El caso Lasseter destapa a Pixar como un club de t¨ªos ?mis¨®gino? y ?t¨®xico? para las mujeres
Rashida Jones abandon¨® ¡®Toy Story 4¡¯ por ese motivo. La confesi¨®n preventiva de su fundador, John Lasseter, revela el problema de machismo en una de las empresas mejor valoradas del mundo.
Desde que empez¨® la cascada de acusaciones por abusos contra hombres poderosos, hay varios tipos de reacciones, que se pueden dividir entre ¡°se ve¨ªa venir¡± y ¡°?en serio?¡±. El anuncio de John Lasseter de que iba a tomarse seis meses sab¨¢ticos para reflexionar sobre sus conducta con las mujeres, anticip¨¢ndose a denuncias que probablemente est¨¢n por venir, entra en la segunda categor¨ªa. Ahora, varios medios publican que ¡°era un secreto a voces en l...
Desde que empez¨® la cascada de acusaciones por abusos contra hombres poderosos, hay varios tipos de reacciones, que se pueden dividir entre ¡°se ve¨ªa venir¡± y ¡°?en serio?¡±. El anuncio de John Lasseter de que iba a tomarse seis meses sab¨¢ticos para reflexionar sobre sus conducta con las mujeres, anticip¨¢ndose a denuncias que probablemente est¨¢n por venir, entra en la segunda categor¨ªa. Ahora, varios medios publican que ¡°era un secreto a voces en la industria¡± pero para el observador com¨²n, para el consumidor que probablemente ha pasado las dos ¨²ltimas d¨¦cadas admirando Up, Toy Story, Cars, Brave, Los Incre¨ªbles o Buscando a Nemo y top¨¢ndose con la figura de Lasseter en los medios, la noticia resulta chocante.
Con su figura oronda, sus eternas camisas hawaianas y su sonrisa permanente, Lasseter emit¨ªa las vibraciones de un ni?o grande (de 60 a?os, concretamente), no de s¨¢tiro irredento. La imagen del director, adem¨¢s, est¨¢ irremediablemente fundido a la de la empresa que fund¨®, Pixar, una de las marcas m¨¢s s¨®lidas del mundo. Vista como ¡°la peque?a f¨¢brica de genios¡± que salv¨® a Disney cuando ¨¦sta corr¨ªa peligro de gangrenarse, el estudio de animaci¨®n est¨¢ considerado ¡°la empresa millennial definitiva¡±: la generaci¨®n que creci¨® junto a Andy de Toy Story siente filiaci¨®n emocional y tiende a identificarse con ella. Sin su filial Pixar, Disney no ser¨ªa, para Forbes, la marca m¨¢s poderosa del mundo (aunque tener tambi¨¦n bajo su paraguas a Lucasfilm y Marvel no va mal precisamente).
Y, sin embargo, la admisi¨®n tentativa de Lasseter ha puesto en evidencia que durante todo este tiempo la misma productora que dio al mundo a la princesa guerrera de Brave y que en Inside Out utiliz¨® a una ni?a ¨Cy no a un ni?o¨C como ejemplo inici¨¢tico universal era, por dentro, un lugar t¨®xico para sus empleadas. Muchas de ellas hablaron con Variety y con Vanity Fair pero ninguna quiso revelar su identidad por miedo a repercusiones en su carrera. Estar¨¢ de baja voluntaria, pero Lasseter era, por lo menos hasta el martes, el hombre m¨¢s poderoso de su industria y el animador m¨¢s influyente desde Walt Disney. Una ex trabajadora declar¨® que la cultura en Pixar, muy cercana al ethos nerd de Silicon Valley, es ¡°sexista y mis¨®gina¡±. Muchas cuentan que se les advert¨ªa nada m¨¢s fichar que tuvieran cuidado con los abrazos y los besos en la boca a los que el jefe era aficionado. ¡°Hay una moneda com¨²n aqu¨ª y son los tocamientos, que te toque esta persona que est¨¢ al mando de todo. Es personal, ¨ªntimo y probablemente nada apropiado¡±, dijo a la revista otra ex empleada. Al parecer, Lasseter sol¨ªa tocar a las mujeres de la oficina en las piernas y la espalda y retenerlas m¨¢s tiempo de lo deseado. Otros testigos (todos an¨®nimos) hablan de su excesivo consumo de alcohol y de su afici¨®n a los clubes de strippers. Su comportamiento, al parecer, se volvi¨® m¨¢s acusado cuando Pixar cambi¨® de sede en el a?o 2000, a la famosa sede de Emeryville, California. Todos la hemos visto en decenas de reportajes. Con su piscina, sus futbolines, sus billares, sus figuras gigantes de lego y sus cub¨ªculos personalizables ¨Cse anima a los empleados a ponerse creativo con su despacho y a convertirlos en ruinas mayas, espacios tiki o lo que se les ocurra¨C, las oficinas de Pixar representan la er¨®tica capitalista del siglo XXI, el sue?o de todo emprendedor que instala un ping pong en su oficina y espera que sus empleados (a los que no llama as¨ª, sino team members o algo parecido) se lo agradezcan. Pero, a tenor de las ¨²ltimas revelaciones, en ese oasis de creatividad reinaban las mismas pr¨¢cticas basadas en el derecho de pernada que en Sterling Cooper, las oficinas de Mad Men o que en la empresa de seguros de El apartamento de Billy Wilder
Rashida Jones y su coguionista habitual, Will McCormack, acaban de abandonar el gui¨®n de Toy Story 4 en el que estaban trabajando por motivos relacionados con ese ambiente t¨®xico. ¡°Hemos roto por razones creativas y filos¨®ficas. Hay mucho talento en Pixar y seguimos siendo enormes fans de sus pel¨ªculas. Sin embargo, tambi¨¦n hay una cultura en la que las mujeres y la gente de color no tienen una voz creativa igualitaria¡±, aclar¨® Jones, que se?al¨® que no se iba por requerimientos sexuales de Lasseter. A Pixar siempre se la ha se?alado por su falta de directoras. De las 19 pel¨ªculas que ha estrenado la productora, s¨®lo una incluye un cr¨¦dito para una mujer directora, Brave. Y en realidad a esa realizadora, Brenda Chapman, la despidieron a mitad de la producci¨®n por choques con Lasseter. Se cree que para remediar esa imagen, el fundador fich¨® a Jennifer Lee como co-directora de Frozen pero, como se?ala The New York Times, la industria de la animaci¨®n sigue siendo un ¡°club de t¨ªos¡± de manera aun m¨¢s acusada que las pel¨ªculas de acci¨®n real.
Tan dif¨ªcil como refundar la cultura entera de una empresa va a ser encontrarle un sustituto a Lasseter. Seg¨²n un art¨ªculo de Vanity Fair, los capos de Disney eran conscientes del problema desde, por lo menos, 2010, cuando se produjo una reuni¨®n telef¨®nica con un ¨²nico punto en el orden del d¨ªa ¡°qu¨¦ hacemos con Lasseter¡±. Ah¨ª se le describi¨® como ¡°el adolescente de 13 a?os s¨²per salido al que tienes que controlar todo el rato¡± y se reconoci¨® que ¡°no hay n¨²mero 2 en la empresa. ?l es el coraz¨®n batiente de Disney Animation y de Pixar. Es un genio y nadie puede hacer lo que ¨¦l hace¡±. En el mismo reportaje, otra ex empleada que tampoco quiere dar su nombre revela c¨®mo Lasseter sol¨ªa abrazarla y un d¨ªa le susurr¨® al o¨ªdo: ¡°est¨¢s tan guapa, veo la luz en tus ojos¡±. Antes de que cualquiera argumente que se trata s¨®lo de un piropo amable, quiz¨¢ algo inapropiado, la misma mujer explica qu¨¦ funci¨®n ten¨ªan ese tipo de comentarios en la empresa: ¡°As¨ª se te pon¨ªa en tu sitio, el sitio de una chica. Se minimizaba tu punto de vista. Hay una raz¨®n por la que no ha habido m¨¢s mujeres creativas triunfando all¨ª. El liderazgo pertenece a los hombres y todos pueden entenderse entre ellos de cierta manera¡±.