eficacia¨C y todav¨ªa mucha gente lo confunde con el cond¨®n femenino. Otro problema a?adido es que no es f¨¢cil encontrarlos en las farmacias espa?olas y hay que comprarlo por Internet o irse al extranjero para hacerse con uno¡±.