Pedidas de mano en p¨²blico: toca replantearse su concepci¨®n como rom¨¢nticas
El viral en el que un hombre paraliza el Primark de Gran V¨ªa para pedir matrimonio a su chica ante una multitud de desconocidos reabre el debate: ?gesto rom¨¢ntico u otro ejemplo de presi¨®n que condiciona la decisi¨®n de la mujer?
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Pedidas de mano en p¨²blico como m¨¢xima expresi¨®n de lo rom¨¢ntico: la escena ¡®perfecta¡¯ aprendida de las rom-com americanas y, en el siglo XXI, material de primera para alcanzar la viralidad en internet. El ¨²ltimo ejemplo lo deja el v¨ªdeo de la pedida que paralizaba Primark de Gran V¨ªa (Madrid) el fin de semana y que ya ha generado opiniones de todo tipo en Twitter. ?l baja por las escaleras luminosas cantando una canci¨®n, la masa de desconocidos se congrega en torno a las barandillas del local -tel¨¦fono en mano para grabarlo- y, cuando ¨¦l hinca rodilla a la vista de todos, el ¡®s¨ª¡¯ de su novia arranca los aplausos y chiflidos de los presentes. Comentarios cuestionando el gesto, el lugar y c¨®mo se ha sentido la protagonista proliferaban en redes como muestra de un debate que est¨¢ a la orden del d¨ªa: ?gesto rom¨¢ntico u otro caso de presi¨®n que condiciona la decisi¨®n de la mujer?
El peso que este tipo de escenas tienen en el imaginario colectivo es evidente. ?El momento m¨¢s rom¨¢ntico de los Emmy 2018¡± o ¡°Premio a lo mejor de la noche¡±, son algunos de los titulares que describ¨ªan el instante en que, hace unos meses, Glen Weiss ped¨ªa matrimonio a su novia, Jan Svendsen, en el Microsoft Theater de Los ?ngeles. En una gala dedicada al espect¨¢culo, el gesto personal del director televisivo fue, a juzgar por Twitter y los medios, el punto ¨¢lgido de la noche.?
La cultura pop se ha encargado de potenciar la idea de que las relaciones deben culminar con boda -ah¨ª est¨¢ Jennifer Lopez, todo el 2018 reclamando su anillo-. Y no solo estas han de ser por todo lo alto, queda claro que, cuanto m¨¢s espectacular sea la pedida, m¨¢s grande se percibir¨¢ el amor y el estatus de sus protagonistas: a Kim Kardashian se lo pidieron en un estadio y a Chiara Ferragni durante un concierto multitudinario.
El modelo imperante tambi¨¦n se queda anticuado: la escena que predomina es la de ¨¦l arrodillado pidi¨¦ndoselo a ella, un modelo patriarcal y heteronormativo del que cuesta encontrar excepciones (un estudio de Associated Press se?alaba a que solo en el 5% de las parejas heterosexuales casadas, ellas lo hab¨ªan pedido). Pero en 2019, el gesto de hincar rodilla en p¨²blico y lo que supone en realidad para la persona que involuntariamente lo protagoniza, se cuestiona. ¡°Desde el momento en que haces algo que es privado p¨²blico, las consecuencias pueden ser p¨²blicas tambi¨¦n. Y este es un factor que, a la persona a quien se le pide, le dificulta m¨¢s decir que no si esa es su voluntad¡±, explica a S Moda Amparo Las¨¦n, profesora de Sociolog¨ªa de G¨¦nero en la UCM y miembro de Sociolog¨ªa Ordinaria.
La barrera de la intimidad de pareja est¨¢ cada vez m¨¢s difusa a causa de las redes sociales, la pomposidad con la que se exponen estas situaciones que en otro tiempo se viv¨ªan a lo sumo entre familiares, resulta para muchos (tanto espectadores como protagonistas) invasiva. Llegando incluso a generarse, como cuenta Las¨¦n, ?ese sensaci¨®n de estar viendo de m¨¢s, algo chirriante?. Como al espectador del v¨ªdeo de la pedida de Primark al que se escucha decir ?me dan arcadas, qu¨¦ empalagoso? o ?como en la de los Emmy, est¨¢ ese ¡®quiz¨¢s es bonito, pero ?qu¨¦ hago yo vi¨¦ndolo??, plantea la soci¨®loga. No todo el mundo quiere participar en esta sobreexposici¨®n. Al ver los v¨ªdeos que proliferan en YouTube como un g¨¦nero en s¨ª mismo de pedidas con flashmob en mitad de lugares emblem¨¢ticos o en grandes estadios a trav¨¦s de la c¨¢mara durante el descanso del partido, ?en muchos casos se puede apreciar la verg¨¹enza o el pudor tanto en las novias como en los ah¨ª presentes?, apunta Amparo.
?Tienen en cuenta quienes lo piden a la otra persona o la cosa va m¨¢s de s¨ª mismos y apuntarse el tanto? Un debate que ya se abord¨® durante los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo, en 2016. Tras ganar una medalla de plata en buceo y en pleno podio, la atleta china He Zi era abordada por su chico, el tambi¨¦n atleta Qin Kai, con una caja y un anillo. ?Trole¨® su momento (¡) Ha estado a?os entrenando para ello a?os, d¨¦jala disfrutarlo? o ?qu¨¦ manera de a?adirle presi¨®n a ella, con el mundo entero mir¨¢ndola mientras toma una decisi¨®n vital tan importante?, dec¨ªan algunos de los comentarios en Twitter y Facebook que pon¨ªan en evidencia lo inoportuno del momento elegido y la falta de respeto con las circunstancias y la voluntad de la deportista. Tambi¨¦n le pasaba hace unos meses, y con peor suerte, a una azafata de Eastern Airlines. Tras viralizarse un v¨ªdeo en pleno vuelo en el que su novio le ped¨ªa casarse, la empresa la desped¨ªa por haber desatendido sus obligaciones.
?Esa construcci¨®n social de imaginario f¨ªlmico nos hace juzgar nuestras vidas seg¨²n el amor rom¨¢ntico de las pel¨ªculas?, dice Amparo Las¨¦n. Y estas nos hacen ver que este tipo de situaciones de declaraciones de amor con mucho efecto, ?se premian?. Un hueco por el que se cuela f¨¢cilmente la toxicidad. Cuando vemos una pedida p¨²blica desconocemos la historia que hay detr¨¢s de la pareja. ?Las pedidas de mano a lo largo de la historia han sido a menudo una huida hacia adelante dentro de una pareja que no funciona?, apunta la soci¨®loga. Un c¨®ctel que puede dar por resultado situaciones en las que, sin consenso previo y con la certeza de que la exposici¨®n p¨²blica va a dificultar el ¡®no¡¯ por respuesta, uno d¨¦ el paso y haga la proposici¨®n. Coerci¨®n disfrazada de romanticismo.
Para que la escena sea completa y acorde a las expectativas generales tiene que haber un ¡®s¨ª¡¯. Cuando ellas dicen ¡®no¡¯, la verg¨¹enza para quien propone -seguramente por haber tomado la decisi¨®n unilateralmente, sin consultar a la pareja- es motivo de compasi¨®n y de burla en redes, pero la reacci¨®n es m¨¢s dura a¨²n para quien rechaza. V¨ªdeos como el de la chica que se levanta tras la pedida durante un partido de baloncesto estadounidense diciendo ¡®no¡¯ proliferan tambi¨¦n en YouTube. En este caso, el propio protagonista (el c¨®mico Patrick Moote) hizo un documental posterior, Unhung hero, en el que se justifica diciendo que ella le hab¨ªa dejado por tener el pene peque?o. Fake o no, una forma de denigrarla y banalizar los que pudieran haber sido sus motivos para rechazarlo.
Otro ejemplo de c¨®mo se culpa a la mujer que no responde a los deseos de quien propone es el caso del ¨²ltimo videojuego de Spider-Man. El gamer Tyler Schultz ped¨ªa a la compa?¨ªa dejar un mensaje oculto (easter egg) para su novia en una de las pantallas: ??Maddie, te casar¨ªas conmigo??. Para cuando el juego se hizo p¨²blico la pareja ya no estaba junta y Tyler contaba que ella le hab¨ªa enga?ado con su hermano. Como se?alaba la periodista Laura G¨®mez en BuzzFeed al respecto, solo un medio acud¨ªa a ella ?para, al menos, darle la oportunidad de defenderse mientras internet la sentenciaba como culpable de toda esta historia?. Algo as¨ª le ocurr¨ªa tambi¨¦n a la cantante Aitana Oca?a durante su paso por Operaci¨®n Triunfo, donde tuvo que encarar un ?te quiero? de Luis Cepeda sin previo aviso y en mitad de su actuaci¨®n en directo. Que m¨¢s tarde ¨¦l mismo confirmaba en sus redes sociales. Muchos usuarios, frustrados porque la historia no estaba teniendo el final que como espectadores esperaban, la se?alaban por haberlo enviado a la friendzone?y la criticaban. Acoso y juicios que se dan con demasiada facilidad en internet, sobre todo si se es mujer?o se pertenece a colectivos m¨¢s sensibles: ?Acostumbramos a juzgar online a gente que no conocemos porque parece que no implica tanto un comentario en una foto o un tuit?, dice la soci¨®loga.
Una costumbre social que empieza a reclamar sentido com¨²n y una revisi¨®n a la hora de ejecutarla e interpretarla y que tambi¨¦n tiene sus efectos sobre la masculinidad: ?La idea de que ellos tienen que curr¨¢rselo tambi¨¦n impera y les afecta negativamente?, concluye Amparo Las¨¦n.