?En qu¨¦ momento decimos que Maradona era un supuesto maltratador?
El futbolista falleci¨® un 25-N y puso sobre la mesa el debate sobre c¨®mo llorar a los ¨ªdolos acusados de violencia de g¨¦nero.
La casualidad hizo que Diego Armando Maradona falleciese en 25 de noviembre, el D¨ªa Internacional Contra la Violencia de G¨¦nero. Es la tercera vez en lo que va de a?o que la opini¨®n p¨²blica se enfrenta al mismo dilema. Ocurri¨® con Kobe Bryant, que semiadmiti¨® en 2003 un caso de violaci¨®n del que exist¨ªa evidencia de ADN ¨Cdijo que hubo sexo, pero lo crey¨® consensuado y el asunto se dirimi¨® fuera de los tribunales¨C. Volvi¨® a pasar hace unas semanas cuando falleci¨® ...
La casualidad hizo que Diego Armando Maradona falleciese en 25 de noviembre, el D¨ªa Internacional Contra la Violencia de G¨¦nero. Es la tercera vez en lo que va de a?o que la opini¨®n p¨²blica se enfrenta al mismo dilema. Ocurri¨® con Kobe Bryant, que semiadmiti¨® en 2003 un caso de violaci¨®n del que exist¨ªa evidencia de ADN ¨Cdijo que hubo sexo, pero lo crey¨® consensuado y el asunto se dirimi¨® fuera de los tribunales¨C. Volvi¨® a pasar hace unas semanas cuando falleci¨® Sean Connery, que fue acusado de maltrato por su primera mujer, Diane Cilento, y ten¨ªa ideas muy concretas sobre cu¨¢ndo y c¨®mo conviene pegar a las mujeres (cuando no queda otro remedio; con la mano abierta), y ahora de nuevo con Maradona. ?En qu¨¦ momento es decoroso mencionar que el h¨¦roe ten¨ªa una pulsi¨®n violenta hacia las mujeres?, ?es suficiente hablar simplemente de ¡°luces y sombras¡±?, ?puede una violaci¨®n o una serie de agresiones reiteradas archivarse como una sombra biogr¨¢fica, como si se tratase de un caso de fraude fiscal?, ?hasta qu¨¦ punto define la vida de una persona haber ejercido la violencia contra las mujeres o puede considerarse un detalle anecd¨®tico?
A diferencia que en los casos de Bryant y Connery, en los que aquellos episodios eran relativamente desconocidos para el gran p¨²blico o se hab¨ªan olvidado ya, en la biograf¨ªa de Maradona estaban bien frescos en la memoria colectiva, tanto como sus borracheras p¨²blicas o sus jugadas m¨¢s famosas.
En 2014, su?expareja Roc¨ªo Oliva acus¨® a Maradona de golpearla y circul¨® un v¨ªdeo en el que se le?ve¨ªa claramente?haci¨¦ndolo.?
El a?o pasado,?su expareja y madre de dos de sus hijas Dalma y Giannina, Claudia Villafa?e, le acus¨® de violencia psicol¨®gica en la Oficina de Violencia Dom¨¦stica de Argentina.?Seg¨²n su abogada, Elba Marcovecchio, Villafa?e, que se separ¨® de Maradona en 2003, nunca hab¨ªa querido querellarse contra el padre de sus hijas, pero alcanz¨® un momento de hartazgo por el acoso de su ex y de los seguidores de este en las redes sociales. Maradona tambi¨¦n?muri¨® con casos pendientes de?sexo con menores: la demanda de paternidad por parte de su hijo putativo Santiago Lara qued¨® archivada como pedofilia en Argentina porque la madre de Lara era menor de edad?cuando Maradona la dej¨® embarazada. En marzo pasado tambi¨¦n se filtraron fotos del exfutbolista en Cuba con dos chicas desnudas que podr¨ªan ser menores. Si bien no los detalles ¨Ces f¨¢cil perderse con semejante biograf¨ªa¨C, todo esto s¨ª estaba en el archivo mental del p¨²blico medio. Por ¡°Maradona¡±, a todo el mundo le viene ¡°maltratador¡±, junto a ¡°¨ªdolo¡±, ¡°problem¨¢tico¡± y otros. La cuesti¨®n es qu¨¦ importancia se le da a eso en el debate p¨²blico.
Un ejemplo claro de esta contradicci¨®n fue la publicaci¨®n, muy criticada , en la cuenta de Twitter de Izquierda Unida, tras conocerse la noticia de la muerte, expres¨® su dolor con un emoji del pu?o en alto y un ¡°hasta siempre, comandantes¡±, al que se a?ad¨ªa la foto de Maradona y Fidel. El futbolista viste una camiseta del Che.
Una hora m¨¢s tarde, y empujado quiz¨¢ por la cantidad de comentarios que se?alaban la efem¨¦ride ¨C¡°?le est¨¢is rindiendo homenaje a un maltratador el D¨ªa Mundial Contra la Violencia de g¨¦nero? Le est¨¢is rindiendo homenaje a un maltratador el d¨ªa mundial de la violencia de g¨¦nero¡±¨C el mismo community manager public¨® otro tuit: ¡°Nos ha dejado un s¨ªmbolo, pero no podemos olvidar, y menos el #25N, los oscuros episodios de su vida relacionados con la violencia machista¡±.
Ese tipo de din¨¢mica de pivote (¨ªdolo s¨ª, maltratador tambi¨¦n) es la que han ido adoptando en este duelo p¨²blico descomunal muchas voces asociadas al ¨¢mbito de la izquierda, que siempre ha tenido a Maradona por uno de los suyos por salir de la pobreza extrema, apoyar el comunismo cubano y causas como la palestina. Algunos trataron de integrar un todo en uno (las contradicciones, las luces, las sombras) tirando de l¨ªrica y elipsis, como ??igo Errej¨®n: ¡°Va mi homenaje a un tipo diferente. Que hizo so?ar a un pueblo, y luego a un planeta. Que siempre pele¨® por aquello que crey¨® justo. Que fue imperfecto, como nosotros. Y que llevaba a Argentina y a los humildes en la sangre. De qu¨¦ planeta viniste. Y en qu¨¦ planeta estar¨¢s, Diego¡±. Y otros ni siquiera llegaron a eso. El vicepresidente Pablo Iglesias colg¨® una canci¨®n de su grupo fetiche, Los Chikos del Ma¨ªz, y la famosa oraci¨®n a Maradona que parafrasea el Padrenuestro: ¡°Diego nuestro, santificada sea tu zurda, Dios no est¨¢ en el cielo, se recupera en Cuba. Diego nuestro, barrilete c¨®smico divino, Dios lleva el 10 a la espalda y es argentino¡±. Y a?ad¨ªa, tambi¨¦n con emoji del pu?o: ¡°Gracias por tantos momentos de felicidad. Hasta siempre¡±. Iglesias comparte tono estil¨ªstico con el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, famoso por los largos obituarios que le gusta escribir en ocasiones se?aladas. En el que ha dedicado a Maradona le afea su defensa de Castro y Hugo Ch¨¢vez pero no su ejercicio de la violencia.
Todos ellos han recibido respuestas de usuarios, casi siempre mujeres, se?alando la omisi¨®n.
El autoproclamado azote de la izquierda posmoderna, Daniel Bernab¨¦, autor de La trampa de la diversidad y La distancia del presente (ambos en Akal) razona, tambi¨¦n en su Twitter, que es ¡°perfectamente comprensible¡± que las feministas destaquen el historial de violencia de Maradona ¨Cla pregunta es ?solo las feministas tienen que hacerlo?, ?no hab¨ªamos quedado que la violencia de g¨¦nero nos afecta a todos?, ?hasta cu¨¢ndo tienen las feministas que actuar de first responders, de bomberas de la moral en el lugar del accidente, cada vez que ocurre esto?¨C pero Bernab¨¦ no entiende que se atribuya la categor¨ªa de c¨®mplice a quienes se?alan su naturaleza de icono. Adem¨¢s, contraataca: ¡°El propio feminismo tambi¨¦n aplica esta mitificaci¨®n ic¨®nica. ?Qu¨¦ se dice del episodio de Beauvoir y la plana mayor posmo defendiendo la pederastia? Pues en general se obvia, entiendo, porque pesan m¨¢s otras facetas de vida y obra¡±. Bernab¨¦ se refiere, entendemos, a la carta que Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre y muchos otros intelectuales franceses firmaron en 1973 por la liberaci¨®n de tres acusados de ¡°actos lascivos¡± con ni?os de 13, 14 y 15 a?os.
Otra arma dial¨¦ctica que se suele esgrimir contra quien se?ala el pasado violento de los fallecidos es una vieja amiga en las discusiones pol¨ªticas, la ¡°superioridad moral¡±. ?Acaso no es humano idolatrar a seres imperfectos? La invoc¨® el polit¨®logo y jurista Edu Bay¨®n: ¡°La superioridad moral de algunos comentarios sobre Maradona ignoran la trascendencia social de su figura, adem¨¢s de reducirla al f¨²tbol. Al fin y al cabo, muchos piensan que solo es emancipadora y transformadora la obra de escritores, m¨²sicos o pintores drogadictos y burgueses¡±. En este caso el debate se desv¨ªa, enmarc¨¢ndolo en un f¨²tbol versus arte.
Aunque esto puedan parecer microdebates en el seno de la izquierda tuitera, que ha podido aprovechar para introducir la cuesti¨®n Maradona en su eterna discusi¨®n ¨Cidentitarismo o conciencia de clase, como si solo se pudiera escoger uno, o como si la violencia de g¨¦nero fuera una cuesti¨®n identitaria¨C, muchas versiones micro de este di¨¢logo se fueron reproduciendo en ¨¢mbitos privados, en las casas y en las conversaciones de whatsapp, en las que muchos (muchas) no se atrev¨ªan a interrumpir el aluvi¨®n de memes luctuosos de sus amigos con un aguafiestas ¡°ya, pero era un maltratador¡±.
En el debate p¨²blico hablar ¡°mal¡± de los muertos es algo que va en contra de casi cualquier tradici¨®n, de la costumbre y del instinto. Escuece y se considera un detalle de mal gusto y una falta de respeto al duelo. Sin embargo, nadie se despidi¨® de Margaret Thatcher sin olvidarse de que dividi¨® a su pa¨ªs ¨Caqu¨ª la necrol¨®gica de The Guardian, que debi¨® ser pulida 200 veces antes de publicarse¨C y nadie rememorar¨¢ a Henry Kissinger el d¨ªa que se muera sin mentar Sur¨¢frica, Chile, Argentina. Pero eso son actos (para algunos, cr¨ªmenes) cuya pertenencia a la esfera p¨²blica no se discute. En cambio, cuando hablamos de violencia de g¨¦nero en el contexto de una necrol¨®gica, muchos vuelven a incluirla en la esfera de la que cre¨ªamos que la hab¨ªamos sacado en la ¨²ltima d¨¦cada, la dom¨¦stica, la menor. La que aparece en el ¨²ltimo p¨¢rrafo, en el segundo tweet, o no aparece.