Machismo, injusticias y dinero: todo lo que esconde el nombre de tu calle
Con su newsletter y proyecto de libro ¡®El gran c¨ªrculo¡¯, el ingeniero de datos espaciales Ramiro Aznar acerca al p¨²blico general la historia y la tecnolog¨ªa detr¨¢s de las aplicaciones web y m¨®viles que nos permiten localizarnos y navegar de un punto a otro.
?Un gran c¨ªrculo es la manera m¨¢s ¨®ptima de conectar dos puntos de una esfera. Si viajas en un vuelo directo de Berl¨ªn a San Francisco, por ejemplo, lo m¨¢s r¨¢pido es pasar por Groenlandia y luego Canad¨¢?. Este pr¨¢ctico dato lo apunta Ramiro Aznar, un bi¨®logo de Zaragoza que lleva tres a?os en Berl¨ªn trabajando...
?Un gran c¨ªrculo es la manera m¨¢s ¨®ptima de conectar dos puntos de una esfera. Si viajas en un vuelo directo de Berl¨ªn a San Francisco, por ejemplo, lo m¨¢s r¨¢pido es pasar por Groenlandia y luego Canad¨¢?. Este pr¨¢ctico dato lo apunta Ramiro Aznar, un bi¨®logo de Zaragoza que lleva tres a?os en Berl¨ªn trabajando?como ingeniero de datos en el sector de las tecnolog¨ªas geoespaciales. O lo que es lo mismo, en la industria que se encarga de desarrollar aplicaciones para analizar y visualizar datos geogr¨¢ficos. Lo suyo es pura devoci¨®n, laboral y personal, por los mapas.
Aznar sabe que m¨¢s que leerse, los mapas se interpretan, y que muchas veces las ausencias y omisiones en su configuraci¨®n?nos impiden situarnos con justicia. ?Durante este tiempo me he encontrado problemas de usuarios, clientes y compa?eros donde la tecnolog¨ªa, y las geometr¨ªas que est¨¢ genera sobre un mapa como puntos, l¨ªneas o ¨¢reas, se quedaba corta para analizar o representar la geograf¨ªa, como personas, calles o barrios en una ciudad, por ejemplo?. Por eso ha lanzado El Gran C¨ªrculo, una interesante newsletter? y proyecto de libro que?quiere acercar a un p¨²blico general, de una manera entretenida y did¨¢ctica, la historia y la tecnolog¨ªa detr¨¢s de las aplicaciones web y m¨®viles que nos permiten localizarnos y navegar de un punto a otro. ??C¨®mo funciona el GPS de mi m¨®vil? ?C¨®mo saben las apps de movilidad cu¨¢l es la ruta m¨¢s r¨¢pida de casa al trabajo? ?C¨®mo se muestran los territorios disputados (Sahara Occidental, Crimea, Cachemira¡) en los mapas modernos? ?Por qu¨¦ Groenlandia parece tener una superficie mayor que ?frica en todos los mapas? Si te interesa conocer las respuestas a estas preguntas, el libro ser¨¢ el lugar donde encontrarlas?, apunta Aznar, mientras prepara la siguiente entrega de su newsletter tras una primera carta centrada en el g¨¦nero de nuestras calles, las investigaciones de grupos como Geochicas y su proyecto Las calles de las mujeres y las diferencias socioecon¨®micas que desgrana nuestro callejero.
?Qu¨¦ podemos saber del nombre de las calles en las que vivimos??
Podemos saber bastantes cosas. En un principio, las calles recib¨ªan los nombres de lo que all¨ª suced¨ªa (por ejemplo, Calle de los Herreros), lo que uno o una se pod¨ªa encontrar (Calle de la Iglesia) o hacia d¨®nde se dirig¨ªa (Calle Toledo). Sin embargo, hoy en d¨ªa la cosa es mucho m¨¢s complicada. Los nombres suelen estar imbuidos de significado. Lo curioso es que en ocasiones, como cuento en la primera de las newsletters, el nombre de la calle en la que vives puede ser un indicador de tu religi¨®n, inclinaci¨®n pol¨ªtica o nivel adquisitivo.
?C¨®mo podemos detectarlo??
Creo que estos indicadores var¨ªan de ciudad en ciudad, e incluso de barrio a barrio. Recomiendo a los lectores y lectoras leer el libro The Address Book de?Deirdre Mask si quieren indagar m¨¢s en este an¨¢lisis. Como cuento en la newsletter, un buen ejemplo lo podemos encontrar en Belfast o Irlanda del Norte en general. Mientras que en las calles con nombre ga¨¦lico o irland¨¦s seguramente vivan irlandeses cat¨®licos y partidarios de la uni¨®n de las dos irlandas, en las calles con nombre brit¨¢nico residan irlandeses protestantes unionistas. Otros ejemplos extremos quiz¨¢s m¨¢s conocidos son?las calles de Brooklyn donde viven la comunidad has¨ªdica (jud¨ªos ortodoxos), o para no irme muy lejos, en Berl¨ªn la mayor¨ªa de la poblaci¨®n residente en las calles de los distritos de Kreuzberg-Neukolln y Wedding son musulmanes y musulmanas de origen turco.
?Qu¨¦ ¡°contradicciones, luchas e injusticias¡± encontramos en el callejero??
A pesar de los m¨®viles, las redes sociales, las cuarentenas y la distancia social que nos hacen recluirnos en nuestros hogares, las calles siguen siendo el lugar donde sucede la vida en las ciudades. Tradicionalmente, las calles han sido los espacios donde manifestarse, ir a la huelga¡ Sin embargo, existen luchas menos conspicuas pero igual de importantes.?La dictadura del coche en el espacio urbano, en movimiento o aparcado, es quiz¨¢s el tema que m¨¢s me preocupa. Otros debates son el espacio p¨²blico frente al privado, la resistencia pol¨ªtica de algunos ayuntamientos frente a la aplicaci¨®n de la Ley de Memoria Hist¨®rica, el gasto energ¨¦tico provocado por las luces de Navidad, los encontronazos entre los nuevos servicios de VTC y los taxis¡ Y luego est¨¢ el tema de la seguridad, o la percepci¨®n de seguridad. Una calle no es percibida de la misma manera por un hombre que por una mujer.?
?Por qu¨¦ dices que la geograf¨ªa ¡°es masculina, moldeada y etiquetada por hombres¡±??
Aqu¨ª supongo que ge¨®grafos y ge¨®grafas m¨¢s expertos podr¨ªan dar una mejor y m¨¢s detallada respuesta. Lo que yo veo es que las calles de nuestras ciudades est¨¢n llenas de personajes y momentos hist¨®ricos. La historia es una historia de hombres escrita por hombres, as¨ª que no es de extra?ar que la gran mayor¨ªa de los viarios tengan nombres masculinos. De manera paralela, las personas encargadas de dise?ar y gestionar el territorio y m¨¢s concretamente las ciudades han sido tradicionalmente hombres. El alcalde, el ingeniero de caminos, el arquitecto¡ todos en masculino.
De tu experiencia estudiando el trabajo de Geochicas y tras entrevistar a Selene Yang, su fundadora, cuentas que las calles con nombre de mujer s¨ª existen, pero siempre por debajo de las batallas. Las mujeres est¨¢n relegadas a calles peque?as, no avenidas principales.???Hay ciudades que hagan excepciones y que tengan un callejero m¨¢s igualitario o feminista??
Desconozco si existe una ciudad con una proporci¨®n mayor de calles de mujeres. Jessica Sena, la desarrolladora de software catalana que se encarg¨® de la parte t¨¦cnica, me coment¨® que a la gente siempre le sorprend¨ªa el caso de La Habana. La capital cubana tiene casi un 38% de calles en femenino. No obstante, si uno se fija, la mayor¨ªa de las calles son de santas (como en muchas urbes espa?olas o de colonizaci¨®n hisp¨¢nica). No s¨¦ hasta qu¨¦ punto podemos decir que es una ciudad m¨¢s feminista¡?
Por otro lado, Selene durante la entrevista me apunt¨® al fen¨®meno de las guerrillas feministas que se dedican a intervenir los nombres de algunas calles para reclamar derechos o visibilizar alguna injusticia. En Argentina y en otros lugares de Am¨¦rica latina, por ejemplo, la calle Honduras se convirti¨® en Calle Berta C¨¢ceres despu¨¦s del asesinato de esta defensora ambiental.?
?Qu¨¦ conclusiones sacas?
El proyecto de las Calles de las Mujeres no solo consigue visibilizar la gran desproporci¨®n de nombres masculinos frente a los femeninos. Tambi¨¦n indica que esta desproporci¨®n se traslada al mundo virtual. De las pocas calles con nombre de mujer que existen, ¨²nicamente una peque?a proporci¨®n tiene su p¨¢gina de Wikipedia donde se explica su historia. Parece ser que estamos replicando los mismos comportamientos en el espacio digital que llevamos realizando hist¨®ricamente en entornos reales.?