Gu¨ªa de verano si no tienes verano
?El horizonte del verano es infinito: sof¨¢s, ventiladores, cervezas en el congelador y paseos por nuestra ciudad¡?
Si no fuera por el calor insoportable, podr¨ªa juraros que estamos a mediados de noviembre. Los e-mails vienen y van, las monta?as de libros y papeles se amontonan en la mesa, el despertador sigue sonando a la hora exacta a la que el gato reclama su primera comida y afuera los vencejos canturrean con furia porque la ausencia de nubes les anuncia otra sucesi¨®n de horas bochornosas hasta que vuelva a caer la noche. Agosto, as¨ª, se convierte en el nuevo julio. No hay descanso para los que trabajan. No hay verano para los aut¨®nomos. No hay vacaciones para quienes eligieron ?ser sus propi...
Si no fuera por el calor insoportable, podr¨ªa juraros que estamos a mediados de noviembre. Los e-mails vienen y van, las monta?as de libros y papeles se amontonan en la mesa, el despertador sigue sonando a la hora exacta a la que el gato reclama su primera comida y afuera los vencejos canturrean con furia porque la ausencia de nubes les anuncia otra sucesi¨®n de horas bochornosas hasta que vuelva a caer la noche. Agosto, as¨ª, se convierte en el nuevo julio. No hay descanso para los que trabajan. No hay verano para los aut¨®nomos. No hay vacaciones para quienes eligieron ?ser sus propios jefes? y ahora se dan cuenta de que en este mundo solo hay un superior posible: el reloj. Y, como todos sabemos, el tiempo no es bueno con nosotros, no escucha nuestros lamentos y solo desea que lo consumamos con cabeza, si no queremos que luego alguien nos la corte.
Pero no seamos tr¨¢gicos, que el verano no es ¨²nicamente sin¨®nimo de infinidad de fotos de Instagram con nuestros vientres bronceados y la playa al fondo, nuestras escapadas a las ciudades m¨¢s recurridas de Europa o nuestras barbacoas familiares en la piscina, todos con las t¨ªpicas chanclas brasile?as que anuncian felicidad infinita para nuestros delicados pies. Con todo, jurar¨ªa que esta red social de filtros hipsterizantes era mucho m¨¢s glamurosa en invierno, cuando a¨²n and¨¢bamos lejos de tanta carne dorada por el Earlybird. No seamos tr¨¢gicos, no. Porque los planes supuestamente antiveraniegos pueden convertirse en algo m¨¢s que gratificantes. Por eso, para todos los que pasaremos buena parte de nuestro agosto en casa, he elaborado una serie de men¨²s literarios que nos salvar¨¢n la vida m¨¢s all¨¢ de los mosquitos o del sudor.
Para los que solo buscan un minuto de paz, Men¨² relax: La vida simple, de Sylvain Tesson (Alfaguara) y Serenidad en la vida cotidiana, de Christophe Andr¨¦ (Kair¨®s). Un diario novelado, lo primero, y un ensayo, lo segundo, en cuyo fondo se nos ense?a a ser pacientes, a contemplar el mundo, a respirar. Para los que se excitan con el aire pegajoso, Men¨² caliente: compuesto solo por un t¨ªtulo, As¨ª es como la pierdes, de Junot D¨ªaz (Literatura Mondadori), con dominicanas cornudas y parejas que tienen sexo a altas temperaturas; una historia sobre el enga?o, pero tambi¨¦n sobre el amor. Para los que, con raz¨®n, detestan la actualidad pol¨ªtica y buscan respuestas, Men¨² explosivo: con El ¨²ltimo dinosaurio, de Hunter S. Thompson (Gallo Nero), y La mujer a 1000?, de Hallgr¨ªmur Helgason (Lumen). Una recopilaci¨®n de entrevistas corrosivas, el primero, y una descarga de iron¨ªa contra la crisis, el segundo. Para los que tienen hijos, o quiz¨¢ se sientan ni?os, Men¨² infantil: Ana y Froga, de Anouk Ricard, y Todos mis amigos est¨¢n muertos, de Jory John y Avery Monsen (Norma Editorial); libros con los que olvidarse de los cl¨¢sicos cuadernos de verano y con los que aprender la risa y la humanidad de una manera sencilla.
No seremos nuestros propios jefes, dec¨ªa, pero el horizonte de posibilidades que se nos presenta es infinito. Sof¨¢s, ventiladores, cervezas en el congelador y ganas de pasear por nuestra ciudad, ahora tan vac¨ªa. Y quiz¨¢ nuestro Instagram no guarde las im¨¢genes m¨¢s divertidas, ni los paisajes m¨¢s ex¨®ticos¡ tiempo al tiempo (reloj al reloj). Este gran esfuerzo tendr¨¢ su recompensa.